jueves, 30 de enero de 2020

Tarta salada de níscalos, pimiento amarillo y cebolla


Vale, ya no hay níscalos, pero no quería dejar esta tarta en borradores todo un año. Está hecha con níscalos (nícalos, rebollones, rovellones) frescos, pero se puede hacer igualmente con congelados o en conserva, aunque, claro, algo cambiará el sabor, pero seguro que está también rica.

Las medidas son para una tarta pequeñita, que para nosotros dos es suficiente (para dos veces) como entrante antes de un principal contundente y porque la hice los días de navidad, que en esas fechas llega un momento que se está saturado de comida.

Comprad, siempre que podáis, sésamo crudo y tostadlo en casa. Primero, porque el olor que desprende es maravilloso y segundo, porque una vez tostado empieza a perder aroma y lo que os quede al final de bote apenas tendrá sabor.

El sésamo se conserva bien en un frigorífico no frost dentro de una bolsa de plástico cerrada con un clip fuerte y con el mínimo aire dentro. Así aguanta mucho tiempo sin ponerse rancio. Yo siempre tengo porque me encanta y suelo utilizarlo mucho para las ensaladas. Se me ocurrió añadirlo a la masa para darle un toque diferente y aunque con el relleno no se distingue, sí le da otro aroma. Los recortes los horneé a la vez que la tarta como si fueran galletas y aunque un poco sosos porque le pongo muy poquita sal a la masa, sabían a sésamo y estaban muy ricos.

El brandy le proporciona un aroma y sabor interesantes y muy recomendables. Si no se quiere utilizar, sustituir por leche.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.



INGREDIENTES:
 

* Para la masa:

100 gr. de harina de trigo

tsp. de semillas de sésamo crudo

15 ml. de AOVE

50-55 ml. de agua

sal
 

* Para el relleno:

275 gr. de níscalos frescos

50 gr. de cebolla

40 gr. de pimiento amarillo

60 gr. de queso de untar, tipo Philadelphia, bajo en grasa

25 ml. de brandy

1 huevo talla M

queso gouda añejo rallado

1/8 tsp. de pimienta negra molida

aceite y sal
 

* Y además:

un molde redondo de 16 cm. de diámetro (medida de la base)



ELABORACIÓN:

NOTA: Los tiempos, temperaturas, fuentes de calor y posición de la bandeja en el horno que se indican, son los que funcionan en mi horno. Como no hay dos hornos iguales (ni siquiera siendo de la misma marca y modelo), cada cual deberá adaptar la forma de cocción a su horno, aunque probablemente las correcciones habrán de ser mínimas.

* De la masa:

Tostar el sésamo a fuego medio en una sartén sin aceite y hasta que las semillas se doren ligeramente. Retirar del fuego y dejar que se enfríen. Una vez frías, machacarlas en el mortero hasta conseguir una pasta, diluirla en 20 ml. de agua y reservar.

En un bol, poner la harina, el aceite de oliva virgen extra, un poco de sal, la mezcla de agua y sésamo y 25 ml. de agua y remover con una cuchara de palo. Se formarán como unas migas. Dejar que la harina se hidrate un par de minutos y amasar la mezcla, incorporando el resto del agua poco a poco hasta que no se pegue a las manos. Dejar de amasar en cuanto se llegue a ese punto. Lo más probable es que no haga falta todo el agua, pero eso dependerá del grado de absorción de la harina.

Formar una bola con la masa, taparla con un paño limpio y dejar reposar 40 minutos.

* Del relleno:

Lavar bajo el grifo con un hilo de agua y uno a uno los níscalos, frotándolos con un cepillito para eliminar la suciedad. Ir colocándolos de canto en un escurridor. Una vez limpios y escurridos, picar menudos y reservar.

Picar la cebolla en brunoise y reservar.

Eliminar semillas y nervios interiores del pimiento amarillo previamente lavado y picar en dados de medio centímetro de lado. Reservar.

Poner un fondo de aceite en una sartén honda no muy grande y llevar al fuego. Una vez alcance temperatura, añadir la cebolla y un poco de sal y rehogar tapado a fuego suave hasta que empiece a ponerse transparente. En ese momento añadir el pimiento y seguir cocinando tapado hasta que empiece a ablandarse. Agregar entonces los níscalos, un poco más de sal y la pimienta negra. Rehogar el conjunto tapado y hasta que las verduras estén hechas y hayan consumido todo el agua de vegetación. Rectificar de sal si procede.

