miércoles, 30 de octubre de 2019

Pan para tostadas, en panificadora Lidl


Desde que el otro día cambiaron la hora, estoy que no me entero. Odio este horario de invierno, tardo más de un mes en acostumbrarme a él y no le veo la ventaja por ninguna parte, por mucho que nos quieran vender el supuesto ahorro energético que conlleva. ¿No habían dicho que lo iban a suprimir? Espero que así sea y que no tarden mucho.

Y mientras espero que ese día llegue, empiezo el mío desayunando unas tostadas con mermelada casera y este pan tan rico. La receta está adaptada de ésta del blog Pane e Pizza, que aunque ya no está activo, sigue ofreciéndonos sus recetas en la red. Su autora lo llama pan para sandwich y aunque se puede utilizar perfectamente para ese fin, lo veo tal vez un poco denso, aunque bien es cierto que por eso mismo aguanta muy bien el peso de los ingredientes con lo que resulta muy recomendable para esos bocadillos con mucho relleno que yo sólo me veo capaz de comer con cuchillo y tenedor.

Decía que el pan es denso, pero también es verdad que es muy suave y se come muy bien. Tiene un sabor muy parecido a algunos panes de molde comerciales y personalmente lo encuentro más rico que éstos. Es de esos panes que yo llamo “bizcopan”, porque están a medio camino entre un pan y un bizcocho. Y creo que es un masa que se podría elaborar a mano de principio a fin, porque una vez amasada es muy consistente; bien es cierto que no sé hacer pan a mano, así que tal vez me equivoque.

Para que la corteza quede más tierna, meted el pan aún caliente dentro de una bolsa de plástico. La condensación producida por la temperatura del pan ablandará la corteza.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.



INGREDIENTES:

200 gr. de agua templada

140 gr. de leche desnatada templada

105 gr. de aceite de girasol

40 gr. de azúcar blanquilla

7 gr. de miel

20 gr. de sal

335 gr. de harina de repostería

335 gr. de harina de fuerza

11 gr. de levadura de panadería fresca a temperatura ambiente



ELABORACIÓN:

Sacar la cubeta de la panificadora.

Introducir todos los ingredientes en la cubeta en el orden que se indican. Desmenuzar con los dedos la levadura antes de incorporarla.

Colocar la cubeta en el interior de la panificadora. Cerrar la tapa y conectar el aparato. Seleccionar el programa 1 (normal), peso 1.000 gr. y tueste bajo.

Cuando la máquina emita los tonos de aviso en la segunda fermentación, sacar la cubeta y con las manos húmedas quitar las palas amasadoras e introducir éstas inmediatamente en un bol con agua que las cubra para facilitar su posterior limpieza.

Con las manos húmedas, acomodar la masa (es una masa dura) para evitar las burbujas de aire que se puedan haber introducido en la misma al quitar las palas. Colocar nuevamente la cubeta en la panificadora y continuar con el programa.

Una vez finalizado el programa, dejar que el pan repose en caliente dentro de la máquina 15 minutos. Desmoldar y dejar enfriar encima de una rejilla.

Se conserva tierno durante varios días dentro de una bolsa de plástico.

A comer.



viernes, 25 de octubre de 2019

Cabecero de lomo de cerdo con doble cocinado


El nombrecito de la receta se las trae un poco, ya me he dado cuenta, pero si la llamo “lomo de cerdo a la crema” que es como viene en el libro de la que la he sacado, pasáis de mí seguro. La receta está adaptada de esa que os digo y que se incluye en el libro “1.069 recetas” de Karlos Arguiñano del que ya os he hablado y me llamó la atención porque primero asa la carne y luego la cuece. ¿El objetivo? No lo sé. La carne ha quedado rica, pero ni más tierna ni más jugosa que cocinada al horno y acompañada de una buena salsa. He buscado por internet el porqué de esa forma de cocinarlo (no me atrevo a llamarlo técnica porque no sé si en verdad lo es) y no he encontrado nada. Si alguien sabe qué ventajas tiene o cómo influye en la carne, que me lo diga, porque siento curiosidad por saber si se trata de una forma de cocinado que desconocía o es un mero capricho del cocinero.
 
