martes, 30 de marzo de 2021

Magdalenas con mermelada casera de melón

Qué rico sabe a media tarde una cafetito con una magdalena. Hacía mucho que no me daba el capricho, así que saqué por la mañana los huevos y la mantequilla del frigorífico para que se templaran, ya que en este tiempo y en mi cocina que es fresca, tardan bastante en perder temperatura y por la tarde me dispuse a prepararlas. Cogí la batidora planetaria de la despensa y la llevé a la cocina, saqué las bandejas de magdalenas y las preparé con los cestillos, preparé la mise en place (cosa rara en mí, no suelo hacerlo), encendí el horno y me puse al lío.

No llevaba la batidora funcionando ni cinco minutos cuando decidió fallecer en acto de servicio. No podía ser. ¡Si está nueva! No es nueva, tampoco vieja precisamente, lo que tiene es muy poquito uso. Pero sí, lo era, había dejado de funcionar. Después de proferir unos cuantos improperios, saqué la batidora eléctrica de varillas (¡será por aperos!) y continué con el resto de la receta.

Al final de la tarde, tenía la cocina y la despensa llena de chismes varios y de cacharrerío sucio. Este no era problema, al lavavajillas y listo, pero el resto del trasterío había que recogerlo: la caja de los cestillos de papel, la que estaba encima en el armario y que también tuve que sacar para poder coger la otra, la caja de la batidora de varillas más tres o cuatro cosas que estaban delante y que también tuve que sacar, el montón de moldes que estaban encima de las bandejas de magdalenas y las bolsas en las que las guardo...uf, tenía que haber hecho una foto para enseñárosla porque no sé si os hacéis a la idea. A veces no me meto en estos berenjenales por no sacar tanto trasto, no os digo más.

Pero bueno, reconozco que no me da pereza recoger la cocina, así que después de dejarlo todo recogidito, me encontré con 24 ricas magdalenas y el cadáver de la batidora planetaria. Con las primeras sé lo que voy a hacer: disfrutarlas con un cafetito o palo seco, que tampoco le hago ascos. Con la segunda, no sé si mandarla a arreglar o a hacer puñetas. En eso ando todavía...

Normalmente hago estas magdalenas con mermelada hecha con los melocotones de mis árboles, pero esta vez la he cambiado por una de melón que hice este verano y que me encanta. Cuando sea temporada de melones y salga alguno “pepino”, volveré a hacer mermelada y os traeré la receta. En esta ocasión la integré por completo y como tiene un color muy parecido al de la masa de las magdalenas, no se aprecia. Si utilizáis mermelada de frambuesas, como la receta original (que he modificado a mi gusto), fresa o cereza y la removéis poco, al abrir las magdalenas se verán unas bonitas trazas rosadas.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.

INGREDIENTES:

* Para 24 unidades

350 gr. de harina de trigo de todo uso

160 gr. de mantequilla, en pomada

3 huevos tamaño L, a temperatura ambiente

200 ml. de leche desnatada, a temperatura ambiente

250 gr. de azúcar blanquilla

12 gr. de impulsor químico, tipo Royal

85 gr. de mermelada casera de melón (u otra, al gusto)

* Y además

1 ó 2 bandejas para magdalenas de 12 cavidades

24 cestillos de papel para magdalenas

ELABORACIÓN:

Precalentar el horno a 180º C, con calor sólo por abajo.

Preparar la o las bandejas, poniendo un cestillo de papel en cada cavidad.

Tamizar juntas la harina y el impulsor.

En el recipiente de la batidora planetaria o en un bol, introducir la mantequilla troceada y el azúcar. Batir con el accesorio de varillas o con unas varillas eléctricas hasta que la mantequilla blaquee y se ponga esponjosa.

Incorporar los huevos ligeramente batidos y de uno en uno, no añadiendo el siguiente hasta que el anterior no esté bien integrado.

Añadir una tercera parte de la harina al recipiente de la mantequilla y mezclar con una espátula justo hasta que esté integrada. Añadir la mitad de la leche y proceder de la misma manera. Del mismo modo, incorporar otra tercera parte de harina, seguidamente el resto de la leche y por último el resto de la harina, procurando no batir en exceso para evitar que la mezcla de vuelva áspera.

