martes, 25 de febrero de 2020

Conejo de campo a la Gaucha, en olla WMF


Uno de mis pecadillos al hacer la compra es que se me antoja casi todo lo que veo que no conozco. Cuando tengo prisa no hay problema, pues voy derecha a las estanterías, cojo lo que llevo apuntado en la lista (¡qué tiempos aquéllos, cuando llevaba la lista en la cabeza y no se me olvidaba nada!) y salgo pitando. Pero el problema viene el día que no tengo prisa: me paseo tranquilamente por los pasillos mirando con detenimiento los artículos de los estantes por si hay alguno nuevo o que desconozco o que no haya probado nunca. A veces me retiene no saber qué haría o como utilizaría el ingrediente en cuestión pero otras no me lo pienso y lo cojo. Después, en ocasiones, me pregunto para qué habré comprado tal o cual cosa y ahí se queda cogiendo polvo en la despensa.

Pues eso me pasó con la salsa Gaucha. Ya la había visto más veces en el supermercado, pero un día decidí que ya era hora de probarla y para el carro que se fue. Luego llegué a casa, no supe cómo utilizarla y se quedó arrinconada en la alacena.

Bastante tiempo después, un día que andaba cocinando con prisas, le pedí a mi pareja que me trajera un bote de salsa rosa de la despensa. Se confundió y me trajo el de la Gaucha y lo abrí sin fijarme en que no era el que quería. Ahora que lo tenía abierto, tenía que utilizarlo antes de que se estropeara y se me ocurrió esta receta. Nos gustó tanto que desde entonces, la he preparado ya muchas veces. Ahora compro a propósito la salsa para guisar este conejo.

La salsa Gaucha es una marca comercial de Ybarra. Es una salsa parecida a la que se vende como “estilo argentino”, por si alguien se anima a cocinarlo y no encuentra esta salsa.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.



INGREDIENTES:


1 conejo de campo


2 dientes de ajo grandes


60 gr. de cebolleta


220 gr. de calabacín, preferiblemente verde claro


100 ml. de vino blanco seco


50 ml. de agua


75 gr .de salsa Gaucha Ybarra


tbs. de espesante marca Maizena


1 ó 2 pimientas de cayena


AOVE


sal


ELABORACIÓN:


NOTA: Los tiempos de cocción que se indican lo son para una placa vitrocerámica de inducción. En el caso de utilizar otra fuente de calor (eléctrico, gas, halógeno), los tiempos variarán, debiendo ser adaptados. Lo mismo ocurre en caso de utilizar otra olla a presión o una cazuela convencional.


Lavar minuciosamente el conejo y secar con papel de cocina. Trocear, salar y reservar.


Pelar los ajos, eliminar el germen si lo tuvieran, partir en dos trozos y reservar. Picar la cebolleta en dados de dos centímetros de lado y el calabacín en cuatro o seis trozos y reservar.


Eliminar las semillas de las pimientas de cayena, si se desea.


Poner un fondo de aceite de oliva virgen extra en la olla WMF y calentar. Cuando esté bien caliente, agregar el conejo, los ajos, la cebolleta, el calabacín y las cayenas y rehogar a fuego fuerte.


Añadir el agua a la salsa Gaucha para rebajar la densidad y remover. Agregar a la olla junto con el vino blanco, colocar la tapadera, cerrarla y llevarla a ebullición. Cocer 25 minutos contados desde que suba la válvula del todo. Apagar el fuego y dejar que la olla pierda toda la presión antes de abrirla.


Abrir la olla, sacar los trozos de conejo a una fuente, eliminar las cayenas y triturar la salsa con la batidora de brazo. Colocar de nuevo la olla en el fuego, añadir el espesante, remover y llevar a ebullición a fuego fuerte. Cocer cinco minutos, rectificar de sal, volver a introducir el conejo, seguir cociendo otros dos minutos para que la carne se caliente, apagar el fuego y servir.