En cualquier caso nos ha gustado y si otro día encuentro una pieza que tenga más parte de cabecero que de lomo, ya que es muchísimo más jugosa, la compraré para repetirla. Y por supuesto acompañada de su puré de manzana reineta asada, que por ley debiera ser obligatorio que siempre acompañase a cualquier plato de cerdo, porque no sólo lo redondea, si no que lo eleva a la categoría de sublime (y esto lo suelto sin despeinarme... no se nota ni nada que me encanta).

Una última cosa: al llevar leche, tiende a agarrarse al fondo de la cazuela, con el peligro de que también se agarre la carne, así que hay que vigilar la temperatura de cocción.

Por lo demás, es una receta muy sencilla, como casi todas las de Arguiñano.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.
 

INGREDIENTES:

1 kgr. de cabecero de lomo de cerdo, un trozo

tsp. de salsa de mostaza fuerte de Dijon

1/2 tsp. de AOVE

330 ml. de leche evaporada

tbs. de salsa de tomate, preferiblemente casera

100 gr. de pimiento rojo asado

sal

1 manzana reineta (optativo)



ELABORACIÓN:

Sacar la carne del frigorífico y dejar que se atempere, tapada, al menos 20 minutos.

Precalentar el horno a 170º C, con calor arriba y abajo.

Lavar y secar la carne con papel de cocina.

Mezclar en un bol la mostaza de Dijon con el aceite de oliva virgen extra y con la ayuda de una brocha de silicona, embadurnar el trozo de cabecero de lomo por todos lados. Disponerlo en una fuente apta para horno y hornear durante 30 minutos, colocando la rejilla del horno en la segunda posición empezando por abajo. Dar la vuelta a la carne a los quince minutos de horneado.

Sacar la fuente del horno e introducir la carne en una cazuela de aproximadamente el mismo diámetro de la pieza de cabecero. Si hubiera algún jugo del asado en la fuente, añadirlo a la cazuela.

Disponer en el vaso de la batidora de brazo la leche evaporada, la salsa de tomate, el pimiento asado y sal al gusto y triturar hasta conseguir una mezcla fina y homogénea. Añadir esta salsa a la cazuela, tapar y cocer a fuego bajo 30 minutos, dando vuelta a la carne a los quince minutos de cocción. Al llevar leche, es muy fácil que la salsa se agarre; vigilar que ésto no ocurra y si fuera así, evitar en la medida de lo posible raspar el fondo de la cazuela.

Apagar el fuego y dejar que la carne se siga cocinando con el calor residual.

Sacar la carne de la cazuela y cortarla con un cuchillo muy afilado en lonchas del grosor deseado, colocándolas en un recipiente que quepa en el microondas. Humedecer ligeramente dos o tres hojas de papel de cocina, tapar la carne con éste y calentar a potencia media en el microondas. El tiempo dependerá de la potencia del electrodoméstico.

Mientras, introducir la salsa nuevamente en vaso de la batidora y volver a triturar. Volcarla en un cazo y calentar a fuego medio, cuidando que no se queme.

Servir la carne con la salsa aparte y si se desea, acompañada de una manzana reineta asada (con piel y descorazonada) en el microondas a potencia máxima durante 5-8 minutos, según tamaño y posteriormente machacada con un tenedor, previa eliminación de la piel.

A comer.



domingo, 20 de octubre de 2019

Rogan Josh (cordero con salsa picante y yogur). Receta de la India


Curioseando por la escasa y muy anticuada sección de cocina de la biblioteca municipal, me topé con un libro que me llamó la atención, no sólo por el título, sino también porque era nuevo y destacaba como una perla en el barro entre el resto de libros, la mayoría de los cuales están a punto de convertirse en incunables. De verdad que no exagero (bueno, un poquito), pero abundan más los libros de cocina con los que mi madre aprendió a cocinar que libros de reciente publicación.
 
