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lunes, 10 de abril de 2023

Conejo de campo a la naranja con mostaza y miel

Cada vez que cocino una receta nueva, ya sea mía o ajena, voy apuntando ingredientes y procedimiento, cosa que no hago porque vaya a traerla al blog, sino por la manía que tengo de anotarlo todo, lo que a veces es una suerte porque hay platos cuyo resultado nos sorprende, para bien, con su delicioso sabor. Tal es el caso de este conejo a la naranja con mostaza y miel, ideado en el último momento, un poco a la remanguillé y sin ninguna intención de publicarlo. Pero vayamos por partes...

Ya os he contado que tengo un arcón congelador enoooorrrrme. Genial cuando tienes que congelar la matanza, la caza y los productos de la huerta, pero incomodísimo cuando tienes que bucear en el fondo buscando una cosa en concreto. Así que, muchas veces, por no rebuscar, agarro lo que está más a mano y eso es lo que cocino. Pero el otro día, buscando en el fondo del arcón un paquete de magro para hacer cochinita pibil, aparecieron tres conejos de campo que no sabía que tenía y hubo cambio de menú en el último momento (por eso y porque no encontré la carne, lo confieso). No estaba muy inspirada y pensé hacerlo en salsa espesa de cebolla, que es como lo suelo cocinar cuando no tengo ganas de estrujarme la mollera. Pero cuando me puse a ello me dije “anda maja, inspírate un poco y mira a ver qué tienes en el frigo”. Había estado sacándole las cebolletas a unas cebollas, que ya están todas nacidas y colocando unas naranjas en el frutero, miré las unas y las otras y pensé que quedaría rico con ambas pero me pareció que el conejo iba a quedar un poco “cojo” y me acordé de una mostaza con miel con la que ya he cocinado alguna que otra cosa y que le da a las carnes un sabor tremendo. Es una mostaza tipo inglesa muy fuerte con un toque de miel muy ajustado que compré en una de esas promociones de productos que a veces tienen en el súper y que luego no vuelven a repetir, lo que dicho sea de paso me fastidia sobremanera porque no puedes volver a comprar el producto en cuestión. Cebolletas, naranjas y mostaza dulce, podía funcionar.

Como os digo, fui apuntándolo todo pero no con la intención de publicarlo. Ahora bien, fue probar la salsa para rectificarla de sal y cambiar de idea. Aquéllo estaba buenísimo, tenía que enseñároslo sí o sí. Era la hora de comer y aún no entraba suficiente luz por la ventana, pero el conejo lo íbamos a comer tres y era tan pequeño que después de comerlo no me iba a quedar nada para las fotos, así que ahí me veis a mí a toda prisa montando el tenderete de cualquier manera, haciendo las fotografías sin ningún esmero, lo reconozco y diciéndole al personal que fuera poniendo la mesa en lo que volvía a calentar la carne.

Nos ha encantado. La naranja contrarresta perfectamente la acidez de la mostaza y la pimienta equilibra el dulzor de la miel. Apenas la puse sal, pues la de la mostaza y la de la pastilla de caldo le aportan casi toda la que le hace falta al guiso. Sobró una tajada que al día siguiente estaba aún más rica aunque también más salada, algo a tener en cuenta si se va a cocinar con antelación.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

1 conejo de campo pequeño (700 gr. aprox.)

125 gr. de cebolleta, incluyendo toda la parte verde aprovechable

2 dientes de ajo grandes

125 ml. de zumo de naranja natural

20 gr. de mostaza con miel

1 pastilla (10 gr.) de caldo concentrado de verduras

1/8 tsp de pimienta negra molida

100 ml. de agua

AOVE

sal

ELABORACIÓN:

Lavar el conejo y secar con papel de cocina. Trocear y reservar.

Pelar la cebolleta y picarla groseramente, incluyendo todo el tallo verde que sea aprovechable. Reservar.

Pelar los dientes de ajo, eliminar el germen, si lo tuvieren y laminar. Reservar.

Diluir la mostaza en un poco del zumo de naranja. Reservar.

Llevar la olla rápida WMF al fuego provista de un buen fondo de aceite de oliva virgen extra y calentar a fuego medio-alto. Cuando el aceite alcance temperatura, rehogar las tajadas de conejo hasta que cambien de color. Añadir entonces la cebolleta y los ajos y continuar rehogando hasta que la cebolleta se ponga blanda, removiendo para evitar que se agarre en exceso.

Apartar la olla del fuego para que pierda un poco de temperatura, agregar la mostaza diluida, la pimienta negra molida, la pastilla de caldo desmenuzada, el resto del zumo de naranja y el agua. Remover y devolver al fuego. Llevar a ebullición, destapada y colocar la tapadera cuando rompa el hervor. Cerrarla y cocer 18 minutos contados desde que suba la válvula por completo. Apagar el fuego, retirar la olla y dejar que pierda toda la presión antes de abrirla.

Reducir ligeramente la salsa, rectificar de sal y servir.

A comer.

lunes, 6 de marzo de 2023

Conejo en salsa de cacahuetes

Conejo en salsa de cacahuetes. ¿Porqué no? Estamos acostumbrados a cocinarlo con almendras o avellanas, seguramente porque estos árboles llevan más tiempo cultivándose en España que la planta del cacahuete, de ahí que las recetas tradicionales utilicen las primeras en vez de este último, ya que era muy habitual, al menos por aquí, plantar árboles para marcar las lindes de las tierras y como éstas no estaban precisamente al lado de las casas, era necesario que los árboles no necesitaran poda ni mantenimiento, es decir, que fueran rústicos, pues no era plan de ir con la burra o andando a podarlos, buen tiempo tenían entonces las gentes para perderlo en podar dos almendros aquí y un nogal allá. La razón de utilizar árboles en vez de mojones era porque aquéllos no se podían mover, que siempre ha habido “listos” (y hay) que a la que araban movían las marcas y pobre de tí si tenías la tierra perdida y no ibas por allí con frecuencia, pues no era tan raro que el vecino metiera los cultivadores en lo tuyo y te encontraras con la sorpresa de que la tierra te había encogido. Estoy hablando de algo que conozco, pues pasó con una de las tierras que heredaron los hijos de mi abuela materna, que al no ser agricultores, no las sembraron en los pocos años que las tuvieron y cuando las fuimos a enseñar a un señor que estaba interesado en comprarlas, nos encontramos con la “sorpresa” de que a la tierra de la que os hablo, el de al lado le había sacado la linde recta, que no tenía antes, metiéndola para lo suyo como un metro en la parte más estrecha. Menudo cabreo se agarró mi madre, lógicamente, cuando lo vio. Yo era la primera vez que iba a ver las tierras y no las conocía pero recuerdo perfectamente el lugar y las parcelas, una llena de maleza y la otra bien sembrada y cuidada. Os preguntaréis dónde estaba el almendro que marcaba los límites entre las tierras, pues ya no existía, con la concentración parcelaria se arrancaron muchos árboles al igual que hubo que remover muchos mojones y aunque éstos se repusieron marcando los nuevos límites, aquéllos ya no, pues en la mayoría de las tierras actualmente son un estorbo para los tractores y aperos tan grandes que se utilizan.

La razón por la que ha utilizado cacahuetes es porque me sobraron de una cena y ya llevaba la bolsa abierta rondando unos días por la cocina sin que nadie le hiciera mucho caso y antes de que empezaran a quedarse revenidos, que no estamos para tirar, decidí probar con un conejo que acababa de comprar, bueno, con medio, que era enorme y no me apetecía estar comiendo lo mismo toda la semana. Deciros que nos ha encantado, de verdad. No se distingue el sabor del cacahuete, no quiero engañaros, en realidad aportan textura, su sabor se mimetiza con el resto de ingredientes dando como resultado una salsa en la que no hemos notado la prevalencia de ningún ingrediente sobre otro pero que estaba buenísima con el conejo, cuya carne, al tener un sabor bastante neutro, admite lo que le pongas, como pasa con el pollo, que lo mismo le va bien un roto que un descosido. Hablo de animales de cría intensiva, que en nada se parecen a los salvajes o a los que se han desarrollado a su ritmo y con su tiempo, los cuales ganan en sabor pero también, todo hay que decirlo, a costa de carnes más duras y secas.

