lunes, 19 de agosto de 2024

Gazpacho de tomate y sandía

Todo en esta vida evoluciona y eso también afecta a los platos que cocinamos. Lo que ocurre es que ahora la evolución es muy rápida y platos cuya receta lleva inamovible años y años, se reconvierten de la noche a la mañana con infinidad de sabores e ingredientes hasta hace bien poco inimaginables. Pues, ¿quién me iba a decir a mí, hace 20 años, pongamos por caso, que llegaría el día en que al gazpacho le pondríamos fresas, calabacín, aguacate o remolacha y que ya no sería necesariamente rojo? ¡SACRILEGIO! hubiera sido la respuesta ante tan peregrina idea. Y aquí estoy, con un gazpacho de tomate y sandía y sin despeinarme. Ale, porque yo lo valgo y porque está muy rico. Ya está, había que decirlo y se dijo.

Y ahora, un momento de sinceridad: recién hecho no me gustó nada. Aquéllo estaba dulcísimo, venga a ponerle vinagre y sal y no había manera de equilibrar el dulzor. Pues vaya faena, pensé. Como lo estaba haciendo para el día siguiente y el gazpacho, como tantos platos, mejora con el reposo, dejé de modificarle la sazón y que la química y el paso de las horas hicieran su magia.

Et voilà, el gazpacho que saqué al día siguiente de la nevera no se parecía en nada al que había guardado por la noche. ¡Si hasta parecía que me habían dado el cambiazo! Pero no, era el fruto de mis manitas ese gazpacho tan rico que devoraba con fruición. Suave, afrutado, ligerísimamente dulce, con la densidad justa para tomar bebido o con cuchara... Una delicia que disfruté yo sola y no porque no quisiera compartirla, sino porque como ya sabéis, verduras y hortalizas se llevan fatal con mi pareja. En fin, él se lo pierde.

No me enrollo más, que sé que estáis por ahí de vacaciones o en esa envidiable piscina que he visto en algún reels de FB y en lo que menos pensáis es en perder el tiempo leyéndome.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

*Para 1'350 litros, aproximadamente

550 gr. de tomates maduros, pelados y sin semillas

500 gr. de sandía, pelada y sin semillas

100 gr. de pepino, con la mitad de la piel y sin semillas

100 gr. de pimiento verde, sin pedúnculo ni semillas

50 gr. de pimiento rojo, sin pedúnculo ni semillas

60 gr. de cebolla morada, pelada

50 ml. de AOVE

45 ml. de vinagre de Jerez

1 tsp de sal rosa del Himalaya

agua, optativa (no le puse)

pepino y pimiento verde troceados pequeños, para servir

tomates cherry partidos y albahaca fresca, para decorar

ELABORACIÓN:

Lavar y trocear todas las hortalizas.

Introducir en un procesador de alimentos potente el pepino, los pimientos, la cebolla y la mitad del tomate o todos los ingredientes, según la capacidad del procesador. Yo he utilizado el Monsieur Cuisine Plus (MC+) e introduje los ingredientes y cantidades que se indican.

Triturar a máxima potencia (con el MC+, función turbo sin tiempo ni temperatura) hasta conseguir una mezcla fina y homogénea. Incorporar la sandía, el resto del tomate (si no se puso todo desde el principio), el aceite de oliva virgen extra, el vinagre de Jerez y la sal rosa y volver a triturar.

Añadir agua para modificar la densidad si se desea y rectificar la sazón, si procede, teniendo en cuenta que recién hecho estará muy dulce debido a la sandía, cuyo sabor se atenuará bastante con el paso de las horas, siendo preferible rectificarla cuando se vaya a consumir.

Introducir en un recipiente hermético y llevar al frigorífico al menos doce horas para que repose.

En el momento de servir, añadir unos trocitos de pepino y de pimiento y decorar con tomates cherry y albahaca.

Consumir muy frío.

A comer.

lunes, 5 de agosto de 2024

Tosta de pollo y albaricoque con salsa de yogur y limón

Cinco de agosto... No sé si habrá alguien por ahí asomándose a mi cocina, creo que no, porque me parece sentir mucho eco... Si estáis a remojo en la playa, la piscina o el embalse o haciendo el cabra por el monte o disfrutado de nuestro rico patrimonio cultural o del de más allá de nuestras fronteras o simplemente estáis disfrutando de vuestro descanso vacacional tranquilamente en casa, me alegro mucho y si no es el caso, disfrutad igualmente del tiempo libre que os dejen vuestras obligaciones.

Confieso que pensaba hacer novillos esta semana pero ayer preparé esta tosta que quedó tan buena, que no he podido por menos que venir a enseñárosla. La receta no es mía sino de Concha, del blog De Buena Mesa y la verdad, os recomiendo encarecidamente que la hagáis antes de que desaparezcan del mercado los últimos albaricoques, que si la dejáis para el año que viene ya sabemos lo que pasa, que queda en el olvido junto con todas esas recetas que nos gustaría hacer si tuviéramos tantas vidas como los gatos...

He hecho alguna pequeñísima variación, como cambiar los brotes de lechuga por una mezcla de canónigos y rúcula y hacer la salsa a mi modo, básicamente porque no me gusta el yogur de limón, me sabe a medicina y porque me dio pereza tostar las semillas de sésamo. En su lugar, he utilizado 60 gr. de yogur griego sin azúcar, 5 ml. de aceite de sésamo tostado, 5 ml. de zumo de limón recién exprimido y bastante pimienta negra recién molida, suficiente salsa para dos tostas como la que os enseño. Está mal que yo lo diga, pero la salsa está brutal. Tal vez la vuelva a hacer y la publique, porque en verdad lo merece.

Finalicé la tosta espolvoreándole por encima ralladura de limón y unos granos de pimienta rosa machacados. También he cambiado la presentación, como podéis observar si os pasáis por el blog de Concha, lo que os conmino a que hagáis para ver cómo se hace esta delicia, no sólo porque la receta es suya, sino también porque explica muy bien cómo se hace y porque me da mucha flojera escribirla yo, que es que os lo tengo que contar todo...

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.