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miércoles, 15 de junio de 2022

Berenjena rellena de cous cous con verduritas

¡El susto que me acabo de llevar! He ido a abrir el borrador de esta entrada y se me ha quedado bloqueado el portátil. Ni abría el archivo, ni cerraba carpeta, ni desconectaba internet, ni nada de nada. Le he toqueteado por todos los sitios (a veces pienso que le gusta que le toqueteen, el muy viciosillo) y no he conseguido desbloquearlo. Al final, lo he cerrado a lo bruto, osea, apagando el botón de encendido, la famosa fórmula mágica del “apaga y enciende” que para solucionar todos los problemas utilizaba la informática que había en uno de mis primeros trabajos, que sí, que la chica sería muy voluntariosa pero apenas tenía formación en la materia, claro que en aquellos años en los que el común de los mortales sólo sabíamos dónde se encendía el ordenador, personas como ella con una formación menos que mínima eran nuestro faro en la ignorancia informática que nos envolvía.

Pues eso, que he apagado y he encendido. Para ser más precisa, yo he pulsado el botón de encendido pero el portátil no se ha dado por enterado. Ahí es cuando me han entrado los siete males, ay que ésto no se enciende, ay que a ver si ahora pierdo todos los archivos (de los que no tengo copia de seguridad...), ay que luego qué hago si se borra todo... Y es que hoy en día, confiamos toda nuestra vida al portátil y sobre todo al móvil, de tal manera que si nos fallan, nos quedamos “desnudos”. Han sido unos cuatro minutos eternos de pantalla negra, más otros dos o tres de relojitos, punteros que no responden a nada, iconos que aparecen y desaparecen, mensajes alarmistas del tipo “su equipo no se encuentra protegido” y demás cosas por el estilo. Minutos en los que le haces promesas al santo X y juras y perjuras que si el portátil vuelve a funcionar, lo primero que vas a hacer es una copia de seguridad, bueno, lo segundo, que no tienes terminada la entrada y toca publicar.

Finalmente no ha habido nada que lamentar y os puedo enseñar estas deliciosas berenjenas rellenas de cous cous con verduritas, que a pesar de que llenan, te comes tu media berenjena y miras con ojos golosinos la que aún se está comiendo tu pareja y estás a un tris de decirle que si no le gusta mucho no se sacrifique, que tú te comes lo que él deje, pero en vez de eso le preguntas educadamente qué le parece y va y te dice “pues está bien rica, puedes volver a hacerla” y te consuelas pensado que ese poco de relleno que sobra te lo vas a comer tú y no lo vas a compartir, en un momento de ese egoísmo total-culinario que, confesadlo, tod@s hemos tenido alguna vez.

Están riquísimas, de verdad, suaves y satisfactorias, adaptables a los gustos personales o lo que haya en el cajón de las verduras del frigorífico y más ricas templadas que muy calientes. Animáos a prepararlas porque os van a encantar.

Como he asado la berejena en el microondas, me alegra mucho presentar esta receta al proyecto En Buena Onda

que Elisa, de Que no te falte un perejil y Marisa, de Thermofan promueven mensualmente para animarnos a utilizar más el microondas.

Sugerencia para el relleno sobrante: Templar en el microondas, añadir un huevo escalfado, una pizca de sal y un golpe de pimienta negra molida, picar el huevo groseramente, mezclar y disfrutar.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

* Todos los pesos en limpio

1 berenjena de unos 340 gr.

100 gr. de espárragos verdes finos

45 gr. de zanahoria

70 gr. de cebolla

20 gr. de pimiento rojo

1/3 tsp de garam masala

65 gr. de cous cous precocido de grano medio

1/8 tsp de pimienta blanca molida

AOVE

sal

agua

ELABORACIÓN:

Lavar la berenjena y sin cortar el tallo (así evitaremos que después se desarme la berenjena y nos ayudará en su manipulación), cortarla a lo largo. Realizar unos cortes en la carne de cada mitad de la berenjena siguiendo un patrón romboidal y cuidando de no llegar a la piel. Cuantos más cortes se practiquen, antes se asará.

Colocar contrapeadas las dos porciones de berenjena en un plato llano, tapar con una tapadera apta para microondas y asar en éste 5 minutos a 800 watios de potencia. Dejar reposar otros 5 minutos dentro del microondas, sacar y comprobar el punto de cocción: si la carne no se despegara de la piel, asar nuevamente a intervalos de un minuto, con reposos también de un minuto, hasta que esté hecha. Posiblemente sólo haga falta un minuto o dos más, según lo tierna que sea.

Cuando la temperatura de la berenjena permita su manipulación, retirar la carne con la ayuda de una cucharilla y con mucho cuidado para no romper la piel. Reservar tapadas las barcas de berenjena. Picar la pulpa y reservar separadamente de las barcas.

Lavar los espárragos. Coger cada espárrago por ambos extremos y doblarlo, sin forzar, formando un arco y hasta que chasque: lo hará por la parte que ya empieza a ser tierna. Desechar (o guardar para otros usos) la parte inferior dura de los espárragos. Cortar los espárragos en dos o tres trozos, según el tamaño del cazo en el que se vayan a cocer y reservar.

Preparar un bol con agua muy fría y reservar.

Llenar un cazo con agua y sal, llevar a ebullición, añadir los espárragos cortados y cocer, desde que el agua recupere el hervor, unos cinco minutos o algún minuto más, según los tiernos que sean: tienen que quedar ligeramente crujientes. Una vez cocidos, escurrir los espárragos e introducir inmediatamente en el bol de agua fría para cortar la cocción. Cuando se hayan enfriado por completo, escurrir sobre papel absorbente, cortar en trozos de 1-1'5 centímetros y reservar.

Picar la cebolla y el pimiento rojo en brunoise. Cortar la zanahoria en dados de tamaño similar.

Cubrir el fondo de una sartén con aceite de oliva virgen extra y llevar al fuego. Cuando alcance temperatura, agregar el pimiento rojo y la zanahoria y rehogar a fuego medio. En el momento que ésta última empiece a ablandarse, añadir la cebolla, el garam masala y una pizca de sal y cocinar hasta que las verduras estén tiernas pero con cuerpo. Incorporar los espárragos cortados (reservar unas puntas para decorar, si se desea) y la pulpa de berenjena picada, mezclar delicadamente y cocinar, siempre a fuego medio, durante cinco minutos para unificar sabores. La mezcla debe quedar jugosa, no seca. Apartar del fuego y reservar caliente.

Disponer el cous cous en un bol, incorporar 65 ml. de agua hirviendo, tapar y dejar reposar cinco minutos o lo que indique el fabricante. Destapar, añadir la pimienta blanca, una pizca de sal y 8 ml. de aceite de oliva virgen extra cruda, mezclar con dos tenedores para soltar el cous cous e integrar los ingredientes. Verter en una fuente, añadir el contenido de la sartén, mezclar, rectificar de sal, si procede y rellenar las barcas de berenjena reservadas. Sobrarán 2-3 cucharadas de relleno.

Si el relleno se hubiera enfriado, introducir las berenjenas en el microondas, dar un golpe de calor y servir templadas.

A comer.

viernes, 15 de abril de 2022

Sal de jamón, en microondas y en horno eléctrico

Tal vez llamar a ésto “receta” sea un poco pretencioso, porque tiene el mecanismo de un colador, como suele decirse, pero no por eso deja de ser una elaboración muy resultona para dar color y sabor a algunos platos. Además es una buena opción para utilizar los recortes del jamón o alguno loncheado que no haya salido bueno, claro está que cuanto mejor sea el jamón, mejor será la sal que se obtenga.

El jamón ya asado puede cortarse a cuchillo pero para ahorrar trabajo he utilizado el accesorio picador de la batidora de brazo. El inconveniente es que no deja todos los trozos picados uniformemente, pero siempre se le puede dar un repaso con el cuchillo.

Os doy dos opciones, horneado en horno eléctrico y en microondas. ¿Cual prefiero yo? Pues aunque el jamón no queda igual según el método utilizado, una vez picado yo, personalmente, no noto diferencia entre uno y otro (en la foto, a la izquierda el preparado en microondas, a la derecha, en horno eléctrico), así que me decanto por la utilización del microondas, por rapidez y economía, aunque si hacéis como yo, que aproveché que estaba horneado otra cosa y me cabía una bandeja al lado del asado, el horno eléctrico no es mala opción, pero encender el horno sólo para el jamón, no lo veo, salvo que se vaya a preparar mucha cantidad y no sé si eso es muy práctico en una cocina doméstica.

No puedo deciros cuánto se conserva, normalmente preparo poquita cantidad y lo gasto enseguida. ¿Y en qué? Probad con unos huevos fritos, un pescado blanco a la plancha o una crema de verduras, siempre sustituyendo a la sal o reduciendo ésta y me contáis. Seguro que os gusta.