Como he aprovechado los cacahuetes de un paquete que ya tenía abierto, es mi propuesta de este mes para el proyecto 1+/-100, desperdicio 0

que Marisa, desde su blog Thermofan, promueve para evitar el desperdicio de alimentos y fomentar el reciclaje en general.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

700 gr. de conejo (aproximadamente medio conejo grande)

150 gr. de cebolla roja

2 tsp de pasta de tomate

60 gr. de cacahuetes fritos con sal, pelados

1 diente de ajo grande

150 ml. de vino blanco verdejo D.O. Rueda

1/2 tsp de albahaca seca

2 hojas de laurel

250 ml de agua

AOVE

sal

1 tallo verde de cebolleta, para servir (optativo)

ELABORACIÓN:

Lavar el conejo y secar con papel de cocina. Trocear, sazonar con sal y dejar a un lado.

Pelar la cebolla y cortarla en dados grandes. Reservar.

Pelar el diente de ajo, eliminar el germen, si lo tuviere y machacar en un mortero. Sacar a un plato y en el mismo almirez, sin necesidad de lavarlo, machacar los cacahuetes hasta conseguir una pasta en la que aún se aprecien trozos de cacahuete, más o menos grandes, al gusto. Si el mortero no fuera muy grande, hacerlo por tandas para facilitar el trabajo. Añadir un poco del vino a la pasta de cacahuetes para diluirla. Reservar.

En la cazuela donde se vaya a cocinar el conejo, disponer un fondo generoso de aceite de oliva virgen extra y calentar a fuego fuerte. Cuando alcance temperatura, dorar a fuego alto los trozos de carne, sacar a un plato y reservar.

Dejar templar ligeramente el aceite y agregar la cebolla. Freír a fuego medio y cuando empiece a tomar color, agregar la pasta de tomate, remover, dejar que fría 30 segundos y añadir el ajo machacado, la pasta de cacahuetes y vino, el resto del vino, las hojas de laurel lavadas, la albahaca y el conejo frito junto con los jugos que haya soltado. Evaporar el alcohol a fuego fuerte durante un minuto y añadir el agua y sal al gusto. Tapar y cocinar a fuego medio durante 20 minutos. Dar la vuelta a las tajadas y continuar la cocción otros 20 minutos o hasta que el conejo esté tierno. Destapar la cazuela y cocer a fuego fuerte 3 minutos para reducir la salsa. Rectificar de sal, si procede.

Servir espolvoreado con el tallo de cebolleta lavado y picado fino.

A comer.

lunes, 7 de noviembre de 2022

Estofado de conejo de campo a la mostaza de estragón

Se ha abierto la veda y vuelven a mi mesa los platos de caza. Para inaugurar la temporada os traigo un delicioso estofado de conejo a la mostaza de estragón, facilísimo de hacer porque va todo en crudo en la olla y uno de los guisos de conejo más ricos que he hecho. ¿Que no me creéis? Pues os reto a que hagáis la receta y después me digáis si tenía o no razón. No me vale la excusa de “es que no encuentro conejo de campo”, que con el de el super tiene que quedar igualmente riquísimo. Eso sí, en esta receta no vale cambiar la mostaza por una que no sea al estragón, porque por muy buena que sea resultará un conejo a la mostaza X, rico también, seguro, pero nada que ver con éste. Y es que la mostaza al estragón tiene un sabor muy característico, en nada parecido a ninguna otra mostaza que haya probado. La mostaza de la que os hablo es Mostaza Diáfana al Estragón, de la marca Louit (esto no es publicidad) y desconozco si algún otro fabricante la hace. Esta mostaza, junto con la clásica amarilla de los perritos calientes, son las mostazas de mi infancia, las que había en casa de mi madre, la primera para los pinchos morunos (brutales con esta salsa, os lo garantizo) y la segunda para los mencionados perritos y las hamburguesas. No fue hasta mi adolescencia que llegó a nuestra casa la modernidad de la fondue. que entraron otras mostazas (verde, Dijon, a la antigua) ni todo un universo de salsas, por entonces caseras, a las que nos aficionamos con una velocidad pasmosa. ¡Qué tiempos! Creo que fue por aquélla misma época que aterrizaron en nuestras mesas navideñas las tablas de quesos y patés, en directa rivalidad con la fuente de langostinos cocidos, a la que a punto estuvieron de relegar a otras ocasiones pues por entonces empezaban los de criadero, con lo que eso supuso en la bajada de sus precios, pasando a convertirse, poco a poco, en el alimento “popular” que hoy día conocemos. Como todas las modas, ambas pasaron, la fondue que compró mi madre apenas sale del armario y las susodichas tablas, después de unos años de furor, desaparecieron casi por completo de las mesas, donde han resistido, contra viento y marea, los langostinos, ya sean salvajes o de criadero y es que los clásicos, nunca mueren...

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

1 conejo de campo, troceado

2 dientes de ajo medianos, con piel y chafados

100 gr. de cebolla, picada muy menuda

150 ml. de agua caliente

15 gr. de mostaza al estragón (he utilizado Louit)

10 gr. de Bovril u otro concentrado de carne

50 ml. de vino blanco dulce

30 ml. de AOVE

70 gr. de nata con un 18% de materia grasa

sal

ELABORACIÓN:

NOTA: Los tiempos de cocción que se indican lo son para una placa vitrocerámica de inducción. En el caso de utilizar otra fuente de calor (eléctrico, gas, halógeno), los tiempos variarán, debiendo ser adaptados. Lo mismo ocurre en caso de utilizar otra olla a presión o una cazuela convencional.

Poner 15 ml. de aceite de oliva virgen extra en el fondo de la olla rápida WMF, distribuir por encima los trozos de conejo y salar muy ligeramente, teniendo en cuenta que el Bovril y la mostaza llevan bastante sal. Poner entre la carne los dos dientes de ajo y esparcir por encima la cebolla. Regar con el resto del aceite de oliva virgen extra.

Aparte, mezclar el agua caliente con el Bovril. Añadir a continuación la mostaza y cuando esté todo bien integrado, agregar el vino blanco. Remover y verter sobre el conejo.

Colocar la olla rápida en el fuego y llevar a ebullición, destapada. Dejar que hierva dos minutos y colocar la tapadera, cerrarla y cocer 30 minutos contados desde que suba la válvula por completo. Apagar el fuego, retirar y con muchísimo cuidado, liberar toda la presión de la olla.

Devolver la olla al fuego y reducir la salsa a fuego alto durante 10 minutos. Apagar el fuego, añadir la nata, mecer la olla para que se integre con la salsa del conejo, rectificar de sal si procede, colocar nuevamente la tapa, dejar reposar 5 minutos y servir.

A comer.

miércoles, 15 de diciembre de 2021

Conejo de campo en salsa de peras, en olla rápida WMF

Yo para ser feliz necesito sol. Bueno y alguna cosilla más, pero ésas para otro día. Necesito sol, que no calor, no confundamos. No me importa que en la calle haga un frío que pele siempre que luzca un sol sin nubes en un cielo insultantemente azul. Esos días llenos de nubes o peor aún, ¡lluviosos!, me dejan el ánimo por los suelos y así estoy, que no tengo ganas de “ná”, porque llover no llueve, pero llevamos una semana con nieblas cerradas que algunos días ni han levantado y encima, “meonas”, que no sólo no me rizan el pelo, ya que el peso de la humedad hace que se me estire y quede pegado a la cabeza, vamos, que parece que me lo ha lamido una vaca, que no sé para qué gasto el dinero en champús, cremas y demás potingues para definir el rizo (un inciso: o estos productos no son efectivos o mi pelo va a su aire porque no noto diferencia o soy muy torpe y no sé usarlos), si no que además son peligrosísimas para la conducción, porque humedecen los cristales del coche, poco para los limpiaparabrisas y mucho para dificultar la visibilidad, por no hablar de que no ves lo que tienes delante. Así que estoy muy plof, que ni me apetece leer, ni cocinar, ni trabajar, ni hablar, ni salir..., una penita, que lo único que me levantaría el ánimo serían unas risas con las amigas alrededor de un café, pero según se están poniendo las cosas ni nos atrevemos a quedar, que a algunas no las veo desde que empezó la pandemia y a otras en este tiempo las he visto una o dos veces y un ratico. Que no me extraña que mucha gente haya relajado restricciones y medidas, que el ser humano es un ser social y necesita relacionarse con otros, así que, aunque yo siga manteniendo las precauciones, entiendo esa relajación.