Apartar del fuego y dejar que pierda temperatura.

* Del montaje de la tarta y horneado:

Precalentar el horno a 200º C con calor arriba y abajo.

Sobre una superficie de trabajo limpia y sin enharinar, estirar la masa con el rodillo lo suficiente para cubrir el molde y lo más fina posible. Si la masa tiende a encogerse al estirarla, ir dándole reposos de cinco minutos hasta que se relaje el gluten y resulte manejable. Acomodarla en el molde procurando que no queden bolsas de aire en la base y retirar el sobrante con el rodillo.

Si la masa ha quedado bien hecha, no hará falta enharinar ni la superficie de trabajo ni el rodillo, pues no se pegará. Tampoco será necesario encamisar el molde.

Incorporar al molde la mezcla de níscalos, cebolla y pimiento y distribuir homogéneamente por encima de toda la masa.

Batir el huevo como para tortilla. Aparte, mezclar el queso de untar con el brandy para rebajar la densidad de aquél y unir la mezcla al huevo batido. Remover para homogeneizar y verter sobre la mezcla de verduras de la tarta. La mezcla es un poco densa, por lo que es conveniente golpear el molde delicadamente contra la encimera para que penetre entre los huecos de las verduras.

Espolvorear queso gouda añejo rallado por encima, al gusto e introducir en el horno, colocando la rejilla en la segunda posición empezando por abajo y bajando la temperatura a 180º C con calor sólo por abajo. Hornear 22 minutos, subir la rejilla una altura y hornear otros 22 minutos. Comprobar que la tarta está cuajada pinchando en el centro con un aguja. Si sale seca, ya está cocinada, si no, hornear otros cinco minutos.

Sacar del horno, desmoldar pasados diez minutos y degustar fría o caliente.

A comer.

sábado, 25 de enero de 2020

Lechazo con castañas. Receta judía


A estas alturas del año, no se si aún se encontrarán castañas en el mercado, pero no quería dejar esta receta en borradores hasta el año que viene. Además, seguro que si tenéis castaños, lo que os sobrará en casa son castañas. Yo no tengo, pero mi amiga B me regala todos los años varios kilos de castañas de los árboles que posee en la zona zamorana de Aliste, hermosa comarca situada al noroeste de la provincia y en la frontera con Portugal, gran productora de castañas y excelente zona micológica, por no hablar de la extraordinaria calidad de la Ternera de Aliste (IGP).
 
Esto parece un anuncio, pero no lo es, de verdad, pero es que la comarca de Aliste es una zona que me tiene enamorada. Si alguna vez tenéis oportunidad de visitarla, no dejéis de hacerlo, pues sus paisajes y muchos de sus pueblos merecen una visita, de la que no podréis marchar sin comprar carne o degustarla en los restaurantes de la zona. La adquisición de setas y castañas es mucho más difícil ya que es un producto muy estacional y se suele vender directamente a las fábricas. O si os va más el dulce, aún quedan obradores artesanales de los que no sabréis se llevar pan o dulzangas o ambas cosas y maldecir la báscula.

A ver, la receta, que me lío. Pues que os voy a decir, muy rica (si no me hubiera gustado, por supuesto que lo la traía por aquí). Diferente, ligeramente dulzona debido a la pimienta de Jamaica y a las castañas, pero “potente” por la pimienta blanca y aromática por la canela.

La receta es del libro "El libro de la cocina judía" de Claudia Roden editado por Zendreda Zariquiey. Sólo he modificado las cantidades de las especias para adaptarlas a nuestro gusto personal y creo que han quedado muy equilibradas. También reduje sensiblemente la de las castañas pues lo que indicaba la receta me parecía una exageración.

En cuanto al limón, he de decir que lo he probado de las dos maneras y me ha gustado más sin él, pues aunque le proporciona un sabor refrescante e interesante a la vez, me parece que “mata” un poco el guiso. También es verdad que lo añadí a mi plato a ojo y seguro que me pasé en la cantidad, ya que me encanta el limón y tiendo a abusar de él.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.


INGREDIENTES:

725 gr. de lechazo (falda, pescuezo, paletilla...)

200 gr. de cebolla

200 gr. de castañas (peso en crudo y sin pelar)

1/4 tsp. de pimienta blanca molida

1/2 tsp. de canela molida

10 semillas de pimienta de Jamaica

aceite de girasol

sal

una rama grande de perejil (sólo las hojas)

agua

el zumo de medio limón (opcional)



ELABORACIÓN:

Limpiar el lechazo de grasas y trocear. Reservar.