Finalmente, incorporar la mermelada. Remover sólo ligeramente si se desea que se vea en la masa o integrarla por completo.

Rellenar los cestillos hasta dos tercios de su capacidad. Introducir una bandeja de magdalenas en el horno, colocando la rejilla en la segunda posición empezando por abajo. Hornear 23 minutos y sacar la bandeja a una rejilla. Desmoldar pasados cinco minutos, colocando las magdalenas encima de una rejilla para que terminen de enfriarse. Proceder de la misma forma con la segunda bandeja.

Una vez frías, guardar en un recipiente hermético en una sola capa, para que no se peguen unas a otras.

A comer.

jueves, 25 de marzo de 2021

Pollo en salsa agridulce de cítricos

Ya os he comentado que cocino de un día para otro y que a diario no coincido con mi pareja a la hora de comer, siendo él quien primero come, así que suele ser el primero en probar los platos nuevos, salvo lo que yo pruebo cuando los cocino, por lo que, cuando llego a casa y antes de ponerme a comer le pregunto cómo está, qué tal le ha ido la mañana y qué tal ha comido, ya me da su opinión sobre la novedad de turno. Pero en esta ocasión, mi curiosidad era tanta que probé el pollo aquélla misma mañana aunque estaba frío y cuando al medio día, después de preguntarle por su estado y su jornada laboral, le espeté sin esperar su opinión sobre la comida “no me dirás que el pollo no está riquísimo” no le quedó más remedio que reconocer que así era y no porque se sintiera “coaccionado”. Y la verdad que está muy bueno, si no, no os enseñaba la receta.

Le he puesto una pimienta de cayena fresca que es mucho menos picante que si fuera seca, además le quité las semillas que son más picantes que el resto, por lo que el pollo en realidad pica muy poco. No dudéis en añadir más cayena si os gusta picante, aunque tal vez eso “mate” el sabor fresco de la salsa.

No le he puesto sal, para mi gusto la que aporta la salsa de soja es suficiente. En cualquier caso, probad el guiso y si os parece, rectificad de sal.

La receta está bastante adaptada de ésta y si os gustan el pollo y los sabores cítricos y agridulces, ya estáis tardando en hacerla.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

* Para el pollo:

3-4 cuartos traseros de pollo, 785 gr. de carne, peso en limpio

40 ml. de salsa de soja

120 ml. de zumo natural de naranja, sin filtrar

50 ml. de zumo natural de limón, sin filtrar

35 gr. de miel de brezo o mil flores

1/4 tsp de jengibre en polvo

1 diente de ajo, pelado y sin germen

1 pimienta de cayena fresca o seca, sin semillas y picada

aceite

150 ml. de caldo de pollo

1/2 tsp de maizena

* Para el caldo de pollo:

los huesos del pollo

verduras variadas (cebolla, pimiento, zanahoria, puerro...) o nada

agua

ELABORACIÓN:

Lavar y secar los cuartos traseros de pollo. Eliminar piel y grasas y deshuesar. Cortar la carne en dados tamaño bocado y disponer en un recipiente. Reservar los huesos para el caldo.

Mezclar en un bol la miel y el zumo de limón hasta que la miel se disuelva. Añadir el zumo de naranja, la salsa de soja, el ajo prensado con el prensa ajos, la cayena picada y el jengibre en polvo. Mezclar y verter sobre el pollo. Remover para que la carne se impregne bien, tapar y macerar durante dos horas, removiendo el pollo un par de veces.

Mientras el pollo macera, preparar el caldo.

Disponer en la olla rápida los huesos del pollo, algunas verduras al gusto (o nada) y cubrir con agua. Llevar ebullición, tapar y cocer 15 minutos desde que suba la válvula por completo.

Apagar el fuego, retirar la olla y esperar a que pierda toda la presión antes de abrirla. Quitar y desechar los huesos y colar el caldo, reservando las verduras de cocción si se desea aprovecharlas para preparar una crema con el caldo sobrante. Disponer el caldo en el vaso de la batidora de brazo u otro recipiente alto y estrecho y dejar enfriar. Una vez frío, retirar con una cuchara la capa superior de grasa e impurezas. Reservar.