Bueno, a lo que iba. Que el libro lo cogí porque estaba nuevo, aunque nuevo no es, que está publicado en el año 1999, le eché un vistazo, me gustó lo que ví y me lo llevé. El libro se llama La Cocina Asiática Clásica, de Sri Owen, publicado por Editorial Dorling Kindersley y según la contraportada, era un libro promocional que se vendía con un periódico, el cual desconozco.

A lo largo de sus más de 150 páginas, la autora, nacida en la isla de Sumatra, hace un recorrido por la cocina tradicional de 14 países asiáticos, presentando recetas por lo general muy sencillas en su elaboración, no así en algunos de los ingredientes, muy difíciles de conseguir fuera de tiendas de alimentación orientales o en ciudades pequeñas, porque seguro que en Madrid o Barcelona se encontrarán con relativa facilidad las hojas de curry secas o las hojas secas de lima kaffir, por poner un ejemplo. Para algunos ingredientes se dan alternativas, pero otros son imposibles de sustituir. Aún así, es un libro interesante y creo que una buena manera de introducirse en la cocina de esos países.

La receta de este cordero es de las pocas que yo puedo hacer sin sustituir o eliminar ingredientes, dado que en mi ciudad no existen tiendas especializadas en productos asiáticos y comprarlos por internet no me sale a cuenta. Sólo están modificadas las cantidades de especias y bastante reducido el picante, pues nuestros paladares no están acostumbrados a comidas tan especiadas ni, sobre todo, tan picantes. El resultado es un plato muy aromático y con un sabor diferente, que no me esperaba y que nos ha gustado mucho. Tanto que ya lo he cocinado dos veces y no serán las únicas.

No os desaniméis por la larga lista de ingredientes, porque en realidad es un plato sencillísimo de cocinar.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.


INGREDIENTES:


800 gr. de carne de pierna de cordero lechal, sin hueso

1 pimienta de cayena seca

1/2 tsp. de sal, más la necesaria para rectificar

40 ml. de aceite vegetal de sabor suave

225 gr. de cebolla cortada en plumas finas

3 vainas de cardamomo verde

1 hoja de laurel

100 gr. de yogur natural desnatado sin azúcar

500 ml. de agua caliente

1/2 tsp. de garam masala
 

* Para la mezcla de especias:

2 dientes de ajo pequeños, pelados, sin germen y picados

1/4 tsp. de jengibre en polvo

1 pimienta de cayena fresca o guindilla o chile

5 granos de pimienta negra ligeramente triturados

1/3 tsp. de canela molida

1/2 tsp. de semillas de cilantro ligeramente trituradas

1/4 tsp. de semillas de comino ligeramente trituradas

1 tsp. de pimentón dulce de La Vera (IGP)

2 clavos de olor ligeramente triturados

1/2 tsp.  de sal

60 ml. de agua


 
ELABORACIÓN:
 

Limpiar de grasas la carne de cordero y cortar en tacos.

Machacar en el mortero la pimienta de cayena seca partida en dos o tres trozos junto con la media tsp. de sal. Impregnar la carne con esta preparación y reservar.

Eliminar las semillas de la pimienta de cayena fresca (si gusta el picante, dejarlas), picarla fino y mezclar con todos los ingredientes de la mezcla de especias hasta obtener una mezcla homogénea. Reservar.

Calentar el aceite en una olla grande y cuando alcance temperatura, añadir la cebolla pelada y cortada en pluma finas y freír a fuego medio hasta dorar. Añadir las vainas de cardamomo y la hoja de laurel y mezclar. Subir un poco el fuego, agregar el cordero y rehogar. Añadir los ingredientes de la mezcla de especias, remover, tapar la olla y cocinar tres minutos. Añadir el yogur previamente batido y el agua caliente, tapar, subir el fuego y llevar a ebullición. Cocer durante 45 minutos, destapar y manteniendo el punto de ebullición, cocer otros 15 minutos para reducir la salsa.