Machacar en el mortero la pimienta de Jamaica y mezclar con la canela y la pimienta blanca. Reservar.

Pelar y picar la cebolla en brunoise y pochar en una cazuela con un fondo de aceite a fuego suave y tapada. Añadir un poco de sal para facilitar el proceso.

Practicar un corte en la base de cada una de las castañas, procurando no llegar al fruto y disponerlas en un plato preparado con una hoja de papel de cocina. Tapar con un tapadera apta para microondas e introducir en éste. Programarlo dos minutos a 800 W. No es necesario que las castañas queden cocinadas del todo, se hace para que se puedan pelar con facilidad.

Sacar el plato con cuidado pues estará muy caliente debido a la humedad de las castañas (el papel de cocina estará muy mojado, según lo frescas que sean). En cuanto su temperatura permita la manipulación, pelarlas con cuidado e intentando que queden enteras, eliminando la piel exterior y la pielecilla interior. Reservar.

Lavar el perejil y picar las hojas groseramente. Reservar.

Cuando la cebolla se ponga transparente, subir un poco el fuego e incorporar el lechazo. Rehogar homogéneamente la carne, añadir sal y las especias del mortero, rehogar el conjunto dos minutos y añadir un poco de agua. Desglasar los jugos de la cazuela y agregar más agua hasta cubrir la carne por completo. Tapar y cocer a fuego suave 30 minutos.

Introducir las castañas en la cazuela, procurando que queden cubiertas con la salsa y continuar la cocción otros 15 minutos y con la tapadera puesta. Hay que evitar remover el guiso para no partir las castañas.

Comprobar el punto de la carne. Si le faltara cocción, cocinar hasta que esté hecha y si ya estuviera tierna, retirar del fuego, rectificar de sal y añadir el zumo de limón. Remover y sacar a una fuente de presentación. Repartir por encima el perejil y servir.

A comer.



lunes, 20 de enero de 2020

Puré de níscalos frescos y setas secas (guarnición)


Receta robada descaradamente, tuneada sin pudor y publicada aquí sin miramientos. ¿Y quien ha sido la pobre víctima? Pues mi querida Marisa Thermofan , que recientemente publicó esta rica salsa y ya la avisé en su día que se la iba a copiar. Sinceramente, no pensaba publicarla, pero como ella me animó a hacerlo, pues aquí está.
 
Según iba leyendo su salsa enriquecida de setas, me decía a mi misma que tenía que estar buenísima, hasta el punto de que me dió el “perrenque” y la tenía que hacer sí o sí y ya, de tal modo que al no tener todos los ingredientes de su receta, tuve que adaptarla a mi despensa con el resultado que os traigo. Espero que Marisa no se moleste mucho por el atentado contra su salsa. Otro día tengo que ser buena y hacer su receta al pie de la letra.

El caso es que al final me quedó riquísima, la verdad. La hice muy espesa porque la preparé como guarnición de unos codillos asados y en sustitución del típico puré de patatas y he de decir que le iba muy bien a los codillos.

Es una salsa/puré llena de posibilidades. Más ligera, perfecta para napar un solomillo de cerdo asado o una pechuga de pollo a la plancha. Mucho más líquida, para asar un pescado en el horno y así de espesa, como ingrediente para elaborar un guiso de carne. Como me sobró y la congelé, ya le estoy dando vueltas a una ternera guisada con salsa de setas y algún fruto seco...

Las setas deshidratadas que utilicé las había deshidratado yo en casa, con lo que su textura no es como la de las comerciales, pero es algo que no se nota al final en el puré, así que si tenéis setas deshidratadas por vosotras, no dudéis en utilizarlas.

Reedito la entrada pues por "aclamación popular" esta receta debe estar en el proyecto de reutilización y aprovechamiento que promueve mensualmente Marisa, 1+/-100, desperdicio 0


¿Cómo? ¿Que no lo conocéis? Pues pinchad en el enlace, que ya estáis tardando.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.


INGREDIENTES:


180 gr. de níscalos frescos

5 gr. de una mezcla indistinta de setas secas (champiñón blanco cultivado y boletus y seta de cardo silvestres u otra mezcla)

40 gr. de cebolleta (incluyendo un poco de la parte verde)

20 gr. de margarina vegetal

40 ml. de vino blanco seco

20 ml. de vino blanco dulce

40 ml. de agua caliente

20 gr. de leche desnatada en polvo

AOVE

sal

la punta de un cuchillo romo, de pimienta negra molida (generosa)
 

ELABORACIÓN:
 

Lavar bajo el grifo con un hilo de agua y uno a uno los níscalos, frotándolos con un cepillito para eliminar la suciedad. Ir colocándolos de canto en un escurridor. Una vez limpios y escurridos, picar menudos y reservar.