Escurrir el pollo del líquido de maceración, reservando éste.

Poner un fondo de aceite en una sartén amplia y calentar. Cuando el aceite esté bien caliente, dorar el pollo a fuego fuerte por tandas, sacándolo a una cazuela.

Dejar que la sartén pierda un poco de temperatura y añadir el líquido de maceración. Devolver al fuego y desglasar los jugos. Verter sobre el pollo, añadir 150 ml. de caldo y cocer a fuego fuerte destapado durante 10 minutos, añadiendo más caldo si fuera necesario.

Para espesar ligeramente la salsa, disolver la maizena en un poco de caldo frío, añadir a la cazuela y dejar que hierva un par de minutos.

Dejar reposar cinco minutos antes de servir.

A comer.

sábado, 20 de marzo de 2021

Crema de arroz a la naranja con turrón de Jijona, en Monsieur Cuisine Plus (MC+)

Gestionar un blog tiene mucho trabajo, muchísimo más de lo que parece desde fuera. Es algo de lo que uno no se da cuenta hasta que no se embarca en esta aventura, así que, cumplir diez años como cumple estos días el blog Thermofan, no es cosa baladí. A lo largo de estos diez años, Marisa nos ha ido contado retazos de su vida, recuerdos de su familia, algunos sinsabores, algunas alegrías, nos presentó a su querido Mouse, fue adaptando sus recetas a su estricta dieta haciéndolas siempre ricas y apetecibles, en su afán por enseñar tiene un Aula de Pan para que los que se atreven a meterse en harina puedan hacer sus panes y los que simplemente los miramos, podamos deleitarnos con su vista, ha promovido diversas iniciativas invitando siempre a participar a todo el mundo... En fin, que diez años dan para mucho y como no podía ser menos, para celebrarlo nos ha animado a participar en la fiesta con "Te regalo mi receta", celebramos 10 años juntos
El lema lo dice todo: se trata de que hagamos una receta y se la regalemos enlazándola a su blog. Como único requisito nos ha pedido que utilicemos en la receta uno o más productos con D.O.P. o I.G.P. de la Comunidad Valenciana, su tierra y para hacerla más golosa, ha organizado un concurso con la colaboración de las empresas Arroz Dacsa, Chufas Bou y Love La Huerta
aunque sinceramente, creo que hubiéramos participado igual sin la existencia del concurso, pues Marisa ha sabido granjearse el cariño de todos los que la seguimos.

La receta que le regalo a Marisa es muy fácil de hacer, sobre todo si tenéis una MC+ o una TMX. En principio pensé usar miel de nísperos de Callosa d'en Sarrià, que compré en una visita a esa localidad (por cierto, me encantan los nísperos de Callosa y cuando compro nísperos, siempre procuro que sean de allí, pues hay diferencia), pero al final he utilizado edulcorante para adaptarla a su restrictiva dieta; turrón sin azúcares añadidos no tenía pero se puede sustituir, con suerte que tenía turrón de Jijona pues todos los años compro varias tabletas para poder hacer postres con él a lo largo del año.

Me hubiera gustado regalarle alguna receta más. Tenía ideada una con aceite pero no lo encontré valenciano, que me apetecía probarlo. Podía haberlo comprado por internet, pero el problema es que tenía que comprar cantidad y ahora mismo tengo mucho aceite de oliva virgen extra (ya os contaré otro día porqué tengo tanto). También tenía otra con vino, pero no me ha dado tiempo a trabajar con ella. En el tintero quedan.

La textura de la crema es la de unas natillas espesas, más o menos. La cantidad de edulcorante o azúcar dependerá un poco de lo dulces o ácidas que sean las naranjas, así que, una vez triturado el arroz, probad y rectificad el punto de dulzor, adaptándolo a vuestro gusto. No añadáis el turrón hasta el momento de servir, para evitar que los trocitos de almendra se ablanden y degustarla fresquita, pues está más rica.

Gracias Marisa por abrirme las puertas de tu blog, por tus cariñosos comentarios, por tu amistad. Espero que mi receta te guste, la he preparado con mucho cariño pensando en ti.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.

