domingo, 30 de diciembre de 2018

Tulipas de crema de anchoa con cama de mermelada de pimientos asados

Otra receta rápida si se tiene preparada la mermelada de pimientos con antelación, lo que viene muy bien para estos días puesto que aguanta muy bien una semana en el frigorífico. También la crema de anchoas se puede hacer el día antes e incluso picar las almendras, siempre que luego se conserven en un recipiente hermético.

La presentación en tulipas o vasitos queda muy vistosa (aunque las fotos desmerecen mucho, ¡a ver cuándo se acaban las nieblas!), no sólo por el formato individual sino porque al utilizar recipientes transparentes, estas preparaciones montadas en capas lucen mucho.

Buscando inspiración en internet para los entrantes de las comidas de estas fechas y mirando lo que tenía en la despensa, se me ocurrió esta receta. La verdad es que quedó muy rica y gustó mucho. No aconsejo poner más crema de la que indico ya que tiene un sabor fuerte y con más cantidad puede que resulte difícil de comer. Las tulipas que he utilizado tienen 70 ml. de capacidad y quedaron llenas casi hasta la mitad.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.
INGREDIENTES
 
Para 9-10 tulipas

130 gr. de paté de anchoa a temperatura ambiente (utilicé Hacendado)
108 gr. de queso fresco batido 0% materia grasa a temperatura ambiente
200 gr. de mermelada de pimientos rojos asados
9-10 almendras fritas saladas
 

ELABORACIÓN
 
Poner en un bol el paté de anchoa y el queso fresco y batir con unas varillas. Introducir la crema de anchoas resultante en una manga pastelera. Reservar.
 
Picar groseramente las almendras fritas saladas. Reservar.

Poner dos cucharaditas de mermelada en el fondo de cada tulipa o recipiente elegido. A continuación y con la ayuda de la manga pastelera, poner una capa de 1'5 cm. de grosor, aproximadamente, de crema de anchoa. Introducir en el frigorífico durante media hora para que se enfríe ligeramente.

Espolvorear con las almendras fritas en el momento de servir para que no se humedezcan y resulten crujientes.
 
A comer.





 

martes, 25 de diciembre de 2018

Mermelada de pimientos rojos asados

 
Paso por aquí de puntillas y a toda velocidad, así que no me voy a complicar y dejo una receta muy sencilla. Si tenemos los pimientos asados con anterioridad o los utilizamos en conserva, se trata de una elaboración muy rápida. La receta es de Cocina y Aficiones. El único cambio que le he hecho ha sido reducir un poco el azúcar porque con la cantidad original me resultaba demasiado dulce para combinar con un plato salado, que es el uso que le he dado yo a esta mermelada.

El pimiento no se deshace al cocer y yo no lo hice puré porque quería que contrastara la textura con el resto de la preparación. Queda muy rica.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.


INGREDIENTES
 

200 gr. de pimientos rojos asados

44 ml. del jugo de asar de los pimientos

20 ml. de agua mineral

60 gr. de azúcar moreno



ELABORACIÓN


Cortar los pimientos asados en tiras de medio centímetro, aproximadamente y luego en trozos pequeños.

Colocar los pimientos con los 44 ml. de jugo, los 20 de agua y el azúcar en un cazo pequeño. Tapar y cocer a fuego medio durante 20 minutos. Pasado ese tiempo, destapar y cocer otros diez minutos hasta que casi se consuma todo el líquido.
 
Dejar enfriar y utilizar tal cual o pasarla por el pasapurés para conseguir una textura más fina, según gustos o el uso que se le vaya a dar.

Se conserva perfectamente quince días dentro de un recipiente hermético en la parte más fría del frigorífico.

A comer.

jueves, 20 de diciembre de 2018

Pimientos del piquillo rellenos de atún y surimi


Una receta facilita: abrir, picar, mezclar, rellenar y servir. Apta para todos los públicos, incluso para principiantes, ya que no tienen excusa como que se les puede quemar la comida. Con ingredientes bastante comunes en cualquier despensa, rápida de hacer y que se puede preparar incluso con dos días de antelación, conservándola en el frigorífico en un recipiente cerrado. Vamos, que lo tiene todo, que la única excusa para no hacerla es que no guste alguno de los ingredientes. Así que, ¿quién se anima?.

(Un consejo: no usar sólo atún en aceite, porque quedan bastante sositos; a falta de atún en escabeche, añadir un poco de vinagre suave a la farsa).