Como he hecho parte de la sal de jamón en el microondas, me alegra mucho presentar esta receta al proyecto En Buena Onda

que Elisa, de Que no te falte un perejil y Marisa, de Thermofan promueven mensualmente para animarnos a utilizar más el microondas.

La cosa va doble, pues al aprovechar que ya tenía el horno eléctrico funcionando para hornear también otro poco de jamón, creo que merece estar en el proyecto 1+/-100, desperdicio 0 que gestiona Marisa desde su blog Thermofan y que promueve la reducción del desperdicio de alimentos y el reciclaje y reutilización en general.

No os entretengo más, que son días de procesiones o vacaciones, no de estar pegados a la pantalla de un ordenador.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

recortes de jamón curado, cortados finos, sin tocino (he utilizado jamón de cebo de campo ibérico)

*Y además:

papel de cocina y papel sulfurizado

2 bandejas metálicas aptas para horno

ELABORACIÓN:

NOTA: Los tiempos de horneado, tanto en horno microondas como eléctrico, son orientativos, pues dependerá, y mucho, del punto de curación del jamón y del tipo de jamón utilizado. Los que se indican son para recortes bastante curados pero no secos, de jamón de cebo de campo ibérico.

* En horno microondas:

Poner una hoja de papel de cocina en un plato. Repartir por encima los recortes de jamón, preferiblemente cortados finos y en trozos de 3-4 cm. de lado, unos junto a otros pero sin amontonar. Colocar encima otra hoja de papel de cocina y a continuación un plato.

Introducir en el horno microondas y hornear a 800 watios durante un minuto y diez segundos, seguidos de un minuto de reposo dentro del microondas.

Sacar del microondas y pasar el jamón a un plato dispuesto con otro papel de cocina para que absorba el exceso de grasa. Tal exceso dependerá del jamón utilizado, si es jamón curado de cerdo blanco será mucho más magro que si se utiliza, por ejemplo, jamón ibérico.

Proceder de igual modo con el resto de los recortes, si los hubiere.

Una vez se haya enfriado el jamón, desmenuzar con los dedos eliminando los restos de tocino que hubiera e introducir en el accesorio picador de la batidora de brazo o un procesador de alimentos pequeño. Triturar hasta que queden trocitos pequeños.

Introducir en un frasco hermético y utilizar al gusto.

*En horno eléctrico:

Precalentar el horno a 180º C, con calor arriba y abajo.

Poner una hoja de papel de sulfurizado en una bandeja metálica apta para horno. Repartir por encima los recortes de jamón, preferiblemente cortados finos y en trozos de 3-4 cm. de lado, unos junto a otros pero sin amontonar. Colocar encima otra hoja de papel sulfurizado, a continuación otra bandeja metálica de horno y encima un peso.

Introducir en el horno eléctrico a media altura, con calor arriba y abajo y hornear a 180º C durante 25 minutos.

Sacar del horno y dejar enfriar aprovechando el calor residual de las bandejas para seguir secando el jamón. Una vez frío, pasar el jamón a un plato dispuesto con un papel de cocina para que absorba el exceso de grasa. Tal exceso dependerá del jamón utilizado, si es jamón curado de cerdo blanco será mucho más magro que si se utiliza, por ejemplo, jamón ibérico.

Una vez se haya enfriado el jamón, desmenuzar con los dedos eliminando los restos de tocino que hubiera e introducir en el accesorio picador de la batidora de brazo o un procesador de alimentos pequeño. Triturar hasta que queden trocitos pequeños.

Introducir en un frasco hermético y utilizar al gusto.

A comer.

martes, 1 de marzo de 2022

Pastel de berenjena y champiñones

Febrero se despidió con temperaturas altas para esta zona, abriéndole la puerta a marzo que para no quedar mal también nos regala hoy un día muy cálido y soleado, de esos de primavera adelantada que son una gozada pues nos alegran el ánimo y ayudan a hacer más corto el por aquí largo invierno. La primavera viene, como siempre, empujando, haciendo que florezcan almendros y ciruelos tempranos (yo ya tengo uno con flores), salpicando cunetas con florecillas silvestres, volviendo locos a los pájaros que no dejan de gorjear en todo el día y haciendo que en las noches los cristales de las ventanas se llenen de mosquitos, polillas y demás insectos nocturnos atraídos por la luz que sale por ellas. Y es que las temperaturas acompañan, si le da por llover, ya va a ser una fiesta. Volverán, porque es lo normal, días fríos que nos recuerden que “hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo” y heladas que se llevarán por delante la mayor parte de las flores de los frutales. Pero es el ciclo de la vida y así hay que tomarlo, sonriéndole al sol cuando nos regala su luz y su calor y sacando el abrigo sin lamentaciones cuando el frío vuelva a hacer acto de presencia recordándonos la fecha del calendario. Además, acostumbrados como estamos a los cambios estacionales, sería muy aburrido que siempre hubiera el mismo clima. Recuerdo el año que viví en Tenerife, el invierno suave y el verano cálido, tan distintos a los heladores inviernos y los tórridos veranos que tenemos en Castilla, ¡si las navidades no me parecieron navidades porque no hacía frío! Seguro que de haber vivido más tiempo me habría acostumbrado a esa monotonía climática, creo.

Donde resulta muy fácil salir de la monotonía es en la cocina. Si quisiéramos, podríamos estar muchos años comiendo y cenando sin repetir recetas, con tantas como hay en libros e internet, a las que si añadimos las de familiares, amigos, desconocidos de la cola del mercado y cosecha propia, tal vez necesitáramos más de una vida para probarlas todas. A este último grupo de recetas pertenece la de hoy, larga en su lectura pero fácil en su elaboración, para comer a temperatura ambiente en esta época y fresquita en verano, de las que hay que hacer con antelación para que se asiente y es perfecta para tenerla hecha cuando volvemos de trabajar o de la piscina. Además es de aprovechamiento pues una de las berenjenas ya estaba un poco lacia y los champiñones habían conocido mejores días. Sí, ya sé que van dos recetas seguidas con champiñones, pero no sé si os pasa que hay temporadas en las que cocinas casi todo con los mismos ingredientes y eso me está pasando ahora con champiñones, berenjenas y calabacines. Seguro que después me olvidaré de ellos y pasaré semanas sin cocinarlos, pero de momento son omnipresentes en mi cocina y por ende, en el blog.

He cocido poco el pastel porque buscaba una textura más bien cremosa pero no untable, así que cuando a los 45 minutos lo pinché y la aguja salió húmeda y con un pegotito de masa, lo saqué del horno. Conseguí así la textura que buscaba: suave y sedosa pero con el cuerpo suficiente para que ni el pastel ni las porciones se vinieran abajo.

Un último consejo: picad los champiñones pequeñitos pues los trozos grandes os estropearán el corte.

Siendo como es una receta de aprovechamiento, es también mi aportación mensual al proyecto 1+/-100, desperdicio 0, que mensualmente gestiona Marisa desde su blog Thermofan.

Sin más preámbulos os dejo con la receta, que fotogénica no es y aunque está mal que yo lo diga, está un rato buena...

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

675 gr de berenjena (dos berenjenas medianas, aproximadamente), a temperatura ambiente

100 gr. de cebolla

1 diente de ajo mediano

250 gr. de champiñones blancos de pié cortado

20 gr. de tomate seco en aceite, escurrido

30 ml. de vino blanco dulce

1/4 tsp de tomillo seco

50 ml. de leche desnatada, a temperatura ambiente

20 gr. de leche desnatada en polvo

4 huevos tamaño L, a temperatura ambiente

40 ml. de AOVE

sal

margarina (para el molde)

pan rallado (para el molde)

unas hojas verdes y sésamo negro para decorar (optativo)

* Y además:

un molde de silicona de 20 cm de largo por 11 cm de ancho (medidas de la base) y 5'5 cm de alto o de 1.250 ml. de capacidad, mínimo

una bandeja de paredes altas apta para horno más grande que el molde de silicona, para el baño María

ELABORACIÓN:

Untar con margarina todo el interior del molde de silicona. Espolvorear con pan rallado, retirar el sobrante y dejar a un lado.

Lavar las berenjenas y cortarlas a lo largo. Realizar unos cortes en la carne de cada mitad siguiendo un patrón romboidal. Cuantos más cortes se practiquen, antes se asarán.

Colocar contrapeadas dos porciones de berenjena en un plato llano, tapar con una tapadera apta para microondas y asar en éste 5 minutos a 800 watios de potencia. Dejar reposar otros 5 minutos dentro del microondas, sacar y comprobar el punto de cocción: si la carne no se despegara de la piel, asar nuevamente a intervalos de un minuto, con reposos también de un minuto, hasta que estén hechas. Proceder del mismo modo con las otras dos mitades.

