Mostrando entradas con la etiqueta sin gluten gluten free. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta sin gluten gluten free. Mostrar todas las entradas

lunes, 18 de septiembre de 2023

Bizcocho de arroz y almendras

Esta no es la receta que tenía pensado publicar hoy, mi intención era colgar una receta salada, pero a veces las circunstancias “obligan”... Os cuento. Sigo desde hace un tiempo esta página (que por cierto, han modificado no hace mucho y se queda un poquito colgada cargando entradas). Publican receta casi todos los días, así que entre tantas siempre se encuentra algo rico que cocinar, como el bizcocho que hoy os muestro y cuya receta original podéis consultar aquí. Me gustó desde que se publicó hace ya cuatro meses y quería haberla hecho antes pero entre unas cosas y otras, lo fui retrasando.

El caso es que ayer domingo (ésta no es una entrada programada, la estoy redactando a las 19'45 del 18/09/23, lo que significa que después de cenar me tocará terminar de pulirla, editar las fotos que aún no tengo descargadas y colgarla en el blog, todo aprisa y corriendo si quiero que salga publicada hoy) estaba buscando una receta en los archivos del blog y vi que mi último bizcocho publicado fue hace un año y me dije que tenía que ponerle remedio de inmediato, a ver si así de paso me sacudo de encima la pereza reposteril de la que os hablaba no me acuerdo cuándo, porque en el año que ha mediado entre mi anterior bizcocho publicado y éste, sólo he hecho un humilde bizcocho de yogur. ¡Con razón se me queja el costillo de que últimamente no hago nada bolloso! Un apunte, la palabra bolloso tiene el mismo “origen etimológico” que la palabra dulzanga, sólo que mientras ésta hace referencia a dulces en general, la otra lo hace a bizcochos y bollería en particular. Pues eso, que aprovechando que hoy no trabajaba, esta mañana me metí en faena y lo hice.

La receta original utiliza ralladura de limón y esencia de vainilla. Limón no tenía y vainilla no me apetecía, además tenía unas esencias aburridas en la despensa, así que hice el cambio y creo que no me he equivocado. Las esencias que he utilizado son de la marca propia de Lidl y son muy concentradas. Dan muchísimo sabor y lo más importante, natural. El resultado ha sido un bizcocho con un intenso sabor a almendra amarga, suave aroma a ron y mantequilla, dulce, con la típica humedad y jugosidad de las almendras y muy tierno y aunque a primera vista pueda parecer denso, no lo es. Queda bajito, no sé qué molde utilizaron en la receta o tal vez sea una cuestión de perspectiva, pero el suyo parece más alto. Da igual, está buenísimo. a pesar de que debido a la cantidad de grasas que lleva pensé por un momento que su rico olor me había engañado (olía tan bien que me dieron ganas de publicarlo nada más sacarlo del horno), pero afortunadamente estaba confundida, ya que es más graso en los dedos que en el paladar. De la cadera ni hablamos...

Os animo a que lo hagáis, bien siguiendo mi receta en la que realicé un par de modificaciones sin importancia o bien la original, como queráis.

No puedo deciros cuánto se conserva tierno, como os digo lo he hecho hoy y a la hora de comer aún estaba en el horno, pero está taaaannnn rico, que no le va a dar tiempo a ponerse seco...

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.

Actualización: justito nada más publicar la entrada, veo que publiqué un bizcocho en junio pasado. Lo de este desastre de cabeza me lo voy a tener que hacer mirar...

INGREDIENTES:

Todos los ingredientes a temperatura ambiente

125 gr. de harina de arroz

100 gr. de almendra molida

1 tsp de impulsor químico

una pizca de sal

175 gr. de mantequilla

175 gr. de azúcar moreno

4 huevos tamaño L

2 ml. de esencia de almendra amarga Belbake

2 ml. de esencia de ron Belbake

30 ml de nata con un 18% de materia grasa

mantequilla para el molde

* Y además:

un molde rectangular de 21 cm. de largo, 11 cm. de ancho (medidas de la base) y 7 cm. de alto o 1'650 litros de capacidad

papel sulfurizado

una varillas eléctricas

una picadora eléctrica o procesador de alimentos (opcional)

ELABORACIÓN:

En una picadora eléctrica o procesador de alimentos, moler el azúcar moreno hasta que quede lo más fino posible. Eso facilitará su posterior batido con la mantequilla. Este paso es opcional. Reservar.