INGREDIENTES


10 pimientos del piquillo en conserva

100 gr. de atún en escabeche en conserva (peso escurrido)

100 gr. de atún en aceite en conserva (peso escurrido)

160 gr. de surimi

70 gr. de salsa mayonesa casera o industrial
 
 

ELABORACIÓN
 

Escurrir los pimientos del líquido de conservación. Retirar las semillas y restos de piel que pudieran tener. Para una mejor presentación, cortar con un cuchillo la parte abierta de los pimientos para igualar los bordes.


Escurrir y desechar el escabeche y el aceite del atún. Desmenuzar con un tenedor y poner en un bol.


Picar menudo el surimi y añadirlo al bol. Incorporar a éste la mayonesa y mezclar el conjunto.


Rellenar los pimientos con el tenedor o una cucharilla y servir.


Y si sobra relleno...: tostar unas rebanadas de pan y frotarlas muy ligeramente con ajo, untar con un poco de mayonesa y distribuir el picadillo por encima.

sábado, 15 de diciembre de 2018

Lechazo al curry

Esta receta (o algo parecido) la saqué hace ya bastantes años de una revista. No conservo el recorte porque tenía tantas anotaciones que hace tiempo que la pasé a limpio y lo tiré, así que no puedo decir de dónde era. Me gusta conservar las recetas originales pero a veces, con tantas notas, llamadas e incluso post-it pegados, eso ya ni hay quien lo entienda ni se parece al original. Es entonces cuando ya las escribo en una libreta y desecho el original. Bueno, en realidad en libretas tengo pocas, la mayoría están escritas en folios sueltos “de sucio”, es decir, con una de sus caras ya usada y la otra limpia. Es una de mis manías: si en una de las caras de un folio se puede escribir porque está en blanco, se aprovecha. Aunque confieso que eso en el mejor de los casos, porque bastantes veces estoy guisando algo que se me ocurre sobre la marcha y lo voy anotando en el margen de un periódico, en un sobre de publicidad, en un ticket de la compra... y ahí queda anotado; vamos, un desastre.

Me encanta el lechazo casi de cualquier forma y en casa se come bastante. Esta receta y la de el lechazo a la sepulvedana son las que más triunfan. Tal es así que el día de Navidad siempre cocinaba lechazo a la sepulvedana de segundo plato, pero la verdad es que era un lío porque son días en los que siempre te sientas tarde a comer y con los entrantes y el primero, en los que se suele entretener uno más de lo normal, resulta complicado calcular bien el tiempo del asado para que no esté más de lo debido y se pase o bien tengan los comensales que esperar a que se termine de hacer. Así que el año pasado lo hice al curry el día antes con la ventaja que eso te da a la hora de organizar el menú.

La gracia de este plato, que es para mojar pan, es que la salsa esté picante. Una vez me olvidé de poner la pimienta de cayena (guindilla seca) y ni comparación. A mí, que aguanto poco el picante, no me gustó. Así que mi consejo es que poco o mucho, el guiso pique. ¿Y el yogur? Pues suaviza la salsa y le da un aire diferente. Y aviso: hay que revolverlo antes con una cucharilla porque los trocitos no se deshacen la cocer.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.



INGREDIENTES



800 gr. de lechazo troceado (falda, pescuezo, pierna...)

180 gr. de cebolla

1 diente de ajo grande

1 tsp. de curry en polvo

1 ó 2 pimientas de cayena (al gusto)

1 tbs. de harina

150 ml. de vino blanco seco

1 yogur natural desnatado sin azúcar

aceite y sal





ELABORACIÓN



Limpiar la cebolla y cortarla en cuadrados no muy grandes. Pelar el ajo, quitar el germen y cortar en láminas. Reservar ambos.



Salar el lechazo y dorar en una sartén honda con aceite caliente. Sacar los trozos y ponerlos directamente en la olla rápida. En la misma sartén y en el aceite sobrante, rehogar a fuego medio la cebolla y el ajo hasta que la primera se ponga casi transparente. Poco antes de que esté hecha, añadir a la sartén las pimientas de cayena y el curry en polvo para que vayan soltando el aroma. Una vez hecha, agregar la harina y rehogar. Añadir el vino y el yogur natural previamente batido, dejar que de un hervor, desglasar la sartén e incorporar su contenido a la olla donde está el lechazo.



Poner la olla al fuego, taparla y cocer 12-15 minutos desde que suban los anillos de la válvula. Dejar que pierda toda la presión antes de abrir. Si se quiere una salsa más espesa, sacar los trozos de carne, retirar y desechar las pimientas de cayena y cocer la salsa a fuego fuerte destapada unos cinco minutos o hasta que tenga la consistencia deseada. Mejora de un día para otro.