Si las setas secas son comerciales, reducir a polvo con la ayuda de un molinillo de café. Si las habéis deshidratado en casa (como hice yo), su textura no permitirá molerlas, ya que serán flexibles (depende un poco de la seta) en vez de quebradizas. En ese caso, picar muy menudas con unas tijeras y reservar.

Picar en brunoise la cebolleta y reservar.

Disponer un fondo de aceite de oliva virgen extra en un sartén honda lo suficientemente grande para que quepan todos los ingredientes. Calentar el aceite y cuando alcance temperatura, incorporar la cebolleta con un poco de sal y rehogar a fuego suave hasta que empiece a ablandarse. Añadir los níscalos y algo más de sal y rehogar 5 minutos; incorporar las setas secas y la margarina y cocinar otros cinco minutos. Agregar los vinos, la leche desnatada en polvo previamente disuelta en el agua caliente y la pimienta negra molida. Cocinar tapado a fuego suave durante cuarenta minutos o hasta que los níscalos estén tiernos. Durante el proceso de cocción, parecerá que la leche se ha cortado: no pasa nada, es así.

Verter el contenido de la sartén en el vaso de la batidora de brazo y triturar con ésta hasta conseguir una mezcla fina y homogénea, rectificando de sal si fuera necesario. Si no se va a consumir de inmediato, colocar un trozo de papel film a piel y dejar enfriar.

Salen aproximadamente 240 gr. de puré de setas muy espeso, con la textura y densidad del puré de patatas que suele utilizarse habitualmente para guarnición de carnes. Para otros usos, añadir agua gradualmente hasta conseguir la textura deseada.

A comer.


miércoles, 15 de enero de 2020

Estofado de conejo de campo con níscalos, en olla WMF


Papá noel me trajo como regalo inesperado una caja de níscalos frescos. No me puse yo contenta ni nada. No los comía desde el año pasado pues este año la temporada se ha retrasado mucho y si no llega a ser por las abundantes lluvias de diciembre y la temperatura casi primaveral que tuvimos, seguramente no habría nacido ninguno. La verdad que ya no contaba con comerlos, por eso mi sorpresa fue mayor cuando en la tarde del día de navidad se presentó en casa un amigo nuestro con unos seis kilos de níscalos cogidos de esa mañana, sanísimos y no muy grandes, como a mi me gustan. No me lo comí a besos porque el chico es un poco tímido y hubiera pasado mal rato.
Así que al día siguiente me puse a limpiar níscalos (esa tarde ya no, que bastante tenía con fregar y recoger los trastos y sobras de la comida) y a prepararlos de distintas formas: los he congelado, los he deshidratado, he hecho una salsa que he tuneado “descaradamente” de ésta de Marisa Thermofan y que ha quedado para chuparse los dedos, he hecho una tarta salada, he precocinado un par de kilos para hacer unas patatas, una crema y unos flanes, he guisado este conejo... Vamos, que si a mí, al final, me han salido los níscalos por las orejas, no creáis que vosotras os vais a ir de rositas, pues aunque se haya acabado la temporada, vais a tener níscalos hasta en la sopa (hum... sopa de níscalos ¿cómo quedará eso?).

El conejo ha quedado muy rico, con un sabor muy fresco, proporcionado por ese toque cítrico de las semillas de cilantro. Y como casi todos los guisos, mejora de un día para otro.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.



INGREDIENTES:

1 conejo de campo entero

* Para el adobo:

1 diente de ajo grande

3-4 ramas grandes de perejil (sólo las hojas)

1/2 tsp. de semillas de cilantro

1/2 tsp. de tomillo seco

20 gr. de tomate seco en aceite

15 ml. de AOVE

15 ml de agua

* Para el estofado:

100 gr. de cebolla (peso en limpio)

100 ml. de vino blanco seco

150 ml. de agua

200 gr. de níscalos frescos (peso en limpio)

AOVE y sal



ELABORACIÓN:

NOTA: Los tiempos de cocción que se indican lo son para una placa vitrocerámica de inducción. En el caso de utilizar otra fuente de calor (eléctrico, gas, halógeno), los tiempos variarán, debiendo ser adaptados. Lo mismo ocurre en caso de utilizar otra olla a presión o una cazuela convencional.

