lunes, 28 de agosto de 2023

Salmorejo de tomates cherry (sin pan), en Monsieur Cuisine Plus (MC+)

No sé si alguien cultiva en casa tomates cherry. Si es así, sabréis que son como una mala hierba, creciendo como locos y dando tomates hasta el aburrimiento. Nosotros ponemos todos los años y siempre sobran, al final no sé qué hacer con ellos, pero como me encanta ver las matas llenas de tomates y aunque todos los años digo que es el último que se siembran, todos los años volvemos a plantarlos. A mayor abundamiento, este año se me fue la pinza y pusimos más matas de las habituales, así que ya os podéis imaginar la super producción de cherrys que tengo, no damos abasto, tanto que muchísimos se estropean en las plantas. Hormigas y pájaros están encantados, menudos festines de están pegando, pero a mí me da mucha pena ver cómo se desperdician, así que se me ocurrió utilizarlos para hacer salmorejo, un plato que me encanta, que siempre pido cuando lo veo en algún restaurante pero que nunca había hecho, con lo fácil que es, la verdad.

No tenía pan, no suele sobrar casi nunca y como ya se me había metido en la cabeza hacer el salmorejo, no pude esperar y busqué una receta que lo hiciera sin él y dí con ésta, que es la que he adaptado a mi gusto y robot, aunque es prácticamente igual pues es una elaboración que no tiene mucha ciencia. Con el Monsieur Cuisine (MC+) se hace en un momento y sin preparar mucho cacharrerío aunque si lo queréis comer enseguida es imprescindible que los tomates estén muy fríos pues el triturado los calienta y si están a temperatura ambiente, alcanzan los 37º C, lo que no quiere decir que con tomates fríos se pueda consumir enseguida, pues con éstos sí se entibia ligeramente, pero con un rato en el frigo es suficiente para que se refresque.

Me gustó mucho el resultado, tanto que lo he preparado dos veces seguidas y en la segunda tampoco le puse pan. Lo que sí hice en ésta fue enfriar los tomates pues como os cuento, se calienta mucho y tarda bastante rato en enfriarse. El reposo mejora el sabor, al menos para mi gusto, así que si vais a tardar varias horas en consumirlo, os podéis saltar el paso de enfriar los tomates.

He visto recetas de salmorejo en las que se añade azúcar para compensar la acidez del tomate. Yo no lo he hecho pues los tomates cherry negros que he utilizado son muy dulces y compensan con creces la posible acidez de los otros tomates. Pero como siempre digo, que cada cual adapte la receta a su gusto personal, faltaría más.

Me he dado cuenta, según redactaba la receta, que es completamente de aprovechamiento, así que se la ofrezco con mucho gusto a Marisa, para que forme parte de su proyecto 1+/-100, desperdicio 0

enfocado a evitar el desperdicio de alimentos y fomentar el reciclaje en general.

No os olvidéis cocer uno o dos huevos y cortar unas lascas de jamón curado para acompañar el salmorejo, pues un salmorejo sin huevo ni jamón es como un jardín sin flores. Una última cosita: cuando cortéis el jamón, procurad que no haya nadie pululando por la cocina, pues creo que no hay nadie que se resista a robar, furtiva o descaradamente, el jamón que estéis cortando para cocinar. ¿A que sí?

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

*Para unos 750 ml., aproximadamente

500 gr. de tomates cherry

250 gr. de tomates cherry negros

1 diente de ajo pequeño, sin piel ni germen (2 gr.)

1/2 tsp de sal fina

50 ml. de AOVE

huevo cocido y jamón curado, para servir

ELABORACIÓN:

Quitar el rabillo a las dos clases de tomates cherry, si lo tienen, lavar, escurrir y llevar al frigorífico al menos dos horas para que estén lo más fríos posible.

Partir los tomates (fríos) al medio e introducir en la jarra del robot Monsieur Cuisine Plus (MC+). Programar 3 minutos, velocidad 6, sin temperatura.

Bajar los restos con la espátula, añadir el diente de ajo picado en cuatro trozos, la sal y el aceite de oliva virgen extra. Programar 8 minutos, velocidad 10, sin temperatura.

Verter el salmorejo en una jarra limpia y enfriar en el frigorífico. Mantener en la nevera hasta el momento de consumir.

Servir bien frío espolvoreado con huevo cocido picado y con unas lacas de jamón curado.