INGREDIENTES:

*Para 3-4 raciones

70 gr. de arroz redondo de Valencia (D.O.P.)

480 ml. de zumo natural de naranjas de Valencia (I.G.P. Cítricos Valencianos) a temperatura ambiente

1/8 tsp de cardamomo molido

5 ml. de edulcorante líquido (he utilizado Cologran) o 70 gr. de azúcar blanquilla

60 gr. de turrón de Jijona (I.G.P.)

ELABORACIÓN:

Introducir en el vaso del robot Monsieur Cuisine Plus (MC+) el zumo de naranja natural a temperatura ambiente, el cardamomo molido sin que caiga nada en las cuchillas y por último el arroz. No es necesario poner en las cuchillas el accesorio batidor. Colocar la tapadera, cerrar, poner el medidor y programar 40 minutos, velocidad 1, marcha atrás, 90º C. Un minuto antes de que finalice el programa y sin parar la máquina, añadir el edulcorante líquido.

Cuando el MC+ acabe, dejar que el arroz repose 5 minutos. Posteriormente, programar un minuto, velocidad 10, sin temperatura. Bajar los restos y volver a programar un minuto, velocidad 10 y sin temperatura. Tiene que quedar una crema fina y homogénea.

Verter la crema en un recipiente, tapar a piel con papel film y dejar que se enfríe a temperatura ambiente. Llevar al frigorífico para que termine de enfriarse.

Sacar de la nevera. Dejar que coja un poco de temperatura y remover con una cuchara.

Reservar unos cinco gramos de turrón de Jijona por ración para decorar y desmenuzar groseramente el resto con los dedos. Añadir el turrón desmenuzado a la crema de arroz, remover y distribuir en los recipientes elegidos.

Desmenuzar con los dedos el turrón reservado y repartir entre los recipientes. Servir inmediatamente.

A comer.

lunes, 15 de marzo de 2021

Fiambre de cerdo con morcilla de Zamora, huevos de codorniz y aceitunas, con puré picante de manzana asada y jengibre

A punto he estado hoy de lanzar la entrada así, a lo bruto, sin calentamiento previo, pero luego me he dicho “si no les cuento alguna chorrada, van a pensar que me pasa algo” y no, no es el caso, simplemente es que estoy apática, vamos, que no tengo ganas de “naá”. Llevo como dos horas delante del ordenador, escribo un poco, me quito, me pongo, releo, escribo otro poco, me levanto, bebo agua, me siento, releo, borro, escribo algo más, voy a la cocina, bebo agua, vuelvo a sentarme, escribo un par de líneas, borro tres, vuelvo a beber agua (preveo una noche de muchos paseos al baño), me pongo otra vez al ordenador, me quedo mirando la pantalla esperando ver no sé qué, otra vez a la cocina...

Y todavía no me ha entrado la astenia primaveral, así que miedito me da de aquí a un mes, más o menos, cuando no pueda con mi vida y a la apatía se una el cansancio de hasta respirar. Uf, lo pienso y me da de “toó” y que a mí estas cosas no me pasaban cuando era joven y lozana, oiga, pero como que de diez años a esta parte, parece que me ha caducado la garantía y ya voy al ralentí, por no hablar de todos los ruidos que hacen algunas de mis articulaciones o los que acompañan algunos de mis movimientos (crac, ay, uf, oh, chas, mmm...), que mi coche, que suena como una cafetera, es menos ruidoso que yo. Si ahora viene alguien y me dice “pero te conservas muy bien”, lo estrangulo. ¿Qué soy, una lata de melocotón en almíbar? Bueno, si es por las redondeces, sí, la verdad, es una forma delicada y sutil de decirme que me sobran kilillos, pero si lo que quiere decir es que “para la edad que tienes, no estás mal” ya puede poner tierra de por medio porque no respondo de mí.

Bueno, menos mal que ni me falta el humor (a veces negro, a veces corrosivo, a veces sarcástico, a veces ácido, a veces irónico) ni las ganas de cocinar, a veces recetas complicadas, a veces recetas fáciles, como la de hoy, que sólo lleva tiempo de reposo que no de trabajo y que no puede ser más sencilla o lo que es lo mismo, de complicación cero y que admite tantas variantes como las que se le ocurran a vuestra imaginación.