Cuando la temperatura de las berenjenas permita su manipulación, retirar toda la carne con la ayuda de una cucharilla. Desechar las pieles y reservar la pulpa.

Eliminar las raíces y la primera capa de la cebolla y picar en brunoise. Pelar el diente de ajo, eliminar el germen si lo tuviere y laminar.

Pochar la cebolla y el ajo en 20 ml. de aceite de oliva virgen extra hasta que la primera esté blanda. Agregar la pulpa asada de las berenjenas y un poco de sal y cocinar a fuego fuerte cinco minutos, removiendo constantemente para evitar que la berenjena se pegue a la sartén. Triturar con la batidora de brazo hasta conseguir un puré fino. Dejar enfriar.

Precalentar el horno a 150º C, con calor arriba y abajo. Poner agua a hervir en un cazo para preparar un baño María.

Picar muy menuditos los tomates secos escurridos de su aceite y reservar.

Limpiar los champiñones con papel de cocina para eliminar los restos de tierra. Si estuvieran muy sucios, lavarlos bajo el grifo con un hilo de agua y uno a uno, frotándolos con un cepillito para eliminar la tierra y secándolos inmediatamente con papel de cocina. Una vez limpios, picarlos pequeños.

Disponer en una sartén los otros 20 ml. de aceite de oliva virgen extra y calentar a fuego fuerte. Añadir los champiñones picados y saltearlos durante un minuto. Bajar el fuego, agregar el vino dulce, los tomates picados, el tomillo y sal. Tapar y cocinar 5 minutos a fuego medio. Apartar y dejar templar.

Disponer en el vaso de la batidora de brazo la leche líquida y la leche en polvo. Cascar los huevos y añadirlos. Triturar con la batidora. Incorporar el puré de berenjena y cebolla y volver a triturar. Añadir los champiñones, mezclar con una cuchara y rectificar de sal. Verter la mezcla, que tendrá un volumen aproximado de un litro, en el molde preparado. Colocar éste en la bandeja de paredes altas.

Apagar la resistencia superior del horno y dejar sólo la de abajo.

Colocar la rejilla del horno a media altura y en ella la bandeja con el molde. Añadir cuidadosamente a ésta el agua del cazo, que tendrá que estar hirviendo, de tal manera que cubra unos 2 centímetros del molde de silicona.

Cerrar la puerta del horno y hornear 60 minutos. Pinchar el centro del pastel con una aguja o brocheta para comprobar si está cocido. Para un interior cremoso pero firme, comprobar el punto de cocción a los 45 minutos, la aguja saldrá húmeda y con una miguita de masa. Es el tiempo que yo lo tuve.

Sacar el molde del baño María y colocar sobre una rejilla para que se enfríe. Una vez a temperatura ambiente, filmar a piel y llevar al frigorífico hasta el día siguiente.

Sacar de la nevera al menos una hora antes de consumir para que se atempere. Desmoldar a una fuente, decorar con hojas verdes y semillas de sésamo negro y servir, si se desea, con mayonesa aderezada con mucho perejil picado y un poco de ajo prensado o también con salsa templada de mayonesa y tahini (en proporción 2:1).

A comer.

domingo, 25 de julio de 2021

Buñuelos de anchoas en aceite con salsa de pimiento asado

Si os gustan las anchoas en aceite, ésta es vuestra receta, si no... pues nos vemos otro día. O, esperad, si buscáis una receta de buñuelos que cunda sólo para dos raciones, os va a tocar leer hasta el final (las anchoas las cambiáis por otro ingrediente y listo). Y es que esta vez no quería que me sobrara nada de masa, que me repatea que queden restos bailando por el frigorífico, además de que me iba fatal para el menú semanal cuadrar la masa sobrante.

La receta básica de masa para buñuelos es muy fácil de dividir o multiplicar, el único problema que le veo a trabajar con cantidades tan pequeñas es el utillaje: si el cazo es grande, al remover la masa, ésta se dispersa por todo el cazo haciendo más difícil y trabajosa la integración de los ingredientes, si es pequeño, no hay espacio para trabajarla, con lo que quedan mal integrados. Si alguna vez habéis hecho buñuelos, sabéis de lo que hablo, seguro que os habéis enfrentado a esa masa que se divide en tropecientos mil trozos cuando añades el primer huevo y que patinan de lo lindo mientras los persigues con la cuchara de madera intentando que la masa vuelva a estar uniforme. Para después añadir otro huevo y vuelva a pasar lo mismo, bueno, con el segundo y sucesivos huevos la masa va siendo menos rebelde, pero que haces brazo, lo haces. He visto en la red utilizar una batidora eléctrica de dos varillas para hacer la masa. No sé la efectividad que tendrá para cantidades pequeñas, pero supongo que irá mejor para cantidades de masa más grandes. Si alguien la usa, que me lo cuente, porque siempre la hago a mano y tal vez sea interesante el tema de las varillas eléctricas para cantidades de masa equivalentes a cuatro huevos o más.

El problema de las cantidades pequeñas lo tiene también la salsa. El volumen de ingredientes es muy poquito para la batidora y llevará un rato y paciencia triturarlos. Pero salvo que queráis utilizar la salsa para otros usos, no recomiendo hacer más, incluso con las cantidades que indicó sobrará y es que a los buñuelos sólo hay que ponerle un poco de salsa, pues aunque saben a anchoa, no son fuertes de sabor y si se le pone demasiada salsa, ésta anulará el sabor de aquéllos.

Piqué las anchoas menudas para que se deshicieran al calentar la masa, por lo que no se ven trozos. No le puse nada de sal y para nosotros quedaron perfectos, pero podéis probar la masa una vez bien integrado el huevo y rectificar de sal si así os parece. En ese caso, tened en cuenta que la harina cruda es sosa y que la masa ganará en sabor y sazón con el reposo y fritura.

¿Y qué deciros de los buñuelos? Pues que además de ser super ligeros y esponjosos, están buenísimos (si os gustan las anchoas en aceite, claro). Y no os olvidéis de la salsa, que aunque sólo se le pongan unas gotas, adquieren otro nivel, de verdad o, ¿cuándo os he mentido?.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

* Para los buñuelos, 12-13 unidades (según tamaño):

30 gr. de harina de trigo de todo uso

10 gr. de harina de trigo integral

20 gr. de anchoas en aceite, peso escurrido

15 ml. del aceite de conservación de las anchoas

1 huevo talla L

90 ml. de agua

aceite de sabor suave para freír

* Para la salsa:

60 gr. de pimiento rojo asado

1 diente de ajo pequeño

aceite de sabor suave

sal

* Y además:

unas anchoas para decorar (optativo)

un biberón de cocina

ELABORACIÓN:

* De los buñuelos:

Mezclar ambas harinas y tamizar sobre un bol. Incorporar al bol el salvado de trigo que vaya quedando en el tamiz. Reservar.

Trocear las anchoas y reservar.

En un cazo pequeño para que después resulte más fácil remover la masa, disponer el agua y el aceite de las anchoas y llevar a ebullición. Cuando arranque el hervor, retirar el cazo del fuego y agregar de golpe toda la mezcla de harinas. Batir bien y con energía hasta que las harinas queden completamente integradas con el líquido y no se vean grumos. Agregar las anchoas, remover bien y llevar de nuevo el cazo al fuego. Cocer la masa a fuego medio-alto durante dos minutos y medio sin dejar de remover. Apartar del fuego y dejar templar, removiendo con frecuencia para evitar que la parte superior de la masa se seque.

Una vez templada, cascar el huevo y sin batirlo, añadirlo a la masa. Remover nuevamente hasta que el huevo se integre por completo. Costará un poco porque el huevo formará una especie de película alrededor de porciones de masa dificultado su uniformidad, pero después de un rato de remover, la masa lo absorberá y volverá a adquirir un aspecto compacto, sedoso y liso. Aceitar ligeramente un trozo de film alimentario con aceite de las anchoas, poner la cara aceitada en contacto con la masa y dejar reposar a temperatura ambiente 20 minutos.

En un un cazo pequeño, poner el aceite suficiente como para que los buñuelos floten al freír. Llevar al fuego y calentar a fuego medio-alto. Cuando el aceite esté caliente, pero no en exceso para que los buñuelos no se arrebaten (es decir, se doren por fuera pero queden crudos por dentro) incorporar bolitas de masa hechas con la ayuda de dos cucharillas. No conviene poner muchas de cada vez para evitar que baje la temperatura del aceite (si fuera así, los buñuelos absorberán más aceite y se abrirán); además han de quedar holgadas para que la masa pueda darse la vuelta por sí sola a medida que se fríe. Sacar los buñuelos a un plato con papel de cocina para que absorba el exceso de aceite.