A comer.




lunes, 10 de diciembre de 2018

Ensaladilla de patata y brécol



La primera vez que comí esta ensaladilla en casa de mi tía, pensé “ummm, ese brécol a medio cocer no sé yo...” porque aunque a mi me encanta el brécol y como más me gusta es cocido al vapor y comido un poco templado, sin sal y sin ningún aderezo ni acompañamiento, tengo tendencia a cocerlo un pelín de más y eso del dente, no me convencía mucho, la verdad. Craso error, porque la gracia de este plato está en la mezcla de la textura crujiente del brécol, de la cebolla y del pepinillo con el resto de ingredientes. Y esa cebolla encurtida, otro acierto. Total, que pasé de desconfiar del plato a pedirle la receta.

¿Brécol o brócoli? Según el Diccionario Panhispánico de Dudas de la RAE, la palabra brócoli “es adaptación gráfica de la voz italiana broccoli (pl. de broccolo ‘pella de algunas berzas’). Aunque es etimológicamente un plural, en español se usa como singular. Su plural es brócolis. Esta es hoy la forma preferida por los hispanohablantes, aunque también se usa con frecuencia la forma más propiamente española brécol. Existe asimismo la variante bróculi, hoy minoritaria”. Osea, que ambas son correctas y aunque tal vez la que más se oiga sea brócoli, yo seguiré usando brécol porque me gusta más y porque es más española, aunque tengo que confesar que de eso me acabo de enterar...


Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.
 
 
 
INGREDIENTES

300 gr. de patatas pequeñas
100 gr. de brécol
50 gr. de cebolla
vinagre de vino blanco
120 gr. de jamón york en un trozo
150 gr. de surimi
80 gr. de pepinillos
65 gr. de maíz en conserva
2 huevos medianos
100 gr. de mayonesa (casera o industrial)
15 gr. de mostaza fuerte de Dijon
20 gr. de leche (opcional)


ELABORACIÓN

Lavar las patatas y sin pelar, ponerlas a cocer en abundante agua con sal durante 25-30 minutos. El tiempo de cocción dependerá del tamaño y de la clase de patata. Pinchar con una aguja para comprobar se están cocidas. Retirar del fuego y dejar enfriar. Una vez frías, quitar la piel y cortar en dados pequeños.

Poner a hervir un cazo con agua. Cuando rompa el hervor, añadir un buen puñado de sal y los huevos previamente lavados. Cocer 15 minutos desde que vuelva a hervir. Pasado el tiempo, refrescar los huevos en un bol con agua fría y hielo para facilitar su posterior pelado. Una vez fríos, pelar y cortar en dados pequeños.

Cortar la cebolla en brunoise, ponerla en un cuenco y cubrir con vinagre de vino. Dejar que se curta durante 15 minutos, escurrir (el vinagre se deshecha) y reservar.

Cubrir el fondo de la olla rápida con agua, colocar el accesorio de vapor y poner el brécol lavado y cortado en ramos. Cerrar la olla, ponerla a cocer y contar un minuto desde que suba la válvula. Apartar del fuego, dejar que pierda el vapor, abrir y dejar enfriar el brécol. Este ha de quedar al dente, ligeramente crujiente. Cortar en ramitos más pequeños y reservar.

Cortar el surimi no muy menudo, el trozo de jamón de york en cuadraditos pequeños y los pepinillos en brunoise.

Mezclar en un bol la mayonesa y la mostaza. Si la mezcla resultara muy espesa, aligerar con la leche.

En una fuente de servir, poner las patatas cocidas, la cebolla escurrida, el jamón york, el surimi, los pepinillos, el maíz en conserva escurrido y los huevos cocidos. Agregar la mezcla de mayonesa y mostaza y remover para distribuir los ingredientes. Por último, incorporar el brécol, reservando si se desea unos ramitos para decorar y mezclar delicadamente para no romperlo. Servir frío.

A comer.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

Bizcocho de yogur chocolateado

 
Creo que el bizcocho de yogur es el más agradecido que hay. Da igual la temperatura de los ingredientes, la harina y la levadura se pueden añadir sin tamizar y lo mezclas todo con la batidora de brazo. Rápido, cómodo y sin manchar casi nada. Y si utilizas el vaso del yogur como medida, ya ni te cuento. Yo lo peso y mido, porque uso algo menos de la medida del vaso; no hay otra razón. Casi siempre lo hago con yogur natural y luego le añado algún aromatizante o fruto seco o deshidratado o chocolate: canela, café, almendras, pasas, orejones, chocolate blanco rallado... incluso un chorrito de licor. Que yo recuerde nunca me ha salido mal. Esta versión en concreto queda más esponjosa al llevar un poco menos de harina.
 