Y mientras la apatía me consume, en la oficina se ha cancelado la comida de navidad y en casa nos estamos planteando volver a celebrar las fiestas en soledad, como hay que seguir comiendo, que es lo único de lo que no me faltan las ganas, esperaremos a que cambie el tiempo cocinando este conejo en salsa de peras, que, ahora que no nos oye nadie, está tremendo, con el dulce de las peras y el anisado de las semillas de hinojo, dos sabores que he descubierto que se complementan muy bien. En esta ocasión he utilizado pera conferencia, pero queda igualmente rico con peras ercolini o con cermeños. Lo que interesa es que sean peras de carne firme, no granulada y sin demasiada agua e idealmente en su punto justo de maduración, aunque con la cocción se desharán en su mayor parte. Ya sabéis que suelo utilizar conejo de campo, pero por supuesto que podéis usar conejo de granja, quedará igualmente muy rico y tal vez más la receta de hoy, pues es un guiso de sabores muy suaves. Os gustará mucho, seguro.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

1 conejo de campo de un kilo, aproximadamente

*Para el adobo:

10 granos de pimienta negra

100 gr. de cebolla cortada en plumas

3 clavos de olor

1 diente de ajo grande

2 hojas de laurel partidas

300 ml. de agua

300 ml. de vino blanco seco

*Para el guiso:

25 gr. de puerro, de la parte blanca

50 gr. de cebolla

50 gr. de tomate

150 gr. de peras conferencia, peladas, descorazonadas y cortadas en octavos a lo largo

1/4 tsp de semillas de hinojo

130 ml. de agua

10 gr. de almidón de maíz

AOVE

sal

ELABORACIÓN:

Lavar minuciosamente el conejo, escurrir bien, secar con papel de cocina, trocear, disponer dentro de un recipiente con tapa y reservar.

*De la marinada:

Poner el diente de ajo sobre una superficie plana. Colocar la hoja de un cuchillo ancho sobre el diente de ajo y en horizontal y dar un golpe seco sobre la hoja para que el ajo se aplaste ligeramente. Quitar la piel y el germen, si lo tuviere e introducir en un cazo.

Machacar ligeramente en el mortero los granos de pimienta e incorporar al cazo, así como los clavos enteros, las hojas de laurel partidas, la cebolla y el agua. Llevar a ebullición y cocer diez minutos a fuego suave. Apartar, dejar enfriar completamente, añadir el vino blanco, mezclar y verter sobre el conejo. Tapar y llevar al frigorífico 24-36 horas, removiendo los trozos de carne dos o tres veces.

*Del guiso:

NOTA: Los tiempos de cocción que se indican lo son para una placa vitrocerámica de inducción. En el caso de utilizar otra fuente de calor (eléctrico, gas, halógeno), los tiempos variarán, debiendo ser adaptados. Lo mismo ocurre en caso de utilizar otra olla a presión o una cazuela convencional.

Sacar el conejo del frigorífico al menos con dos horas de antelación para que se atempere.

Eliminar las raíces y capa exterior del puerro y de la cebolla. Pelar y despepitar el tomate. Cortar el puerro en cuatro trozos a lo largo y cada trozo en rodajas de medio centímetro aproximadamente. Cortar la cebolla y el tomate en dados de un centímetro de lado. Reservar el tomate separadamente de la cebolla y del puerro.

Escurrir el conejo de la marinada, desechando ésta; secar la carne con papel de cocina y sazonar con sal al gusto.

Disponer un buen fondo de aceite de oliva virgen extra en la olla rápida WMF y llevar al fuego. Una vez el aceite esté bien caliente, freír por tandas los trozos de conejo por todos los lados hasta que se doren. Sacar a un plato y reservar.

Dejar que el aceite pierda un poco de temperatura y añadir la cebolla y el puerro y sofreír a fuego medio, añadiendo más aceite si fuera necesario y raspando a la vez el fondo de la olla para despegar los jugos adheridos. Cuando las verduras empiecen a dorarse, agregar las peras y rehogar durante tres minutos, removiendo delicadamente. Añadir las semillas de hinojo, rehogar brevemente y agregar el tomate. Cocinar el conjunto dos minutos, incorporar el conejo a la olla y añadir el agua, llevar a ebullición, poner la tapadera, cerrar y cocer 22 minutos contados desde que suba la válvula del todo. Apagar el fuego y dejar que la olla pierda toda la presión antes de abrirla.

Abrir la olla WMF, añadir el almidón de maíz disuelto en un poco de agua fría, remover para que se distribuya bien, devolver la olla al fuego y cocer a fuego suave un par de minutos para espesar la salsa.

Dejar reposar cinco minutos para que se asiente el guiso y servir.

Mejora de un día para otro.

A comer.

martes, 15 de junio de 2021

Conejo de campo con sriracha y menta, en olla WMF

Ordenado el archivo donde tengo las fotos, porque estaba un poco de aquella manera ya que tenía mezcladas sin orden ni concierto fotos para el blog, fotografías de recetas de cocina de revistas de mi madre, de lugares que hemos visitado recientemente, de mis sobrinas y de otras “categorías” un poco inclasificables, encontré las de esta receta. Como cuando le doy un repaso al archivo suelo hacerlo en el modo iconos medianos y las fotos se parecen a tantas que ya he hecho, me habían pasado desapercibidas, pero como en esta ocasión le dediqué un poco más de tiempo (y puse los iconos muy grandes, todo hay que decirlo), me detuve en ellas. Afortunadamente me acordaba de la receta, algo que a veces no me pasa, ya que tengo algunas fotografiadas que no sé con qué plato se corresponden, por esa manía que tengo de no ponerle nombre a las fotos y porque sigo teniendo demasiadas recetas en papel sin pasar al ordenador. Exactamente lo que me ocurrió con ésta, aunque por suerte, la receta había sobrevivido a uno de esos arrebatos que me dan en los que tiro papelotes y apuntajos y en los que ya se ha ido a la basura más de una receta. Después, cuando me doy cuenta, me digo de todo menos bonita...

Ya sé que no estamos en temporada de caza, pero si sois esposa/pareja/novia/madre/hija/tía/sobrina/cuñada/amiga/vecina de algún cazador generoso, es probable que aún os quede algún conejo en el congelador. Sí, por ahí veo una mano levantada... Pues ale, descongeladlo y preparad esta receta, que está bien buena. También se puede preparar con conejo de granja, por supuesto, que además, como ya sabéis y según dicen las autoridades en la materia, es una carne muy sana y sin grasas. ¿Que no sabéis como guisarla? Pues en el blog tenéis varias recetas que podéis cocinar igualmente con conejos comprados en la carnicería, elegid cualquiera que salen todas ricas.

La salsa sriracha es una salsa picante de chile rojo de origen asiático, espesa como una buena salsa de tomate y que aunque en crudo pica bastante (bueno, según la percepción de cada uno, claro), al cocinarla se rebaja su intensidad. De hecho, según las anotaciones que hice en mi receta, picaba poco y tengo apuntado “para la próxima, poner más sriracha”. Como no he vuelto a cocinarla, no sé el resultado con más salsa, pero seguro que está aún más rica.

Puede que alguien se esté preguntando por la menta. Su función es proporcionar frescor, equilibrando de este modo el picante de la salsa. Volviendo a mis anotaciones, su sabor no se percibe, así que utilizadla sin miedo. También tengo apuntado “añadir más menta, en proporción a la sriracha”. Y es que después de hacer una receta nueva, siempre apunto mis impresiones, lo que falló, lo que se puede mejorar, lo que sobra o si es el caso, si la misma resultó perfecta tal y como la hice. Vuelvo a ver más manos levantadas...

