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lunes, 3 de julio de 2023

Pudding de espárragos verdes y emmental, con salsa de yogur

Actualmente hay espárragos verdes todo el año pero en las huertas su temporada ya ha finalizado y si aún nace alguno, es muy finito y apenas aprovechable, salvo para preparaciones como la que hoy os traigo, estos ricos puddings individuales de espárragos verdes y queso emmental, hechos con los últimos espárragos que produjo mi huerta, que este año fueron muchos y que me daba pena tirar, pues siempre se puede cocinar algo con ellos. Llevaba semanas con la idea en la cabeza pero pasaban los días y otras recetas se ponían por delante, de tal forma que a punto estuvo de no ver la luz. Pero la buena temporada de espárragos propició que, aunque fue precisamente la última receta que hice con ellos, aún me dio tiempo a prepararla dos veces, tanto nos gustó la primera vez y tantos espárragos siguió dando la tierra, muy delgados, pero válidos para estos puddings y para algún revuelto que también cayó.

Es una receta muy sencilla, llena del sabor fresco y verde de los espárragos y del ligeramente dulzón del queso emmental, perfecta para preparar con antelación pues como más ricos están es frescos, que no fríos. Aunque los puddings están más ricos el mismo día que se cocinan, aguantan bastante bien 24 horas, por lo que se pueden preparar de un día para otro. Yo los he servido con una salsa de yogur, mayonesa y perejil fresco, pero también están ricos con una mayonesa simple o sin nada de salsa.

Para que la receta sea un éxito, hay dos cosas muy importantes a tener en cuenta. La primera, es primordial eliminar la mayor cantidad de agua de los espárragos una vez cocidos, pues de lo contrario aguarán el pudding, ya que seguirán soltando agua una vez horneado. Y la segunda, evitar cocerlos en exceso, siendo preferible un interior ligeramente húmedo que dará como resultado un pudding jugoso, que un interior seco, ya que con éste sólo conseguiremos un ladrillo que ni toda la salsa del mundo logrará mejorar.

Como he aprovechado los espárragos, es mi propuesta de este mes para el proyecto 1+/-100, desperdicio 0

que Marisa, desde su blog Thermofan, promueve para evitar el desperdicio de alimentos y fomentar el reciclaje en general.

Animaos a prepararlos, aprovechando que siempre hay espárragos verdes en el mercado. Los que compréis no serán tan finos como los que usé yo, por lo que tendréis que cocerlos más tiempo y también escurrirlos algún tiempo más, pero no dejéis de hacer estos puddings, están muy ricos y con el calor son muy agradecidos de comer, por no hablar de lo cómodo que es llegar de la playa o piscina y tener la cena preparada. Por cierto, llenan.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

150 gr. de espárragos verdes muy finos (peso en limpio)

4 huevos tamaño L a temperatura ambiente

40 ml. de leche desnatada a temperatura ambiente

1/4 tsp de tomillo seco

1 tbs de cebollino fresco picado

75 gr. de queso emmental rallado

20 gr. de pan rallado

sal

*Para la salsa

75 gr. de yogur natural desnatado, sin azúcar

25 gr. de mayonesa

perejil fresco picado (sólo las hojas)

*Y además:

2 moldes rectangulares de 12'5 cm de largo, 5'5 cm. de ancho y 5 cm. de alto o 340 ml. de capacidad

margarina y pan rallado para los moldes

ELABORACIÓN:

Poner en el fuego una cazuela con agua salada y llevar a ebullición. Cuando hierva, introducir los espárragos y cocer hasta que estén tiernos pero firmes. Los míos eran muy finos y estuvieron listos en siete minutos, contados desde que el agua recuperó el hervor.

Sacar los espárragos a un recipiente con agua muy fría para cortar el hervor y dejar enfriar completamente. Sacar del agua y extender en una bandeja provista con varias capas de papel absorbente de cocina. Cubrir con más papel y dejar escurrir al menos cuatro horas. Es muy importante eliminar la mayor cantidad de agua de los espárragos para conseguir una buena textura final del pudding.

Precalentar el horno a 200º C (392º F).

Embadurnar con margarina los moldes, espolvorear con pan rallado, sacudiendo el exceso y dejar a un lado.

Cortar los espárragos en trozos de 3 cm. Reservar.

Batir los huevos junto con el tomillo, la leche y una pizca de sal. Incorporar el cebollino y el queso emmental y mezclar. Añadir el pan rallado y los espárragos y mezclar delicadamente.

Distribuir la mezcla entre los dos moldes e introducir en el horno, colocando la rejilla a media altura. Hornear a 200º C (392º F) durante 23 minutos. Comprobar el punto de cocción pinchando el centro de uno de los puddings con una brocheta: debe salir un poquito húmeda, incluso con algún trocito de masa. Hay que tener en cuenta que el calor residual seguirá cuajando el pudding y si la brocheta sale seca, al enfriarse puede que el pudding quede un poco mazacote.

Dejar enfriar completamente sobre una rejilla antes de desmoldar. Una vez desmodados, tapar con papel film y llevar al frigorífico 30 minutos antes de degustar.

Preparar la salsa mezclando el yogur, la mayonesa y el perejil. Conservar en frío hasta el momento de consumir.

Servir los puddings ligeramente frescos y con la salsa aparte.