Curiosamente, no recuerdo que este bizcocho se hiciera en casa de mi madre. Ella siempre hacía uno al que llamaba "sobao" (que ya caerá), que no tiene nada que ver con los sobaos pasiegos y un plum cake llenito de frutas que siempre se iban al fondo y que no sé que bizcocho era. Y conste que hacía muchos dulces porque en casa éramos muy golosos, pero este bizcocho y la tarta de galletas, jamás. Muchos domingos hacía una tarta rellena de crema o nata y cubierta y decorada con crema de mantequilla, la ahora tan famosa buttercream y que a mí me hacía muy poco gracia y sigue sin gustarme. También hacía lo que llamábamos "pastitas pegaditas" y que no eran otra cosa que pastas de té con relleno de mermelada. Recuerdo que se estaba toda la tarde haciendo pastas porque preparaba varias masas, rellenos y coberturas y era un trabajo enorme. A mí las que más me gustaban eran las que llevaban clavo molido en la masa. Es de esos sabores que permanecen en el recuerdo. Hacía muchísimas más cosas, pero no quiero aburrir. Ahora, para ella sola, ya casi no hace nada, pero aún hace, por ejemplo, una leche frita que se deshace en la boca, unas torrijas con el punto justo de humedad para que resulten cremositas al paladar sin estar hechas unas puchas y unas cañas rellenas de crema pastelera y cubiertas de caramelo que están realmente buenas.
 
 
 

INGREDIENTES



3 huevos L

200 gr. de azúcar

190 gr. de harina

100 ml. de aceite de girasol

80 gr. de cacao a la taza en polvo (yo Lacasa)

1 yogur natural desnatado sin azúcar

16 gr. de levadura tipo Royal





PREPARACIÓN



Enmantequillar y enharinar (retirando el exceso de harina poniéndolo boca abajo y dándole unos golpecitos en la base y costados) un molde alargado de 21x11 cm. o más o bien enmantequillar el molde, forrar base y costados con papel vegetal de horno y enmantequillar el papel. Reservar.
 


Precalentar el horno a 200º C con calor arriba y abajo.
 


Mezclar en un bol la harina, el cacao y la levadura. Reservar.
 


En otro recipiente amplio, poner los huevos, el azúcar, el aceite y el yogur y batir con la batidora de brazo hasta que todos los ingredientes estén bien integrados. Ir añadiendo a cucharadas la mezcla reservada en el otro bol, batiendo con la batidora hasta integrar. Verter la mezcla en el molde e introducir en el horno colocando la rejilla en la segunda posición empezando por abajo. Bajar la temperatura a 180º C y poner el calor sólo por abajo. Hornear 23 minutos. Pasado ese tiempo, subir una posición la rejilla y hornear otros 22 minutos.


Sacar del horno y colocar sobre una rejilla. Desmoldar a los 10 minutos y volver a colocar sobre la rejilla hasta que se enfríe por completo.
 


A comer.
 
 

 

sábado, 1 de diciembre de 2018

Melva en escabeche de naranja



Lo que me gusta el pescado y lo poco que lo hago. Principalmente porque la mayoría de las recetas con pescado son para hecho y comido, es decir, no aguantan muy bien el recalentamiento y yo, que a diario hago la comida de un día para otro porque a mi pareja y a mi no nos coinciden los horarios laborales, pues dejar hecho el salmón a la plancha (pongamos por caso) la tarde anterior, como que no. Así que el pescado queda circunscrito a los fines de semana, como la pasta, el arroz y los asados de carne o a preparaciones como el escabeche que precisamente mejoran, y mucho, con el paso de los días.


La receta se la ví a Elvira, de Los Cerezos en Flor. Ella la hace con salmón pero yo tenía una melva en el congelador que no sabía cómo cocinar y al ver su receta pensé que tenía que quedar muy rica con ese pescado. Y no me equivoqué. Apenas hice un par de modificaciones a su preparación y ahora lo que me da rabia es tener que esperar al año que viene para repetirla, porque la temporada de la melva es de junio a noviembre y no creo que a estas alturas la encuentre ya en el mercado. Por cierto, que nunca la había comido fresca, siempre en conserva, pero se la vi comprar a una señora que estaba delante de mí en la pescadería y tenía tan buena pinta, que se me antojó y ya me alegro. Además congela estupendamente. Su carne es muy parecida a la de el bonito y el atún, no en balde es de la misma familia, pero a mí me ha parecido de sabor más suave.


Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

 

 
 
 

INGREDIENTES



750 gr. de melva (peso sin espinas ni piel)

220 ml. de aceite de girasol

75 ml. de vino blanco seco

75 ml. de vino blanco dulce

110 ml. de vinagre de vino blanco

120 ml. de zumo de naranja

½ cáscara de naranja

3 hojas de laurel

pimienta negra en grano (al gusto)

½ tsp. de sal

unas ramas de tomillo limón y romero frescos y de perejil fresco (al gusto)

1 tsp. de pimentón de La Vera agridulce

170 gr. de cebolla

2 dientes de ajo grandes





ELABORACIÓN



Limpiar el pescado eliminando las espinas y la piel. Cortar en dados regulares. Reservar.
 