Una última cosa: si os gustan, admite más aceitunas verdes; como a mí no me gusta añadirlas en exceso a recetas calientes, le he puesto poquitas. Ya lo olvidaba, no prescindáis del puré, sobre todo si utilizáis una carne muy magra como he hecho yo, pues aportará la jugosidad que el fiambre no tiene.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.

INGREDIENTES:

* Para el fiambre:

600 gr. de carne de cerdo picada fina

45 gr. de morcilla de Zamora u otra morcilla de cebolla de textura densa, fría

4 huevos de codorniz a temperatura ambiente

30 gr. de aceitunas verdes picadas

1 huevo talla M

60 gr. de queso de untar (tipo Philadelphia) a las finas hierbas, a temperatura ambiente

6 gr. de sal fina

margarina para el molde

* Para el puré picante de manzana y jengibre:

290 gr. de manzana golden muy madura, con piel (peso sin corazón)

5 gr. de jengibre fresco, pelado

10 ml. de vino blanco seco

sal

pimienta blanca molida

* Y además:

1 molde rectangular de (medidas de la base) 7 cm de ancho, 16 cm. de largo y 5'5 cm. de alto o un molde de 650 ml. de capacidad, como mínimo

ELABORACIÓN:

* Del fiambre:

Embadurnar el interior del molde elegido con margarina y reservar.

Llevar a ebullición un cazo con agua y abundante sal. Cuando empiece a hervir, incorporar delicadamente los huevos de codorniz y cocer tres minutos desde que el agua recupere el hervor. Para refrescarlos, introducirlos en un cuenco con agua muy fría hasta que estén completamente fríos. Pelar con cuidado y reservar.

Precalentar el horno a 180º C con calor arriba y abajo.

Quitar la piel de la morcilla de Zamora y cortarla en rodajas de un centímetro de grosor aproximadamente y luego en bastones de un centímetro de lado, aproximadamente. Reservar.

Disponer en un recipiente hondo la carne picada, las aceitunas verdes picadas, el huevo ligeramente batido, el queso a las finas hierbas y la sal. Mezclar hasta que todos los ingredientes estén bien integrados.

Poner en el molde algo menos de la mitad de la mezcla de carne formando una capa uniforme. Colocar en el centro y en fila los huevos cocidos y a los lados y en paralelo, las tiras de morcilla. Presionar ligeramente éstas y aquéllos para fijarlos en la carne. Repartir el resto de la carne, rellenando los huecos entre los huevos y la morcilla y formando una capa por encima. Igualar la superficie, tapar con papel de aluminio e introducir el molde en el horno, colocando la rejilla en la posición intermedia. Hornear 30 minutos, destapar y continuar horneando otros 30 minutos. Comprobar la cocción pinchando en el centro con una brocheta, el líquido que saldrá debiera ser transparente.

Sacar el molde del horno, disponerlo en una fuente para recoger el líquido que suelte y poner unos pesos encima (dos bricks de un litro, por ejemplo). Dejar que se enfríe y llevar al frigorífico, con los pesos, hasta el día siguiente. Desechar el líquido que suelte el fiambre.

* Del puré picante de manzana y jengibre:

Lavar la manzana, descorazonarla y ponerla en un plato hondo. Añadir el vino blanco e introducir, tapado, en el microondas. Hornear a 800 watios de potencia en dos intervalos de tres minutos, con un minuto de reposo después de cada intervalo. Sacar del microondas, eliminar la piel de la manzana e introducir la pulpa en el vaso de la batidora de brazo, junto con el vino sobrante, si lo hubiere. Estrujar el jengibre con el prensa ajos y añadir el zumo resultante al vaso, así como sal al gusto y abundante pimienta blanca. Dar un par de golpes de batidora, de forma que el puré sólo quede triturado parcialmente. Sacar a un recipiente con tapadera, remover, tapar y llevar al frigorífico hasta el día siguiente para que se asienten los sabores.