A comer.






viernes, 21 de febrero de 2020

Carrilleras de cerdo a la naranja, con arándanos secos y piñones, en olla WMF


Empieza el carnaval y mi intención era hacer un dulce, no sé si muy carnavalero pero a mí si se me antojaba que sí, pero en cambio os traigo una receta de carne. ¿Qué ha pasado? Porque el dulce lo hice ayer, para publicarlo ayer, pero no os vayáis a creer que nos los hemos comido todo antes de poder hacerle fotos, noooo, ojalá. Pero después de estar toda la tarde empantanada con el dichoso dulce, no hubo manera de hacer vida de la masa. Mi pareja me decía que dejara de desesperarme y tirara la masa pero después de tener el relleno preparado y el horno caliente, tenía muy claro que no la iba a tirar, primero por economía doméstica y segundo porque si te rindes no avanzas y porque de los errores se aprende. Al final no conseguí que la masa quedara como se supone que tenía que quedar pero la rellené de cualquier manera y la horneé. Ahí tengo el dulce, metido en una lata, más feo y deforme que el Jorobado de Notre Dame y menos dulce que el personaje de Disney. Si vuelvo a internar hacer la receta, la prepararé como me dé la gana y no como dice la autora, porque desde luego que la receta está mal, bien por un error de edición o bien porque la misma no está probada. No sé cuál ha sido el caso pero sí sé el mal humor que tenía yo ayer por la tarde.


Total que al final, ni dulce ni ganas y ni tiempo de preparar otra cosa, ni siquiera la entrada que en sustitución tenía que haber publicado ayer, estas carrilleras a la naranja que llevan algún tiempo en borradores y que hice con las de la marrana de la matanza de mis suegros, por eso tienen ese tamaño tan hermoso, que casi parecen de ternera.


Quedaron muy tiernas y jugosas, con mucho sabor a naranja, pero es que me encanta la combinación de cerdo y sabores frutales, me da igual que sea naranja, manzana, piña, ciruela, por ejemplo, creo que todas quedan bien.


Si no se desea un sabor tan pronunciado a naranja, reducir a la mitad la cantidad de piel y/o sustituir parte del zumo por agua. Por cierto, que las tiras de naranja quedan blanditas y como no tienen la parte blanca, se pueden comer perfectamente. De hecho, están muy ricas.


Por favor, usad un piñón de calidad, preferiblemente, si tenéis acceso a él, de Pedrajas de San Esteban (provincia de Valladolid). La diferencia de precio merece la pena.


Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.


INGREDIENTES:



800 gr. de carrilleras de cerdo


150 gr. de puerro (incluyendo parte verde)


2 dientes de ajo grandes


3 clavos de olor


350 ml. de zumo de naranja natural sin filtrar


la piel de media naranja


30 gr. de arándanos secos


10 gr. de piñones repelados


50 gr. de miga de pan integral


pimienta negra molida


sal


AOVE





ELABORACIÓN:



En una sartén sin aceite, tostar a fuego medio los piñones. Reservar.


Pelar los ajos, eliminar el germen si lo tuvieren, laminar y reservar.


Eliminar las raíces y las hojas exteriores duras del puerro y cortarlo a lo largo, incluyendo una porción de la parte verde. Picar en medias lunas estrechas cada mitad del puerro y reservar.


Lavar la piel de naranja. Con la ayuda de un cuchillo muy afilado, eliminar en la medida de lo posible toda la parte blanca y cortar la piel en tiras largas de unos 3-4 milímetros de ancho. Reservar.


Limpiar las carrilleras de grasas y telillas, lavar y secar con papel de cocina. Sazonar con sal y abundante pimienta negra molida. Reservar.


Disponer un fondo de aceite de oliva virgen extra en una sartén. Calentar a fuego muy fuerte y sellar las carrilleras por tandas para evitar que baje la temperatura del aceite y añadiendo más aceite en caso necesario, dándoles la vuelta una sóla vez. Sacarlas a medida que se hagan e introducirlas en la olla WMF.


Dejar que el aceite pierda un poco de temperatura y agregar el puerro, el ajo y un poco de sal. Cocinar a fuego medio y cuando las verduras empiecen a dorarse, añadir un poco de zumo de naranja y desglasar los jugos de la sartén.