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

1 conejo de campo

* Para la marinada:

1/2 tsp de salsa sriracha

6 ml. de salsa de soja

1/4 tsp de comino en grano

5 ml. de vino blanco seco

*Para guisar el conejo:

135 gr. de cebolla

100 gr. de calabacín

10 gr. de ajo

1/2 tsp de salsa sriracha

1 pastilla de caldo concentrado de verduras

1/2 tsp de menta seca

100 ml. de vino blanco seco

50 ml. de agua

AOVE

ELABORACIÓN:

NOTA: Los tiempos de cocción que se indican lo son para una placa vitrocerámica de inducción. En el caso de utilizar otra fuente de calor (eléctrico, gas, halógeno), los tiempos variarán, debiendo ser adaptados. Lo mismo ocurre en caso de utilizar otra olla a presión o una cazuela convencional.

Lavar minuciosamente el conejo, escurrir bien, secar con papel de cocina, trocear y reservar.

Machacar ligeramente en el mortero las semillas de comino. Añadir el resto de ingredientes de la marinada, mezclar y verter sobre el conejo troceado. Remover para que todas las piezas se impregnen de la marinada, tapar y dejar una hora en sitio fresco, removiendo al menos una vez durante ese tiempo.

Eliminar las raíces y capa exterior de la cebolla. Cortar en plumas y reservar.

Lavar y secar el calabacín, secar, despuntar, pelar si se desea (yo no lo hago) y cortar en dados de un centímetro de lado. Reservar.

Poner un buen fondo de aceite de oliva virgen extra en una sartén amplia y llevar a fuego medio alto. Cuando adquiera temperatura, añadir la cebolla y cocinar removiendo de vez en cuando hasta que empiece a ablandarse. Incorporar el calabacín, mezclar y seguir cocinando hasta que el calabacín empiece a ablandarse, removiendo con delicadeza para no romperlo. Sacar a un plato escurriendo el aceite y reservar.

Sacar los trozos de conejo de la marinada y desechar la sobrante. Freír la carne a fuego alto y hasta que se dore, en el aceite de freír la cebolla, añadiendo más aceite se fuera necesario, sacando los trozos a medida que se hagan e introduciéndolos en la olla rápida.

Incorporar a la olla la cebolla y el calabacín reservados, junto con el aceite que hayan soltado.

Añadir a la sartén el vino blanco y la pastilla de caldo desmenuzada. Levantar el hervor, desglasar los jugos y apagar el fuego. Agregar el agua y la salsa sriracha, remover y verter sobre el conejo. Por último, añadir a la olla los ajos prensados, pelados y sin germen y la menta seca.

Colocar la olla rápida en el fuego y levantar el hervor. Poner la tapadera, cerrarla y cocer 25 minutos contados desde que suba la válvula del todo. Apagar el fuego y dejar que la olla pierda toda la presión antes de abrirla.

Abrir la olla WMF y si tuviera mucha salsa, sacar una parte a un cazo y reducirla a fuego fuerte, si se desea. Devolverla a la olla y remover para homogeneizar la salsa.

Dejar reposar cinco minutos para que se asiente el guiso y servir.

A comer.

miércoles, 10 de marzo de 2021

Conejo de campo a la siciliana, en olla WMF

Receta de conejo con sabores agridulces. Una combinación de ingredientes y contrastes que funciona, una de esas recetas que cuando las leo, llaman mi atención y a la vez despiertan mi desconfianza, pues no soy capaz de imaginarme su sabor. Aún así, a muchas de ellas les doy una oportunidad, lo que me lleva a descubrir platos sorprendentes, como éste, que ya he cocinado más de una vez. La carne queda muy buena, pero lo que me encanta es la guarnición de cebolla, beicon, alcaparras y aceitunas y eso que no me gusta mucho cocinar con éstas últimas, pero en este guiso se integran a la perfección, sin que su sabor predomine sobre el resto, que es lo que siempre me parece que hacen allí donde las uso, por lo que muchas veces las elimino o reduzco mucho su cantidad.

He adaptado la receta de aquí y os animo a que la probéis, pero no recién hecha, mejor al día siguiente, pues mejora de forma considerable.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

2 conejos de campo pequeños (1.200 gr., aproximadamente), troceados

180 gr. de beicon ahumado, cortado en bastones

350 gr. de cebolla, cortada en dados de 1-1'5 cm. de lado

55 gr. de uvas pasas sultanas

65 gr. de aceitunas verdes sin hueso, picadas

25 gr. de alcaparras, lavadas y escurridas

3 hojas de laurel

40 ml. de vinagre de Jerez D.O.P.

150 ml. de vino blanco seco

100 ml. de agua

AOVE

1/2 tsp de pimienta negra molida

sal

ELABORACIÓN:

NOTA: Los tiempos de cocción que se indican lo son para una placa vitrocerámica de inducción. En el caso de utilizar otra fuente de calor (eléctrico, gas, halógeno), los tiempos variarán, debiendo ser adaptados. Lo mismo ocurre en caso de utilizar otra olla a presión o una cazuela convencional.

Lavar minuciosamente los conejos, escurrir bien, secar con papel de cocina, trocear, salar y reservar.

Poner un fondo de aceite de oliva virgen extra en una sartén amplia y llevar al fuego. Cuando el aceite estén bien caliente, freír por tandas los trozos de conejo hasta dorarlos por todos los lados e ir introduciéndolos en la olla rápida.

Dejar que la sartén pierda un poco de temperatura, añadir la cebolla y el beicon y freír a fuego medio alto hasta que empiecen a dorarse. Añadir entonces las alcaparras, las aceitunas, las pasas, las hojas de laurel, sal al gusto y la pimienta negra molida. Remover y continuar cocinando cinco minutos.

Agregar a la sartén el vinagre, el vino y el agua, levantar el hervor y dejar que hierva un minuto. Desglasar los jugos de la sartén y verter todo el contenido en la olla donde está el conejo.

Colocar la olla rápida en el fuego y levantar el hervor. Colocar la tapadera, cerrarla y cocer 25 minutos contados desde que suba la válvula del todo. Apagar el fuego y dejar que la olla pierda toda la presión antes de abrirla.

Abrir la olla y si tuviera mucha salsa, sacar una parte a un cazo y reducirla a fuego fuerte. Devolverla a la olla, remover y rectificar de sal si procede, cocer un minuto para homogeneizar la salsa y apartar del fuego.

Dejar que se enfríe y guardar en el frigorífico hasta el día siguiente para que se unifiquen y asienten los sabores.

Servir caliente.

A comer.

lunes, 5 de octubre de 2020

Conejo de campo a la mostaza de Dijon, en olla WMF


Estamos en otoño y ya se nota que los días tienen menos horas de luz. Que amanezca más tarde me da un poco igual pero que anochezca antes me gusta menos pues siempre me ha pasado que una vez que es de noche, me parece que ya no son horas para hacer ninguna actividad (salvo el ocio) y como que se me apaga el interruptor (aunque invariablemente se me encienda a partir de las once de la noche que ya, no viviendo sola, hay muchas cosas que no puedes hacer por molestas), con lo que los días empiezan a quedárseme cortos para hacer todo lo que tengo que hacer. Y eso que aún no han cambiado la hora, que ya me oiréis protestar a finales de mes pues odio el horario de invierno. ¿No habían dicho que iban a dejar de cambiarla? Eso tenía entendido pero o bien no me enteré de para cuándo o han cambiado de opinión. De momento este año nos vuelven a tocar las narices con el relojito. Uf, ya me estoy calentando y eso que aún faltan veinte días.

La cuestión es que de noche, hay cosas que no me apetece hacer, como cocinar, por ejemplo y es que para ponerme a guisar necesito luz, mucha luz y natural, con lo que el mismo problema tengo los días muy nublados y es que cada uno tenemos nuestras manías y una de las mías es cocinar con luz. Así que entro en modo “guisar para dos-tres días y sin complicaciones” y “adiós a la vena creativa”. Lo primero seguramente se notará por aquí, aunque espero que lo segundo no, al menos me esforzaré en que así sea para que así os animéis a seguir visitándome.