Hacer tiras la piel de naranja con un acanalador o bien cortar en juliana fina, sin la parte blanca. Reservar.
 

En una cazuela profunda, poner el aceite, los vinos, el vinagre, las hojas de laurel, las ramas de tomillo limón, de romero y de perejil lavadas, los granos de pimienta negra, la sal, los dos dientes de ajo enteros y golpeados y la cebolla pelada y cortada en tiras o aros anchos. Tapar y llevar a ebullición. Cocer 30 minutos. Agregar el zumo de naranja y cuando la preparación recupere el hervor, añadir el pimentón agridulce, remover, incorporar la melva y la piel de naranja, tapar y cocer un minuto. Apagar el fuego y dejar enfriar tapado para que termine de pasarse el pescado.

 
Conservar en frío, tapado y cuidando de que todo el pescado quede sumergido en los líquidos del guiso.

 
Esperar al menos doce horas antes de consumir, pues los escabeches necesitan tiempo para reposar y tomar sabor. Cuantos más días pasen, más mejorará el guiso. Aguanta perfectamente ocho días, siempre que el pescado no esté en contacto con el aire.

 
A comer.




viernes, 30 de noviembre de 2018

Cucharas y tazas medidoras

 


Siempre que puedo, me gusta pesar/medir los ingredientes. La imprecisión de los cálculos “a ojo”, en cucharillas de postre o café, cucharas soperas, tazas y vasos puede conducir directamente al fracaso de una receta, sobre todo en repostería y panadería donde se necesita mucha más precisión en los ingredientes que para el resto de preparaciones o cuando se utilizan ingredientes con mucho sabor y de los que habitualmente se utilizan pequeñas cantidades. Pero a veces resulta difícil pesar un cuarto de cucharadita de cominos, por ejemplo; es entonces cuando resultan muy útiles las cucharillas medidoras. A lo que no encuentro tanta utilidad es a las tazas medidoras, pero estaba harta de desechar recetas por venir en tazas y al final claudiqué y compré un juego. De eso hará un año y todavía no las he estrenado...


En cuanto a las cucharillas, hay bastante “unidad de criterio” entre los fabricantes y casi todos las hacen con las mismas capacidades; ahora bien, en el tema de las tazas, la cosa cambia. Al respecto, aconsejo leer este post y este otro de El Rincón de Bea que son muy ilustrativos.


Por comodidad, utilizaré las abreviaturas en inglés de cuchara (tbs-tablespoon) y de cucharillal (tsp-teaspon) que vienen en mis juegos de cucharillas. También utilizaré la palabra inglesa cup cuando hable de tazas, aunque en la medida de lo posible, pondré su equivalencia en peso o volumen.
 
 
Para facilitar un poco las cosas, voy a poner unas tablas de equivalencias en mililitros.
 
 
Vaya por delante que mis tazas están fabricadas en Canadá, así que supongo que son medidas canadienses... A saber.
 
 
Los sólidos siempre se miden enrasados y sin apretar.



Tsp y tbs (cucharilla y cuchara)



1/4 tsp (cucharilla)
1'25 mililitros
1/3 tsp (cucharilla)
1'65 mililitros
1/2 tsp (cucharilla)
2'5 mililitros
1 tsp (cucharilla)
5 mililitros
1/2 tbs (cuchara)
7'5 mililitros
1 tbs (cuchara)
15 mililitros



Cup (taza)

 


1/8 cup (taza)
30 mililitros
1/4 cup (taza)
60 mililitros
1/3 cup (taza)
80 mililitros
1/2 cup (taza)
125 mililitros
1 cup (taza)
250 mililitros








domingo, 25 de noviembre de 2018

Conejo de campo con salsa espesa de cebolla, en olla WMF


Otra receta de conejo. Ya, pero es que estamos en temporada de caza y es lo que toca, aunque creo que este año voy a cocinar pocos porque apenas hay. Hoy, por ejemplo, que era día de caza, me ha comentado mi pareja que sólo ha visto un conejo en toda a mañana y además no estaba a tiro. Vamos, que ha venido con las manos vacías. Este lo cazó el domingo pasado y lo hemos comido esta semana.
Esta receta me la dio mi suegra hace ya mucho tiempo, aunque con los cambios que le he ido haciendo a lo largo de los años, si ahora la leyera ni la reconocería. Los clavos de olor y la nuez moscada le proporcionan un sabor que combina muy bien con la carne sabrosa del conejo de campo, ya que son especias con mucha personalidad. Ojito con poner más de la cuenta, porque enmascararán el sabor del resto de ingredientes.
Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.
INGREDIENTES

1 conejo de campo
450 gr. de cebolla
1 diente de ajo grande
12 granos de pimienta negra
4 clavos de olor
1 punta de cuchillo, roma, de nuez moscada molida (o la punta de una cucharilla de postre)
150 ml. de vino blanco seco
aceite de oliva virgen extra
sal


ELABORACIÓN

Lavar minuciosamente el conejo y secar con papel de cocina. Trocear, salar y reservar.