Rectificar de sal, añadir el garam masala y servir.

A comer.

martes, 15 de octubre de 2019

Ensalada ácida de arroz


Aunque en menor medida que en verano, en mi casa se comen platos fríos todo el año. Suelo hacer con bastante frecuencia ensaladas de pasta o de arroz, pues se pueden hacer con antelación, son fáciles, no entretienen demasiado y resultan muy socorridas. Generalmente las hago con lo que pillo por el frigorífico, ya que resultan muy útiles como plato de aprovechamiento, pero tengo un par de combinaciones de ingredientes fijas, como el plato que traigo hoy, en el que predominan los sabores ácidos. Elegid pepinillos que tengan una salmuera fuerte, así como la mostaza, fuertecita también. Pero si se prefieren sabores más suaves, unos pepinillos con sabor a anchoa (generalmente más suaves), le van muy bien y el atún en escabeche puede sustituirse por atún en aceite o al natural.
 
Y los aliños siempre a parte, para que cada uno se sirva lo que quiera, pues mientras yo apenas le pongo nada, otros prefieren que la ensalada nade en salsa. Cuestión de gustos.

No se me ha olvidado la sal, no le pongo. Con la que llevan los ingredientes y la salsa, es suficiente.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.



INGREDIENTES:
 

150 gr. de arroz de grano largo

50 gr. de pepinillos en vinagre

50 gr. de guisantes congelados

70 gr. de manzana granny smith u otra manzana ácida

120 gr. de conserva de atún en escabeche (peso escurrido)

2 huevos clase M

100 gr. de mayonesa

7 gr. de salsa de mostaza amarilla fuerte

sal gruesa



ELABORACIÓN:
 

Comprobar que la cáscara de los huevos no esté rota.

Poner a hervir una olla con suficiente agua para cocer los huevos. Cuando rompa el hervor, añadir un puñado de sal gruesa y a continuación y con cuidado, los huevos. Cocer 14 minutos, manteniendo el hervor en todo momento. Finalizado el tiempo de cocción, sumergir los huevos inmediatamente en un bol con agua muy fría y unos cubitos de hielo. Una vez fríos, quitar la cáscara y picar groseramente. Disponerlos en una fuente donde quepan todos los ingredientes de la ensalada.

Cocer el arroz en abundante agua con sal durante el tiempo que indique el paquete, ya que variará en función de la clase de arroz que se utilice. Una vez cocido, refrescar con agua fría, escurrir e incorporar a la fuente de los huevos.

Descongelar los guisantes y añadirlos crudos a la mezcla de arroz y huevos.

Lavar la manzana, pelar si se desea (yo no lo hago), cortar en cubos pequeños e incorporar a la fuente.

Picar los pepinillos y escurrir y desmenuzar el atún. Mezclar ambos ingredientes con los demás y llevar al frigorífico al menos una hora.

Mezclar la mayonesa y la salsa de mostaza y reservar.

Presentar la ensalada de arroz con la salsa de mayonesa y mostaza aparte para que cada comensal se sirva la que desee.

A comer.


jueves, 10 de octubre de 2019

Jamoncitos de pavo especiados


Creo que el despiece de pavo no se ha empezado a comercializar/popularizar hasta hace relativamente pocos años. O por lo menos yo antes no lo conocía. Encontrabas en las pollerías algún pavo en Navidad, junto a faisanes y pulardas, pero fuera de esa época, no era fáciles de adquirir. Y además te vendían el bicho entero, nada de troceado.

En mi cocina ha sido un completo desconocido hasta hace poco, en el que el colesterol le invitó a entrar para hacerle compañía al pollo, ante el casi destierro forzoso del cerdo y de la ternera.