* De la salsa:

Pelar y desgerminar el diente de ajo. Laminarlo finamente y ponerlo en una tacita. Añadir aceite justo hasta que quede cubierto, tapar con papel film, realizar en éste un agujerito para que salga el vapor e introducir en el microondas. Hornear dos minutos a 600 watios de potencia seguido de un minuto de reposo en el interior del microondas. Repetir la operación. Los ajos deben quedar blandos y no haber tomado color, lo que dependerá mucho de lo frescos que sean. Si no fuera así, hornear a la misma potencia en periodos de 20 segundos con reposos de otros 20 segundos, hasta que estén hechos. Proceder con cuidado dado que tienen a quemarse rápidamente.

Disponer los ajos con su aceite en el vaso de la batidora de brazo. Añadir el pimiento asado, sal al gusto y triturar hasta conseguir una crema fina, homogénea y ligeramente espesa. Rectificar de sal si procede, introducir en un biberón de cocina y conservar a temperatura ambiente.

* Del emplatado:

Poner los buñuelos en el plato de servicio, añadir por encima unas líneas de salsa de pimiento, adornar con unas anchoas y servir.

A comer.

jueves, 15 de julio de 2021

Tallarines de calabacín con salsa especiada de queso fresco batido

Nada más escribir el título de la entrada me he dado cuenta “otra receta con salsa de queso” y es que el queso fresco batido y el yogur natural los utilizo muchísimo en mi cocina y buena prueba de ello son las recetas de este blog y eso que por aquí no aparece todo lo que cocino. Pero es que me encantan su sabor y textura, sobre todo la del queso y los utilizo mucho como aderezo mezclados con variedad de especias. O sea, como la receta de hoy, que es cero complicaciones, máximo sabor y sencillez, hiper rápida y ¡sin encender los fogones!, pues se hace en el microondas.

El calabacín es una hortaliza con un altísimo contenido en agua. En esta receta, al cocinarse poco y apenas deshidratarse, resulta muy saciante a la vez que tiene un bajo aporte calórico. La cantidad de calabacín que indico es para una ración (la salsa rinde dos raciones) y os digo yo que este plato de tallarines, seguido de un poco de queso o jamón y el postre, son una cena más que satisfactoria. Como os comento, la salsa da para dos raciones, pero es que resulta muy difícil dividir a la mitad un octavo de cucharadita de jengibre y las pizcas de nuez moscada y pimienta. Además la que sobra, está aún más rica al día siguiente, por eso, si os acordáis, hacedla con bastante antelación, preferiblemente el día antes.

Tengo una pregunta ¿porqué todo el mundo los llama espaguettis de calabacín si no son redondos? A mí se me asemejan más a los tallarines, que son planos, por eso el nombre de la receta.

He cocinado los tallarines en el microondas y me alegra mucho presentar esta receta al proyecto En Buena Onda

que Elisa, de Que no te falte un perejil y Marisa, de Thermofan promueven mensualmente para animarnos a utilizar más el microondas, electrodoméstico que en muchas casas no es más que un carísimo calentador de leche.

Id poniendo la mesa, que esto va muy rápido.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.

INGREDIENTES:

125 gr. de calabacín (para una ración), a temperatura ambiente

AOVE

ralladura de piel de limón

* Para la salsa de queso:

60 gr. de queso fresco batido (tipo quark) 0% materia grasa, a temperatura ambiente

1/8 tsp (escasa) de jengibre fresco de cultivo ecológico, rallado

2 hojas de salvia frescas, lavadas y picadas

1 pizca de nuez moscada molida

1 pizca de pimienta negra molida

sal

* Y además:

un espirilizador de verduras

ELABORACIÓN:

Preparar primero la salsa de queso fresco: poner en un cuenco pequeño el queso fresco batido (si se hubiera separado el suero del queso, primeramente remover para integrar ambos ingredientes), el jengibre fresco rallado (si es de cultivo ecológico y muy tierno, no es necesario pelarlo), las hojas de salvia picadas, la nuez moscada y la pimienta negra molidas y sal al gusto. Remover y dejar reposar a temperatura ambiente y tapado al menos media hora para que tome sabor, mejor de un día para otro. En ese caso, conservar en frío y sacar de la nevera con suficiente antelación para que se temple.

Lavar y despuntar el calabacín, pelar si se desea (yo no lo hago) y hacer los tallarines con ayuda de un espirilizador de verduras. Si resultaran muy largos, cortarlos con unas tijeras a la longitud deseada.

Disponer los tallarines en un plato, regar con un hilo de aceite de oliva virgen extra y remover. Introducir el plato, sin tapar, en el microondas y hornear a 640 watios de potencia durante un minuto seguido de un reposo de treinta segundos dentro del microondas. Sacar el plato, remover y repetir la operación otras dos veces. Los tallarines quedarán al dente. Si gustan más hechos, repetir el intervalo de horneado+reposo hasta que adquieran el punto de cocción deseado.

Eliminar, si se desea, el agua que haya podido soltar el calabacín. Disponer los tallarines en el plato de servicio, añadir salsa al gusto, espolvorear con abundante ralladura de piel de limón y servir inmediatamente.

A comer.

viernes, 2 de julio de 2021

Crêpes de bacalao y langostinos con salsa de queso fresco y ajo confitado

Quienes ya me conocéis sabéis que me gusta aprovechar las cabezas y espinas del pescado para algo más que hacer sopa. La carne que se recupera de ellas es perfecta para utilizar en croquetas, canelones, lasañas, empanillas o como en el caso de hoy, crêpes. Me da mucha lástima oír en la pescadería que el cliente no las quiere cuando se las ofrece el pescadero, pero claro, a lo mejor es una persona muy ocupada con poco tiempo para cocinar y hay que reconocer que estas preparaciones, aunque sencillas y normalmente económicas, son entretenidas de elaborar. ¡La de hoy hasta de leer! Porque larga es un rato, pero que no os asuste, que en realidad es muy fácil.

Podéis ahorraros el paso de preparar la salsa, pero qué queréis que os diga, ¡está tan rica! Y además su sabor acompaña muy bien a las crêpes, así que, ya que os ponéis, pues preparad también la salsa. Se puede hacer el día antes, pero hay que tener en cuenta que el sabor del ajo se reforzará y si os gusta mucho, pues genial, pero sí no, reducid ligeramente la cantidad de ajo utilizado.

He confitado los ajos en el microondas, porque así se utiliza menos cantidad de aceite y esta receta lleva muy poca, porque la bechamel que se utiliza es la justa para mantener la farsa unida sin volver el relleno denso. El tiempo de confitado en el microondas es un poco orientativo, ya que dependerá de la cantidad de agua que contenga el ajo, cuanto más nuevos sean, más agua tendrán y cuanto más viejos, más deshidratados estarán. Hay que tener mucho cuidado porque los ajos se queman enseguida, por lo que este método lo uso sobre todo con ajos viejos, que al tener mucha menos agua, hay que andar con un ojo que no veas y en la sartén requieren mucha vigilancia. Cuando confito muchos ajos o son nuevos, sí lo hago en el fuego, para lo que utilizo un cazo pequeño en el que quedan los ajos completamente sumergidos en aceite y en el que se cocinan a baja temperatura durante bastante rato. Aquí como son pocos, utilizo el microondas por lo que os decía de la cantidad de aceite utilizado y porque es un método más rápido. Sentíos libres de hacerlo a vuestro gusto.

Tuesto las cabezas de los langostinos porque me gusta el sabor tostadito que le dan al aceite, aunque estén cocidas (si estuvieran crudas darían más sabor). Este paso también es opcional. El relleno queda igualmente rico sin este tostado.

Personalmente creo que las crêpes están más ricas a temperatura ambiente o templadas, que calientes. En cambio, la salsa está más rica ligeramente templada, en vez de recién sacada del frigorífico.

Según la cantidad de relleno que pongáis, es probable que os sobre una crêpe. Lo que yo hago, es que la primera, si me ha salido más fea porque la temperatura de la sartén no era la adecuada, no la tiro, la dejo para rellenarla la última y si no me llega la farsa, me la como, pues me gusta la masa de las crêpes sin rellenar. Lo que no se me ocurre es tirarla, como se dice en muchas recetas.

Esta es una receta perfecta para dejarla preparada con antelación y disfrutar de una cena informal después de una tarde en la piscina, en el campo o por ahí, que ahora el verano y si la temperatura lo permite, invita a pasar todo el tiempo posible fuera de casa (pero ¡por favor!, sin bajar las precauciones).

Como no podía ser menos, al haber utilizado el pescado recuperado de la cabeza y espinas del bacalao, ésta es mi aportación del mes de julio al proyecto que Marisa promueve desde su blog Thermofan 1+/-100, desperdicio 0 para reducir el desperdicio y fomentar la reutilización.