A comer.

lunes, 14 de noviembre de 2022

Pan rústico en panificadora Lidl

El nombre de “pan rústico” no se lo he dado yo a este pan, es el que le da el recetario de la panificadora del Lild, de donde he sacado la receta y que he hecho (raro en mí) al pie de la letra, salvo la harina de por encima, única aportación de mi cosecha, aunque le puse tan poquita que ni se apreciaba después. La verdad que me levanté con muchas ganas de hacer un pan y ninguna inspiración, así que me fui a lo fácil, saqué el mini recetario de la maquinita y dije, “éste mismo, que es fácil y lo tengo todo y a ver porqué lo llama rústico”. Pues nada, mi dicho con mi hecho y pan al canto. Está bueno, no voy a decir lo contrario, pero no le veo la rusticidad por ninguna parte, como no sea porque está más rico con paté que con mermelada y porque se seca a una velocidad pasmosa, no sé por qué, así que supongo que lo del nombre es por llamarlo de alguna forma, no sólo pan, a secas, porque panes son todos y hay que diferenciarlos de alguna manera y, o bien le das un nombre como en este caso o bien, para identificarlo, lo nombras con casi todos los ingredientes de la receta, como hacen ahora algunos restaurantes, valga de ejemplo “El huevo de corral con angula de monte, langostinos de Sanlúcar, parmentier de ajo asado y crujiente al curry” que el restaurante El Ermitaño, en Benavente, (con una estrella Michelín, dicho sea de paso) tuvo en su carta en una de las ediciones anuales de las “Jornadas gastro-micológicas Buscasetas de Castilla y León”. Pues eso, que pan rústico, porque llamarlo pan con huevos no queda muy chic y puede dar lugar a más de un chascarrillo.

Os comentaba que el pan se secaba muy rápido. Es, de los panes que he hecho, probablemente el que menos tiempo dura tierno. Es cierto que los panes de la panificadora tienen una vida útil corta, pero la de este pan es cortísima, pasadas 36 horas ya empieza a secarse, a pesar de haber estado dentro de una bolsa de plástico, así que, lo mejor es rebanarlo en cuanto se enfríe y congelarlo y luego ir sacando del congelador el que haga falta, así siempre comeremos pan tierno. Otra cosita en cuanto al pan: como no todas las harinas tienen la misma capacidad de absorción, recomiendo estar pendiente durante el primer amasado por si hiciera falta añadir un poquito de leche; yo no tuve tiempo de atenderlo pero creo que habría admitido 10-15 ml. más de leche, pues quedaron algunos residuos de harina en la panificadora, aunque eso ocurre a veces al hacer panes de un kilo y es que a mi me parece que la panificadora del Lidl trabaja mejor con panes de un kilo y cuarto, en los de kilo la masa se “pierde” un poco por la cubeta, por eso les va bien un pelín más de líquido. O a lo mejor son cosas mías, no sé que opinaréis quienes hacéis pan en la maquinita de marras,

Os dejo con la receta. Yo me voy a cocinar tres hermosos boletus que me han regalado y que hoy me harán sentir como una reina cuando me deleite comiéndolos.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.

INGREDIENTES:

300 ml. de leche desnatada, templada

2 huevos tamaño L, a temperatura ambiente, ligeramente batidos

25 gr. de margarina vegetal, a temperatura ambiente

10 gr. de sal fina

15 gr. de azúcar blanquilla

540 gr. de harina de trigo de fuerza

7 gr. de levadura deshidratada de panadero instantánea

harina para espolvorear el pan (optativo)

ELABORACION:

Sacar la cubeta de la panificadora e introducir los ingredientes por este orden: leche, huevos, margarina, sal, azúcar, harina y levadura deshidratada.

Colocar la cubeta en el interior de la panificadora. Cerrar la tapa y conectar el aparato. Seleccionar el programa 1 (normal), peso un kgr. y tueste medio.

Cuando la panificadora emita los tonos de aviso en la segunda fermentación, sin pulsar la tecla de parada, sacar la cubeta y rápidamente y con las manos húmedas quitar las palas amasadoras e introducir éstas en un bol con agua que las cubra para facilitar su posterior limpieza. Acomodar la masa procurando eliminar las posibles bolsas de aire que se hayan podido formar al sacar las palas, alisar someramente la superficie y espolvorear con un poco de harina, si se desea. Colocar nuevamente la cubeta en la panificadora y dejar que la máquina continúe con el programa.

Una vez finalizado el programa, desconectar la panificadora, abrir la tapadera, desanclar la cubeta, desmoldar el pan y dejar enfriar por completo sobre una rejilla lejos de corrientes de aire.

Una vez frío, introducirlo en una bolsa de plástico para que se conserve tierno por más tiempo.

A comer.

domingo, 26 de junio de 2022

Pan de yogur, en panificadora Lidl

Voy con retraso, tocaba publicar ayer pero me fue completamente imposible y hoy también voy pillada de tiempo, así que toca entrada exprés, como este pan, hecho en el programa del pan rápido de la panificadora. La verdad que tenía ganas de probar ese programa y me ha gustado el resultado, en una hora y quince minutos tenemos listo un buen pan, sin contar el tiempo de enfriado, ligeramente húmedo como suelen quedar los panes en la maquinita, de sabor neutro, osea que se le puede poner encima cualquier cosa y de miga tierna. Me encanta que haya quedado planito por arriba, pues así quedan las rebanadas cuadradas (una manía como otra cualquiera), lástima que la panificadora casi no tueste la parte superior del pan, dando como resultado un pan blancucho por arriba que, la verdad, lo afea un poco.

El pan se seca rápido, cosa que he observado que pasa con muchos de los hechos en la panificadora y eso que las migas suelen quedar ligeramente húmedas, así que aconsejo introducirlo en una bolsa de plástico en cuanto se enfríe e incluso congelarlo ya rebanado.

Receta adaptada de aquí.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.

INGREDIENTES:

225 ml. de agua templada

8 gr. de sal fina

20 gr. de azúcar moreno

125 gr. de yogur natural tipo griego, sin azúcar y a temperatura ambiente

600 gr. de harina de trigo de todo uso

25 gr. de levadura fresca prensada, a temperatura ambiente

ELABORACIÓN:

Sacar la cubeta de la panificadora e introducir los ingredientes por este orden: agua, sal, azúcar, yogur, harina y levadura fresca previamente desmenuzada.