Ante esa tesitura, me dediqué a buscar por la red alguna recetilla para cocinarlo que se diferenciara un poco de cómo cocino el pollo (que al fin y al cabo son primos hermanos, o sea, insípidos) y encontré esta receta de Cocido de Sopa. La he modificado un poco para adaptarla a nuestro gusto personal, pero las diferencias son mínimas. Probadla. Yo ya la he cocinado más de una vez.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.



INGREDIENTES:
 

3 jamoncitos de pavo, unos 770 gr., (peso en limpio)

170 gr. de cebolla

30 gr. de uvas pasas sultanas sin pepitas

150 gr. de manzana granny smith (peso en limpio)

175 ml. de zumo de naranja natural

la ralladura de la piel de una naranja

250 ml de caldo hecho con los huesos de los jamoncitos

1 tbs. de miel

1/2 tsp. de canela en polvo

1/2 tsp. de jengibre en polvo

1/2 tsp. de cúrcuma en polvo

1/4 tsp.  de nuez moscada molida

tbs. de espesante instantáneo para salsas (marca Maizena)

pimienta negra molida

AOVE

sal

1-2 pimientas de cayena frescas o guindillas (opcional)



ELABORACIÓN:
 

Lavar y secar los jamoncitos de pavo. Quitar la piel y desecharla y deshuesar. Eliminar todos los tendones duros y cortar el pavo en dados grandecitos. Colocarlo en un bol, añadir el zumo de naranja, tapar y dejar macerar en sitio fresco un mínimo de una hora.

Disponer en la olla a presión los huesos de los jamoncitos, añadir 500 ml. de agua y si se desea, alguna verdura para enriquecer el caldo. Cerrar la olla, llevarla a ebullición y cocer 15 minutos contados desde que suba la válvula. Esperar a que la olla pierda la presión por completo antes de abrirla, desechar los huesos, colar el caldo y desgrasar. Apartar 250 ml. y congelar el resto del caldo para otras preparaciones.

Pelar la cebolla y cortarla en plumas finas. Reservar.

Pelar y descorazonar la manzana. Cortarla en dados y reservar tapada para que no se oxide.

Lavar y secar la piel de naranja. Rallarla con rallador fino y reservar tapada para que no se seque.

Pasado el tiempo de maceración, escurrir el pavo, reservando el líquido y espolvorearlo con sal y pimienta negra molida al gusto.

Poner a calentar una sartén honda y lo suficientemente grande como para que quepa toda la carne, con un fondo de aceite de oliva virgen extra. Saltear por tandas y a fuego fuerte el pavo. Sacar a un plato y reservar.

En la misma sartén y añadiendo más aceite si fuera necesario, pochar la cebolla a fuego suave hasta que esté transparente. Añadir la manzana y rehogar un par de minutos, removiendo con cuidado para no deshacerla.

Añadir a la sartén todas las especias, la ralladura de naranja, la miel, las uvas pasas, el líquido de maceración del pavo, el caldo hecho con los huesos, el pavo reservado y el jugo que haya podido soltar. Tapar y cocer a fuego medio 25 minutos o hasta que esté tierno. A falta de 5 minutos para terminar la cocción, apartar una tacita de la salsa, añadir el espesante instantáneo, diluirlo y agregarlo de nuevo a la sartén. Remover delicadamente ésta para distribuir la salsa, subir el fuego y cocer destapado hasta la finalización del tiempo. Rectificar de sal y si gusta el picante, lavar, secar y picar fino una o dos pimientas de cayena frescas o guindillas, distribuir por encima y servir.

A comer.


sábado, 5 de octubre de 2019

Pan de pasas semi dulce, en panificadora Lidl


Esta es una entrada programada. Cuando aparezca colgada, hará dos días que a que mi pareja le habrán realizado una cirugía de columna. Estará varios días ingresado y además le operan en otra provincia distinta a la de nuestra residencia (es lo que tiene vivir en lugares pequeños), así que me llevo el portátil para llenar las horas muertas aunque no sé si podré pasarme por aquí o si la red wifi del hotel será lo bastante decente para que me conecte. Ya veremos.