A comer.

lunes, 7 de agosto de 2023

Vasitos de queso, fresas y melocotón

Agosto=estampida general. Tiendas y bares cerrados, bancos y oficinas a medio gas, cuatro gatos en la blogosfera... Cada vez me gusta menos. Si me voy de vacaciones, calor y gente por todos lados. Si me quedo trabajando, calor, poco trabajo, pocos compañeros, mañanas tediosas y eternas y para colmo, sin café matutino porque mi bar habitual está cerrado y no puedo quitarme el mal humor de haber estado diez minutos dando vueltas hasta encontrar aparcamiento con un buen expreso y un saludo amable. Y es que soy muy especialita para el café, si encuentro una “rara avis” donde lo pongan bueno, no cambio de sitio y si además el trato también es bueno, ya me tienen de cliente fija. Pero como todos tenemos derecho a vacaciones, han echado el cierre hasta mediados de mes y eso que en agosto Zamora se llena de gente, entre los emigrados que retornan a su tierra para pasar unos días y los turistas, hay un bullicio y una animación en la ciudad fuera de lo habitual, excepción hecha de las otras dos grandes citas vacacionales, léanse navidades y sobre todo y por excelencia, semana santa, que como ya he comentado en más ocasiones, no cabe un alfiler. El caso es que la ciudad está llena de gente y eso se nota mucho también a la hora de aparcar, que aunque seamos pequeños padecemos del mismo problema que el resto de ciudades, la falta de aparcamiento, pero ese tema lo dejo para otro día, que no me “pega” discutirlo en agosto, mes que si pudiera me lo pasaría metida en casita, con calor (también), pero con la libertad de andar todo el día en chanclas, con unos pantalones viejos cortados, una camiseta cualquiera y el pelo recogido en un moño para aliviar el calor de la nuca y por supuesto, el ventilador casi a todas horas. Con pintas, sí, pero cómoda y a mi aire, que es como sobrellevo mejor el calor estival.

Y para sobrellevar los calores, nada mejor que platos frescos y postres ligeros, como el que hoy os traigo, suave, refrescante, poco dulce y de complicación menos que cero. Que se tarda más en redactarlo que en hacerlo. Sólo son dos raciones y es que surgió por la necesidad de utilizar un pequeño resto de melocotón en almíbar que me sobró de la receta anterior, así que es mi aportación del mes de agosto al proyecto 1+/-100, desperdicio 0

que Marisa, desde su blog Thermofan, promueve para evitar el desperdicio de alimentos y fomentar el reciclaje en general.

Es muy poco dulce, pues el dulzor del postre se confía al de la fruta y al del almíbar con el que se endulza el queso. No he querido que éste quedara dulzón para que no le restara protagonismo a la fruta y he aprovechado el almíbar de la conserva de melocotón, que muchas veces no se utiliza en los postres que llevan melocotón en almíbar, aunque yo sí lo uso siempre que puedo.

No machaquéis las galletas hasta reducirlas a polvo, dejad trocitos de distintos tamaños, ésto aportará textura y un ligero toque crujiente.

Espero que mi propuesta os guste y os animéis a prepararla, no os llevará mucho tiempo y os gustará. Sólo tened en cuenta que debe reposar y enfriarse media hora en el frigorífico, no más sobre todo si las fresas están muy maduras como estaban las mías, porque si lo dejáis más tiempo empezarán a soltar a soltar jugo, como me pasó a mí y aunque al postre no le afecta, sí un poco a la apariencia y es que, aunque sea para los de casa, las comidas bien presentadas, tanto dulces como saladas, gustan más a todo el mundo.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

25 gr. de galletas (he utilizado “Relieve”, de Hacendado)

80 gr. de fresas frescas maduras, sin pedúnculos

40 gr. de melocotón en almíbar (en conserva), escurrido

25 ml. de almíbar, del de conservación del melocotón

100 gr. de queso fresco bajo en grasa, tipo Philadelphia, a temperatura ambiente

unas hojitas de hierbabuena, para decorar

* Y además:

2 vasitos de 135 ml. de capacidad, aproximadamente

manga pastelera (optativa)

ELABORACIÓN:

Lavar y secar las fresas con papel absorbente de cocina. Cortar en dados pequeños.

Escurrir el melocotón y picar en trozos de tamaño similar al de las fresas.

Mezclar en un bol el queso y el almíbar hasta que éste se integre y el queso quede sedoso. Introducir la mezcla en una manga pastelera, si se usa.

Machacar groseramente las galletas en el mortero, de tal forma que resulte una mezcla de migas y trocitos más grandes del tamaño de una lenteja, más o menos.

Repartir las migas de galletas en los vasitos. Nivelar sin apretar y poner una capa de queso en cada vaso, aproximadamente la cuarta parte de la mezcla, utilizando para ello una manga pastelera o dos cucharillas y con cuidado de no remover las migas. Repartir a continuación las fresas, poner otra capa de queso en cada vaso hasta acabarlo y terminar distribuyendo el melocotón entre los dos vasos.

Refrigerar 30 minutos antes de consumir para que el queso coja cuerpo. Decorar con hojitas de hierbabuena y servir.

A comer.