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jueves, 25 de junio de 2020

Galletas rústicas de avena, almendras y arándanos secos


Deliciosas galletas adaptadas del libro  “Pasteles, pastas, galletas, merengues, tartas, panes dulces y salados”, del que ya os hablaba hace un par de semanas. La verdad que es un libro que tenía aparcado y no releía hace tiempo y tiene cosas muy ricas. Ahora que lo estoy leyendo otra vez, ya he encontrado (y hecho) bastantes recetas que iré mostrando por aquí, como otras galletas de avena con chocolate igual de ricas que éstas o incluso más. Y es que a mí la avena sola, sinceramente, me sabe a cartón y como tengo el paquete abierto, toca gastarlo, pues en elaboraciones dulces sí que me gusta.

La receta es sencilla a más no poder y además rápida pues no hay que estar batiendo la mantequilla y el azúcar un buen rato hasta que esponje y palidezca, simplemente se bate lo justo para mezclar los ingredientes. Eso hace que el azúcar no se deshaga del todo y luego se vea en las galletas, aunque después no se nota al morder. De todas formas, a quien no le guste que quede así el azúcar, que bata bien la mezcla y asunto arreglado.

Las galletas, una vez frías, quedan duras y según lo tostadas que se horneen, aguantarán crujientes más horas, pues tienen tendencia a ablandarse enseguida aunque se conserven en una lata.

Salen 24 galletas hermosas. Se pueden hacer 36 algo más pequeñas si tenéis tres bandejas de hornear, porque como hay que esperar a que se enfríen para quitarlas de la bandeja, al momento de preparar la tercera tanda la primera todavía estará enfriándose y no se podrá reutilizar su bandeja.

La masa se trabaja mucho mejor si la mantequilla está muy blanda y el huevo a temperatura ambiente, pero para formar las bolas de galletas, es aconsejable enfriarla un poco, porque con tanta mantequilla es un pringue total y como seáis de manos calientes, os va a tocar lavárosla constantemente. Pero que eso no os desanime, que están muy buenas.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.


INGREDIENTES:


* Para 24 unidades grandes

100 gr. de mantequilla pomada cortada en cubos

200 gr. de azúcar moreno

1 huevo talla M a temperatura ambiente

1 tsp. de vainilla líquida

1 tbs. de miel

125 gr. de harina de trigo de todo uso

125 gr. de copos de avena suaves

5 gr. de impulsor (polvos de hornear) tipo Royal

una pizca de sal

50 gr. de almendra repelada tostada

50 gr. de almendra pelada cruda

100 gr. de arándanos rojos deshidratados

10 ml. de cerveza rubia fría


* Y además:

una batidora de varillas eléctrica

dos bandejas de hornear

papel sulfurizado



ELABORACIÓN:

NOTA: Los tiempos, temperaturas, fuentes de calor y posición de la bandeja en el horno que se indican, son los que funcionan en mi horno. Como no hay dos hornos iguales (ni siquiera siendo de la misma marca y modelo), cada cual deberá adaptar la forma de cocción a su horno, aunque probablemente las correcciones habrán de ser mínimas.

Picar a cuchillo y no demasiado finas, las almendras crudas y las tostadas y disponerlas juntas en un bol. Picar los arándanos en dos o tres trozos, según tamaño y mezclar con las almendras. Reservar.

Tamizar juntas la harina, el impulsor y la sal. Añadir los copos de avena y mezclar suavemente. Reservar.

Si la miel estuviera muy espesa o cristalizada, templar ligeramente para licuarla. Reservar.

Disponer en un cuenco profundo la mantequilla y el azúcar y batir con la batidora eléctrica de varillas hasta que la mezcla quede homogénea.

Cascar el huevo y añadirlo al cuenco. Agregar también la miel licuada y la vainilla líquida y batir con las varillas hasta homogeneizar.

Añadir en dos veces al cuenco de la mantequilla la mezcla de harina y avena. Integrar con una cuchara de madera y dejar reposar 5 minutos para que la avena se hidrate.

Incorporar las almendras y arándanos y mezclar con la cuchara. Incorporar por último la cerveza y remover con la cuchara hasta integrar.

Llevar la mezcla al frigorífico 10-15 minutos para que se endurezca ligeramente y resulte más fácil de manejar.

Mientras, preparar dos bandejas de hornear con papel sulfurizado y precalentar el horno, con calor arriba y abajo, a 190º centígrados.

Sacar la masa del frigorífico y con las manos ligeramente húmedas, formar veinticuatro bolas de un tamaño un poco más grande que una nuez, colocando doce por bandeja algo separadas para que se expandan y aplanar ligeramente con el dorso de una cuchara húmeda, dejándolas de un diámetro aproximado de seis centímetros. No toquetear la masa en exceso pues es muy pegajosa. Si hiciera mucho calor en la cocina, una vez preparada la primera bandeja y mientras se hornea, devolver la masa a la nevera otros cinco minutos para que se enfríe.

Hornear las galletas 14-17 minutos, según lo tostadas que gusten. El centro tiene que quedar ligeramente blando al tacto: las galletas se endurecerán al enfriar.

Dejar que se enfríen en la bandeja de hornear antes de pasarlas a una rejilla. Despegar con cuidado del papel una vez estén completamente frías.

Preparar un café o un té, coger una galleta y disfrutar.

A comer.