Aunque casi siempre hago el mismo pan, de vez en cuando pruebo alguna receta distinta. Éste está adaptado del libro “80 recetas de pan para elaborar con la panificadora, masas y panes sencillos, aromatizados, dulces, bizcochos y mucho más”, de Richard Ehrlich, publicado por editorial Blume.
 
Cuando leí la receta me pareció que llevaba demasiada levadura, pero dada mi poca experiencia con los panes, decidí ser una buena chica y seguir las indicaciones de la receta al pie de la letra y no hacer experimentos.

La primera vez que lo hice, la masa subió hasta el borde de la cubeta y estuvo a punto de desbordarse y luego se hundió, quedando un ladrillo incomible. Conclusión: tenía demasiada levadura, como ya me temía. Así que la reduje a la cantidad que a mí me pareció correcta y salió bien. Pensé que el error en la receta se trataba de una errata pero volví a hojear el libro y constaté que algunas recetas llevaban una cantidad desorbitada de levadura en proporción a la harina. Y de repente se me iluminó la bombilla: aquello tenía que ser un error de traducción. Quien lo tradujo, no conocía la diferencia entre levadura seca de panadero y levadura seca de panadero instantánea. Revisé las recetas y en aquéllas en las que me parecía que era mucha levadura, interpreté la cantidad como si fuera de levadura seca y en las que me parecía ajustada, como si lo fuera de levadura seca instantánea y entonces las recetas quedaron ajustadas automáticamente y con cantidades lógicas. A veces una sola palabra es la clave del éxito o del fracaso de una receta. Es una de las razones por las que prefiero libros escritos en español, porque algunas traducciones son, como diría yo... macarrónicas. Uf, con semejante palabro acabo de confesar mi edad.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.



INGREDIENTES:
 

400 ml. de agua a temperatura ambiente

500 gr. de harina de trigo de fuerza

50 gr. de harina de trigo integral

80 gr. de azúcar moreno

50 gr. de mantequilla a temperatura ambiente, cortada en trozos

1/2 tsp. de sal

3 gr. de levadura seca instantánea de panadero

1/2 tsp. de canela molida

100 gr. de uvas pasas sultanas sin pepitas

2 huevos clase M a temperatura ambiente, batidos
 


ELABORACIÓN:
 

Sacar la cubeta de la panificadora.
 
Introducir todos los ingredientes, menos las pasas y los huevos, en la cubeta en el orden que se indican, teniendo la precaución de colocar la sal y la levadura en extremos opuestos.
 
Colocar la cubeta en el interior de la panificadora. Cerrar la tapa y conectar el aparato. Seleccionar el programa 4 (dulce), peso 1 kgr. y tueste bajo.
 
Cuando la máquina emita los tonos de aviso para incorporar ingredientes adicionales a la mitad del segundo amasado, sin sacar la cubeta incorporar las pasas, dejar que se mezclen durante 15 segundos y seguidamente añadir con mucho cuidado para evitar derrames, los huevos batidos. Cerrar la amasadora y dejar que continúe con el programa.
 
Cuando la panificadora emita los tonos de aviso en la segunda fermentación, sacar la cubeta y con las manos húmedas quitar las palas amasadoras e introducir éstas inmediatamente en un bol con agua que las cubra para facilitar su posterior limpieza.
 
Con las manos húmedas, acomodar la masa para evitar las burbujas de aire que se puedan haber introducido en la misma al quitar las palas. Colocar nuevamente la cubeta en la panificadora y continuar con el programa.
 
Una vez finalice el programa, dejar el pan dentro de la máquina con la función de mantenimiento en caliente para que pierda humedad, al menos 45 minutos, pudiendo dejarlo hasta 60 minutos.
 