Al haber confitado los ajos en el microondas, también presento la receta al proyecto En Buena Onda
que Elisa, del blog Que no te falte un perejil y Marisa, promueven de forma conjunta para que utilicemos más este electrodoméstico y en el que participo con muchísima menos frecuencia de la que me gustaría, porque si bien es cierto que cada vez lo uso un poco más, también lo es que casi nunca preparo recetas completas en él, utilizándolo más bien como un ayudante de cocina con el que abreviar determinadas elaboraciones.

Os dejo con la receta, que ya es hora.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

*Para la salsa de queso fresco batido y ajo:

100 gr. de queso fresco batido (tipo quark) 0% materia grasa

50 gr. de yogur natural desnatado sin azúcar

10 gr. de ajo, pelado, desgerminado y laminado finamente

10 ml. de aceite de girasol, para confitar el ajo

*Para el caldo de pescado:

la cabeza y espinas de un bacalao grande, lavadas

2-3 cascos de cebolla, partidos

1 diente de ajo pequeño, pelado, desgerminado y cortado en dos trozos

1 hoja de laurel lavada

275 ml. de agua

*Para la masa de las crêpes (15-16 unidades de 15 cm. de diámetro, aprox.):

100 gr. de harina de trigo blanca

15 gr. de harina de trigo integral

135 ml. de leche desnatada

120 ml. de agua

2 huevos tamaño L a temperatura ambiente

30 ml. de aceite

1 rama de perejil fresco, sólo las hojas, lavadas, secadas y picadas

sal

mantequilla para la sartén

*Para el relleno:

265 gr. del bacalao recuperado de la cabeza y espinas u otro pescado blanco cocido

120 gr. de langostinos cocidos y picados menudos, peso pelados

las cabezas de los langostinos

200 ml. del caldo de cocer el bacalao, colado u otro caldo de pescado

15 gr. de harina de trigo blanca

aceite

sal

mezcla de 5 pimientas, molida

ELABORACIÓN:

*De la salsa de queso fresco y ajo confitado:

Para confitar el ajo: Disponer en una tacita el ajo laminado y 10 ml. de aceite de girasol. Tapar con papel film, realizar en éste un agujerito para que salga el vapor e introducir en el microondas. Hornear dos minutos a 600 watios de potencia seguido de un minuto de reposo en el interior del microondas. Repetir la operación. Los ajos deben quedar blandos y no haber tomado color, lo que dependerá mucho de lo frescos que sean. Si no fuera así, hornear a la misma potencia en periodos de 20 segundos con reposos de otros 20 segundos, hasta que estén hechos. Proceder con cuidado dado que tienen a quemarse rápidamente.

Escurrir los ajos del aceite, reservar éste y disponer los ajos en el vaso de la batidora de brazo. Añadir el queso fresco batido y el yogur natural y triturar hasta conseguir una crema fina y homogénea. Tapar y llevar al frigorífico.

*Del caldo de pescado:

Disponer todos los ingredientes del caldo de pescado en una cazuela y llevar a ebullición. Cocer cinco minutos, desespumando para eliminar impurezas. Retirar del fuego, tapar y dejar templar.

Recuperar el bacalao de la cabeza y espinas cocidas y reservar; yo obtuve 265 gr. Colar el caldo y reservar; deberían obtenerse unos 250 ml. de caldo. Desechar espinas y verduras.

*De la masa de las crêpes:

Disponer en el vaso de la batidora de brazo los huevos sin cáscara, las harinas, el agua, la leche, el aceite y la sal y batir hasta homogeneizar. Añadir el perejil picado y remover con una cuchara. Dejar reposar media hora en el frigorífico para que se hidrate la harina.

*Del relleno:

Poner un hilo de aceite en una sartén. Llevar al fuego y añadir las cabezas de los langostinos. Tostar a fuego fuerte hasta que empiecen a dorarse y sacarlas de la sartén. Desechar las cabezas. Medir el aceite sobrante y el de confitar los ajos y añadir más aceite hasta completar 15 ml. Poner todos los aceites (el de tostar las cabezas de los langostinos, el de confitar los ajos y el crudo) en una sartén, calentar, incorporar la harina y rehogar hasta que adquiera un todo dorado. Agregar la mitad del caldo de pescado colado y remover bien para desleír la harina. Cuando ya no queden grumos, agregar el resto del caldo y llevar a ebullición suavemente sin dejar de remover. Sazonar con sal y la mezcla de cinco pimientas molida y cocer unos cinco minutos. Agregar el bacalao cocido desmenuzado y los langostinos picados, remover y cocer otros dos minutos. Rectificar de sal, remover, apartar del fuego y tapar con papel film a piel. Mantener caliente.

*De la fritura de las crêpes y rellenado:

Sacar del frigorífico la masa de las crêpes y remover con una cuchara, ya que la harina se habrá precipitado al fondo de la preparación. Untar de mantequilla con una brocha de silicona la sartén elegida y calentarla a fuego fuerte. Cuando esté bien caliente, verter en la sartén aproximadamente 22 ml. de masa y mover la sartén con movimientos circulares para distribuir la masa uniformemente por todo el fondo. Cuando al menear la sartén la crêpe se despegue, ya estará lista para darle la vuelta. Freír por el otro lado sin agregar mantequilla y sacar a un plato cuando las burbujas de aire caliente que se forman debajo de la masa la levanten ligeramente. Repetir la operación hasta acabar con la masa, engrasando cada vez con mantequilla la sartén y removiendo igualmente cada vez la masa de las crêpes antes de coger la cucharada que se vaya a freír.

En lo que se hace un crêpe en la sartén, distribuir en la que se acaba de hacer una cucharada del relleno templado de bacalao y langostinos, cerrar formando un paquete e ir colocando en una fuente o si se prefiere, hacer primero todas las crêpes y luego rellenarlas.

Servir templadas o a temperatura ambiente con la salsa templada aparte.

A comer.

jueves, 15 de abril de 2021

Flanecitos de plátano y yogur de piña

Por cuestiones laborales, estamos haciendo jornadas maratonianas en la oficina, por lo que, cuando llego a casa, lo que menos me apetece es ponerme al ordenador, así que la entrada de hoy va a ser rapidita, como estos flanes, que se hacen en un momento y si no fuera porque hay que dejarlos reposar, serían perfectos para un antojo urgente de dulce. De dulce y de algo que sepa mucho a plátano, porque sólo son aptos para amantes de esta fruta, el sabor de la piña se nota levemente, lo justo para que aporte su punto refrescante. Están dulces, para mi gusto le quitaría un poco de azúcar (yo incluso los prefiero sin caramelo), aunque mi pareja opina que les vendría mejor un poquito más de azúcar, pero eso ya a gusto de cada cual.

Quedan llenos de agujeritos muy finos, supongo que por la cocción en microondas, pero no lo puedo asegurar porque es la primera vez que hago flanes en el micro.

La receta original, que he adaptado un poco a mi modo, indica que la mezcla repose una hora en el frigorífico. No lo aconsejo, pues a la media hora el plátano empieza a oscurecerse, perdiendo el bonito color que tiene nada más triturarla. Eso se podría evitar añadiendo zumo de limón, pero hay que tener en cuenta que el sabor del flan se vería alterado.

Con esta receta participo en la iniciativa En Buena Onda

que Elisa, de “Que no te falte un perejil” y Marisa, de “Thermofan” promueven mensualmente para animarnos a utilizar más el microondas y a la que cada día se presentan más y mejores propuestas.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

* Para 7 flanes pequeños:

160 gr. de plátano maduro (peso sin piel)

125 gr. de yogur de piña de leche entera, azucarado y con trozos de fruta

2 huevos tamaño L

60 gr. de azúcar blanquilla

30 ml. de agua

caramelo líquido

* Y además:

7 flaneras de silicona de 70 ml. de capacidad cada una

ELABORACIÓN:

Pelar el plátano, trocearlo e introducirlo en el vaso de la batidora de brazo. Añadir el yogur, los huevos y 30 gr. de azúcar. Triturar con la batidora de brazo hasta conseguir un puré fino y homogéneo. Tapar y llevar al frigorífico 30 minutos, para que la mezcla pierda el aire que haya podido coger.

Preparar un almíbar con los 30 gr. de azúcar restante y el agua. Para ello, introducir ambos ingredientes en un cazo y llevar a ebullición. Cocer cinco minutos a fuego medio y pincelar con el almíbar resultante el interior de las flaneras. Colocarlas en un plato apto para microondas, formando un círculo alrededor del borde del plato, para que todas se cuezan por igual.

Sacar el puré de plátano del frigorífico y dejar que se atempere 10 minutos. Remover con una cuchara y distribuir la mezcla entre las siete flaneras.

Introducir el plato con las flaneras en el microondas. Hornear 3 minutos a 640 watios y dejar reposar dos minutos dentro del microondas. Hornear otros dos minutos a la misma potencia y repetir el reposo de dos minutos. Comprobar el punto de cocción pinchando uno de los flanes con una brocheta, si sale un poquito húmeda y con trocitos de flan, ya están listos, pues el calor residual terminará de cuajarlos. Si aún sale muy húmeda, hornear en tandas de un minuto con otro de reposo y siempre a la misma potencia, hasta que estén cocidos. Una vez hechos, dejar 10 minutos dentro del microondas para que terminen de cuajarse.