Colocar la cubeta en el interior de la panificadora. Cerrar la tapa y conectar el aparato. Seleccionar el programa exprés o pan rápido, peso un kilo y tueste medio.

En este programa la panificadora no emite tonos de aviso para quitar las palas amasadoras, así que, si se quieren quitar, en cuanto empiece la única fermentación que hace, sacar enseguida la cubeta y con las manos húmedas quitar las palas amasadoras, introducirlas en un bol con agua que las cubra para facilitar su posterior limpieza, acomodar la masa procurando eliminar las posibles bolsas de aire que se hayan podido formar al sacar las palas, alisar someramente la superficie, colocar nuevamente la cubeta dentro de la panificadora y cerrarla. Realizar todo este proceso lo más rápido posible para que la masa no pierda temperatura.

Una vez finalizado el programa, desconectar la panificadora, abrir la tapadera, desanclar la cubeta, colocarla encima de una rejilla durante 10 minutos, desmoldar y dejar enfriar el pan por completo sobre la rejilla lejos de corrientes de aire.

En cuanto se enfríe, introducirlo en una bolsa de plástico para que se conserve tierno por más tiempo.

A comer.

sábado, 20 de noviembre de 2021

Pan de molde con semillas de lino y de amapola, en panificadora Lidl

Desempolvad la panificadora, aquélla por la que casi llegasteis a las manos en el súper, id a la despensa y buscad esas semillas que comprasteis para hacer aquélla receta (¿cúal era...?), comprobad que no están rancias o apolilladas (uf, importantísimo), mirad la fecha de caducidad de la levadura seca y disponeos a hacer este riquísimo pan, suave y con un puntito dulce, que lo mismo queda rico con queso viejo de oveja (menudo peligro), que con un buen jamón cocido o con jamón de pavo y tomate aderezado con aceite de oliva, sal rosa y pimienta negra. O aunque sólo sea por el placer de aspirar el olor a pan que impregna la cocina cuando se está horneando, que como diría mi abuela materna, eso también alimenta.

Dejad que se enfríe completamente para probarlo, no hagáis como yo que la impaciencia me hizo cortarlo antes de tiempo y es que ahora los panes tardan una eternidad en enfriarse y si nunca me distinguí por mi paciencia, con los años menos. También está muy bueno ligeramente templado, pero si la miga aún no ha perdido toda la humedad, se nota. Queda con una corteza en los lados y en la base muy crujiente, que es una lástima que haya que sacrificar al meterlo en una bolsa para alargar su frescura, aunque si sois tres o cuatro en casa, yo no lo metería en la bolsa ya que os va a durar poquito, aviso.

Es un pan que gana mucho al asentarse. Está mucho más rico el segundo día que el primero y no digamos el tercero. Personalmente me tengo que prohibir acercarme al pan, porque estos panes con semillas me gustan tanto que me los como a palo seco, me saben más ricos que un pastel y mira que soy golosa.

Os dejo, que me voy a dar un paseíto aprovechando los suaves rayos de sol de esta otoñal tarde de sábado, antes de que, según dicen, cambie radicalmente el tiempo y no saque la naricilla a la calle más de lo estrictamente necesario.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.

INGREDIENTES:

400 gr. de leche desnatada a temperatura ambiente

30 gr. de miel

6 gr. de sal

60 gr. de mantequilla troceada, a temperatura ambiente

600 gr. de harina panificable (10-11% de proteína)

40 gr. de leche en polvo, desnatada

5'5 gr. de levadura de panadería seca activa

50 gr. de semillas de lino dorado

20 gr. de semillas de amapola

harina para espolvorear, tamizada

ELABORACIÓN:

Disponer en un bol la harina y la leche en polvo, mezclar con una cuchara y dejar a un lado.

Poner en un cuenco las semillas de lino y las de amapola y mezclar uniformemente. Reservar.

Sacar la cubeta de la panificadora e introducir los ingredientes por este orden: leche, miel, sal, mantequilla, mezcla de harina y leche en polvo y levadura seca.

Colocar la cubeta en el interior de la panificadora. Cerrar la tapa y conectar el aparato. Seleccionar el programa 2 (esponjoso), peso 1'250 kgr. y tueste medio.

Cuando la máquina emita los tonos de aviso para incorporar ingredientes adicionales a la mitad del segundo amasado, sin sacar la cubeta incorporar la mezcla de semillas, cerrar la panificadora y dejar que continúe con el programa.

Cuando la panificadora emita los tonos de aviso en la segunda fermentación, pulsar la tecla de parada, sacar la cubeta y con las manos húmedas quitar las palas amasadoras e introducir éstas inmediatamente en un bol con agua que las cubra para facilitar su posterior limpieza. Acomodar la masa procurando eliminar las posibles bolsas de aire que se hayan podido formar al sacar las palas, alisar someramente la superficie y espolvorear con un poco de harina. Colocar nuevamente la cubeta en la panificadora, dejar que la máquina se conecte sola nuevamente y continúe con el programa.

Una vez finalizado el programa, desconectar la panificadora, abrir la tapadera, desanclar la cubeta, desmoldar el pan y dejar enfriar por completo sobre una rejilla lejos de corrientes de aire.

Una vez frío, introducirlo en una bolsa de plástico para que se conserve tierno por más tiempo.