Verter el contenido de la sartén en la olla rápida y agregar el resto del zumo de naranja, la piel de naranja, los arándanos secos, los clavos de olor y sal. Cerrarla y llevarla a ebullición. Cocer de 15 a 18 minutos (según tamaño de las carrilleras) contados desde que suba por completo la válvula. Apagar el fuego y esperar a que la olla pierda toda la presión antes de abrirla.


Pinchar una de las carrilleras con una aguja para comprobar el punto de cocción, volviendo a cerrar la olla y llevándola al fuego otro par de minutos si no estuvieran hechas.


Picar la miga de pan y añadirle un cacillo de la salsa caliente. Empapar y deshacer el pan e incorporar el conjunto a la olla, remover delicadamente, dar un hervor, apagar el fuego y dejar reposar tapado cinco minutos.


Emplatar las carrilleras, distribuir por encima los piñones y servir.


A comer.












sábado, 15 de febrero de 2020

Pollo con salsa de coco. Receta judía


Otra receta del libro "La cocina judía" de Claudia Roen, un libro que me ha gustado mucho y del que he marcado un montón de recetas, así que no va a ser la última que os enseñe, ni mucho menos. El plato de hoy es una elaboración de la comunidad judía Bene Israel (Hijos de Israel) de La India, que se cocina con patatas y se sirve con arroz. Yo he prescindido de ambos ingredientes pues en la forma en que se prepara constituye un plato único (supongo, por la cantidad de patatas que indica la receta) y yo lo quería para un segundo plato. Para ser un plato de La India no es picante, cosa rara, sino que es dulzón y eso que también prescindí de la cucharadita de azúcar que pedía la receta, pero creo que quedó mejor así. Por lo menos a nosotros nos ha gustado mucho, con su sutil aroma a coco, las almendras que siempre alegran cualquier plato y el toque dulce de las pasas compensado con la pimienta blanca y el resto de las especias. La salsa resulta cremosa al paladar, lo que provoca una sensación curiosa y a la vez agradable, porque no se trata de una salsa espesa aunque pueda parecerlo.

Me ha gustado la técnica con la que se trata el jengibre y que se utiliza en muchas recetas del libro. Creo que la emplearé más veces pues me parece que de esa forma aporta más sabor. Si no tenéis prensa-ajos, ralladlo con un rallador de grano fino.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.


INGREDIENTES:


4 cuartos traseros de pollo deshuesados, sin piel ni grasa (unos 750 gr., aproximadamente)

265 gr. de cebolla

2 dientes de ajo grandes (unos 20 gr.)

10 gr. de jengibre fresco (peso sin piel)

1/2 tsp. de cúrcuma en polvo

400 ml. de leche de coco sin azúcar añadido, a temperatura ambiente

65 gr. de almendras repeladas crudas

20 gr. de pasas sultanas sin pepitas

pimienta blanca molida

aceite y sal


Y además:

una prensa de ajos


ELABORACIÓN:


Lavar los cuartos traseros de pollo y secar con papel de cocina. Eliminar y desechar la piel.

Separar los muslos de los contramuslos, deshuesar cada pieza dejando los trozos de carne enteros y limpiar de grasas. Sazonar con sal y abundante pimienta blanca molida y reservar.

Picar groseramente la cebolla y reservar.

Pelar los ajos, eliminar el germen, si lo tuvieran, picar en cuatro o seis trozos cada uno, prensar con el prensa-ajos y reservar.

Pelar el trozo de raíz de jengibre, picar en cuatro o cinco trozos y reservar.

En una cazuela amplia y baja donde quepan todos los trozos de pollo en una sola capa, disponer un fondo de aceite y calentar a fuego medio. Agregar la cebolla y un poco de sal, tapar y rehogar a fuego medio-bajo hasta que la cebolla se ponga transparente. Añadir entonces el ajo prensado y cocinar un par de minutos.

Introducir por tandas los trozos de jengibre en el prensa-ajos y prensar encima de la cazuela, de tal manera que a ésta sólo caiga el jugo del jengibre. Desechar la parte fibrosa que queda dentro del prensa-ajos.