Sacar el plato del microondas, dejar que los flanes se enfríen completamente, tapar a piel con papel film y llevar al frigorífico unas cuatro horas.

Sacar los flanes del frigorífico, desmoldar y servir a temperatura ambiente con caramelo líquido al gusto.

A comer.

lunes, 15 de marzo de 2021

Fiambre de cerdo con morcilla de Zamora, huevos de codorniz y aceitunas, con puré picante de manzana asada y jengibre

A punto he estado hoy de lanzar la entrada así, a lo bruto, sin calentamiento previo, pero luego me he dicho “si no les cuento alguna chorrada, van a pensar que me pasa algo” y no, no es el caso, simplemente es que estoy apática, vamos, que no tengo ganas de “naá”. Llevo como dos horas delante del ordenador, escribo un poco, me quito, me pongo, releo, escribo otro poco, me levanto, bebo agua, me siento, releo, borro, escribo algo más, voy a la cocina, bebo agua, vuelvo a sentarme, escribo un par de líneas, borro tres, vuelvo a beber agua (preveo una noche de muchos paseos al baño), me pongo otra vez al ordenador, me quedo mirando la pantalla esperando ver no sé qué, otra vez a la cocina...

Y todavía no me ha entrado la astenia primaveral, así que miedito me da de aquí a un mes, más o menos, cuando no pueda con mi vida y a la apatía se una el cansancio de hasta respirar. Uf, lo pienso y me da de “toó” y que a mí estas cosas no me pasaban cuando era joven y lozana, oiga, pero como que de diez años a esta parte, parece que me ha caducado la garantía y ya voy al ralentí, por no hablar de todos los ruidos que hacen algunas de mis articulaciones o los que acompañan algunos de mis movimientos (crac, ay, uf, oh, chas, mmm...), que mi coche, que suena como una cafetera, es menos ruidoso que yo. Si ahora viene alguien y me dice “pero te conservas muy bien”, lo estrangulo. ¿Qué soy, una lata de melocotón en almíbar? Bueno, si es por las redondeces, sí, la verdad, es una forma delicada y sutil de decirme que me sobran kilillos, pero si lo que quiere decir es que “para la edad que tienes, no estás mal” ya puede poner tierra de por medio porque no respondo de mí.

Bueno, menos mal que ni me falta el humor (a veces negro, a veces corrosivo, a veces sarcástico, a veces ácido, a veces irónico) ni las ganas de cocinar, a veces recetas complicadas, a veces recetas fáciles, como la de hoy, que sólo lleva tiempo de reposo que no de trabajo y que no puede ser más sencilla o lo que es lo mismo, de complicación cero y que admite tantas variantes como las que se le ocurran a vuestra imaginación.

Una última cosa: si os gustan, admite más aceitunas verdes; como a mí no me gusta añadirlas en exceso a recetas calientes, le he puesto poquitas. Ya lo olvidaba, no prescindáis del puré, sobre todo si utilizáis una carne muy magra como he hecho yo, pues aportará la jugosidad que el fiambre no tiene.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.

INGREDIENTES:

* Para el fiambre:

600 gr. de carne de cerdo picada fina

45 gr. de morcilla de Zamora u otra morcilla de cebolla de textura densa, fría

4 huevos de codorniz a temperatura ambiente

30 gr. de aceitunas verdes picadas

1 huevo talla M

60 gr. de queso de untar (tipo Philadelphia) a las finas hierbas, a temperatura ambiente

6 gr. de sal fina

margarina para el molde

* Para el puré picante de manzana y jengibre:

290 gr. de manzana golden muy madura, con piel (peso sin corazón)

5 gr. de jengibre fresco, pelado

10 ml. de vino blanco seco

sal

pimienta blanca molida

* Y además:

1 molde rectangular de (medidas de la base) 7 cm de ancho, 16 cm. de largo y 5'5 cm. de alto o un molde de 650 ml. de capacidad, como mínimo

ELABORACIÓN:

* Del fiambre:

Embadurnar el interior del molde elegido con margarina y reservar.

Llevar a ebullición un cazo con agua y abundante sal. Cuando empiece a hervir, incorporar delicadamente los huevos de codorniz y cocer tres minutos desde que el agua recupere el hervor. Para refrescarlos, introducirlos en un cuenco con agua muy fría hasta que estén completamente fríos. Pelar con cuidado y reservar.

Precalentar el horno a 180º C con calor arriba y abajo.

Quitar la piel de la morcilla de Zamora y cortarla en rodajas de un centímetro de grosor aproximadamente y luego en bastones de un centímetro de lado, aproximadamente. Reservar.

Disponer en un recipiente hondo la carne picada, las aceitunas verdes picadas, el huevo ligeramente batido, el queso a las finas hierbas y la sal. Mezclar hasta que todos los ingredientes estén bien integrados.

Poner en el molde algo menos de la mitad de la mezcla de carne formando una capa uniforme. Colocar en el centro y en fila los huevos cocidos y a los lados y en paralelo, las tiras de morcilla. Presionar ligeramente éstas y aquéllos para fijarlos en la carne. Repartir el resto de la carne, rellenando los huecos entre los huevos y la morcilla y formando una capa por encima. Igualar la superficie, tapar con papel de aluminio e introducir el molde en el horno, colocando la rejilla en la posición intermedia. Hornear 30 minutos, destapar y continuar horneando otros 30 minutos. Comprobar la cocción pinchando en el centro con una brocheta, el líquido que saldrá debiera ser transparente.

Sacar el molde del horno, disponerlo en una fuente para recoger el líquido que suelte y poner unos pesos encima (dos bricks de un litro, por ejemplo). Dejar que se enfríe y llevar al frigorífico, con los pesos, hasta el día siguiente. Desechar el líquido que suelte el fiambre.

* Del puré picante de manzana y jengibre:

Lavar la manzana, descorazonarla y ponerla en un plato hondo. Añadir el vino blanco e introducir, tapado, en el microondas. Hornear a 800 watios de potencia en dos intervalos de tres minutos, con un minuto de reposo después de cada intervalo. Sacar del microondas, eliminar la piel de la manzana e introducir la pulpa en el vaso de la batidora de brazo, junto con el vino sobrante, si lo hubiere. Estrujar el jengibre con el prensa ajos y añadir el zumo resultante al vaso, así como sal al gusto y abundante pimienta blanca. Dar un par de golpes de batidora, de forma que el puré sólo quede triturado parcialmente. Sacar a un recipiente con tapadera, remover, tapar y llevar al frigorífico hasta el día siguiente para que se asienten los sabores.

Al día siguiente, sacar el puré y el fiambre del frigorífico, dejar que se atemperen, desmoldar el fiambre y cortar en lonchas gruesas con la ayuda de un cuchillo de hoja ancha, humedecida.

Servir el fiambre y el puré a temperatura ambiente o ligeramente templados.

A comer.

lunes, 21 de diciembre de 2020

Berenjena rellena de arroz con frutas secas

Estoy un poco saturada de mirar y remirar recetas para estos días de fiesta y eso que para dos que vamos a ser en casa no hay que preparar mucho, pero siempre me gusta, con ocasión de cualquier celebración, esmerarme un poco y preparar platos diferentes de lo que comemos a diario, intentando siempre también que sean elaboraciones que no haya preparado nunca. Como eso no se improvisa, empiezo a buscar e incluso probar el menú sobre el mes de septiembre (vamos, que al final en casa sí comemos repetido, para quien los platos son una novedad es para los invitados, pero no voy a poner un plato en la mesa del que desconozco sus resultados, que luego vienen los disgustos), pero como este año ya se veía venir la situación, no me he decidido a preparar nada hasta que no ha empezado diciembre y ahora ando a la carrera. La mesa donde “trabajo” es un poema, llena de revistas plagadas de puntos de página marcando recetas susceptibles de cocinar, papeles con direcciones web de recetas que ya han pasado una criba previa de la carpeta de “pendientes”, post-it con sugerencias e ideas para platos propios... en fin, la “fiesta” que monto todos los años sólo que concentrada en tres semanas. Mi pareja me mira y me dice “pero no te compliques, que vamos a ser sólo tú y yo”. Jeje, que no me complique, dice, como si no me conociera, además que sé que lo dice con la boca pequeña, que luego disfruta mucho con lo que cocino, pero lo dice por no darme trabajo, que sabe que luego ando agotada y tardo en recuperarme varios días (¡asco de salud!) y si por él fuera, la cena de nochebuena y la de nochevieja serían un par de huevos fritos con una montaña de patatas fritas, de hecho me lo ha propuesto, por si colaba...