Poner un buen fondo de aceite de oliva virgen extra en la olla exprés y calentar a fuego medio. Mientras, pelar y picar en brunoise la cebolla y el ajo y salar. Añadir ambos a la olla cuando el aceite esté caliente y pochar a fuego medio-bajo. Cuando esté a medio hacer, agregar los granos de pimienta negra, los clavos de olor y la nuez moscada para que vayan liberando los aromas.

Una vez pochados cebolla y ajo, subir ligeramente el fuego, incorporar el conejo y rehogar. Cuando esté rehogado, añadir el vino blanco, tapar y cerrar la olla y cocer 25 minutos contados desde que suba la válvula del todo. Apagar el fuego y dejar que la olla pierda toda la presión antes de abrirla.

Sacar los trozos de conejo de la olla a una fuente, eliminar los clavos de olor y pasar la salsa por la batidora hasta convertirla en una crema espesita. Rectificar de sal, si hiciera falta y verter sobre el conejo.

Mejora de un día para otro.

A comer.

martes, 20 de noviembre de 2018

Cebolla caramelizada (sin atajos)




Sí, sin atajos. Nada de ponerle azúcar, vinagre balsámico o bicarbonato para acelerar el proceso. Solamente aceite, un poco de sal y tiempo para que la cebolla se haga con sus propios azúcares. Respecto al porqué del proceso de caramelización la cebolla, aconsejo leer la muy interesante entrada que Miriam, de El invitado de invierno tiene dedicada a este tema. Creo que no se puede explicar más y mejor.  
 
Cebolla, aceite, sal y tiempo, mucho tiempo. El que yo indico es orientativo, ya que dependerá mucho de lo fina o gruesa que se corte la cebolla y sobre todo, de la clase, porque no tiene el mismo agua una cebolla de verano que una de invierno. Cuanto más agua tenga, más tierna será y quedará infinitamente más rica. Y también se reducirá más. Yo usé cebollas de hojas gruesas, con gran contenido en agua y por curiosidad las pesé una vez cocinadas y los 500 gr. iniciales se quedaron en ¡157 gramos!. Menos mal que luego cunde...


Venga, a lavarse las manos y a cocinar.
 
 
 
INGREDIENTES

500 gr. de cebolla
aceite de girasol
sal


ELABORACIÓN


Poner a calentar una sartén amplia y honda con un buen fondo de aceite.

Pelar y cortar en juliana la cebolla. Hacer los cortes en sentido paralelo al corazón de la cebolla; de esta manera se deshará menos al cocinarse.

Agregar la cebolla a la sartén cuando el aceite esté caliente. Remover bien para que se impregne toda la cebolla con el aceite, salar ligeramente para favorecer que la cebolla sude, tapar y dejar cocinar a fuego suave cuarenta minutos o hasta que esté traslúcida, removiendo de vez en cuando. Pasado ese tiempo, destapar y poner a fuego medio para que se evapore todo el líquido que ha soltado la cebolla y empiece a dorarse ésta cuando quede sólo aceite. Tardará en hacerse una hora, aproximadamente, durante la que habrá que estar muy pendiente para evitar que se queme.

Una vez hecha, escurrir el aceite, si se desea y consumir.

 

jueves, 15 de noviembre de 2018

Mermelada de melocotón y miel


 
 

Con los últimos melocotones de la temporada que ya me miraban con cara de pena cada vez que habría el frigorífico, preparé hace unos días esta mermelada de melocotón con un toque de miel.
 
Hacer mermeladas en casa puede ser gratificante, pero con el precio que tiene la luz, muy económicas no salen, ni aunque la fruta sea de tus propios frutales, como es el caso. La verdad es que hago pocas mermeladas, pero este año los melocotoneros han dado fruta para aburrir y era una pena dejar que se estropeara, así que he hecho para varios meses.
 
No me gusta preparar mucha cantidad de cada vez; así la fruta tarda poco tiempo en alcanzar la temperatura de ebullición y con media hora de cocción, es suficiente para que quede perfectamente cocida y conserve un sabor más parecido al de la fruta natural. Tampoco le pongo mucho azúcar porque suelo utilizar fruta bien madura y la mermelada queda suficientemente dulce.
 