A comer.

jueves, 5 de agosto de 2021

Pan semi integral con yogur, cacao y pasas, en panificadora Lidl

Una receta sencillita, que estamos en verano y apetece más hacer otras cosas que estar en la cocina: un pan en panificadora que no tiene complicación ninguna ni trabajo, que todo lo hace la máquina. Sólo hay que estar pendiente de adicionar las pasas y quitar las palas. Y ya está, con poco esfuerzo o mejor dicho, ninguno, tenemos un pan apenas dulce, con un sutil sabor a chocolate, denso y tierno a la vez, con cuerpo, para comerlo sólo o con mantequilla o mermelada, muy rico y con ese toque de las uvas pasas que tanto me gusta. Hablando de las pasas, mi idea era haber puesto 100 gr. pero cuando cogí el paquete que ya tenía empezado, sólo me quedaban 80 gr., así que fue lo que puse, pero estaría mejor con los cien gramos que tenía pensado poner, porque queda, para mi gusto, un poco corto de pasas. Así que si lo hacéis, ya sabéis, ponerle 100 gr. que estará mucho mejor.

He utilizado la mitad del peso de la harina, de harina de trigo integral, aprovechando que con el color que le da el preparado para chocolate a la taza, pasa desapercibida, que por aquí hay quien no es muy aficionado a los productos integrales. También el cacao disimula un poco su sabor, así que, si como a mí os ponen pegas a la utilización de esta harina, en este pan ni la notarán.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.

INGREDIENTES:

255 ml. de leche desnatada, a temperatura ambiente

150 gr. de yogur tipo griego con un 2% de materia grasa, a temperatura ambiente

1 tsp de sal marina fina

2 tsp de azúcar blanquilla

300 gr. de harina de trigo de todo uso

300 gr. de harina de trigo integral

80 gr. de preparado en polvo para cacao a la taza (he utilizado Lacasa)

7 gr. de levadura seca instantánea de panadería

80 gr. de uvas pasas sultanas sin pepitas

ELABORACIÓN:

Verter en un bol la leche y el yogur. Mezclar con unas varillas manuales hasta que ambos ingredientes estén perfectamente integrados y reservar.

En otro bol, tamizar juntas las harinas y el preparado para cacao a la taza, incorporando al bol el salvado de trigo que vaya quedando en el tamiz. Reservar.

Sacar la cubeta de la panificadora e introducir los ingredientes por éste orden: mezcla de leche y yogur, sal, azúcar, mezcla de harinas y cacao y levadura instantánea en polvo.

Colocar la cubeta en el interior de la panificadora. Cerrar la tapa y conectar el aparato. Seleccionar el programa 4 (dulce), peso 1 kgr. y tueste bajo.

Cuando la máquina emita los tonos de aviso para incorporar ingredientes adicionales a la mitad del segundo amasado, sin sacar la cubeta incorporar las pasas, cerrar la amasadora y dejar que continúe con el programa.

Cuando la panificadora emita los tonos de aviso en la segunda fermentación, sacar la cubeta y con las manos húmedas quitar las palas amasadoras e introducir éstas inmediatamente en un bol con agua que las cubra para facilitar su posterior limpieza.

Al sacar las palas de la masa, es probable que ésta se haya dividido en dos o tres trozos, así que, con las manos todavía húmedas, sacarla a una superficie limpia y ligeramente húmeda (es una masa bastante tenaz aunque un poco pegajosa, pero se maneja bien) volver a unirlos sin manipular demasiado (sólo hay que juntar los trozos, no amasar) evitando burbujas de aire, introducir nuevamente la masa dentro de la cubeta y acomodarla. Colocar nuevamente la cubeta en la panificadora y continuar con el programa.

Una vez finalizado el programa, desconectar la panificadora, abrir la tapadera y sin sacar la cubeta de la máquina, dejar reposar el pan cinco minutos. Pasado ese tiempo, desanclar la cubeta, colocarla ligeramente oblicua por encima de los anclajes y sin sacarla de la panificadora, dejar otros cinco minutos dentro de la máquina. Sacar la cubeta y sin desmoldar el pan, colocarla encima de una rejilla durante otros 10 minutos. Finalmente, desmoldar y dejar enfriar por completo sobre la rejilla lejos de corrientes de aire. De esta forma, al enfriarse despacio, se arrugará menos la superficie del pan, endureciéndose ligeramente la corteza, lo suficiente para que al darle la vuelta no se aplaste y pierda su bonita panza.

No dejar el pan dentro de la cubeta más tiempo del que se indica, pues el calor residual va a formar humedad que no interesa que absorba la corteza del pan.

Una vez frío, introducirlo en una bolsa de plástico para que se conserve tierno por más tiempo.

A comer.

lunes, 1 de marzo de 2021

Tostita de pimiento asado, butifarra fresca y huevo de codorniz

Llamar a esto receta me parece un poco exagerado, por no decir pretencioso. Recetilla, bueno, sí, se ajusta más a su nivel de dificultad/creatividad, porque ésto se le podría haber ocurrido perfectamente a cualquiera de mis pequeñas sobrinas e incluso podrían cocinarla ellas mismas si su madre les dejara acercarse a una sartén caliente. Eso no significa, ni mucho menos, que no esté rica, que va, al contrario, recién hecha está muy buena, con la yemita del huevo desparramándose por la butifarra (ejercicio de imaginación: visualizad las gotas de yema deslizándose voluptuosamente hacia la butifarra y aterrizando en el plato; ahora no me digáis que no os dan ganas de levantaros a apuntar en la lista de la compra “comprar huevos de codorniz y butifarra”).

No os pongo cantidades pues irán en función del número de comensales y del tamaño del pan. Mis rebanadas, aunque estrechas, eran grandes y las corté a la mitad y aún así les puse tres buenas rodajas de butifarra; aunque en las fotos no lo parezca, tenían un tamaño majo para un entrante o aperitivo, pero eso es cuestión de gustos, lógicamente. De haber dejado el pan entero, hubiera sido de esas típicas tostas que pides en la barra de un bar para compartir. Un inciso: qué ganas tengo de tomarme una tapita en la barra de un bar y eso que no soy mucho de tapas (las razones para otro día) pero como decía un anuncio de cerveza, creo, hay ganas de bares. Por ahora con responsabilidad sanitaria, con mucha; en un futuro espero que no muy lejano, con otro tipo de responsabilidades más relacionadas con el estómago y el hígado...