De los guisos sin complicaciones es buen ejemplo la receta de hoy. Ya os aviso: preparad una barra de pan para mojar la salsa. Y unas zapatillas cómodas para salir a dar un paseo después de comer a “bajar las migas”, porque esa salsa es una tentación y no comerla un pecado. He utilizado para esta receta el último conejo de campo que tenía en el congelador y estoy deseando que se abra la veda para volver a cocinarlo de lo rico que está. Podría comprar un conejo de granja y guisarlo, pero acostumbrada como estoy a los de caza, su carne me sabe insípida, la verdad, no sé si es por la cría intensiva o porqué, pues los conejos que criaba mi suegro sí tenían una carne sabrosa, nada que ver con los comerciales. Por supuesto que la receta se puede preparar con éstos, ya que no todo el mundo tiene acceso a la carne de caza, reparos aparte, así que animaos a prepararla porque os gustará.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.


INGREDIENTES:


1 conejo de campo

85 gr. de cebolla

65 gr. de zanahoria

1 diente de ajo mediano

1/8 tsp. de nuez moscada molida

150 ml. de vino blanco Verdejo de Rueda (D.O.)

100 ml. de agua

1'5 tbs. de mostaza de Dijon

1 rama de romero fresco de unos 12 cm.

100 ml. de nata con un 18% de materia grasa, a temperatura ambiente

AOVE

sal



ELABORACIÓN:


NOTA: Los tiempos de cocción que se indican lo son para una placa vitrocerámica de inducción. En el caso de utilizar otra fuente de calor (eléctrico, gas, halógeno), los tiempos variarán, debiendo ser adaptados. Lo mismo ocurre en caso de utilizar otra olla a presión o una cazuela convencional.

Lavar minuciosamente el conejo, escurrir bien, secar con papel de cocina, trocear, salar y reservar.

Pelar la cebolla cortarla en plumas finas. Lavar y raspar la zanahoria y cortarla en rodajas. Pelar el diente de ajo y dejar entero. Reservar juntos los tres ingredientes.

Disponer un buen fondo de aceite de oliva virgen extra en una sartén honda y grande, llevar al fuego y dorar el conejo por tandas a fuego muy fuerte. Sacar las tajadas de carne según se vayan haciendo e introducirlas en la olla rápida.

Dejar que el aceite pierda temperatura. Añadir más si fuera necesario y cocinar el ajo, la cebolla y la zanahoria a fuego medio-bajo hasta que la cebolla empiece a ablandarse. Agregar la nuez moscada, freirla ligeramente y añadir el vino blanco Verdejo. Desglasar los jugos de la sartén raspando el fondo con una cuchara de madera y cocer dos minutos para evaporar el alcohol. Verter el contenido de la sartén en la olla donde está el conejo.

Disolver la mostaza de Dijon en el agua y añadir a la olla, así como la rama de romero lavada. Mecer suavemente la olla para que se mezclen los líquidos.

Colocar la olla rápida en el fuego y levantar el hervor. Colocar la tapadera, cerrarla y cocer 25 minutos contados desde que suba la válvula del todo. Apagar el fuego y dejar que la olla pierda toda la presión antes de abrirla.

Abrir la olla, retirar la rama de romero (se habrá deshojado), sacar un par de cacillos de la salsa y ponerlos en un bol. Dejar que se temple esta salsa y agregar la nata a temperatura ambiente (se disolverá mejor), remover y echar en la olla, meciéndola de nuevo para que se integre la nata y procurando no remover el guiso para que no se desmenucen las verduras. Cocer destapado cinco minutos para que la salsa espese ligeramente, rectificar de sal si procede y servir.

Mejora de un día para otro.

A comer.




jueves, 20 de agosto de 2020

Conejo de campo con salsa de uvas, en olla WMF


Ya llevo una semana de vacaciones y he parado menos que si estuviera trabajando. ¡Y no he salido de casa!. Literal. Que como tengo congelador y frigorífico hasta los topes y el pan me lo traen a la puerta de casa, no he salido a la calle para nada. Bueno, de casa sí, porque tenemos la huerta y los frutales justo en la parte de atrás de la vivienda, pero no he ido más allá.

Y es que estar en casa de vacaciones no es estar ociosa. Siempre he dicho que cuando estoy de vacaciones de verdad es cuando salgo por ahí de viaje, porque no tengo que preocuparme de cuestiones domésticas ya que me lo dan todo hecho, aunque descansar en vacaciones, lo que se dice descansar, pues como que no, que hay años que volvemos de ellas más cansados de lo que nos fuimos, pero es que yo no las concibo tumbada en una playa, media hora “pa'rriba”, media hora “pa'bajo” (lo confieso, odio tomar el sol). Para mí las vacaciones es ir a conocer sitios nuevos o volver a sitios antiguos de los que estoy enamorada, visitar monumentos, museos, paisajes naturales y si de casualidad estamos en un sitio pequeño donde se están celebrando las fiestas locales o una semana cultural, me encanta mezclarme con lugareños y turistas y vivir la fiesta como lo hacen ellos, salvando las distancias claro (y no hablo de las físicas, en este caso), pues cada localidad tiene sus propias manifestaciones culturales y su propia idiosincrasia a la hora de vivirlas. El año pasado, sin ir más lejos, coincidió nuestra estancia en Tapia de Casariego (Asturias) con la celebración de sus Fiestas del Carmen, fiesta grande del Concejo, en las que la localidad se pone hasta los topes de gente, sobre todo el día de la Misa en honor de la Virgen del Carmen, aunque el año pasado, según nos comentaron, hubo menos gente que otros años y aún así no cabía un alma, con lo que no quiero ni imaginar cómo se podrá aquéllo en años con una afluencia más “normal” de turistas y parroquianos.

Pero este año, de salir de viaje, nada de nada. Entre la situación actual y la familiar con la que hoy no os voy a aburrir, toca quedarse en casa, aunque a ver si salgo un poco más a la huerta, aunque sólo sea porque me de el aire, que cuando me enclaustro no me saca nadie ni con agua caliente, es que me pongo a cocinar y me olvido del mundo o guiso un conejo como éste, ligeramente dulce por la presencia de la uvas y suave y equilibrado en sabores.

He utilizado una uva rosa sin pepitas que tiene un ligero sabor a fresa. No sé como se llama, nos dieron un plantón hace unos años y son las únicas uvas que como, porque las demás no me gustan. Como este año vienen adelantadas, ya se pueden comer algunos racimos y casi estoy esperando sentada debajo de la cepa a que maduren del todo para ponerme morada. A falta de éstas, se puede utilizar uva blanca dulce sin pepita, el sabor tiene que resultar parecido.

La elección del vino es importante, pues tiene que contrarrestar el dulce de la uva, por lo que conviene utilizar uno seco o ligeramente ácido. Lo mismo pasa con los tomates secos, pues si están condimentados como los que he utilizado yo de la marca Hacendado, aportarán al guiso el sabor del aderezo.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.


INGREDIENTES:


un conejo de campo

35 gr. de tomate seco en aceite Hacendado (peso escurrido)

70 gr. de queso fresco batido (tipo quark) con 0% de materia grasa

1/8 tsp. de jengibre en polvo

1/8 tsp. de clavo en polvo

1/8 tsp. de nuez moscada molida

100 gr. de cebolla

40 gr. de apio

2 hojas de laurel

150 ml. de vino blanco seco

180 gr. de uvas rosas sin pepitas

AOVE

sal



ELABORACIÓN:


NOTA: Los tiempos de cocción que se indican lo son para una placa vitrocerámica de inducción. En el caso de utilizar otra fuente de calor (eléctrico, gas, halógeno), los tiempos variarán, debiendo ser adaptados. Lo mismo ocurre en caso de utilizar otra olla a presión o una cazuela convencional.

El día antes, lavar minuciosamente el conejo y dejarlo escurrir bien.

Picar muy menudos los tomates secos y disponerlos en un bol. Añadir el queso fresco batido, el jengibre, el clavo y la nuez moscada y mezclar bien. Untar con toda la pasta resultante el interior y el exterior del conejo, colocarlo en una bandeja, tapar y llevar al frigorífico toda la noche.

Al día siguiente, sacar el conejo de la nevera y trocear. Colocarlo de nuevo en la bandeja donde maceró, salar y dejar que se atempere. Cortar en trozos pequeños la cebolla y el apio y rehogar con un poco de sal y a fuego medio-alto en la olla rápida dispuesta con un fondo de aceite de oliva virgen extra. Cuando la cebolla empiece a ablandarse, subir el fuego e incorporar el conejo troceado. Cocinar el conjunto hasta que el conejo cambie de color.

