Deliciosas galletas
adaptadas del libro
“Pasteles, pastas, galletas, merengues, tartas, panes dulces y salados”, del que ya os hablaba hace un par de semanas.
La verdad que es un libro que tenía aparcado y no releía hace
tiempo y tiene cosas muy ricas. Ahora que lo estoy leyendo otra vez,
ya he encontrado (y hecho) bastantes recetas que iré mostrando por
aquí, como otras galletas de avena con chocolate igual de ricas que
éstas o incluso más. Y es que a mí la avena sola, sinceramente, me
sabe a cartón y como tengo el paquete abierto, toca gastarlo, pues
en elaboraciones dulces sí que me gusta.
La receta es sencilla a
más no poder y además rápida pues no hay que estar batiendo la
mantequilla y el azúcar un buen rato hasta que esponje y palidezca,
simplemente se bate lo justo para mezclar los ingredientes. Eso hace
que el azúcar no se deshaga del todo y luego se vea en las galletas,
aunque después no se nota al morder. De todas formas, a quien no le
guste que quede así el azúcar, que bata bien la mezcla y asunto
arreglado.
Las galletas, una vez
frías, quedan duras y según lo tostadas que se horneen, aguantarán
crujientes más horas, pues tienen tendencia a ablandarse enseguida
aunque se conserven en una lata.
Salen 24 galletas
hermosas. Se pueden hacer 36 algo más pequeñas si tenéis tres
bandejas de hornear, porque como hay que esperar a que se enfríen
para quitarlas de la bandeja, al momento de preparar la tercera tanda
la primera todavía estará enfriándose y no se podrá reutilizar su
bandeja.
La masa se trabaja mucho
mejor si la mantequilla está muy blanda y el huevo a temperatura
ambiente, pero para formar las bolas de galletas, es aconsejable
enfriarla un poco, porque con tanta mantequilla es un pringue total y
como seáis de manos calientes, os va a tocar lavárosla
constantemente. Pero que eso no os desanime, que están muy buenas.
Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.
INGREDIENTES:
* Para 24 unidades
grandes
100 gr. de mantequilla
pomada cortada en cubos
200 gr. de azúcar moreno
1 huevo talla M a
temperatura ambiente
1
tsp.
de vainilla líquida
125 gr. de harina de
trigo de todo uso
125 gr. de copos de avena
suaves
5 gr. de impulsor (polvos
de hornear) tipo Royal
una pizca de sal
50 gr. de almendra
repelada tostada
50 gr. de almendra pelada
cruda
100 gr. de arándanos
rojos deshidratados
10 ml. de cerveza rubia
fría
* Y además:
una batidora de varillas
eléctrica
dos bandejas de hornear
papel sulfurizado
ELABORACIÓN:
NOTA: Los tiempos,
temperaturas, fuentes de calor y posición de la bandeja en el horno
que se indican, son los que funcionan en mi horno. Como no hay dos
hornos iguales (ni siquiera siendo de la misma marca y modelo), cada
cual deberá adaptar la forma de cocción a su horno, aunque
probablemente las correcciones habrán de ser mínimas.
Picar a cuchillo y no
demasiado finas, las almendras crudas y las tostadas y disponerlas
juntas en un bol. Picar los arándanos en dos o tres trozos, según
tamaño y mezclar con las almendras. Reservar.
Tamizar juntas la harina,
el impulsor y la sal. Añadir los copos de avena y mezclar
suavemente. Reservar.
Si la miel estuviera muy
espesa o cristalizada, templar ligeramente para licuarla. Reservar.
Disponer en un cuenco
profundo la mantequilla y el azúcar y batir con la batidora
eléctrica de varillas hasta que la mezcla quede homogénea.
Cascar el huevo y
añadirlo al cuenco. Agregar también la miel licuada y la vainilla
líquida y batir con las varillas hasta homogeneizar.
Añadir en dos veces al
cuenco de la mantequilla la mezcla de harina y avena. Integrar con
una cuchara de madera y dejar reposar 5 minutos para que la avena se
hidrate.
Incorporar las almendras
y arándanos y mezclar con la cuchara. Incorporar por último la
cerveza y remover con la cuchara hasta integrar.
Llevar la mezcla al
frigorífico 10-15 minutos para que se endurezca ligeramente y
resulte más fácil de manejar.
Mientras, preparar dos
bandejas de hornear con papel sulfurizado y precalentar el horno, con
calor arriba y abajo, a 190º centígrados.
Sacar la masa del
frigorífico y con las manos ligeramente húmedas, formar
veinticuatro bolas de un tamaño un poco más grande que una nuez,
colocando doce por bandeja algo separadas para que se expandan y
aplanar ligeramente con el dorso de una cuchara húmeda, dejándolas
de un diámetro aproximado de seis centímetros. No toquetear la masa
en exceso pues es muy pegajosa. Si hiciera mucho calor en la cocina,
una vez preparada la primera bandeja y mientras se hornea, devolver
la masa a la nevera otros cinco minutos para que se enfríe.
Hornear las galletas
14-17 minutos, según lo tostadas que gusten. El centro tiene que
quedar ligeramente blando al tacto: las galletas se endurecerán al
enfriar.
Dejar que se enfríen en
la bandeja de hornear antes de pasarlas a una rejilla. Despegar con
cuidado del papel una vez estén completamente frías.
Preparar un café o un
té, coger una galleta y disfrutar.
A comer.