Es el primer año que le pongo miel y la verdad es que ha quedado muy rica, con un sutil sabor a miel. Creo que el año que viene la que haga la voy a hacer con miel pues de las varias combinaciones de melocotón que he probado (con manzana, con vainilla, con canela), ésta es la que más nos ha gustado con diferencia.
 
Venga, a lavarse las manos y a cocinar.
 
 

 
 
 
INGREDIENTES
 
1 kgr. de melocotones (peso sin piel ni hueso)
200 gr. de azúcar blanquilla
75 gr. de miel
el zumo de medio limón
 
PREPARACIÓN

Lavar los melocotones bajo el grifo frotándolos bien. Dejar escurrir. Pelar y partir en trozos pequeños. Desechar pieles y huesos.

Poner los trozos de melocotón en una olla alta y amplia y poner a calentar a fuego suave para que la fruta suelte jugo. Remover de vez en cuando. Cuando el jugo de los melocotones cubra el fondo de la olla, agregar el azúcar, remover y subir a fuego medio. Como la fruta está caliente, el azúcar se deshará enseguida. Cuando esté todo deshecho, aumentar el fuego de medio a medio-alto y contar quince minutos desde que comience a cocer alegremente, removiendo de vez en cuando. Pasado ese tiempo, agregar la miel y el zumo del medio limón y cocer otros quince minutos, removiendo frecuentemente para evitar que se agarre. Dejar enfriar.

Pasar la mermelada por un pasapurés o chino o bien darle unos golpes de batidora hasta conseguir la textura deseada.

Llenar unos frascos pequeños, de 250 ml. de capacidad, dejando un espacio libre de un centímetro y medio hasta el borde. Introducir en una olla, cubrir de agua, cerrar y cocer a fuego fuerte 10 minutos desde que empiece a hervir con fuerza. Apartar del fuego, destapar y dejar templar el agua. Sacar los tarros entonces y dejar enfriar completamente.

En caso de utilizar frascos de hasta 350 ml. de capacidad, hervir 15 minutos y si son de hasta 450 ml. hervir 20 minutos.

Una vez abierta, conservar en el frigorífico.
 
A comer.

sábado, 10 de noviembre de 2018

Crema pastelera rápida con huevos enteros



 
 
Me repatean las recetas en las que se usan sólo las yemas o sólo las claras de los huevos, porque al final la parte del huevo que no he usado acaba en la basura. Eso mismo me pasó hace poco con una clara; usé la mitad y la otra mitad, después de unos días de rodar por el frigorífico, acabé tirándola. Así que si puedo, uso huevos enteros, como en esta crema pastelera, que no discuto que quede más rica hecha sólo con yemas, pero la verdad, si va a formar parte de un relleno al que además se le van a añadir otros ingredientes (por ejemplo, naranja confitada, mermelada, crema de almendras), como que yo no noto la diferencia.
 
Está hecha con leche desnatada, pero no por nada, sino porque es la leche que tomamos en casa y es la que uso para todo. Si se hace con leche entera, quedará con más cuerpo.
 
Venga, a lavarse las manos y a cocinar.
 
 

INGREDIENTES

225 ml. leche desnatada
 
2 huevos medianos
 
50 gr. de azúcar blanquilla
 
20 gr. de maizena
 
1 rama de canela y/o un trozo de cáscara de limón (sin la parte blanca)
 
10 gr. de mantequilla (opcional)


PREPARACIÓN
 

Separar en un cazo 100 ml. de leche. Agregar la canela y/o la piel de limón y llevar a ebullición. Apartar del fuego, tapar y dejar en infusión 15 minutos. Colar y dejar que se enfríe.
 

Poner en el vaso de la batidora de brazo los otros 125 mililitros de leche, los huevos, el azúcar y la maizena. Batir con la batidora y colar por si hubiera quedado algún grumo. Poner en un cazo amplio y agregar la leche infusionada. Calentar el conjunto a fuego medio-bajo sin dejar de remover con unas varillas hasta que la mezcla espese. Espesará más al enfriar. Para que la crema quede más sedosa, agregar 10 gr. de mantequilla y remover hasta integrar.
 