Añadir el vino blanco a la bandeja del conejo y recoger los jugos de la maceración, si los hubiere y los restos de la pasta con la que se untó el conejo e incorporarlo a la olla. Añadir las hojas de laurel lavadas y las uvas lavadas y sin tallos.

Levantar el hervor y colocar la tapa de la olla. Cerrarla y cocer 25 minutos contados desde que suba la válvula del todo. Apagar el fuego y dejar que la olla pierda toda la presión antes de abrirla.

Abrir la olla, sacar los trozos de conejo a una fuente, eliminar las hojas de laurel y pasar la salsa por un chino o pasapurés de grano fino. Devolver la salsa y el conejo a la olla, hervir cinco minutos para que la carne recupere temperatura y la salsa espese ligeramente, rectificar de sal, si procede y servir.

A comer.




lunes, 1 de junio de 2020

Timbal de conejo y arroz frito con espárragos verdes


Siempre que veo en las recomendaciones del chef de la carta de algún restaurante “timbal de ..”, pienso “ya están colocando la carne guisada/asada que les sobró ayer” y es que la presentación en forma de timbal es una forma muy apañada de aprovechar los restos de carne o las tajadas desiguales de mucho hueso y poca carne de algunas piezas o animales, valga el ejemplo del rabo de vaca o las costillas de tostón o lechazo cuando compramos medio animalico o entero para asar.

Lo que os propongo hoy no es casi ni receta, se tarda más en redactar que en hacer y es simple hasta más no poder. Evidentemente se puede hacer con cualquier resto de carne guisada e incluso con un resto de pescado cocinado, cambiando el arroz por unas verduras a la plancha o al vapor y colocadas formando capas por colores. Los espárragos, que ya eran de los últimos que me quedaban de los de mi huerta, se pueden sustituir por guisantes frescos o congelados e incluso por unas setas picadas muy finas. El aceite de perejil es una fruslería completamente prescindible, pero queda mono.

Mi resto de conejo guisado no era ni media ración, por eso preparé los timbales como un entrante. Poniendo más cantidad de cada cosa, podemos elaborar un primer plato muy apañado, que así presentado en forma de timbal queda muy vistoso en la mesa y parece que hemos hecho algo especial, cuando en realidad no hemos hecho más que poner, ordenadito eso sí, la carne encima de la guarnición ¿a que sí?.

Aunque este plato se puede hacer ex profeso, es ideal como aprovechamiento y como tal, es mi aportación al proyecto 1+/-100, desperdicio 0 que Marisa, desde su blog Thermofan, promueve para evitar el desperdicio de alimentos y el reciclaje en general.


Pinchad en el icono de la barra lateral si queréis ver los recopilatorios mensuales del proyecto.


Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.




INGREDIENTES:


Como entrante para dos personas

* Para el timbal:

un resto pequeño de conejo guisado, carne y salsa

80 gr. de arroz de grano largo (peso en seco)

1 ramita de perejil

1 diente de ajo pequeño

1 hoja de laurel pequeña

2 cascos de cebolla

80 gr. de espárragos verdes finos (peso en limpio)

1 diente de ajo grande

1 pizca de pimienta negra molida

sal

aceite de girasol

* Para el aceite de perejil:

una ramas grandes de perejil fresco (sólo las hojas)

AOVE

* Y además:

2 aros de emplatar de 10 cm. de diámetro



ELABORACIÓN:

* Del aceite de perejil:

Lavar las ramas de perejil y secar completamente con papel de cocina.

Cortar las hojas, desechar los tallos e introducir las primeras en el vaso de la batidora de brazo. Agregar aceite de oliva virgen extra hasta que justo las cubra y triturar con la batidora hasta que el perejil quede picado fino. La mezcla ha de resultar densa. Reservar.

* Del timbal:

Aceitar muy ligeramente el interior de los aros de emplatar y colocar cada uno en un plato.

Cocer el arroz en abundante agua con sal, la ramita de perejil lavada, el diente de ajo pequeño pelado y sin germen, la hoja de laurel lavada y los cascos de cebolla partidos al medio, el tiempo que se indique en el paquete o hasta que esté a nuestro gusto. Una vez cocido, eliminar perejil, ajo, laurel y cebolla y verter el arroz en un colador grande, pasar por el chorro de agua fría removiéndolo para que se enfríe de forma uniforme y no se apelmace y dejar que escurra todo el agua. Reservar.

Lavar los espárragos. Coger cada espárrago por ambos extremos y doblarlo, sin forzar, formando un arco y hasta que chasque: lo hará por la parte que ya empieza a ser tierna. Desechar (o guardar para otros usos) la parte inferior dura de los espárragos y cortar la superior tierna en trocitos de un par de centímetros de largo.

Preparar un bol con agua muy fría y reservar.

Llenar un cazo con agua y sal, llevar a ebullición, añadir los espárragos cortados y escaldar un minuto desde que el agua recupere el hervor, tienen que quedar crujientes. Escurrir los espárragos e introducir inmediatamente en el bol de agua fría para cortar la cocción. Una vez se hayan enfriado por completo, sacar a un escurridor y reservar.

Calentar las tajadas de conejo con su salsa. Eliminar los huesos y conservar la carne y la salsa por separado. Mantener calientes.

Pelar el diente de ajo, eliminar el germen si lo tuviera y picar menudito. Reservar.

Disponer un fondo de aceite en un sartén amplia (para que luego quepa el arroz) y agregar el ajo picado, en frío. Llevarla al fuego y confitar el ajo a fuego muy bajo hasta que empiece a ponerse blando y sin que tome color. Subir un poco el fuego y agregar los espárragos, reservando 4-6 puntas para decorar los timbales, rehogar removiendo con delicadeza unos cinco minutos y añadir entonces el arroz cocido y una pizca de pimienta negra molida. Continuar rehogando y removiendo hasta que el arroz pierda la humedad.

Apartar la sartén del fuego y repartir su contenido dentro de los aros de emplatar ya preparados. Nivelar el arroz con el dorso de una cuchara procurando no apretar demasiado. Repartir igualmente y por encima la carne de conejo, regar con la salsa, poner dos o tres puntas de espárragos rematando los timbales, retirar con cuidado los aros, decorar con el aceite de perejil y servir inmediatamente.

A comer.




martes, 25 de febrero de 2020

Conejo de campo a la Gaucha, en olla WMF


Uno de mis pecadillos al hacer la compra es que se me antoja casi todo lo que veo que no conozco. Cuando tengo prisa no hay problema, pues voy derecha a las estanterías, cojo lo que llevo apuntado en la lista (¡qué tiempos aquéllos, cuando llevaba la lista en la cabeza y no se me olvidaba nada!) y salgo pitando. Pero el problema viene el día que no tengo prisa: me paseo tranquilamente por los pasillos mirando con detenimiento los artículos de los estantes por si hay alguno nuevo o que desconozco o que no haya probado nunca. A veces me retiene no saber qué haría o como utilizaría el ingrediente en cuestión pero otras no me lo pienso y lo cojo. Después, en ocasiones, me pregunto para qué habré comprado tal o cual cosa y ahí se queda cogiendo polvo en la despensa.

Pues eso me pasó con la salsa Gaucha. Ya la había visto más veces en el supermercado, pero un día decidí que ya era hora de probarla y para el carro que se fue. Luego llegué a casa, no supe cómo utilizarla y se quedó arrinconada en la alacena.

Bastante tiempo después, un día que andaba cocinando con prisas, le pedí a mi pareja que me trajera un bote de salsa rosa de la despensa. Se confundió y me trajo el de la Gaucha y lo abrí sin fijarme en que no era el que quería. Ahora que lo tenía abierto, tenía que utilizarlo antes de que se estropeara y se me ocurrió esta receta. Nos gustó tanto que desde entonces, la he preparado ya muchas veces. Ahora compro a propósito la salsa para guisar este conejo.

La salsa Gaucha es una marca comercial de Ybarra. Es una salsa parecida a la que se vende como “estilo argentino”, por si alguien se anima a cocinarlo y no encuentra esta salsa.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.