Añadir la cúrcuma y remover el contenido de la cazuela. Cocinar un minuto y agregar los trozos de pollo. Dejar que se hagan ligeramente de un lado, dar la vuelta, cocinar brevemente del otro e incorporar la leche de coco (parte sólida y líquida). El pollo deberá quedar prácticamente cubierto con la leche. Si no fuera así, añadir un poco de agua.

Tapar la cazuela y cocinar a fuego suave 45 minutos o hasta que el pollo esté hecho, moviendo la cazuela delicadamente de vez en cuando para evitar que la cebolla se pegue. No hay que dar la vuelta a la carne, pues se desarmará.

Picar groseramente las almendras, añadirlas al guiso junto con las pasas, cocinar otros cinco minutos, rectificando de sal si fuera necesario y servir.

A comer.

lunes, 10 de febrero de 2020

Patatas con níscalos y jamón, en olla WMF


Hoy un plato de cuchara, que aunque no esté haciendo mucho frío, en este tiempo apetece. Y otra vez un plato con níscalos, solo que esta vez congelados, pues a estas alturas frescos ya no hay y porque además tengo bastantes en el arcón congelador, ya limpios y troceados, que la verdad, cuando no hay tiempo resulta muy cómodo tenerlos así preparados, pues luego sólo es abrir la bolsa, incorporar al guiso y listo. Sí te das la paliza el día que los preparas para congelar, pero luego es comodísimo. Evidentemente es una opinión personal; cada uno en su casa que haga lo que quiera.

Para el caldo, si no tenéis huesos de jamón, vale lo mismo un trozo de jamón que se os haya quedado un poco seco y las verduras, pues las que tengáis por el frigorífico, yo suelo utilizar las que ya se van poniendo feas o de las que tengo un trozo que me ha sobrado de otra cosa. -Es lo bueno de los caldos, que pueden ser cien por cien aprovechamiento, porque además las verduras cocidas no se tiran, ya que con ellas y un poco del caldo que también sobrará, salen un par de raciones de puré. Y si no tenéis verduras, pues un cubito de caldo también hace el apaño. Yo al caldo no le pongo sal, pues al llevar el jamón, éste ya le aporta algo de sal y prefiero rectificarla al acabar la receta.

Como parte de la receta es de aprovechamiento, me gustaría presentarla al proyecto de Marisa 1+/-100, desperdicio 0 

pero no sé que le pasa a mi ordenador que desde que empezó este mes de febrero, no me abre el enlace de Thermofan para poder colgar las recetas (ni para ver los recopilatorios de meses anteriores) y eso que ya le he toqueteado hasta donde mis escasos conocimientos de informática me permiten, pero sin ningún resultado. Aún así la etiquetaré por si en algún momento se soluciona el problema y la puedo colgar.

Níscalos frescos ya no hay, pero seguro que alguna los tiene congelados como yo y si no, también se puede hacer con otra clase de seta. U os guardáis la receta para hacerla cuando vuelva a haberlos, pues las patatas quedan muy ricas.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.


INGREDIENTES:


* Para el caldo:

1 ó 2 huesos de jamón (según tamaño) con jamón

1 zanahoria

1/2 calabacín

1/2 pimiento rojo

1 tronco de brécol

1 trozo de la parte verde de un puerro

unos cascos de cebolla

agua


* Para las patatas:

425 gr. de patatas (peso en limpio)

200 gr. de níscalos congelados

50 gr. de cebolla

40 gr. de pimiento verde

1 diente de ajo mediano

1/4 tsp. de comino en grano

1/2 tsp. de pimentón agridulde de La Vera (IGP)

4 semillas de pimienta negra

1 hoja de laurel

500 ml. del caldo previamente preparado

50 gr. del jamón del caldo

AOVE y sal



ELABORACIÓN:

NOTA: Los tiempos de cocción que se indican lo son para una placa vitrocerámica de inducción. En el caso de utilizar otra fuente de calor (eléctrico, gas, halógeno), los tiempos variarán, debiendo ser adaptados. Lo mismo ocurre en caso de utilizar otra olla a presión o una cazuela convencional.