Untar con mantequilla el molde elegido, forrar por dentro con papel sulfurizado y embadurnar éste con más mantequilla, procurando que quede una capa fina. Dejar a un lado.

Tamizar juntas la harina de arroz, la almendra molida, la sal y el impulsor químico. Si quedaran trocitos de almendra en el tamiz, incorporar a la mezcla. Reservar.

Precalentar el horno a 200º C, con calor arriba y abajo.

Disponer la mantequilla en un cuenco, preferiblemente alto y estrecho y batir con las varillas durante 20 segundos. Agregar el azúcar y batir de 7 a 9 minutos, empezando en la velocidad más baja hasta que el azúcar se incorpore y continuando con la más alta, raspando ocasionalmente con una espátula o similar las paredes y el fondo del cuenco. La mezcla estará lista cuando su color se vuelva algo pálido, aumente de volumen y tenga un aspecto sedoso.

Cascar un huevo en una taza, batir ligeramente con un tenedor y agregar al cuenco de la mezcla de mantequilla y azúcar. Batir a velocidad media hasta integrar. Proceder igual con el resto de los huevos, siempre de uno en uno y no añadiendo el siguiente hasta que el anterior no esté perfectamente integrado. Antes de incorporar el tercer huevo, raspar el fondo y las paredes del cuenco.

Añadir la nata y las dos esencias y batir con las varillas hasta integrar.

Incorporar con una espátula o similar y en tres veces la mezcla de ingredientes secos. Resultará un mezcla densa pero fluida.

Verter la mezcla en el molde. Alisar la superficie e introducir en el horno, colocando la rejilla a media altura. Hornear a 180º C con calor sólo abajo y durante 42 minutos. Comprobar el punto de cocción pinchando el centro del bizcocho con una brocheta; estará listo cuando ésta salga seca.

Sacar el bizcocho del horno y dejar enfriar encima de una rejilla durante 10 minutos.

Desmoldar, eliminar el papel y dejar enfriar completamente el bizcocho encima de una rejilla.

A comer.

miércoles, 1 de junio de 2022

Carrilleras ibéricas en salsa de cerveza y paté, en olla lenta de Lidl (slow cooker)

Sigo haciendo pruebas con la olla lenta. Hasta ahora los éxitos están equilibrados con los fracasos, ya que aunque su manejo es sencillo pues tiene el mecanismo de un colador, bien es cierto que para obtener los mejores resultados hay que tener cierto mimo en su uso. De momento, me han gustado más las recetas que he probado que llevan un cocinado previo que aquéllas en las que los ingredientes se introducen todos crudos dentro de la olla. Eso implica manchar una sartén además de la olla, de lo que se han debido dar cuenta los fabricantes y ahora ya existe en el mercado alguna slow cooker cuyo recipiente de cerámica puede ir al fuego y luego a la olla lenta, algo que me parece realmente práctico pues manchar un cacharro menos supone ahorro de detergente, agua y tiempo. Y diréis “pues anda, un cacharro más o menos da igual”, vale, uno sí, pero si puedo cocinar cada receta “en una olla” (como rezan muchas recetas de blogs norteamericanos) al final de la semana sí supone un ahorro. Es como en la cesta de compra, según dónde compres puedes ahorrar algún céntimo por artículo y eso, en la compra semanal o mensual, es dinero. Son esos pequeños ahorros con los que las amas de casa llevan sacando adelante a sus familias desde hace generaciones y que la gran mayoría habréis conocido en casa de vuestras madres. Al menos en la mía era así, pues aunque no vivíamos mal, tampoco se ataban los perros con longanizas.

Después de esta diatriba sobre economía doméstica, paso a hablaros de las carrilleras. ¡Madre del Amor Hermoso, qué cosa más rica! Creo que no las vuelvo a cocinar de otra forma y no me refiero al guiso, que está buenísimo pero como la nobleza, el blog obliga, así que habrá que probar otras recetas. No, hablo de la textura de la carne: melosa, tierna, entera, mantecosa. En dos palabras, in presionante, jajaja... Qué razón tienen cuando dicen que la olla lenta es perfecta para cocinar carnes con alto contenido en colágeno y/o gelatina. Que conste que en la olla rápida también quedan muy bien, llevo años cocinándolas en ella y quedan estupendas pero también es verdad que la textura final de la carne no es la misma y ahora me debato entre dos amores, olla lenta/olla rápida. Supongo que al final decidirá el tiempo que tenga o la cantidad que vaya a cocinar, pues en la lenta no me cabe tanta carne como en la rápida.