INGREDIENTES:


1 conejo de campo


2 dientes de ajo grandes


60 gr. de cebolleta


220 gr. de calabacín, preferiblemente verde claro


100 ml. de vino blanco seco


50 ml. de agua


75 gr .de salsa Gaucha Ybarra


tbs. de espesante marca Maizena


1 ó 2 pimientas de cayena


AOVE


sal


ELABORACIÓN:


NOTA: Los tiempos de cocción que se indican lo son para una placa vitrocerámica de inducción. En el caso de utilizar otra fuente de calor (eléctrico, gas, halógeno), los tiempos variarán, debiendo ser adaptados. Lo mismo ocurre en caso de utilizar otra olla a presión o una cazuela convencional.


Lavar minuciosamente el conejo y secar con papel de cocina. Trocear, salar y reservar.


Pelar los ajos, eliminar el germen si lo tuvieran, partir en dos trozos y reservar. Picar la cebolleta en dados de dos centímetros de lado y el calabacín en cuatro o seis trozos y reservar.


Eliminar las semillas de las pimientas de cayena, si se desea.


Poner un fondo de aceite de oliva virgen extra en la olla WMF y calentar. Cuando esté bien caliente, agregar el conejo, los ajos, la cebolleta, el calabacín y las cayenas y rehogar a fuego fuerte.


Añadir el agua a la salsa Gaucha para rebajar la densidad y remover. Agregar a la olla junto con el vino blanco, colocar la tapadera, cerrarla y llevarla a ebullición. Cocer 25 minutos contados desde que suba la válvula del todo. Apagar el fuego y dejar que la olla pierda toda la presión antes de abrirla.


Abrir la olla, sacar los trozos de conejo a una fuente, eliminar las cayenas y triturar la salsa con la batidora de brazo. Colocar de nuevo la olla en el fuego, añadir el espesante, remover y llevar a ebullición a fuego fuerte. Cocer cinco minutos, rectificar de sal, volver a introducir el conejo, seguir cociendo otros dos minutos para que la carne se caliente, apagar el fuego y servir.


A comer.






miércoles, 15 de enero de 2020

Estofado de conejo de campo con níscalos, en olla WMF


Papá noel me trajo como regalo inesperado una caja de níscalos frescos. No me puse yo contenta ni nada. No los comía desde el año pasado pues este año la temporada se ha retrasado mucho y si no llega a ser por las abundantes lluvias de diciembre y la temperatura casi primaveral que tuvimos, seguramente no habría nacido ninguno. La verdad que ya no contaba con comerlos, por eso mi sorpresa fue mayor cuando en la tarde del día de navidad se presentó en casa un amigo nuestro con unos seis kilos de níscalos cogidos de esa mañana, sanísimos y no muy grandes, como a mi me gustan. No me lo comí a besos porque el chico es un poco tímido y hubiera pasado mal rato.
Así que al día siguiente me puse a limpiar níscalos (esa tarde ya no, que bastante tenía con fregar y recoger los trastos y sobras de la comida) y a prepararlos de distintas formas: los he congelado, los he deshidratado, he hecho una salsa que he tuneado “descaradamente” de ésta de Marisa Thermofan y que ha quedado para chuparse los dedos, he hecho una tarta salada, he precocinado un par de kilos para hacer unas patatas, una crema y unos flanes, he guisado este conejo... Vamos, que si a mí, al final, me han salido los níscalos por las orejas, no creáis que vosotras os vais a ir de rositas, pues aunque se haya acabado la temporada, vais a tener níscalos hasta en la sopa (hum... sopa de níscalos ¿cómo quedará eso?).

El conejo ha quedado muy rico, con un sabor muy fresco, proporcionado por ese toque cítrico de las semillas de cilantro. Y como casi todos los guisos, mejora de un día para otro.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.



INGREDIENTES:

1 conejo de campo entero

* Para el adobo:

1 diente de ajo grande

3-4 ramas grandes de perejil (sólo las hojas)

1/2 tsp. de semillas de cilantro

1/2 tsp. de tomillo seco

20 gr. de tomate seco en aceite

15 ml. de AOVE

15 ml de agua

* Para el estofado:

100 gr. de cebolla (peso en limpio)

100 ml. de vino blanco seco

150 ml. de agua

200 gr. de níscalos frescos (peso en limpio)

AOVE y sal



ELABORACIÓN:

NOTA: Los tiempos de cocción que se indican lo son para una placa vitrocerámica de inducción. En el caso de utilizar otra fuente de calor (eléctrico, gas, halógeno), los tiempos variarán, debiendo ser adaptados. Lo mismo ocurre en caso de utilizar otra olla a presión o una cazuela convencional.

Lavar minuciosamente el conejo por dentro y por fuera y secar someramente con papel de cocina. Reservar.

Escurrir el aceite del tomate seco y picarlo en trozos pequeños. Reservar.

Lavar y secar el perejil, cortar las hojas, desechando los tallos y disponerlas en un mortero.

Pelar el ajo, eliminar el germen, partir en cuatro o cinco trozos y añadirlo al mortero.

Incorporar al mortero las semillas de cilantro y el tomillo y machacar el contenido con la mano del almirez hasta que se vean todos los ingredientes triturados. Agregar el tomate seco picado, 15 ml. de aceite de oliva virgen extra y otros 15 ml. de agua, hacer una pasta y embadurnar con ésta el conejo por dentro y por fuera.

Colocar el conejo en un recipiente, tapar y llevar al frigorífico al menos diez horas o de un día para otro.

Al día siguiente, sacar el conejo del frigorífico para que se atempere.

Lavar bajo el grifo con un hilo de agua y uno a uno los níscalos, frotándolos con un cepillito para eliminar la suciedad. Ir colocándolos de canto en un escurridor. Una vez limpios y escurridos, picar en trozos regulares o dejar enteros, según tamaño y reservar.

Pelar y picar en plumas finas la cebolla. Reservar.

Escurrir el conejo, conservando el líquido que haya soltado, trocear y sazonar con sal. Reservar.

Disponer un fondo de aceite de oliva virgen extra en la olla rápida y calentar a fuego medio-alto. Cuando esté bien caliente, añadir el conejo y la cebolla y freír, sin dejar de remover, hasta que las tajadas de conejo cambien de color.

Apartar un momento la olla del fuego, incorporar el líquido que soltó el conejo, 150 ml. de agua y 100 ml. de vino blanco seco, devolverla al fuego y llevar a ebullición, tapar y cerrar la olla y cocer 20 minutos contados desde que suba la válvula del todo. Apagar el fuego y con mucho cuidado, despresurizar la olla tirando despacio de la corredera hacia atrás, dejando que salga todo el vapor. Una vez haya bajado la válvula, abrir la olla, incorporar los níscalos, llevar de nuevo a ebullición, cerrar y cocer otros cinco minutos, siempre contados desde que suba la válvula del todo. Dejar que la olla pierda toda la presión antes de abrirla.

Rectificar de sal si fuera necesario y servir.

A comer.



















lunes, 30 de septiembre de 2019

Conejo de campo con setas, en olla WFM


Los primeros días de otoño mi casa huele a manzanas y melocotones recién cogidos, a pimientos asados, a salsa de tomate, a mermeladas. Es época de recolección y de preparar las conservas para el invierno. Para el invierno o para un par de años, que es lo que hago yo, porque como el clima cada vez está más loco, no sabes lo que van a dar las tomateras, que lo mismo se te pone cara de tomate de pera, como hace tres años, como que haces salsa de cualquier tomate que tengas porque han decidido no producir nada. Y si hablamos de enfermedades o plagas de las plantas, para llorar. Tanto el año pasado como éste, las plantas de pimiento han tenido una enfermedad que las ha secado antes de tiempo y casi no han dado fruto, aún así he podido hacer algo de conserva de pimiento asado. El año pasado una plaga se llevó por delante todos los membrillos y este año le tocó a las cerezas. Manzanas y peras tienen vida interior (o sea, gusano), lo que hará que se estropeen enseguida. Eso sí, melocotones tenemos para aburrir. Así que el fin de semana me lo pasé terminando de asar pimientos y haciendo mermelada de melocotón y miel y de melocotón y uva. La próxima de pera y manzana o de ciruelas amarillas, lo que antes amenace con ponerse pocho.