* Del caldo:

Disponer en la olla WMF los huesos de jamón lavados y las verduras igualmente lavadas y enteras. Añadir agua justo hasta que los huesos queden cubiertos, cerrar la olla, llevarla a ebullición y cocer 20 minutos desde que suba la válvula por completo. Apagar el fuego y dejar que pierda toda la presión antes de abrirla.

Abrir la olla. Sacar las verduras y reservarlas para otra elaboración. Recuperar el jamón de los huesos, eliminando éstos y la piel y el tocino. Deshilachar con los dedos el jamón, reservar 50 gr. y utilizar el sobrante para otro plato. Colar el caldo para eliminar impurezas y dejar que se enfríe. Una vez frío, retirar con una cuchara la grasa que pudiera tener en la superficie, apartar 500 ml. y con el resto, hacer una sopa, un puré o congelarlo para otra ocasión.

* De las patatas:

Pelar el ajo, partirlo a la mitad y quitar el germen. Reservar.

Picar la cebolla en brunoise y el pimiento en cuadrados de un centímetro de lado. Reservar ambos ingredientes.

Machacar en el mortero las semillas de comino, añadir la de pimienta negra y dar dos golpes para partirlas un poco. Reservar.

Lavar las patatas, pelar y cortar en trozos de tamaño medio. Al cortarlas, no llegar con el cuchillo hasta el final del corte, sino que tronchar el final del corte. De esta forma, la patata liberará almidón y espesará el caldo. Reservar.

Poner a calentar un fondo de aceite de oliva virgen extra en una sartén honda mediana. Cuando alcance temperatura, agregar la cebolla, el pimiento verde, un poco de sal y el contenido del mortero. Cocinar a fuego suave. Cuando las verduras se rindan un poco (es decir, cuando empiecen a ponerse blandas), añadir los níscalos sin descongelar y seguir rehogando justo hasta que se descongelen. Retirar del fuego y reservar.

Poner a calentar un fondo de aceite de oliva virgen extra en la olla rápida. Freír el diente de ajo y retirar cuando empiece a tomar color. Incorporar las patatas y rehogar. Añadir el pimentón y seguir rehogando cuidando que no se queme para que no amargue. Agregar el caldo, la hoja de laurel lavada, las setas cocinadas, el jamón y un poco de sal. Tapar y cerrar la olla, llevarla a ebullición y cocer 5 minutos desde que suba la válvula por completo. Apagar el fuego y dejar que pierda toda la presión antes de abrirla.

Rectificar de sal, si procede y servir.

A comer.






















miércoles, 5 de febrero de 2020

Morcillo de ternera especiado con vino tinto crianza Valdepeñas (D.O.)


No sé si habéis cocinado alguna vez carne de caza mayor. Suelen ser carnes fibrosas, muy oscuras y de sabor pronunciado. A mi me encanta pero no tengo fácil acceso a ella pues al no ser ésta zona donde se cacen esos animales, no se encuentra en las carnicerías. No sé en el norte de la provincia, donde jabalíes y corzos son un problema para los cultivos debido a su abundancia, si se podrá comprar fácilmente en las carnicerías, aunque me parece a mí que la mayoría de la venta de estas carnes se destina a la hostelería.
Todo esto viene a que cuando en casa probamos este morcillo, nos recordó al sabor (incluso textura, pues resultó un poco seco) de la carne de caza que he guisado cuando he tenido la suerte de que me hayan regalado carne de caza mayor, ya que la suelo cocinar con esta receta que queda muy rica. Así que si tenéis ternera o caza, probadla, pues merece la pena. Imprescindible utilizar un buen vino tinto con carácter. Y si tenéis invitados y habéis utilizado ternera, seguro que más de uno pensará que es caza, pues el vino le proporciona un color muy oscuro y las especias un sabor profundo. Preparad el pan pues la salsa está para empezar a mojar y no parar.
Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.