De momento, os cuento que éstas están para mojar pan en esa potente salsa que concentra toda la sustancia del guiso, así que no os recomiendo darle un hervor para espesarla, mejor utilizad almidón de maíz y por el mismo motivo, ojo con la sal, mejor con moderación. Para mejorar su textura, emulsionadla con unas varillas, yo no lo hice y hubiera quedado mucho mejor.

Podéis utilizar cerveza normal, yo usé una sin gluten porque había comprado varias en cierta ocasión para que las pudiera tomar una persona celiaca y las que sobraron todavía están dando vueltas por la despensa y antes de que se me estropeen las estoy usando para cocinar. Por ese mismo motivo, estas deliciosas carrilleras son mi propuesta de este mes para el proyecto 1+/-100, desperdicio 0

que Marisa, desde su blog Thermofan, promueve para evitar el desperdicio de alimentos y el reciclaje en general.

Si tenéis una slow cooker, no dejéis pasar esta receta. Os va a enamorar.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.

INGREDIENTES:

6 carrilleras de cerdo ibérico, de unos 90-100 gr. cada una, limpias

125 gr. de beicon ahumado cortado en dados pequeños

100 gr. de cebolleta picada en brunoise

100 gr. de zanahoria pelada y cortada en cuñas de 0'5-1 cm. de ancho

330 ml de cerveza sin gluten (he utilizado Mahou 5 Estrellas sin gluten)

100 gr. de paté a las finas hierbas

20 gr. de pasta de tomate concentrado

1/4 tsp de sal de apio

1 tsp de cebollino seco

AOVE

sal

ELABORACIÓN:

Salar ligeramente las carrilleras y marcar a fuego muy fuerte en una sartén con un fondo de aceite de oliva virgen extra. Reservar en un plato.

Dejar que la sartén pierda un poco de temperatura, añadir más aceite de oliva si fuera necesario y agregar el beicon y la cebolleta. Freír a fuego medio-alto hasta que el beicon empiece a dorarse e incorporar la zanahoria. Cocinar cinco minutos y volcar el contenido de la sartén dentro del recipiente de cerámica de la olla lenta, distribuyéndolo de manera uniforme por todo el fondo. Colocar las carrilleras encima de la cama de verduras y dejar de lado. Reservar los jugos que haya soltado la carne.

En la misma sartén, verter la cerveza y hervir a fuego medio durante 2 minutos. Apartar.

Mezclar en un bol la pasta de tomate, el paté y la sal de apio hasta que quede una pasta homogénea. Agregar unas cucharadas de la cerveza caliente, las suficientes para que la mezcla se vuelva líquida y añadir a la sartén con el resto de la cerveza, así como los jugos de las carrilleras. Devolverla al fuego y hervir a fuego medio durante un minuto.

Espolvorear el cebollino por encima de la carne y añadir el contenido de la sartén. Colocar la tapadera de la olla lenta y poner el selector de temperatura en posición MEDIUM.

Cocinar tres horas, dar la vuelta a las piezas de carne y continuar la cocción otras dos horas. Pasado ese tiempo, pinchar con una brocheta el centro de la carrillera más grande, debe entrar con facilidad, si no fuera así, cocinar otros treinta minutos o hasta que estén tiernas.

Para que la salsa quede más homogénea, sacar las carrilleras a una fuente de servicio y emulsionar la salsa con unas varillas (yo no lo hice). Añadir la salsa a la carne y servir enseguida.

A comer.

lunes, 30 de mayo de 2022

Pastel invisible de manzanas

Todos los años cuando recogemos las manzanas me acuerdo de este pastel y me digo que lo tengo que hacer. Todos los años se me olvida. Pero hete aquí que el otro día, haciendo limpieza de las últimas manzanas arrugaditas y más de una bastante pocha, me acordé del pastel en cuestión y como en ese momento tenía tiempo, no me lo pensé mucho, escogí las manzanas más lozanas y me puse manos a la obra.

