Además en mi trabajo hay muy buen ambiente y pasamos ratos realmente divertidos, sobre todo a última hora de la mañana, cuando ya vamos cansados y nos cuesta más concentrarnos y parece que estamos esperando a que alguien diga una tontería para desconectar un momento, desbarrar, reírnos y retomar el resto de la jornada con más ánimo. Por otro lado, ahora que sólo salgo de casa para ir a trabajar o a hacer la compra, es el único momento del día en el que socializo (familia aparte), con nuestras mascarillas, geles, mamparas separadoras y distancias de seguridad incluidas (siempre que estemos todos sentados, que en cuanto alguien se levanta de la silla adiós distancias pues la oficina es bastante pequeña). Y aunque en casa no necesite, evidentemente, todas esas medidas de seguridad y pueda sentirme más cómoda, la compañía de mis cuatro paredes no me reconforta tanto como la de mis compañeros.
En fin, que ya os contaré qué tal me va, cuando me lo concedan que todavía sigo esperando, aunque mi intención es sólo trabajar desde casa en el supuesto de que nos confinen, porque sé que a la vuelta estará todo mi trabajo esperándome encima de la mesa y entonces del patatús, sí tendré que quedarme en casa.
Y mientras teletrabajo o no, os traigo una receta muy fácil de níscalos, que aunque sé que su temporada se ha acabado, seguro que alguien hace como yo y tiene algunos en el congelador. Aún me quedan varias recetas en el tintero que seguramente se van a quedar para el año que viene, pero ésta no quería dejarla. Es una receta sencilla, fácil y sabrosa. Si no tenéis níscalos congelados, apuntadla para cocinarla el año que viene, os gustará seguro.
Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.
575 gr. de níscalos
120 gr. de beicon ahumado cortado en bastones
70 gr. de nata con un 18% de materia grasa
1/4 tsp de pimienta negra molida
50 ml. de agua
sal
AOVE
mezcla de cuatro quesos rallados
ELABORACIÓN:
Lavar bajo el grifo con un hilo de agua y uno a uno los níscalos, frotándolos con un cepillito para eliminar la suciedad y cortar la parte terrosa del pie, si la tuvieran. Ir colocándolos en un escurridor. Una vez limpios y escurridos, cortar en cuatro, seis u ocho trozos, según tamaño y reservar.
Disponer un fondo de aceite de oliva virgen extra en una cazuela y calentar. Cuando alcance temperatura, agregar el beicon y freír a fuego medio, removiendo. Cuando empiece a dorarse, añadir los níscalos, sal al gusto y la pimienta negra molida, subir el fuego a fuerte y rehogar un minuto, incorporar el agua, tapar, bajar el fuego y cocinar 20-25 minutos o hasta que los níscalos estén tiernos.
Destapar la cazuela y reducir la salsa hasta que queden un par de cucharadas. Apartar del fuego, dejar que pierda un poco de temperatura y añadir la nata, remover y devolver al fuego, levantar el hervor y cocer a fuego medio hasta que la nata reduzca y espese ligeramente.
Rectificar de sal si procede y servir inmediatamente, junto a la mezcla se quesos rallados para que cada comensal se sirva a su gusto.
A comer.