Volviendo a la receta, elegid un pan que no tenga la corteza muy dura para que sea más fácil de cortar con cuchillo, pues esta tosta se come mejor con cubiertos, so pena de ponerse uno perdido. También que sea de miga prieta, sin agujeros, para que no escurra el puré de pimiento, al que por cierto, tiene que irle fenomenal unas gotas de salsa tipo Tabasco, que a mí se me olvidó poner, pero está igualmente rica sin ella.

Como esta recetilla la ideé para dar salida a un trozo de butifarra sobrante de unas patatas y sobre todo, a unos huevos de codorniz que compré para otras recetas y los que no usé ya llevaban bastante tiempo rondando por la nevera, pues no es tan fácil encontrarle utilidad a docena y media de huevos de codorniz (vale, son comida, pero son más bien para “monerías”), participo con ella en la iniciativa 1+/-100, desperdicio 0, que Marisa, del blog Thermofan, promueve mensualmente para concienciarnos sobre la reducción al máximo de desperdicios alimenticios y el reciclaje de materiales en general

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

pan de miga prieta, cortado en rebanadas

pimiento rojo asado, preferiblemente casero

butifarra blanca fresca, fría

huevos de codorniz

mezcla de cinco pimientas

sal

margarina vegetal

ELABORACIÓN:

Cortar el pan en rebanadas según el grosor que guste y tostar ligeramente en el tostador. Partir en dos, si fueran muy grandes. Reservar.

Disponer en el vaso de la batidora de brazo, el pimiento rojo pelado, sin semillas y sin el agua que hubiera podido soltar al asarlo y triturar con la batidora hasta conseguir un puré fin y homogéneo. Reservar.

Cortar la butifarra fría al bies, en rodajas de dos centímetros de grosor y sin quitar la piel. Utilizar a tal efecto un cuchillo muy afilado, fregándolo entre cada corte y sin secar la hoja. Esto ayudará a cortar la butifarra, al igual que si ésta está fría. Reservar.

Poner un poco de margarina en una sartén y freír la butifarra a fuego medio hasta que esté hecha y tostadita. Cuando la piel se haya encogido, eliminarla con cuidado de no estropear la carne. Sacar a un plato y reservar caliente.

Con la punta de un cuchillo, practicar un agujerito en la cáscara de los huevos. Cortarla con unas tijeras de cocina y disponer cada huevo en tazones separados para facilitar su posterior cocinado. Reservar.

En una sartén antiadherente o plancha eléctrica, poner otro poco de margarina, calentar y cocinar los huevos hasta que estén a nuestro gusto. Sacar a un plato, añadir un poco de sal y reservar.

Untar cada rebanada con el puré de pimiento, colocar encima unas rodajas de butifarra caliente y uno o dos huevos recién hechos, según el tamaño del pan. Espolvorear con una mezcla de cinco pimientas recién molida y servir inmediatamente.

A comer.

domingo, 1 de noviembre de 2020

Pan de cacao a la taza, en panificadora Lidl

Tengo un mueble bajo en la despensa dedicado única y exclusivamente a ingredientes para repostería, léase, chocolates, mermeladas, levaduras, frutos secos, preparados para natillas y flanes, azúcares varios, gelatinas y otros ingredientes del mismo estilo. Está el pobre hasta los topes y cada vez que necesito algo que está al fondo, me tengo que arrodillar y sacar bastante de lo de delante para llegar a lo que quiero y luego procurar colocarlo en el mismo orden que estaba pues las cosas casi encajan como si fueran un puzzle y en cuanto algo no está en su sitio, ya no hay forma de acomodar nada. A veces, por no buscar un ingrediente, cambio la receta que tenía en mente (seguro que ésto le suena a alguien).

El inconveniente de tenerlo todo tan saturado sumado a la pereza ocasional de revolver, conlleva que en alguna ocasión se me haya quedado olvidado al fondo del armario algún ingrediente. Bueno, olvidado no, pues sé todo lo que tengo, pero sí relegado al día que tenga ganas de sacar media balda para llegar al ingrediente en cuestión. El caso es que hace algunas semanas decidí que ya era hora de sacar el paquete de cacao en polvo a la taza que tenía en un rincón del mueble, pues temía que si no estaba caducado, cerca le andaba. Y así era, por lo que me tuve que poner a pensar en qué utilizar los 68 gr. que tenía el paquete y recordé que llevaba un tiempo queriendo hacer un pan con cacao. ¿Funcionaría con ese tipo de cacao? Seguro que estaría más rico con cacao desgrasado en polvo, pero el que tenía que usar era el otro. Bueno, me dije, los componentes son cacao, maizena y azúcar, no puede quedar mal y no me equivoqué. Resultó un pan altísimo, esponjoso, blandito y con un suave sabor a cacao. Peeerooo...., al darle la vuelta a la cubeta, se me espachurró ligeramente por arriba, tan blandito es. Así que lo repetí dejándolo enfriar como indico en la receta, de tal manera que la superficie se secó un poco evitando que se estropeara al desmoldarlo. Es el pan que veis en las fotos, suave, tierno y tan rico, que personalmente no le he puesto ni mermeladas ni mantequillas para comerlo.

Como este pan surgió por la necesidad de aprovechar un cacao a punto de caducar, es mi propuesta de noviembre para el proyecto 1+/-100, desperdicio 0

que Marisa promueve todos los meses desde su blog Thermofan y en con el que nos anima a evitar el despilfarro de alimentos y a fomentar la reutilización. Pinchad en el icono de la barra lateral si queréis ver los recopilatorios mensuales del proyecto.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.