En fin, que para el día de navidad no voy a complicarme en absoluto, pues me ha pedido que prepare marisco y pescado y como siempre se conforma con lo que yo decido cocinar, voy a darle gusto con el menú. Para la noche anterior ya están programados entrantes varios y chuletillas de lechazo, así compenso el trabajo que dan los entrantes con el que no dan las chuletillas, pero aún me quedan por redefinir el resto de las comidas y cenas, con lo que de momento, la mesa seguirá igual de revolucionada, lo que ya me está poniendo un poquito de los nervios, pero menos mal que ya va a ser por pocos días.

Y mientras llegan las comidas de celebración, seguimos preparando cosas sencillitas, como esta berenjena, dulzona y sutilmente especiada, que ya he cocinado dos veces en poco tiempo. Salen dos raciones cumpliditas, pues el relleno queda con copete, lo que hay que tener en cuenta a la hora de elegir el segundo plato.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

1 berenjena de unos 300-350 gr.

55 gr. de arroz de grano largo

3 nueces tipo California, sin cáscara

15 gr. de arándanos rojos deshidratados

15 gr. de ciruelas pasas sin hueso

10 gr. de piña deshidratada

2 tsp de pasta de curry rojo suave

4 tsp de leche desnatada

1 tbs de aceite de sésamo

1 tbs de aceite de girasol

sal

ELABORACIÓN:

Lavar la berenjena y sin cortar el tallo (así evitaremos que después se desarme la berenjena y nos ayudará en su manipulación), cortarla a lo largo. Realizar unos cortes en la carne de cada mitad de la berenjena siguiendo un patrón romboidal y cuidando de no llegar a la piel. Cuantos más cortes se practiquen, antes se asarán.

Colocar contrapeadas las dos porciones de berenjena en un plato llano, tapar con una tapadera apta para microondas y asar en éste 5 minutos a 800 watios de potencia. Dejar reposar otros 5 minutos dentro del microondas, sacar y comprobar el punto de cocción: si la carne no se despegara de la piel, asar nuevamente a intervalos de un minuto, con reposos también de un minuto, hasta que esté hecha. Posiblemente sólo haga falta un minuto o dos más, según lo tierna que sea. Cuando la temperatura de la berenjena permita su manipulación, retirar la carne con la ayuda de una cucharilla y con mucho cuidado para no romper la piel. Reservar tapadas las barcas de berenjena. Picar la pulpa y reservar separadamente de las barcas.

Cocer el arroz en abundante agua con sal el tiempo que se indique en el envase o según el gusto personal. Una vez cocido volcarlo en un escurridor y lavar bajo el chorro de agua fría para detener la cocción. Dejar que escurra todo el agua.

Cortar a la mitad los arándanos. Cortar del mismo tamaño las nueces, las ciruelas pasas y la piña. Ponerlo todo junto en un bol, mezclar y reservar.

Disolver la pasta de curry en la leche y reservar.

Disponer los dos tipos de aceite en una sartén grande y honda y llevar al fuego. Añadir el arroz escurrido cuando los aceites estén calientes y rehogar sin dejar de remover unos dos minutos hasta que se vea rehogado todo por un igual. Incorporar la pulpa de berenjena y rehogar dos minutos más. Agregar las frutas secas, mezclar y verter el curry diluido. Remover el conjunto hasta que absorba todo el líquido, rectificar de sal si procede, retirar del fuego y dejar reposar cinco minutos.

Salar ligeramente el interior de las barcas de berenjena y repartir el relleno de arroz y frutas. Dar un golpe de calor en el microondas y servir templadas.

A comer.

lunes, 30 de noviembre de 2020

Pasta de castañas

Las Navidades están a la vuelta de la esquina y ya tenemos servida en bandeja la polémica: ¿nos juntamos? ¿no nos juntamos? ¿a quién dejamos fuera? ¿cada uno en su casa? ¿y los abuelos se quedan solos? ¿y los que están solos, las van a pasar igual de solos?... Las actitudes ante la situación son muy variadas, desde el “por descontado que mis padres no van a pasar Navidad solos” al “prefiero estar sola que es más seguro”, con todos los supuestos intermedios y que en algunos casos están provocando acaloradas discusiones. ¡Y falta todavía casi un mes! Miedo me da según se vayan acercando las fechas, porque las presiones van a ser muy grandes y me temo que alguien va a dar un paso atrás y no voy a ser precisamente yo, que tengo las ideas muy claras al respecto, además que mi salud no me permite andar con tonterías, pero eso parece que los demás no lo entienden y a final me temo que tendré que dar la nota, que a estas alturas de la película tampoco me duelen prendas, ojo. En fin, espero que el personal entre en razón y pueda comerme el tostón en paz.

Porque solos o acompañados, no debemos dejar de cuidarnos y darnos un capricho. Bien es cierto que este año no prepararé ni la mitad de chuminadas que otros (por una cuestión meramente matemática: menos comensales, menos comida), pero tampoco voy a preparar unos huevos con patatas fritas, aunque sé de uno al que no le importaría, jajaja... Asaré tostón o lechazo, pues el asado es un clásico que no puede faltar esos días y alguna cosilla sencilla y sabrosa de entrante y poco más. Y de postre, si tengo ganas, un pastel de chocolate y castaña del que forma parte la receta de hoy, que la traigo por separado para que la entrada no quede tan densa.

Esta pasta de castaña es muy sencilla de hacer, sólo requiere tiempo para pelar las castañas, pero tiene la ventaja de que se puede congelar en porciones, con lo que ya nos metemos en harina, merece la pena preparar una buena cantidad. Con las que indico, salen alrededor de 950 gr. de pasta. Es una elaboración poco dulce, pues siempre va a formar parte de otra receta, que si es dulce ya llevará su azúcar correspondiente y si es salada, no provocará demasiado contraste de sabores. Por la misma razón está apenas aromatizada con vainilla, pues si se va a usar en una receta dulce se puede añadir más vainilla y si es para una receta salada, ese toque perfumado resultará muy interesante según en qué preparación.

Como las castañas están asadas en el microondas, la presento al proyecto En Buena Onda

que de forma conjunta gestionan Elisa, de Que no te falte un perejil y Marisa, de Thermofan, encaminado a animarnos a utilizar el microondas más allá de calentar la leche.

Pinchad en el icono de la barra lateral si queréis ver los recopilatorios mensuales del proyecto.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.

INGREDIENTES:

500 gr. de castañas ya peladas y asadas en el microondas (unos 800-900 gr. de castañas frescas)

600 ml. de leche desnatada

50 gr. de azúcar moreno integral de caña

50 gr. de mantequilla

1/4 tsp de azúcar de vainilla (mín. 50% semillas de vainilla)

ELABORACIÓN:

Colocar un trozo de papel de cocina en un plato llano. Practicar un corte en la piel exterior dura de las castañas para que no estallen y colocarlas extendidas en el plato y sin amontonar. Habrá que preparar varias tandas.

Introducir el plato sin tapar en el microondas y programar 3 minutos a 800 watios (ver *NOTAS). Sacar el plato en cuanto acabe el tiempo y una vez que la temperatura de las castañas permita su manipulación (salen muy calientes), eliminar la piel exterior dura, la piel interior peluda y las partes oscuras que puedan tener y que dan mal sabor a la castaña. Proceder de la misma forma con el resto de castañas hasta obtener 500 gr. de castañas peladas y asadas.

*NOTAS:

El horneado de las castañas en el microondas requiere de cierta experiencia pues los resultados difieren mucho según el microondas que se utilice, el tamaño de las castañas y su frescura.

El papel de cocina no sólo sirve para absorber la humedad de las castañas, si no también como orientación a la hora de asarlas. Si al sacar el plato el papel está muy mojado es porque las castañas son muy frescas, así que habrá hornear las siguientes tandas sin tapar. Si por el contrario, el papel está apenas húmedo es que las castañas ya están perdiendo agua, por lo que habrá que colocar una tapadera apta para microondas en las demás tandas de castañas; de esta forma, la humedad que retendrá la tapadera hará que las castañas se sequen menos y se horneen mejor.

El tiempo es también muy importante, pues si es escaso, dificultará la eliminación de la piel interior de las castañas, pero si es excesivo, las castañas se secarán tanto que quedarán pilongas.

Teniendo en cuenta lo anterior, la primera hornada de castañas dará la pauta de cómo hornear las siguientes: tapadas o no o más o menos tiempo. En cuanto al tiempo, es aconsejable aumentarlo o reducirlo en intervalos de 20-30 segundos como máximo y en caso de ser necesario.

La textura final de la castaña asada tiene que ser blanda, ligeramente “gomosa” y sin partes secas o duras.