Al día siguiente, sacar el puré y el fiambre del frigorífico, dejar que se atemperen, desmoldar el fiambre y cortar en lonchas gruesas con la ayuda de un cuchillo de hoja ancha, humedecida.

Servir el fiambre y el puré a temperatura ambiente o ligeramente templados.

A comer.

miércoles, 10 de marzo de 2021

Conejo de campo a la siciliana, en olla WMF

Receta de conejo con sabores agridulces. Una combinación de ingredientes y contrastes que funciona, una de esas recetas que cuando las leo, llaman mi atención y a la vez despiertan mi desconfianza, pues no soy capaz de imaginarme su sabor. Aún así, a muchas de ellas les doy una oportunidad, lo que me lleva a descubrir platos sorprendentes, como éste, que ya he cocinado más de una vez. La carne queda muy buena, pero lo que me encanta es la guarnición de cebolla, beicon, alcaparras y aceitunas y eso que no me gusta mucho cocinar con éstas últimas, pero en este guiso se integran a la perfección, sin que su sabor predomine sobre el resto, que es lo que siempre me parece que hacen allí donde las uso, por lo que muchas veces las elimino o reduzco mucho su cantidad.

He adaptado la receta de aquí y os animo a que la probéis, pero no recién hecha, mejor al día siguiente, pues mejora de forma considerable.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

2 conejos de campo pequeños (1.200 gr., aproximadamente), troceados

180 gr. de beicon ahumado, cortado en bastones

350 gr. de cebolla, cortada en dados de 1-1'5 cm. de lado

55 gr. de uvas pasas sultanas

65 gr. de aceitunas verdes sin hueso, picadas

25 gr. de alcaparras, lavadas y escurridas

3 hojas de laurel

40 ml. de vinagre de Jerez D.O.P.

150 ml. de vino blanco seco

100 ml. de agua

AOVE

1/2 tsp de pimienta negra molida

sal

ELABORACIÓN:

NOTA: Los tiempos de cocción que se indican lo son para una placa vitrocerámica de inducción. En el caso de utilizar otra fuente de calor (eléctrico, gas, halógeno), los tiempos variarán, debiendo ser adaptados. Lo mismo ocurre en caso de utilizar otra olla a presión o una cazuela convencional.

Lavar minuciosamente los conejos, escurrir bien, secar con papel de cocina, trocear, salar y reservar.

Poner un fondo de aceite de oliva virgen extra en una sartén amplia y llevar al fuego. Cuando el aceite estén bien caliente, freír por tandas los trozos de conejo hasta dorarlos por todos los lados e ir introduciéndolos en la olla rápida.

Dejar que la sartén pierda un poco de temperatura, añadir la cebolla y el beicon y freír a fuego medio alto hasta que empiecen a dorarse. Añadir entonces las alcaparras, las aceitunas, las pasas, las hojas de laurel, sal al gusto y la pimienta negra molida. Remover y continuar cocinando cinco minutos.

Agregar a la sartén el vinagre, el vino y el agua, levantar el hervor y dejar que hierva un minuto. Desglasar los jugos de la sartén y verter todo el contenido en la olla donde está el conejo.

Colocar la olla rápida en el fuego y levantar el hervor. Colocar la tapadera, cerrarla y cocer 25 minutos contados desde que suba la válvula del todo. Apagar el fuego y dejar que la olla pierda toda la presión antes de abrirla.

Abrir la olla y si tuviera mucha salsa, sacar una parte a un cazo y reducirla a fuego fuerte. Devolverla a la olla, remover y rectificar de sal si procede, cocer un minuto para homogeneizar la salsa y apartar del fuego.

Dejar que se enfríe y guardar en el frigorífico hasta el día siguiente para que se unifiquen y asienten los sabores.

Servir caliente.

A comer.

viernes, 5 de marzo de 2021

Lechazo en salsa de naranja, vino y hierbabuena, en olla WMF

Con el despiste que me caracteriza, al preparar la entrada de hoy ni me había dado cuenta que era viernes de Cuaresma y aquí vengo yo, más chula que un ocho, con una receta de lechazo. La verdad que no soy mucho de condicionar mi cocina a la época del año o a la festividad que toque en ese momento, pero también podía haber intentado poner una receta un poco más “neutral”, por decirlo de alguna manera. Pero ahora mismo tengo muy poquitas recetas en la recámara y ninguna se adaptaba mejor que ésta, así que, al final, cordero.