Lavar minuciosamente el conejo por dentro y por fuera y secar someramente con papel de cocina. Reservar.

Escurrir el aceite del tomate seco y picarlo en trozos pequeños. Reservar.

Lavar y secar el perejil, cortar las hojas, desechando los tallos y disponerlas en un mortero.

Pelar el ajo, eliminar el germen, partir en cuatro o cinco trozos y añadirlo al mortero.

Incorporar al mortero las semillas de cilantro y el tomillo y machacar el contenido con la mano del almirez hasta que se vean todos los ingredientes triturados. Agregar el tomate seco picado, 15 ml. de aceite de oliva virgen extra y otros 15 ml. de agua, hacer una pasta y embadurnar con ésta el conejo por dentro y por fuera.

Colocar el conejo en un recipiente, tapar y llevar al frigorífico al menos diez horas o de un día para otro.

Al día siguiente, sacar el conejo del frigorífico para que se atempere.

Lavar bajo el grifo con un hilo de agua y uno a uno los níscalos, frotándolos con un cepillito para eliminar la suciedad. Ir colocándolos de canto en un escurridor. Una vez limpios y escurridos, picar en trozos regulares o dejar enteros, según tamaño y reservar.

Pelar y picar en plumas finas la cebolla. Reservar.

Escurrir el conejo, conservando el líquido que haya soltado, trocear y sazonar con sal. Reservar.

Disponer un fondo de aceite de oliva virgen extra en la olla rápida y calentar a fuego medio-alto. Cuando esté bien caliente, añadir el conejo y la cebolla y freír, sin dejar de remover, hasta que las tajadas de conejo cambien de color.

Apartar un momento la olla del fuego, incorporar el líquido que soltó el conejo, 150 ml. de agua y 100 ml. de vino blanco seco, devolverla al fuego y llevar a ebullición, tapar y cerrar la olla y cocer 20 minutos contados desde que suba la válvula del todo. Apagar el fuego y con mucho cuidado, despresurizar la olla tirando despacio de la corredera hacia atrás, dejando que salga todo el vapor. Una vez haya bajado la válvula, abrir la olla, incorporar los níscalos, llevar de nuevo a ebullición, cerrar y cocer otros cinco minutos, siempre contados desde que suba la válvula del todo. Dejar que la olla pierda toda la presión antes de abrirla.

Rectificar de sal si fuera necesario y servir.

A comer.



















viernes, 10 de enero de 2020

Champiñón y gulas con su salsa de manzana y champiñones


Qué difícil es a veces bautizar una receta. La primera vez que cociné estos champiñones, nada más montar el plato me recordaron a la Gorgona Medusa y así estuvieron a punto de llamarse (champiñones Gorgona), pero tal nombre no diría nada a las personas que no fueran aficionadas a la mitología clásica. Para poner en antecedentes, según el Diccionario de la Mitología Clásica (de C. Falcón Martínez, E. Fernández-Galiano y R. López Melero, Ed. Alianza Editorial), las Gorgonas, unos monstruos marinos antiguos, eran tres hermanas, dos de ellas inmortales, llamadas Esteno y Euríale y la tercera, mortal, llamada Medusa y a la que se representa, entre otros atributos, con la cabeza con serpientes en lugar de cabellos y cuya mirada convertía a los hombres en piedra, incluso después de que Perseo se la cortara. Volved a mirar la foto, a ver si os sugiere lo mismo que a mí.

Después pensé en “champiñones leonados”, en un símil entre la melena de un león y la apariencia de los champiñones, pero me parecía un nombre un poco ridículo (Gorgona no, pero leonados sí, ¡ja! a ver quién me entiende) y además no sé porqué, me recordaba a aquél famoso plato de un programa de televisión que fue tan denostado en todos los medios, que el programa no lo habré visto jamás, pero el platito en cuestión hasta en la sopa. Así que, después de mucho pensar y comprobar que la inspiración se la había comido el león después de la gamba, se quedaron con el insulso nombre de “champinón y gulas con su salsa de manzana y champiñones”, lo cual no hace honor a lo ricos que están, corroborado por aquéllos que los comieron.