Otoño también es época de setas, pero ésta no es zona micológica, quitando unos pocos níscalos en este tiempo y alguna seta de cardo en primavera. Pero con los años de sequía que llevamos, ni los unos, ni las otras. Así que para hacer este conejo utilicé setas congeladas. Ya, nada que ver con las silvestres, pero si no hay habrá que apañarse con ellas.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.



INGREDIENTES:

1 conejo de campo con su hígado

150 gr. de puerro (peso en limpio)

200 gr, de mezcla de setas congeladas

70 gr. de manzana roja u otra manzana dulce (peso en limpio)

12 avellanas peladas

2 dientes de ajo pequeños

250 ml. de caldo de pollo o de verduras o agua

1 rama de tomillo limón fresco de unos 15 cm. de longitud

2 hojas de laurel pequeñas

AOVE

sal y pimienta blanca molida



ELABORACIÓN:

NOTA: Los tiempos de cocción que se indican lo son para una placa vitrocerámica de inducción. En el caso de utilizar otra fuente de calor (eléctrico, gas, halógeno), los tiempos variarán, debiendo ser adaptados. Lo mismo ocurre en caso de utilizar otra olla a presión o una cazuela convencional.

Lavar minuciosamente el conejo y su hígado; secar con papel de cocina, trocear, añadir sal y pimienta blanca al gusto y reservar.

Pelar los ajos eliminando el germen, si lo tuvieran y laminar. Reservar.

Pelar y descorazonar la manzana. Cortar en cuadraditos pequeños y reservar tapada para que no se oxide.

Pelar el puerro y eliminar las raíces. Cortar en rodajas gruesas y reservar.

Partir las avellanas en tres o cuatro trozos y tostar en una sartén pequeña sin nada de aceite. Sacar a un montero y reservar.

Añadir a la sartén un hilo de aceite de oliva virgen extra y dorar ligeramente los ajos. Retirar, escurriendo el aceite e incorporar al mortero.

En la misma sartén y añadiendo un poquito más de aceite si fuera necesario, freír a fuego medio el hígado. Una vez esté pasado por dentro, retirar, escurriendo el aceite y agregar al mortero.

Rehogar la manzana en la sartén que estamos utilizando hasta que esté blanda, evitando agregar más aceite. Cuando esté hecha, sacarla al mortero, aplastándola previamente con el dorso de una cuchara para que escurra el exceso de aceite.

Machacar los ingredientes del mortero hasta obtener una pasta y reservar.

En una sartén más grande, poner un fondo de aceite de oliva virgen extra más el que haya sobrado de la otra sartén y freír a fuego fuerte y por tandas las tajadas de conejo, sacándolas a la olla rápida.

En el aceite que sobre, marcar a fuego fuerte las rodajas de puerro tostando su superficie. Incorporarlas al conejo.

Agregar parte del caldo de pollo al mortero para licuar la pasta y añadirla a la olla.

Incorporar el resto del caldo a la sartén en la que se frió el conejo para recoger los jugos y verter encima de la carne.

Introducir en la olla las hojas de laurel y la rama de tomillo limón lavadas y cerrarla. Llevar a ebullición y cocer 20 minutos desde que suba la válvula por completo.

Pasados los veinte minutos, despresurizar la olla con mucho cuidado para evitar accidentes con el vapor y abrirla. Agregar las setas sin descongelar, volver a cerrar la olla y cocer otros cinco minutos contados igualmente desde que suba por completo la válvula. Cumplido el tiempo, dejar que la olla pierda toda la presión antes de abrirla.

Si el guiso tuviera demasiada salsa, reducirla unos minutos a fuego fuerte. Rectificar de sal y servir.

A comer.


jueves, 5 de septiembre de 2019

Conejo de campo al Ras El Hanout, con pistachos y ciruelas pasas, en olla WMF

 
¿No os pasa que hay veces que se estropea una cosa y seguiditas se estropean otras dos o tres? Porque lo de las averías domésticas va por rachas y en una de esas estoy yo. Me explico: hace cosa de tres semanas, se estropeó el ventilador, tengo una placa vitrocerámica mixta y hace dos semanas los fuegos de inducción decidieron dejar de funcionar y el sábado la aspiradora falleció en acto de servicio. Tanto el motor del ventilador como el de la aspiradora se quemaron, así que, entre que el ventilador tenía 25 años y a la aspiradora había que cambiarle también el cepillo y el tubo (que estaban estropeados), me tocó jubilar ambos electrodomésticos. Ahí los tengo para llevarlos al punto limpio. Pero el disgusto me lo dio la vitrocerámica, porque el primer diagnóstico del servicio técnico fue que tenía que comprar otra. Primero me dieron los siete males por el gasto que me iba a suponer, pero lo peor fue que me dijeron que ya no se fabrican placas mixtas y la verdad, la inducción es estupenda por la rapidez con la que calienta, pero para según qué cosas, los resultados son mejores en los fuegos eléctricos. Y también, porqué no decirlo, porque cuando me acostumbro a usar una cosa me cuesta muchísimo cambiarla. No quiero ni imaginar el drama que será el día que tenga que cambiar el horno...

El caso es que al final se pudo solucionar la avería de la placa y hoy por fin he podido volver a usarla. Cuando ayer me llamaron para decirme que me la podían arreglar, casi doy botes de alegría. Ahora cruzo los dedos para pasar la mala racha porque miedito me da pesar cual será el próximo electrodoméstico que diga “hasta aquí he llegado”.

Este conejo nos ha gustado mucho. La mezcla de especias Ras El Hanout imprime carácter al plato sin resultar fuerte, el limón deja un punto ácido y refrescante en el paladar y las ciruelas aportan esa nota dulce que a mí tanto me gusta en los platos salados. Y como casi todos los guisos, mejora con el reposo.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

  

INGREDIENTES:

1 conejo de campo

2 tbs. de mezcla de especias Ras El Hanout

40 ml. de zumo de limón

la piel de medio limón grande

125 gr. de cebolla

1 diente de ajo mediano

25 gr. de pistachos tostados sin sal (peso sin cáscara)

50 gr. de ciruelas pasas sin hueso

200 ml de agua

AOVE

sal
 

ELABORACIÓN:

NOTA: Los tiempos de cocción que se indican lo son para una placa vitrocerámica de inducción. En el caso de utilizar otra fuente de calor (eléctrico, gas, halógeno), los tiempos variarán, debiendo ser adaptados. Lo mismo ocurre en caso de utilizar otra olla a presión o una cazuela convencional.

Lavar minuciosamente el conejo y secar con papel de cocina. Trocear y reservar.

Lavar y secar la piel de limón. Rallarla sin llegar a la parte blanca para que no amargue.

Disponer en un cuenco el zumo de limón y agregar la ralladura y el Ras El Hanout. Mezclar y embadurnar con esta pasta los trozos de conejo. Colocarlos en una fuente, removerlos para que se impregnen por igual, tapar la fuente y llevar al frigorífico un mínimo de 40 minutos.

Pelar la cebolla y cortarla en plumas finas. Reservar.

Pelar el ajo, quitando el germen si lo tuviera y laminar. Reservar.

Poner un buen fondo de aceite de oliva virgen extra en la olla rápida. Llevarla al fuego y cuando coja temperatura, freír los pistachos cuidando que no se quemen. Sacarlos a un plato y reservar. Incorporar a la olla la cebolla y los ajos y freír a fuego fuerte, removiendo con frecuencia y hasta que la cebolla empiece a dorarse. En ese momento, incorporar los trozos de conejo escurridos y rehogar. Una vez rehogado, añadir el agua, los jugos que hayan podido quedar en la fuente donde maceró el conejo, un tercio de los pistachos, las ciruelas (partidas a la mitad o enteras, según tamaño) y sal. Tapar la olla, cerrarla y llevarla a ebullición. Cocer 25 minutos contados desde que suba la válvula del todo. Apagar el fuego y dejar que la olla pierda toda la presión antes de abrirla.

Abrir la olla y si tuviera mucha salsa, ponerla a reducir a fuego fuerte durante cinco minutos. Rectificar de sal, distribuir por encima el resto de los pistachos y servir.

A comer.