Utilizando unas manoplas de cocina, sacar la cubeta de la panificadora y desmoldar inmediatamente el pan en una rejilla. Darle la vuelta y colocarlo nuevamente en la rejilla hasta que se enfríe.
 
Las pasas aportan mucha humedad al pan, por lo que conviene conservarlo en una bolsa de plástico y dentro del frigorífico.
 
A comer.

martes, 1 de octubre de 2019

Crema fría de melón, pepino y pimiento verde, en Monsieur Cuisine Plus (MC+)


Conversación interior: “Este melón no sabe a nada y además está demasiado maduro. Y no lo voy a tirar, que está casi entero. A ver que hay en el frigorífico que pueda aprovechar...: un pimiento verde arrugadillo, más pepinos que en la frutería, un trozo de calabacín (para el carro, guapa, que si te descuidas aprovechas hasta el agua de fregar); bueno, todo esto un poco condimentado y con unas almendras tostadas para que le den el punto crujiente, tiene que quedar bueno. Pues seguro que también le pega el aceite de oliva virgen en el que tengo macerando desde hace unos meses una rama de romero y que no veo el momento de utilizar”.

Pues mi dicho con mi hecho. El aceite aromatizado con romero combina muy bien con la crema, dándole un gusto muy interesante. Pero si no tenéis, pues un buen AOVE y listo. Me gustó tanto que a la noche siguiente lo volví a preparar porque seguía teniendo un poco de todo.

Aunque tal vez ya sea un poco tarde para publicar este tipo de cremas o sopas, no quería que se me quedara en borradores hasta el año que viene. Además todavía hay melones a buen precio y es una buena forma de aprovechar el que no sale muy dulce y como esta receta es de aprovechamiento total (las almendras me habían sobrado de otra preparación), es mi aportación mensual al proyecto de Marisa 1+/-100, desperdicio 0
 


en el que participo un mes más y ya van ocho. ¡Quién me lo iba a decir a mí, que siete meses después seguiría participando! Porque sinceramente, no las tenía todas conmigo. Pensé que mi colaboración se limitaría a dos o tres recetas, pero no ha sido así y no puedo estar más contenta de haberme equivocado. Gracias Marisa por animarnos mes tras mes a participar.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.



INGREDIENTES:

Para dos raciones (aproximadamente)

200 gr. de melón maduro y poco dulce (peso en limpio)

150 gr. de pepino (peso en limpio)

80 gr. de pimiento verde (peso en limpio)

1/2 tsp. de AOVE

1/2 tsp. de vinagre de manzana

sal

AOVE aromatizado con romero

2-3 almendras crudas repeladas



ELABORACIÓN:

Laminar las almendras y tostarlas en una sartén sin aceite. Reservar.

Despepitar el melón, quitar la piel y partir en dos o tres trozos. Incorporarlos al vaso del robot Monsiuer Cuisine Plus (MC+).

Lavar el pepino. Pelarlo, dejando si se desea un poco de la piel para que resulte más digestivo, cortar una rodaja de medio centímetro de grosor y el resto en dos trozos. Incorporar éstos al vaso del MC+, picar en cuadraditos la rodaja pequeña y reservar.

Lavar el pimiento verde. Eliminar pedúnculo, pepitas y nervios centrales. Partir a la mitad y añadirlo al vaso.

Agregar al vaso del robot el aceite de oliva virgen extra, el vinagre de manzana y sal al gusto. Tapar y cerrar el vaso y programar 30 segundos, velocidad 9 y sin temperatura, con el orificio tapado. Abrir el vaso, comprobar la textura y rectificar de sal, si procede.

Distribuir la crema en dos cuencos, regar cada uno con un hilo de aceite de oliva virgen extra aromatizado con romero y repartir entre los dos los cuadraditos de pepino y las almendras picadas.

Servir fría.

A comer.