INGREDIENTES:

400 ml. de leche desnatada templada

120 gr. de margarina vegetal a temperatura ambiente

60 gr. de miel

5 gr. de sal fina

35 gr. de leche en polvo desnatada

68 gr. de preparado de cacao en polvo a la taza

330 gr. de harina de trigo de todo uso

330 gr. de harina de trigo de fuerza

12 gr. de levadura fresca de panadero

ELABORACIÓN:

Sacar la cubeta de la panificadora e introducir, por este orden: el leche templada, la margarina cortada en cubitos, la miel y la sal.

Mezclar en un bol la leche en polvo, el cacao a la taza en polvo y las harinas. Tamizar y añadir a la cubeta. Por último, incorporar la levadura desmenuzada.

Colocar la cubeta en el interior de la panificadora. Cerrar la tapa y conectar el aparato.

Seleccionar el programa 4 (dulce), peso 1.250 gr. y tueste bajo.

Cuando la máquina emita los tonos de aviso en la segunda fermentación, sacar la cubeta y con las manos húmedas quitar las palas amasadoras e introducir éstas inmediatamente en un bol con agua que las cubra para facilitar su posterior limpieza.

Con las manos húmedas, acomodar la masa para evitar las burbujas de aire que se puedan haber introducido en la misma al quitar las palas. Colocar nuevamente la cubeta en la panificadora y dejar que la máquina continúe con el programa.

Una vez finalizado el programa, desconectar la panificadora, abrir la tapadera y sin sacar la cubeta de la máquina, dejar reposar el pan cinco minutos. Pasado ese tiempo, desanclar la cubeta, colocarla ligeramente oblicua por encima de los anclajes y sin sacarla de la panificadora, dejar otros diez minutos dentro de la máquina. Sacar la cubeta y sin desmoldar el pan, colocarla encima de una rejilla durante otros veinte minutos. Finalmente, desmoldar y dejar enfriar por completo sobre la rejilla lejos de corrientes de aire. De esta forma, al enfriarse despacio, se arrugará menos la superficie del pan, endureciéndose ligeramente la corteza, lo suficiente para que al darle la vuelta no se aplaste y pierda su bonita panza.

Una vez frío, introducirlo en una bolsa de plástico para que se conserve tierno por más tiempo.

A comer.

martes, 25 de agosto de 2020

Pan con tomate seco, queso curado de cabra y orégano, en panificadora Lidl


Después de tres rotundos desastres, en los que los panes que he hecho han ido a la basura pues no eran ni mínimamente aprovechables, me ha salido un pan en condiciones. Bueno, más que en condiciones, un pan muy rico, estupendo sólo recién hecho, tostado con unas lonchas de pavo o sin tostar con chutney de tomate, por poner algunos ejemplos.

Os contaba que los tres panes anteriores a éste habían acabado en la basura. Hice tres recetas distintas, de tres páginas web diferentes y en las tres ocasiones, seguí las recetas al pie de la letra pues con el pan no me atrevía a experimentar, dada mi poca experiencia. Y sólo obtuve tres estrepitosos fracasos. No voy a entrar en el debate de receta probada/no probada, sólo voy a decir que algunos blogs deberían tener algo más de ética en su trabajo pues no están las cosas para tirar dinero, que es lo que pasa cuando una receta no sale.

Si os fijáis, digo que no me atrevía a experimentar. Pero vistos los nefastos resultados, me dije a mí misma (me hablo mucho, no sé si ya os habíais dado cuenta): “peor de lo que te han salido los otros panes, no te puede salir éste”. Así que siguiendo el consejo que una vez leí en no sé que blog, que venía a decir (no lo recuerdo con exactitud) que si una fórmula te salía bien, experimentaras con ella hasta hacerla tuya, me armé de lápiz y papel y me puse a hacer matemáticas con el porcentaje panadero hasta que la suerte o el instinto, a saber, me hizo discurrir esta delicia. ¡Y encima salió bien a la primera!. Y a la segunda, que ya lo he repetido otra vez. Así que, a partir de ahora, ¿quién dijo miedo?.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.


INGREDIENTES:


300 ml. de agua templada

8 gr. de sal fina

30 ml. de AOVE de sabor suave

500 gr. de harina de trigo de fuerza

40 gr. de tomate seco hidratado en aceite durante al menos 3 días, escurrido

25 gr. de queso de cabra curado picado fino

tsp. de orégano seco

13 gr. de levadura fresca de panadería



ELABORACIÓN:


Picar en trocitos los tomates secos escurridos y mezclar con una cucharada de harina para que queden sueltos y se distribuyan mejor por la masa. Ayudarse con los dedos para separar los trozos de tomate.

Sacar la cubeta de la panificadora e introducir, por este orden: el agua templada, la sal, el aceite de oliva virgen extra, la harina, el tomate enharinado junto con la harina sobrante (si la hubiere), el queso, el orégano y la levadura desmenuzada.

Colocar la cubeta en el interior de la panificadora. Cerrar la tapa y conectar el aparato. Seleccionar el programa 1 (normal), peso 1.000 gr. y tueste medio.

Cuando la máquina emita los tonos de aviso en la segunda fermentación, sacar la cubeta y con las manos húmedas quitar las palas amasadoras e introducir éstas inmediatamente en un bol con agua que las cubra para facilitar su posterior limpieza.

Con las manos húmedas, acomodar la masa para evitar las burbujas de aire que se puedan haber introducido en la misma al quitar las palas. Colocar nuevamente la cubeta en la panificadora y continuar con el programa.

Una vez finalizado el programa, sacar la cubeta de la máquina, desmoldar y dejar enfriar encima de una rejilla.