Lo ideal para esta receta es utilizar champiñones de tamaño grande y poner sólo uno por persona, dado que entre el tamaño de aquél y el montón de gulas que se le pueden poner encima, queda un entrante bastante cumplido. Pero yo los preparé como entrante caliente, después de los fríos, para el día de navidad y preferí utilizar unos champiñones más pequeños, como de dos bocados, para no llenar al personal. Y también porque en noche buena y navidad, los champiñones rellenos debieron formar parte de los menús de todos los zamoranos, pues me recorrí varios supermercados buscándolos y al final, me tuve que arreglar con lo que encontré, que después de todo resultaron con un tamaño muy apropiado para mis intenciones.

La cantidad de gulas es aproximada, pues dependerá del tamaño de los champiñones y de lo que se carguen. Seguramente sobrarán unas poquitas. La salsa tiene que quedar muy espesa, casi como puré, pues tiene que aguantar el peso del champiñón sin desparramarse.

Están muy ricos, de verdad, no salen muy caros y resultan vistosos. ¿Os animáis a prepararlos?.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.



INGREDIENTES:

Para nueve champiñones medianos (cantidades aproximadas en función del tamaño)
 

* Para los champiñones y gulas:

9 champiñones de tamaño medio (unos 320 gr., aproximadamente, peso en limpio)

200 gr. de gulas

2 dientes de ajo grandes

1 pimienta de cayena seca

aceite y sal
 

* Para la salsa de manzana y champiñones:

70 gr. de cebolla (peso en limpio)

145 gr. de manzana granny smith (peso en limpio)

115 gr. de champiñones (peso en limpio)

pimienta blanca molida

aceite y sal

50-75 ml. de agua caliente
 

ELABORACIÓN:

* De los champiñones y gulas:

Lavar bajo el grifo con un hilo de agua y uno a uno los champiñones, frotándolos con un cepillito para eliminar restos de tierra, intentando mojarlos lo menos posible. Ir colocándolos de pie en un escurridor.

Pelar los dientes de ajo, eliminar el germen y picar finos. Reservar.

Cortar y desechar la parte inferior terrosa del pie de los champiñones. Con cuidado para evitar que se rompa el sombrero, separar el tallo de éste. Reservar los sombreros tapados para que se oxiden lo menos posible y dejar aparte los tallos que se aprovecharán para hacer la salsa.

Como la salsa tarda más en hacerse que el resto del plato, pasamos a elaborarla.

* De la salsa de manzana y champiñones:

Preparar la salsa de la forma que se indica en la receta de la salsa de manzana y champiñones, utilizando para ello los pies que hemos quitado anteriormente y los champiñones necesarios hasta hacer el peso de los 115 gr. que se necesitan.

La textura ha de ser muy espesa, casi de puré, por lo que añadiremos primero 50 ml. de agua, corrigiendo el espesor con un poco más de ésta y agregándola poco a poco.

Mantener la salsa caliente hasta el montaje del plato.

Continuamos cocinando el plato.

* De los champiñones y gulas (continuación):

En una sartén pequeña poner un fondo de aceite y añadir los ajos picados y la pimienta de cayena, en frío. Llevar la sartén a fuego bajo y confitar los ajos lentamente sin que se doren. Cuando ya estén hechos, volcar el contenido de la sartén pequeña en otra más grande y honda donde quepan holgadamente las gulas, agregar éstas y cocinar tapadas a fuego medio para que tomen sabor durante unos ocho minutos, aproximadamente, removiendo delicadamente de vez en cuando para evitar que se peguen.

Mientras, calentar una plancha eléctrica o carmela al máximo, pincelar la superficie con aceite y asar los sombreros de los champiñones, primero con el hueco del tallo hacia abajo y luego con éste hacia arriba, colocando un poco de sal en su interior al darles la vuelta. El tiempo de cocinado dependerá mucho de lo tiernos que sean los champiñones y sobre todo, de la potencia de la plancha.

Del emplatado:

* Disponer en los platos que se vayan a llevar a la mesa, tantas cucharadas de salsa caliente como champiñones correspondan por comensal. Colocar encima de cada cucharada un champiñón caliente con el hueco hacia arriba y disponer en éstos un montoncito de gulas calientes.

Servir de inmediato.

A comer.

domingo, 5 de enero de 2020

Bombones de salmón rellenos de crema de aguacate y tomate seco


¿Hola? ¿Sobrevive alguien por ahí? Y digo sobrevive porque, qué bonitas son las navidades... cuando se acaban. Sí, porque mientras, son una locura de compras, de regalos, de visitas, de preparar comidas, de decorar la casa, de montar y desmontar mesas, de sacar la vajilla, la cristalería, la cubertería y la mantelería “buenas”, de guardar todo el trasterío, de romperse la cabeza para aprovechar las sobras, de jurar y perjurar que “el año que viene guiso la mitad, porque cada día comemos menos” (promesa generalmente incumplida año tras año). ¿A que a la mayoría ésto os suena familiar? Pues eso, qué bonitas son las navidades... cuando se acaban.