INGREDIENTES:

700 gr. de carne de morcillo de ternera

100 gr. de puerro

50 gr. de pimiento rojo

40 gr. de zanahoria

125 ml. de vino tinto crianza D.O. Valdepeñas

70 gr. de paté a las finas hierbas

1/4 tsp. (escasa) de clavo molido

1/4 tsp. de jengibre molido

1/4 tsp. de pimienta negra molida

1 pimienta de cayena seca

sal y aceite

ELABORACIÓN:

Lavar los vegetales.

Eliminar la hoja exterior del puerro, si fuera dura y las raíces, picarlo en brunoise y reservar.

Eliminar el tallo, las semillas y los nervios interiores del pimiento y picar en dados de medio centímetro de lado. Reservar.

Pelar la zanahoria, eliminar las puntas y rallar con un rallador de grano medio. Reservar.

Limpiar la carne de grasas y cortar en tacos de dos bocados. Sazonar con sal y reservar.

Añadir 50 ml. de vino tinto al paté y mezclar para rebajar su densidad. Reservar.

Disponer un fondo de aceite en una cazuela y llevar al fuego. Cuando el aceite esté caliente, incorporar el puerro con un poco de sal y rehogar a fuego suave y tapado hasta que empiece a ablandarse. Incorporar en ese momento el clavo molido, la pimienta negra molida, el jengibre molido y la pimienta de cayena, rehogar un minuto y agregar el pimiento rojo y la zanahoria. Remover, tapar y cocinar a fuego suave hasta que las verduras estén hechas.

Subir el fuego al máximo y sin dejar de remover, añadir la carne y rehogar, vigilando que las verduras no se quemen. Una vez rehogada la carne, añadir unos 25 ml. del vino tinto, bajar el fuego a medio-bajo y desglasar los jugos de la cazuela. Agregar la mezcla de paté y vino y el resto del vino tinto, mezclar, volver a tapar y cocinar 50-60 minutos o hasta que la carne esté hecha, añadiendo un poquito de agua si el guiso estuviera quedándose seco.

Rectificar de sal, si procede y servir.

A comer.


sábado, 1 de febrero de 2020

Cerdo guisado con salsa de caquis y nueces


Los caquis me gustan mucho y desde que existe la variedad Persimón, en cuanto es temporada los como todos los días, por lo que compro bastantes. A veces no calculo bien lo que voy a consumir y se me empiezan a poner blandos, sobre todo cuando ya llevan mucho tiempo cortados y se acelera el proceso de maduración.

Por otro lado, tenía ganas de cocinar algo con caqui y en un vistazo rápido que le dí a la red, ví que no había muchas recetas en las que se utilizara como ingrediente para una elaboración salada.

En esta tesitura estaba cuando me junté con bastantes caquis blandurrios, que ya cuando están así no me hacen mucha gracia y no quería hacer un postre, así que le eché un vistazo al frigorífico, otro a la despensa y un último al mueble bar (sí, soy así de antigua, tengo mueble bar), me senté a la mesa con lápiz y papel y me dispuse a dar rienda suelta a mi creatividad. Mucho debí soltarla que salió corriendo carretera abajo pues me quedé en blanco. Así tres días y los caquis amenazando con pasar al estado de “pochez”. Hasta que volví al mueble bar, cogí cuatro botellas de distintos licores y me fuí a la cocina a probarlos a ver cuál me parecía que casaba mejor con la receta que empezaba a tener medio pensada.

Había que verme, con las botellas abiertas puestas en fila en la encimera, como si fuera a hacer una cata de vinos. Sólo que yo no iba a enjuagarme la boca y a tirar el licor: soy incapaz de hacerlo, por lo que, en una ocasión, en una cata de vinos, tuve que dejarlo a la mitad porque aquéllo estaba tomando tintes peligrosos para mi equilibrio (y no hablo del mental, no, que ese ya está perdidito...). Tampoco vayáis a creer que me puse un chupito de cada, que no tenía intención de emular el chascarrillo del “pollo al whisky”. Fui probando cucharaditas de cada uno y descartando hasta que me quedé con el que me pareció que iría mejor.