Cuando esté completamente frío, introducirlo en una bolsa de plástico para que se conserve tierno por más tiempo.

A comer.




miércoles, 30 de octubre de 2019

Pan para tostadas, en panificadora Lidl


Desde que el otro día cambiaron la hora, estoy que no me entero. Odio este horario de invierno, tardo más de un mes en acostumbrarme a él y no le veo la ventaja por ninguna parte, por mucho que nos quieran vender el supuesto ahorro energético que conlleva. ¿No habían dicho que lo iban a suprimir? Espero que así sea y que no tarden mucho.

Y mientras espero que ese día llegue, empiezo el mío desayunando unas tostadas con mermelada casera y este pan tan rico. La receta está adaptada de ésta del blog Pane e Pizza, que aunque ya no está activo, sigue ofreciéndonos sus recetas en la red. Su autora lo llama pan para sandwich y aunque se puede utilizar perfectamente para ese fin, lo veo tal vez un poco denso, aunque bien es cierto que por eso mismo aguanta muy bien el peso de los ingredientes con lo que resulta muy recomendable para esos bocadillos con mucho relleno que yo sólo me veo capaz de comer con cuchillo y tenedor.

Decía que el pan es denso, pero también es verdad que es muy suave y se come muy bien. Tiene un sabor muy parecido a algunos panes de molde comerciales y personalmente lo encuentro más rico que éstos. Es de esos panes que yo llamo “bizcopan”, porque están a medio camino entre un pan y un bizcocho. Y creo que es un masa que se podría elaborar a mano de principio a fin, porque una vez amasada es muy consistente; bien es cierto que no sé hacer pan a mano, así que tal vez me equivoque.

Para que la corteza quede más tierna, meted el pan aún caliente dentro de una bolsa de plástico. La condensación producida por la temperatura del pan ablandará la corteza.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.



INGREDIENTES:

200 gr. de agua templada

140 gr. de leche desnatada templada

105 gr. de aceite de girasol

40 gr. de azúcar blanquilla

7 gr. de miel

20 gr. de sal

335 gr. de harina de repostería

335 gr. de harina de fuerza

11 gr. de levadura de panadería fresca a temperatura ambiente



ELABORACIÓN:

Sacar la cubeta de la panificadora.

Introducir todos los ingredientes en la cubeta en el orden que se indican. Desmenuzar con los dedos la levadura antes de incorporarla.

Colocar la cubeta en el interior de la panificadora. Cerrar la tapa y conectar el aparato. Seleccionar el programa 1 (normal), peso 1.000 gr. y tueste bajo.

Cuando la máquina emita los tonos de aviso en la segunda fermentación, sacar la cubeta y con las manos húmedas quitar las palas amasadoras e introducir éstas inmediatamente en un bol con agua que las cubra para facilitar su posterior limpieza.

Con las manos húmedas, acomodar la masa (es una masa dura) para evitar las burbujas de aire que se puedan haber introducido en la misma al quitar las palas. Colocar nuevamente la cubeta en la panificadora y continuar con el programa.

Una vez finalizado el programa, dejar que el pan repose en caliente dentro de la máquina 15 minutos. Desmoldar y dejar enfriar encima de una rejilla.

Se conserva tierno durante varios días dentro de una bolsa de plástico.

A comer.



sábado, 5 de octubre de 2019

Pan de pasas semi dulce, en panificadora Lidl


Esta es una entrada programada. Cuando aparezca colgada, hará dos días que a que mi pareja le habrán realizado una cirugía de columna. Estará varios días ingresado y además le operan en otra provincia distinta a la de nuestra residencia (es lo que tiene vivir en lugares pequeños), así que me llevo el portátil para llenar las horas muertas aunque no sé si podré pasarme por aquí o si la red wifi del hotel será lo bastante decente para que me conecte. Ya veremos.

Aunque casi siempre hago el mismo pan, de vez en cuando pruebo alguna receta distinta. Éste está adaptado del libro “80 recetas de pan para elaborar con la panificadora, masas y panes sencillos, aromatizados, dulces, bizcochos y mucho más”, de Richard Ehrlich, publicado por editorial Blume.
 
Cuando leí la receta me pareció que llevaba demasiada levadura, pero dada mi poca experiencia con los panes, decidí ser una buena chica y seguir las indicaciones de la receta al pie de la letra y no hacer experimentos.

La primera vez que lo hice, la masa subió hasta el borde de la cubeta y estuvo a punto de desbordarse y luego se hundió, quedando un ladrillo incomible. Conclusión: tenía demasiada levadura, como ya me temía. Así que la reduje a la cantidad que a mí me pareció correcta y salió bien. Pensé que el error en la receta se trataba de una errata pero volví a hojear el libro y constaté que algunas recetas llevaban una cantidad desorbitada de levadura en proporción a la harina. Y de repente se me iluminó la bombilla: aquello tenía que ser un error de traducción. Quien lo tradujo, no conocía la diferencia entre levadura seca de panadero y levadura seca de panadero instantánea. Revisé las recetas y en aquéllas en las que me parecía que era mucha levadura, interpreté la cantidad como si fuera de levadura seca y en las que me parecía ajustada, como si lo fuera de levadura seca instantánea y entonces las recetas quedaron ajustadas automáticamente y con cantidades lógicas. A veces una sola palabra es la clave del éxito o del fracaso de una receta. Es una de las razones por las que prefiero libros escritos en español, porque algunas traducciones son, como diría yo... macarrónicas. Uf, con semejante palabro acabo de confesar mi edad.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.