Por suerte, la parte que a mí me toca ya ha finalizado y no tengo que preparar ya ningún sarao, pues mañana, día de reyes, comemos los dos solitos en casa y aunque cocine algo un poco más especial, para mico y mona no es jaleo. Y no es que no disfrute de todo lo que rodea estas festividades, pero es que cada año estoy más cansada y todo me supone mucho esfuerzo. “Pa” lo que hemos “quedao...”

Estos bombones tan aparentes los he adaptado de esta receta de “Atrapada en mi cocina”; si no se entienden muy bien mis explicaciones de cómo montarlos, Lidia tiene un pequeño paso a paso explicándolo. No he hecho foto del corte porque mi relleno quedó muy cremoso y además, al llevar el caramelo por encima, se espanzurran un poco al cortarlos. Hay que decir que quedaron muy ricos y tienen la ventaja de que congelan bien, con lo que se pueden preparar con antelación, eso sí, sin caramelizar. Los que me sobraron los tuve tres días en el congelador bien tapados y al descongelar estaban como recién hechos.

Muy importante: no los caramelicéis con mucha antelación pues la humedad del salmón hará que empiece a deshacerse el azúcar, llenando el plato de caramelo líquido. Lo sé porque me pasó y me tocó cambiar los platos antes de servir.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.



INGREDIENTES:

 
* Para 14 bombones

14 lonchas de salmón ahumado (unos 400 gr., aproximadamente)

2 aguacates maduros (unos 350 gr., peso con piel y hueso)

75 gr. de queso de untar tipo Philadelphia, bajo en grasa

14 gr. de tomate seco en aceite

15 ml. de zumo de limón

azúcar

 
* Y además:

1 molde para magdalenas de 24 cavidades

1 soplete de cocina
 

ELABORACIÓN:

Escurrir bien el aceite del tomate seco y picar menudo. Mezclarlo con el queso y llevar al frigorífico dentro de un recipiente hermético, al menos 24 horas antes de su utilización para que el queso tome el sabor del tomate.

Al día siguiente, forrar 14 cavidades del molde con film plástico alimentario.

Sacar del frigorífico la mezcla de queso y tomate para que se atempere a fin de trabarla mejor.

Cortar cada loncha de salmón en dos tiras de 13 cm. de largo por 3 cm. de ancho (reservar los recortes para otra preparación). Disponer dos tiras cruzadas en ángulo recto dentro de cada una de las cavidades del molde forradas con film. Reservar el molde a un lado.

Eliminar la piel y el hueso de los aguacates, cortarlos en trozos y disponerlos en el vaso de la batidora de brazo. Agregar el zumo de limón y la mezcla de queso y tomate y triturar con la batidora hasta conseguir una crema fina.

Distribuir la crema en las cavidades ya preparadas con salmón, bien con la ayuda de dos cucharillas o bien con una manga pastelera (puede que sobre un poco de relleno), cerrar los bombones doblando las tiras de salmón por encima de la crema y llevar el molde al congelador una media hora para que la mezcla endurezca y poder manipular mejor los bombones.

Pasado el tiempo, sacar la bandeja del congelador y con la ayuda del film plástico, sacar los bombones y eliminar el film. Colocar los bombones en la bandeja de presentación y poco antes de servir, espolvorear azúcar al gusto por encima de cada uno y quemar su superficie con un soplete de cocina hasta que se caramelice el azúcar.

A comer.




miércoles, 1 de enero de 2020

Bolitas de patata y bacalao fresco


Reconozco que me da mucho dolor cuando el pescadero le pregunta a la clienta (hombres, no os ofendáis, pero haciendo la compra y cocinando, las mujeres aún somos legión) “¿le guardo cabeza y espina?” y la susodicha contesta “no, tíralas”. Pero por favor, por favor, por favor, que con eso que estás tirando y poquito más, das de comer a tu familia, si casi me dan tentaciones de decirle a la señora “pero llévelo, que si le añade tal o cual cosa, puede preparar unos pimientos de esta manera, unas croquetas de aquélla otra, unas patatas así...” o estas bolitas de bacalao, ricas y económicas a más no poder. Resultan un poco entretenidas, pero también lo son las croquetas, por ejemplo y seguro que casi todas las hacéis.
 