Y es que me ha pasado un poco como en navidades: que no me parece que estemos en Cuaresma. Todavía en Navidad los anuncios publicitarios te recordaban la festividad que se celebraba pero ahora y al menos en Zamora, una ciudad que por estas fechas vive por y para la Semana Santa, que ni hay carteles anunciándola ni programas de procesiones, ni los escaparates de bastantes tiendas lucen objetos o alegorías de la Pasión, ni la prensa local dedica páginas y páginas a cofradías, pasos y demás actualidad “semanasantera”, pues que ni me doy cuenta de la fecha por mucho que las redes se llenen de torrijas y platos sin carne. No sé, tal vez sea por estos tiempos extraños que nos está tocando vivir.

Ahora que soy consciente de la fecha del calendario, voy a ver si encuentro una receta de pan de torrijas en la carpeta de “pendientes”, que sé que las tengo seguro, así pruebo a hacerlo, que hace tiempo que le tengo ganas y preparo unas ricas, sencillas y humildes torrijas para el postre del domingo, que es uno de los dulces que más me gustan. Y mientras yo rebusco la receta, os dejo con este lechazo, que ya sé que es una carne no muy popular, pero ya os digo que es porque la habéis probado poco, dadle una oportunidad, con esta receta o con alguna de las otras que ya tengo publicadas, pues es más versátil de lo que parece y en determinadas épocas del año (cuando la parición de las ovejas) tiene un precio muy asequible. En mi casa se consume mucho, así que os seguiré trayendo más recetas, a ver si os aficionáis.

La carne admite más hierbabuena, pero aunque a mí me guste mucho, tengo que utilizarla con moderación porque a mi pareja le hace poca gracia y si la nota mucho, me protesta el plato. Como os podéis imaginar, está muy rico y además es muy fácil de hacer.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

650 gr. de lechazo troceado y con hueso (falda, pescuezo, pierna...)

100 gr. de cebolla

1 diente de ajo grande

100 ml. de zumo natural de naranja, sin filtrar

la ralladura de la piel de media naranja

50 ml. de vino tinto

25 ml. de vino blando

1/2 tsp de hierbabuena seca

1/4 tsp de pimienta blanca molida

AOVE

sal

ELABORACIÓN:

Pelar la cebolla y cortarla en plumas finas. Pelar el ajo y quitar el germen, si lo tuviere y laminar. Lavar muy bien la piel de naranja y rallarla sin llegar a la parte blanca, pues amarga.

Disponer un fondo de aceite de oliva virgen extra en la olla rápida y llevar al fuego. Una vez alcance temperatura, incorporar la cebolla y el ajo y rehogar a fuego medio hasta que la primera se ponga transparente. Añadir entonces el lechazo, rehogar el conjunto hasta que la carne cambie de color y verter en la olla los dos tipos de vino. Llevar a ebullición durante un minuto para que evapore el alcohol, incorporar el zumo de naranja, la ralladura, la hierbabuena, la pimienta blanca y sal al gusto. Colocar la tapadera de la olla y llevar a ebullición.

Cocer 15 minutos contados desde que suba la válvula del todo. Apagar el fuego, apartar y dejar que la olla pierda toda la presión antes de abrirla.

Abrir la olla y si se quiere una salsa más espesa, sacar ésta a un cazo y hervir hasta obtener la consistencia deseada. Devolver a la olla, rectificar de sal si procede, dar un último hervor para que la carne vuelva a coger temperatura y servir.

A comer.

lunes, 1 de marzo de 2021

Tostita de pimiento asado, butifarra fresca y huevo de codorniz

Llamar a esto receta me parece un poco exagerado, por no decir pretencioso. Recetilla, bueno, sí, se ajusta más a su nivel de dificultad/creatividad, porque ésto se le podría haber ocurrido perfectamente a cualquiera de mis pequeñas sobrinas e incluso podrían cocinarla ellas mismas si su madre les dejara acercarse a una sartén caliente. Eso no significa, ni mucho menos, que no esté rica, que va, al contrario, recién hecha está muy buena, con la yemita del huevo desparramándose por la butifarra (ejercicio de imaginación: visualizad las gotas de yema deslizándose voluptuosamente hacia la butifarra y aterrizando en el plato; ahora no me digáis que no os dan ganas de levantaros a apuntar en la lista de la compra “comprar huevos de codorniz y butifarra”).