INGREDIENTES:
 

400 ml. de agua a temperatura ambiente

500 gr. de harina de trigo de fuerza

50 gr. de harina de trigo integral

80 gr. de azúcar moreno

50 gr. de mantequilla a temperatura ambiente, cortada en trozos

1/2 tsp. de sal

3 gr. de levadura seca instantánea de panadero

1/2 tsp. de canela molida

100 gr. de uvas pasas sultanas sin pepitas

2 huevos clase M a temperatura ambiente, batidos
 


ELABORACIÓN:
 

Sacar la cubeta de la panificadora.
 
Introducir todos los ingredientes, menos las pasas y los huevos, en la cubeta en el orden que se indican, teniendo la precaución de colocar la sal y la levadura en extremos opuestos.
 
Colocar la cubeta en el interior de la panificadora. Cerrar la tapa y conectar el aparato. Seleccionar el programa 4 (dulce), peso 1 kgr. y tueste bajo.
 
Cuando la máquina emita los tonos de aviso para incorporar ingredientes adicionales a la mitad del segundo amasado, sin sacar la cubeta incorporar las pasas, dejar que se mezclen durante 15 segundos y seguidamente añadir con mucho cuidado para evitar derrames, los huevos batidos. Cerrar la amasadora y dejar que continúe con el programa.
 
Cuando la panificadora emita los tonos de aviso en la segunda fermentación, sacar la cubeta y con las manos húmedas quitar las palas amasadoras e introducir éstas inmediatamente en un bol con agua que las cubra para facilitar su posterior limpieza.
 
Con las manos húmedas, acomodar la masa para evitar las burbujas de aire que se puedan haber introducido en la misma al quitar las palas. Colocar nuevamente la cubeta en la panificadora y continuar con el programa.
 
Una vez finalice el programa, dejar el pan dentro de la máquina con la función de mantenimiento en caliente para que pierda humedad, al menos 45 minutos, pudiendo dejarlo hasta 60 minutos.
 
Utilizando unas manoplas de cocina, sacar la cubeta de la panificadora y desmoldar inmediatamente el pan en una rejilla. Darle la vuelta y colocarlo nuevamente en la rejilla hasta que se enfríe.
 
Las pasas aportan mucha humedad al pan, por lo que conviene conservarlo en una bolsa de plástico y dentro del frigorífico.
 
A comer.

lunes, 5 de agosto de 2019

Pan semiintegral sencillo, en panificadora Lidl


Después de mucho tiempo dudando en si comprar o no la tan alabada panificadora del Lidl, ya que aunque le tenía ganas pensaba que era otro trasto que no iba a utilizar, cuando salió este invierno me decidí por fin a comprarla y hete aquí y para mi sorpresa, que la estoy utilizando más de lo que pensaba. De hecho no he vuelto a comprar pan de molde. De momento estoy haciendo pruebas con panes más bien densos, que lo mismo te sirven para las tostadas del desayuno que te aguantan el peso de unos cuantos ingredientes salados.

La receta de este pan está adaptada de aquí y aunque ya lo he hecho bastantes veces (con y sin harina integral), no consigo que me quede con copete. Todo lo más me queda plano por arriba o se me hunde un poquito, como confieso me pasó con éste, aunque el pan está estupendo. Que alguien me lo explique porque no lo entiendo.

A la receta original le quité todo el azúcar porque para mi gusto el pan sabía demasiado dulce. Con la cantidad de miel que le pongo, no sabe dulce, sino a pan pan, ni siquiera se nota que la lleve, pero que nadie caiga en la tentación de quitarla porque ayuda a que el pan se conserve tierno algo más de tiempo.

Personalmente me gusta más esta versión semiintegral que la que lleva sólo harina refinada. Lo encuentro con más sabor a pan y si por mi fuera, le ponía mayor porcentaje pero si lo hago me lo protestan. ¿Porqué a la mayoría de los hombres no les gusta ni lo verde ni lo integral?.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.



INGREDIENTES:
 

220 ml de agua

130 ml. de leche desnatada fría

10 gr. de sal fina

20 gr. de miel a temperatura ambiente

55 gr. de mantequilla troceada a temperatura ambiente

500 gr. de harina de trigo de fuerza

60 gr. de harina integral de trigo

10 gr. de levadura fresca a temperatura ambiente
 

ELABORACIÓN:
 

Sacar la cubeta de la panificadora.

Calentar el agua en el microondas a máxima potencia durante 50 segundos.

Introducir el agua caliente en la cubeta y a continuación la leche fría, mezclar y añadir la sal. A continuación incorporar la miel y la mantequilla, distribuyendo ambos ingredientes por toda la cubeta.

Mezclar someramente las harinas y distribuir uniformemente por la cubeta. Por último, desmenuzar la levadura fresca y agregarla a la cubeta en forma de lluvia.

Colocar la cubeta en el interior de la panificadora. Cerrar la tapa y conectar el aparato. Seleccionar el programa 1 (normal), peso 1'250 kgr. y tueste medio.

Cuando la máquina emita los tonos de aviso en la segunda fermentación, sacar la cubeta y con las manos húmedas quitar las palas amasadoras e introducir éstas inmediatamente en un bol con agua que las cubra para facilitar su posterior limpieza.

Con las manos húmedas, acomodar la masa para evitar las burbujas de aire que se puedan haber introducido en la misma al quitar las palas. Colocar nuevamente la cubeta en la panificadora y continuar con el programa.

Una vez finalice el programa, dejar el pan dentro de la máquina con la función de mantenimiento en caliente para que pierda humedad, 30 minutos en verano y hasta 60 minutos en invierno.

Utilizando unas manoplas de cocina, sacar la cubeta de la panificadora y desmoldar inmediatamente el pan en una rejilla. Darle la vuelta y colocarlo nuevamente en la rejilla hasta que se enfríe.

Si se prefiere una corteza más blandita, meter el pan en una bolsa de plástico cuando al tocarlo, se note algo más caliente que la temperatura corporal.

Conservar en una bolsa de plástico.

A comer.