Como es una receta de aprovechamiento y Marisa no cierra por las fiestas navideñas, estas bolitas son mi aportación de enero para su proyecto 1+/-100, desperdicio 0


al que seguro que este mes se aportan muchas recetas pues una característica de estos días son las sobras de comida que se producen en casi todos los hogares.
 
Animaos a hacerlas. Son ricas y baratas, algo que también hay que tener en cuenta después del sobre gasto que, en la mayoría de las casas, suponen estas fiestas.

Que no me entere yo que tiráis las espinas y las cabezas del pescado, con la de cosas que se pueden hacer con su carne (clarísima amenaza de que ésta no será la última receta con restos de pescado que os traeré).

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.

 
INGREDIENTES:
 
Salen unas 34 bolitas, según tamaño
 
* Para el caldo:
 
la cabeza y la espina central de un bacalao fresco
2 cascos de cebolla
1 diente de ajo mediano
1 rama de perejil
1 hoja de laurel
verduras al gusto (optativo)
agua
 
* Para las bolitas:
 
la carne de la cabeza y la espina del bacalao o 285 gr. de cualquier pescado blanco cocido
500 ml. del caldo de cocción del bacalao o de caldo de pescado
125 gr. de copos de puré de patata instantáneo
1 diente de ajo mediano
1 ramita de perejil
1/4 tsp. de sal
la punta (generosa) de un cuchillo romo de pimienta blanca molida
 
* Para el rebozado y fritura:
 
harina
huevos
pan rallado
aceite
 
* Para la salsa:
 
mayonesa
ajo
perejil
 

ELABORACIÓN:
 
* Del caldo:
 
Lavar la espina y la cabeza del bacalao eliminando los restos de intestinos que pudieran tener y disponerlas en una cazuela. Agregar la cebolla partida, el perejil y laurel lavados y el diente de ajo partido sin piel ni germen, así como las verduras elegidas al gusto (yo no le pongo), cubrir con agua fría y llevar a ebullición. Cocer 10 minutos, desespumando si fuera necesario, retirar del fuego, tapar y dejar que se temple.
 
Una vez que la temperatura permita la manipulación, desechar las verduras de cocción, limpiar la cabeza y la espina del bacalao recuperando toda la carne posible y con mucho cuidado de que no quede ninguna espina, desechar espinas, huesos, pieles y gelatinas y colar el caldo. Reservar el caldo y la carne del pescado por separado.
 
* De las bolitas:
 
Probar el caldo: si tuviera poco sabor a pescado, poner unos 200 ml. a reducir en una cazuela amplia para facilitar la evaporación y hasta que se quede a la mitad. Completar hasta los 500 ml., reservando el sobrante para otras preparaciones y llevar nuevamente a ebullición. Añadir los copos de puré de patata instantáneo y siguiendo las instrucciones del fabricante, hacer un puré semi espeso, teniendo en cuenta que espesará al añadir el pescado.
 
Fuera ya del fuego, agregar la sal y la pimienta blanca y remover para facilitar su distribución.
 
Pelar el ajo, partirlo en cuatro trozos, eliminando el germen y machacar en el mortero junto con la ramita de perejil lavada y secada. Incorporar el majado al puré, mezclar y añadir el bacalao desmenuzado. Remover para homogeneizar la mezcla, lo justo si nos gusta con el pescado más entero o alegremente si lo queremos muy desmenuzado. Tapar a piel con papel film y dejar enfriar.
 
* Del rebozado y fritura:
 
Disponer tres platos hondos, uno con harina, otro con huevo batido y un tercero con pan rallado.
 
Con el puré a temperatura ambiente, formar bolitas del tamaño deseado y con la ayuda de dos cucharas. Rebozar, por este orden, primero en harina, sacudiendo el exceso, luego por huevo, escurriendo igualmente el sobrante y por último por pan rallado. Freír en abundante aceite caliente, sacando las bolitas a un plato con papel de cocina para absorber el exceso de aceite.
 
*De la salsa:
 
Pelar ajo en cantidad al gusto, eliminar el germen, partir en trozos y junto con perejil lavado y secado, prensar con el prensa-ajos. Colocar en un bol, añadir salsa mayonesa al gusto y mezclar.
 
Servir las bolitas calientes o frías con la salsa aparte.
 
A comer.