Porque solos o acompañados, no debemos dejar de cuidarnos y darnos un capricho. Bien es cierto que este año no prepararé ni la mitad de chuminadas que otros (por una cuestión meramente matemática: menos comensales, menos comida), pero tampoco voy a preparar unos huevos con patatas fritas, aunque sé de uno al que no le importaría, jajaja... Asaré tostón o lechazo, pues el asado es un clásico que no puede faltar esos días y alguna cosilla sencilla y sabrosa de entrante y poco más. Y de postre, si tengo ganas, un pastel de chocolate y castaña del que forma parte la receta de hoy, que la traigo por separado para que la entrada no quede tan densa.
Esta pasta de castaña es muy sencilla de hacer, sólo requiere tiempo para pelar las castañas, pero tiene la ventaja de que se puede congelar en porciones, con lo que ya nos metemos en harina, merece la pena preparar una buena cantidad. Con las que indico, salen alrededor de 950 gr. de pasta. Es una elaboración poco dulce, pues siempre va a formar parte de otra receta, que si es dulce ya llevará su azúcar correspondiente y si es salada, no provocará demasiado contraste de sabores. Por la misma razón está apenas aromatizada con vainilla, pues si se va a usar en una receta dulce se puede añadir más vainilla y si es para una receta salada, ese toque perfumado resultará muy interesante según en qué preparación.
Como las castañas están asadas en el microondas, la presento al proyecto En Buena Onda
que de forma conjunta gestionan Elisa, de Que no te falte un perejil y Marisa, de Thermofan, encaminado a animarnos a utilizar el microondas más allá de calentar la leche.Pinchad en el icono de la barra lateral si queréis ver los recopilatorios mensuales del proyecto.
Venga, a lavarse las manos y a cocinar.
500 gr. de castañas ya peladas y asadas en el microondas (unos 800-900 gr. de castañas frescas)
600 ml. de leche desnatada
50 gr. de azúcar moreno integral de caña
50 gr. de mantequilla
1/4 tsp de azúcar de vainilla (mín. 50% semillas de vainilla)
ELABORACIÓN:
Colocar un trozo de papel de cocina en un plato llano. Practicar un corte en la piel exterior dura de las castañas para que no estallen y colocarlas extendidas en el plato y sin amontonar. Habrá que preparar varias tandas.
Introducir el plato sin tapar en el microondas y programar 3 minutos a 800 watios (ver *NOTAS). Sacar el plato en cuanto acabe el tiempo y una vez que la temperatura de las castañas permita su manipulación (salen muy calientes), eliminar la piel exterior dura, la piel interior peluda y las partes oscuras que puedan tener y que dan mal sabor a la castaña. Proceder de la misma forma con el resto de castañas hasta obtener 500 gr. de castañas peladas y asadas.
*NOTAS:
El horneado de las castañas en el microondas requiere de cierta experiencia pues los resultados difieren mucho según el microondas que se utilice, el tamaño de las castañas y su frescura.
El papel de cocina no sólo sirve para absorber la humedad de las castañas, si no también como orientación a la hora de asarlas. Si al sacar el plato el papel está muy mojado es porque las castañas son muy frescas, así que habrá hornear las siguientes tandas sin tapar. Si por el contrario, el papel está apenas húmedo es que las castañas ya están perdiendo agua, por lo que habrá que colocar una tapadera apta para microondas en las demás tandas de castañas; de esta forma, la humedad que retendrá la tapadera hará que las castañas se sequen menos y se horneen mejor.
El tiempo es también muy importante, pues si es escaso, dificultará la eliminación de la piel interior de las castañas, pero si es excesivo, las castañas se secarán tanto que quedarán pilongas.
Teniendo en cuenta lo anterior, la primera hornada de castañas dará la pauta de cómo hornear las siguientes: tapadas o no o más o menos tiempo. En cuanto al tiempo, es aconsejable aumentarlo o reducirlo en intervalos de 20-30 segundos como máximo y en caso de ser necesario.
La textura final de la castaña asada tiene que ser blanda, ligeramente “gomosa” y sin partes secas o duras.
Partir las castañas peladas en 2-4 trozos y disponerlas en un cazo amplio. Añadir 500 ml. de leche y hervir a fuego bajo y semi tapado durante 30 minutos, removiendo de vez en cuando y vigilando que la leche no se agarre al fondo del cazo. Al final del tiempo se habrá consumido toda la leche y las castañas deberían estar ya cocidas; si no fuera así, añadir un poco más de leche y continuar la cocción hasta que estén cocinadas.
Apartar el cazo del fuego, incorporar la mantequilla, el azúcar moreno y el azúcar de vainilla y remover.
Pasar el contenido del cazo a un procesador de alimentos potente o en su defecto al vaso de la batidora de brazo. Agregar los 100 ml. de leche desnatada restante y procesar hasta conseguir una pasta fina y sin trozos de castaña. En caso de utilizar una batidora de brazo y si no fuera muy potente, una vez triturados con ésta los trozos más grandes, pasar la pasta por un pasapurés de orificio fino y después trabajar la pasta con una cuchara o espátula de madera hasta que quede compacta.
La textura y humedad final de la pasta es muy similar a la del mazapán, tal vez un poco más seca. No se pega a las manos ni a la superficie de trabajo y es fácilmente modelable.
Formar un rulo con la pasta y envolver en papel film para que no absorba olores extraños ni se seque. Dejar reposar en el frigorífico al menos doce horas antes de su utilización.
Utilizar según requiera la receta.
A comer.