El caso es que una vez elegido el licor, la receta me salió sola (a ver esas sonrisillas, que os estoy viendo), por lo que al día siguiente compré la carne y me puse manos a la obra.

Ha quedado muy rico. Como los caquis estaban ya muy maduros, en cuanto removí dos veces el guiso se deshicieron casi por completo. También por eso mismo estaban muy dulces, lo que se compensó un poco con la pimienta de cayena, aunque como pasa a veces, la que puse no picaba demasiado y hubiera estado mejor un poquito más picante.

Lo que me ha encantado es el caqui de la guarnición. El puntito de pimientas y sal le va estupendamente y unas rodajas que se me torraron de más, estaban muy ricas así, comidas sin más aderezos. La temporada de caquis ya se ha acabado, pero la repetiré el año que viene.

Y como la receta la ideé para evitar que los caquis acabaran en la basura, la presento al proyecto de Marisa de Thermofan, 1+/-100 desperdicio 0, ideado para ayudarnos a evitar el desperdicio de alimentos y a darles una segunda oportunidad.


Seguro que ya lo conocéis pero si no es el caso, pinchad en el enlace que ella lo explica muy bien.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.


INGREDIENTES:

* Para el guiso:

1 kgr. de carne de cerdo para guisar (pierna o paletilla, sin hueso)

200 gr. de cebolla

350 gr. de caquis muy maduros y blandos, variedad Persimón

4 nueces tipo California

8 hojas de apio

1 pimienta de cayena

50 ml. de ron Bacardí blanco

agua

mezcla de cinco pimientas, molida

sal

AOVE

* Para la guarnición:

1-2 caquis maduros y firmes, variedad Persimón

margarina vegetal

mezcla de cinco pimientas, molida

sal en escamas



ELABORACIÓN:

* Del guiso:

Limpiar de grasas la carne y partir en cubos como de dos bocados. Sazonar con sal al gusto y generosamente con la mezcla molida de cinco pimientas. Reservar.

Eliminar la cáscara de madera de las nueces y reservar.

Pelar la cebolla, cortarla en cuadrados de 2-3 cm. de lado y reservar.

Lavar las hojas de apio y los caquis. Eliminar el tallo de las frutas y pelar, si de desea (yo no lo hago). Picar groseramente ambos ingredientes y reservar.

Disponer un fondo de aceite de oliva virgen extra en una olla y calentar a fuego medio. Dorar las nueces, sacándolas en cuanto empiecen a cambiar de color para evitar que amarguen. Machacarlas en el mortero hasta hacer una pasta y reservar.

Subir la temperatura y dorar a fuego fuerte la carne. Hacerlo por tandas para que no se enfríe mucho el aceite. Sacar la carne a una fuente y reservar.

Bajar el fuego y cuando el aceite pierda un poco de temperatura, incorporar la cebolla y sal, tapar y rehogar a fuego lento, añadiendo más aceite si fuera necesario. Una vez que la cebolla se ponga casi transparente, devolver a la cazuela la carne junto con el jugo que haya soltado, la pasta de nueces, la pimienta de cayena, las hojas de apio y los caquis. Agregar el ron, dejar que hierva un minuto para que pierda el alcohol, cubrir con agua, tapar y cocer a fuego lento 45 minutos o hasta que la carne esté tierna. Si se desea una salsa más espesa, cocer los últimos minutos sin la tapadera de la olla. Rectificar de sal si procede.

* De la guarnición:

Lavar y secar los caquis. Eliminar el tallo y sin pelar, cortar 3-4 lonchas por comensal, de unos 3 mm. de diámetro.

Calentar la margarina a fuego medio-alto en una sartén y rehogar por tandas las rodajas de caqui hasta que estén ligeramente doradas. Sacarlas a un plato con papel de cocina para absorber el exceso de grasa.

* Del emplatado:

Disponer en cada plato la carne guisada y al lado las lonchas de caqui. Espolvorear por encima de éstas la mezcla de cinco pimientas al gusto y un poco de sal en escamas. Servir.

A comer.