No queda muy dulce. Depende del uso que se la vaya a dar, añadir más azúcar si se va a usar sola y en caso de mezclarla con otra preparación, no poner más ya que aquello con lo que se mezcle también llevará azúcar.


lunes, 5 de noviembre de 2018

Conejo de campo con cerveza y cayena, en olla WMF







Bueno... Primera entrada y me he quedado en blanco. ¡Pues empezamos bien! Supongo que al principio, salvo que tengas mucha verborrea, es bastante normal y que luego, poco a poco,  ha de resultar más fácil. Eso espero...
Yo nunca compro conejo. Mi pareja es cazador y caza conejos y alguna perdiz, con lo que si la temporada de caza es buena, congelo conejos para todo el año. Eso también supone probar distintas recetas para cocinarlo y no comerlo siempre de la misma forma. Ya ha empezado la temporada de caza y este primero lo he cocinado adaptando una receta de la revista Cocina Fácil de este mes. La verdad es que ha quedado muy bueno, picantito y con mucha salsa. El picante se puede adaptar al gusto de cada uno e incluso eliminarlo, pero es la gracia de este guiso. Y como la mayoría de los guisos, está mejor de un día para otro.
El  tiempo de cocción es orientativo, dependerá de lo tierno que sea el conejo, que al ser de campo, lo mismo puede ser tierno, como lo fue éste, o más duro que los pies de San Pedro, así que si al abrir la olla no está hecho, cocerlo un poco más. También dependerá de la olla en la que se cocine, pues no todas necesitan el mismo tiempo. Yo uso una olla super rápida de la marca WMF, que la verdad uso para casi todo, incluido el arroz.
Venga, a lavarse las manos y a cocinar.





INGREDIENTES

1 conejo de campo troceado

150 ml de cerveza rubia

½ pimiento verde

1 zanahoria mediana

½ cebolla

2 tomates pequeños

1 puerro

2 dientes de ajo

1 rama de romero fresco

Pimienta negra en grano (al gusto)

1 pimienta de cayena

aceite de oliva virgen extra y sal


PREPARACION

Lavar el medio pimiento, la zanahoria, el puerro y los tomates. Quitar las semillas al pimiento, raspar la zanahoria, eliminar las raíces, las hojas duras y la parte verde del puerro, pelar los tomates y cortar todo en brunoisse y reservar. Pelar la media cebolla y los dos ajos. Picar la cebolla en brunoisse, colocar la hoja del cuchillo plana sobre los ajos, darle un golpe y reservar.

Lavar minuciosamente el conejo, secarlo con papel de cocina, trocear y salar.

Poner un fondo de aceite de oliva virgen extra en un sartén amplia y dorar los trozos de conejo por tandas. Ir poniéndolos directamente en la olla exprés.

Dejar que el aceite pierda un poco de temperatura y rehogar el puerro, la cebolla y los ajos. Cuando la cebolla empiece a ponerse transparente, añadir la zanahoria y el pimiento verde. Cuando el pimiento empiece a cambiar de color, añadir unos granos de pimienta negra (al gusto) y una pimienta de cayena partida a la mitad. Agregar los tomates y subir el fuego para evitar que el agua de los tomates cueza la preparación. Sazonar y dejar cocinar 5 minutos.

Verter el contenido de la sartén sobre el conejo que está en la olla y agregar la rama de romero lavada y la cerveza. Tapar y cerrar la olla y cocer 20-25 minutos contados desde que suba la válvula del todo. Apagar el fuego y dejar que la olla pierda toda la presión antes de abrirla.

Sacar los trozos de conejo de la olla a una fuente de servir, retirar la rama de romero y pasar la salsa por el chino o pasapurés o bien darle unos golpes de batidora hasta que tenga la textura deseada. Rectificar de sal, si hiciera falta y verter sobre el conejo.

A comer.



jueves, 1 de noviembre de 2018

Todo tiene un principio


Dulzanga: palabra inventada perteneciente al vocabulario familiar y que se emplea cuando, sobre todo entre horas, apetece comer algo dulce.
 
Comidita: diminutivo de “comida”, en el sentido cariñoso de cocina de andar por casa.
 
Zarandaja: según la R.A.E., “cosa menuda o de importancia muy secundaria”.
 
De eso pretende ir este blog: de los dulces y comidas sin pretensiones que se hacen en mi cocina, en la que aún tengo mucho que aprender y de aquéllo que no siendo lo anterior, me apetezca hablar o enseñar, un cajón de sastre donde meter lo que no tenga cabida en otro sitio.
 
Y también un lugar donde tener en orden las tropecientasmil recetas de cocina que tengo anotadas en infinidad de papelicos y un lugar para aprender sobre fotografía y blogs culinarios, donde lo tengo tooooodo por descubrir.
 
¿Y porqué no decirlo? Y por la curiosidad de ver hasta dónde llego o en qué se queda esto.
 
Pues eso. Me llamo Isabel. Bienvenid@s a mi rincón.






Se admiten todo tipo de comentarios pero si son buenos, mejor. Gracias por dejarlo.