No os pongo cantidades pues irán en función del número de comensales y del tamaño del pan. Mis rebanadas, aunque estrechas, eran grandes y las corté a la mitad y aún así les puse tres buenas rodajas de butifarra; aunque en las fotos no lo parezca, tenían un tamaño majo para un entrante o aperitivo, pero eso es cuestión de gustos, lógicamente. De haber dejado el pan entero, hubiera sido de esas típicas tostas que pides en la barra de un bar para compartir. Un inciso: qué ganas tengo de tomarme una tapita en la barra de un bar y eso que no soy mucho de tapas (las razones para otro día) pero como decía un anuncio de cerveza, creo, hay ganas de bares. Por ahora con responsabilidad sanitaria, con mucha; en un futuro espero que no muy lejano, con otro tipo de responsabilidades más relacionadas con el estómago y el hígado...

Volviendo a la receta, elegid un pan que no tenga la corteza muy dura para que sea más fácil de cortar con cuchillo, pues esta tosta se come mejor con cubiertos, so pena de ponerse uno perdido. También que sea de miga prieta, sin agujeros, para que no escurra el puré de pimiento, al que por cierto, tiene que irle fenomenal unas gotas de salsa tipo Tabasco, que a mí se me olvidó poner, pero está igualmente rica sin ella.

Como esta recetilla la ideé para dar salida a un trozo de butifarra sobrante de unas patatas y sobre todo, a unos huevos de codorniz que compré para otras recetas y los que no usé ya llevaban bastante tiempo rondando por la nevera, pues no es tan fácil encontrarle utilidad a docena y media de huevos de codorniz (vale, son comida, pero son más bien para “monerías”), participo con ella en la iniciativa 1+/-100, desperdicio 0, que Marisa, del blog Thermofan, promueve mensualmente para concienciarnos sobre la reducción al máximo de desperdicios alimenticios y el reciclaje de materiales en general

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

pan de miga prieta, cortado en rebanadas

pimiento rojo asado, preferiblemente casero

butifarra blanca fresca, fría

huevos de codorniz

mezcla de cinco pimientas

sal

margarina vegetal

ELABORACIÓN:

Cortar el pan en rebanadas según el grosor que guste y tostar ligeramente en el tostador. Partir en dos, si fueran muy grandes. Reservar.

Disponer en el vaso de la batidora de brazo, el pimiento rojo pelado, sin semillas y sin el agua que hubiera podido soltar al asarlo y triturar con la batidora hasta conseguir un puré fin y homogéneo. Reservar.

Cortar la butifarra fría al bies, en rodajas de dos centímetros de grosor y sin quitar la piel. Utilizar a tal efecto un cuchillo muy afilado, fregándolo entre cada corte y sin secar la hoja. Esto ayudará a cortar la butifarra, al igual que si ésta está fría. Reservar.

Poner un poco de margarina en una sartén y freír la butifarra a fuego medio hasta que esté hecha y tostadita. Cuando la piel se haya encogido, eliminarla con cuidado de no estropear la carne. Sacar a un plato y reservar caliente.

Con la punta de un cuchillo, practicar un agujerito en la cáscara de los huevos. Cortarla con unas tijeras de cocina y disponer cada huevo en tazones separados para facilitar su posterior cocinado. Reservar.

En una sartén antiadherente o plancha eléctrica, poner otro poco de margarina, calentar y cocinar los huevos hasta que estén a nuestro gusto. Sacar a un plato, añadir un poco de sal y reservar.

Untar cada rebanada con el puré de pimiento, colocar encima unas rodajas de butifarra caliente y uno o dos huevos recién hechos, según el tamaño del pan. Espolvorear con una mezcla de cinco pimientas recién molida y servir inmediatamente.

A comer.