Este pastel lo llevo viendo por la red muchísimo tiempo, casi siempre con manzanas, alguna vez con manzana y pera y en pocas ocasiones sólo de pera. Creo que todas las recetas que he visto eran idénticas, por eso en esta ocasión no voy a citar la fuente. He hecho alguna modificación, a saber, mezclar manzanas de dos clases, cosa que no vi en ninguna receta aunque seguro que alguien ya lo ha hecho, aumentar muy ligeramente los gramos de azúcar pues casi toda la manzana que usé era granny smith y a mí su acidillo me encanta pero en casa no es del gusto de todos y así evitaba comerla yo sola (aún así recibí alguna pequeña protesta, yo creo que ya la tiene “programada” de manera automática, jjj...) y sustituir la harina por almidón de maíz (maizena), por aquéllo de hacerla para que la pudiese cualquier celiac@. También pensé espolvorearla con canela, pero se me olvidó y creo que le hubiera ido genial. Habrá que probarlo con la próxima cosecha de manzanas, que este año se augura mala, las últimas heladas hicieron mucho daño en todos los frutales, tanto tempranos como tardíos y se nota que hay mucha menos fruta pues los tordos este año ya se están comiendo las cerezas ¡verdes!.

Si queréis que el pastel se tueste por arriba, conectad el grill los últimos minutos, yo no lo hice porque quería que las manzanas de conservaran húmedas. Y hablando de ésta, es un postre muy húmedo, por la humedad natural de la fruta, por lo que en este tiempo conviene conservarlo en el frigorífico para evitar que se estropee y siempre bien tapado para que no absorba olores extraños.

Cuando coloquéis las láminas de manzana, poned cuidado en que no queden bolsas de aire. Yo iba con prisa y me quedó alguna. No afecta al sabor, pero afea el corte.

Es un pastel pequeño, perfecto para 4 raciones ó 6 si lo acompañáis con helado, algo que por cierto a mí no me gusta nada, eso de juntar en un mismo plato un dulce frío con otro caliente o a temperatura ambiente, no soporto ese contraste, tan de moda ahora en muchos restaurantes, Tanto es así que en cuanto veo en la carta un postre que incluye helado, lo descarto de inmediato.

Me pregunto ¿con tanta fruta como tiene es un dulce o es fruta? Voto por lo segundo porque además lleva tan poquito azúcar que repartida toca a muy poco por ración. Vaaaleee... es una excusa poco original para servirme ración doble, lo confieso.

¿Os animáis a pecar conmigo?

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

400 gr. de manzanas de carne firme, peso peladas y descorazonadas (he utilizado granny smith y golden)

40 gr. de azúcar blanquilla

1 huevo tamaño L, a temperatura ambiente

10 gr. de mantequilla derretida y a temperatura ambiente

35 gr. de almidón de maíz

1/2 tsp de impulsor químico (polvos de hornear)

* Y además:

un molde alargado de 23 cm. de largo por 13 cm. de ancho y 4'5 cm. de alto (medidas mínimas)

papel sulfurizado para forrar el molde

ELABORACIÓN:

Precalentar el horno a 180º C, con calor arriba y abajo.

Humedecer con agua el molde elegido y forrar base y costados con papel sulfurizado ligeramente humedecido, dejando que sobresalga unos 4-5 cm. por todos los lados. Para humedecer tanto el molde como el papel resulta muy útil un pulverizador de agua. Dejar de lado.

Tamizar juntos el almidón de maíz y el impulsor y reservar.

Batir el huevo con el azúcar hasta blanquear. Añadir la mantequilla derretida y batir ligeramente. Agregar la mezcla de almidón e impulsor e integrar a mano con delicadeza. Reservar.

Lavar las manzanas, pelar y descorazonar. Cortar en láminas finas, que se irán añadiendo a la masa reservada para evitar su oxidación.

Una vez añadidas todas las manzanas, remover bien para que todas las láminas se impregnen bien de la masa. Parecerá poca masa, es así. Verter la mezcla en el molde procurando que todos los trozos de fruta queden en horizontal y que no queden bolsas de aire. La mezcla llegará hasta el borde del molde, el papel sulfurizado evitará posibles desbordamientos.

Introducir el molde en el horno a media altura y hornear a 180º C, con calor arriba y abajo durante 35-40 minutos. Comprobar el punto de cocción pinchando el centro con una brocheta, debe salir sin trocitos de masa, pero saldrá húmeda debido a la gran cantidad de fruta que lleva.

Sacar del horno y colocar sobre una rejilla hasta que esté completamente frío.

Llevar al frigorífico, dentro del molde, hasta el día siguiente para que se asiente.

Desmoldar con la ayuda del papel, quitar éste, colocar en una bandeja y servir ligeramente fresco.

A comer