Partir las castañas peladas en 2-4 trozos y disponerlas en un cazo amplio. Añadir 500 ml. de leche y hervir a fuego bajo y semi tapado durante 30 minutos, removiendo de vez en cuando y vigilando que la leche no se agarre al fondo del cazo. Al final del tiempo se habrá consumido toda la leche y las castañas deberían estar ya cocidas; si no fuera así, añadir un poco más de leche y continuar la cocción hasta que estén cocinadas.

Apartar el cazo del fuego, incorporar la mantequilla, el azúcar moreno y el azúcar de vainilla y remover.

Pasar el contenido del cazo a un procesador de alimentos potente o en su defecto al vaso de la batidora de brazo. Agregar los 100 ml. de leche desnatada restante y procesar hasta conseguir una pasta fina y sin trozos de castaña. En caso de utilizar una batidora de brazo y si no fuera muy potente, una vez triturados con ésta los trozos más grandes, pasar la pasta por un pasapurés de orificio fino y después trabajar la pasta con una cuchara o espátula de madera hasta que quede compacta.

La textura y humedad final de la pasta es muy similar a la del mazapán, tal vez un poco más seca. No se pega a las manos ni a la superficie de trabajo y es fácilmente modelable.

Formar un rulo con la pasta y envolver en papel film para que no absorba olores extraños ni se seque. Dejar reposar en el frigorífico al menos doce horas antes de su utilización.

Utilizar según requiera la receta.

A comer.

martes, 1 de septiembre de 2020

Calabacín relleno de puerro y salmón en dos texturas con crujiente de puerro y pastel de sus sobras



Ya sabéis que sufro cada vez que en la pescadería el cliente deshecha las espinas y cabezas del pescado, cuando la mayoría de las veces se pueden aprovechar para cocinar, como en esta ocasión, que había comprado un salmón entero y como es costumbre pedí que me dejaran cabeza y espinas. Eso unido a la búsqueda de ideas para utilizar la super producción de calabacines del huerto, dió como resultado la receta que os traigo, bueno, en realidad dos recetas, pues también os propongo una solución para las sobras. Y es que la entrada de hoy rezuma aprovechamiento por los cuatro costados, pues con parte del tallo verde del puerro, que si no se utiliza para caldo fácilmente acaba en la basura, he preparado el crujiente y como los calabacines se tienen que calentar, no cocinar, no he precalentado el horno, evitando de esta forma el gasto energético que ésto supone. Así que, por supuesto, la presento al proyecto de “Thermofan” 1+/-100, desperdicio 0, en el que Marisa, mes a mes, nos anima a minimizar el desperdicio en general y el de alimentos en particular.


La receta es un poco entretenida aunque no complicada. He de deciros que con el tiempo de escaldado que indico para los calabacines, éstos quedan más bien duritos, así que los podéis escaldar un poco más, pero siempre teniendo en cuenta que su carne ha de quedar con cuerpo, pues al ser una presentación en vertical, necesita tener cierta dureza para que se sostenga y no se rompa.

En cuanto al crujiente de puerro, se puede obviar, lógicamente, pues en realidad y aunque rico, es más un adorno que otra cosa. Si os animáis ha prepararlo, tened en cuenta que el puerro pasa de crudo a quemado en un segundo, pues al estar escaldado previamente y cortado muy fino, se cocina rapidísimamente.

Veréis que no precaliento el horno antes de introducir los calabacines: de esta forma, se aprovecha todo el calor hasta que el horno alcanza la temperatura deseada, para calentar la comida. Es un truco que utilizo muchas veces si he dejado la comida preparada a falta del gratinado, por ejemplo, así, cuando la resistencia superior empieza a gratinar, ya se ha calentado suficientemente el resto del plato.

Y como el pastel de sus sobras lo he terminado de preparar en el microondas, también lo presento a En Buena Onda, el proyecto que en esta ocasión comparten Marisa y Elisa, de “Que no te falte un perejil”,



para que nos animemos a usar más este infrautilizado electrodoméstico.

Tengo que deciros que en este caso he experimentado un poco. Os cuento. Cada vez que preparo un pastel en el microondas, siempre se me queda demasiado seca la capa de arriba. Da igual que lo tape más o menos, que lo cueza con mayor o menor temperatura o tiempo, siempre queda una parte seca. Y pensé que si en horno convencional se utiliza el baño María o un recipiente con agua para humidificar los alimentos y evitar que se sequen en exceso, en el microondas tendría que valer la misma idea, aunque el tipo de calor de ambos electrodomésticos sea diferente. Pues la verdad que no sé si la idea fue o no acertada, pero el resultado ha sido un pastel muy jugoso y nada seco, tal vez por la capa de calabacín que puse tapando el relleno y no por el baño María. Tengo que seguir experimentando.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.



INGREDIENTES:


* Para el caldo de salmón:

espina central y cabeza de un salmón

1 diente de ajo pequeño

unos cascos de cebolla

1 hoja de laurel

1 ramita de perejil

4 granos de pimienta negra

1 clavo de olor

agua


* Para los calabacines:

3 calabacines, preferiblemente de piel verde clara, de al menos 16 cm. de longitud cada uno

110 gr. de salmón cocido (del recuperado del caldo)

130 gr. de salmón crudo, sin piel ni espinas

200 gr. de puerro (incluyendo un poco de la parte verde)

120 ml. de caldo de salmón

50 ml. de leche desnatada

1 tbs. de almidón de maíz (tipo Maizena)

aceite

sal

queso emmental rallado


* Para el crujiente de puerro:

el tallo verde de 1-2 puerros, sin las hojas exteriores

agua

aceite


* Y además:

una cucharilla vaciadora



ELABORACIÓN:


* Del caldo de salmón:

Disponer en una ollita la espina y la cabeza del salmón lavadas. Añadir los cascos de cebolla, la pimienta negra, el clavo, el ajo sin piel ni germen y el laurel y perejil lavados. Llenar de agua justo hasta cubrir los restos de pescado y llevar a ebullición a fuego fuerte. Cocer 5 minutos desde que rompa a hervir, desespumando cuando sea necesario. Apartar del fuego y dejar enfriar por completo.

Sacar del caldo la espina y cabeza del salmón y recuperar toda la carne posible, poniendo especial cuidado en que no quede ninguna espina. A mí me salieron 110 gr. de salmón.

Colar y reservar el caldo (sobrará). Desechar las verduras de la cocción.


* De los calabacines:

Lavar los calabacines. Cortar la base justo donde empieza a ensanchar (si se utiliza la variedad de piel verde clara, que es un calabacín un poco en forma de lágrima). Cortar un trozo de 7 cm. de largo y otro de 5 cm. de largo de cada uno de los tres calabacines. Vaciar cada cilindro resultante con la ayuda de una cucharilla vaciadora, dejando un centímetro de carne en las paredes y otro tanto en la base: la base tendrá ese grosor, aproximadamente, cuando al mirar al trasluz el interior del calabacín, veamos la sombra de nuestro dedo. Reservar la carne del interior de los calabacines.

Llenar con 9 centímetros de agua salada una cazuela lo suficientemente grande para que quepan todos los trozos de calabacín y llevar a ebullición. Disponer los cilindros de calabacín boca arriba en un cestillo para cocer al vapor o en una rejilla freidora, colocar un peso encima para evitar que floten e introducir en la cazuela cuando hierva a borbotones. Escaldar 2-3 minutos y sacar de la cazuela. Manipulando con delicadeza para no estropear al piel y con cuidado de no quemarse, vaciar el agua del interior de los calabacines y ponerlos a escurrir boca abajo sobre papel absorbente. Dejar enfriar por completo.

Cortar el salmón fresco en daditos de un centímetro de lado, como máximo y reservar.

Eliminar raíces y hoja exterior de los puerros. Cortarlos un par de centímetro por encima del principio de la parte verde y reservar el tallo verde para el crujiente. Picar menudo el resto de los puerros y reservar.

Picar muy menuda la carne del interior de los calabacines y reservar.

Disponer un fondo de aceite en un sartén honda y amplia. Calentar a fuego muy fuerte y freír hasta que se doren los dados de salmón fresco, removiendo sin cesar para evitar que se apelotonen. Sacar a un plato, escurriéndolos, y reservar.

En la misma sartén y añadiendo más aceite si fuera necesario, rehogar tapado el puerro con un poco de sal y a fuego suave hasta que esté blandito. Añadir la carne de calabacín y algo más de sal, volver a tapar y cocinar hasta que éste esté hecho y haya consumido todo el agua de vegetación. Agregar entonces la leche, 70 ml. de caldo de salmón frío y el almidón de maíz disuelto en los 50 ml. restantes de caldo. Llevar a ebullición y dejar que espese ligeramente durante un minuto. Apartar del fuego y añadir el salmón cocido desmenuzado con los dedos y el frito, previamente soltado si se hubiera apelmazado. Integrar y rectificar de sal, si procede. Dejar templar ligeramente.

Untar ligerísimamente con aceite una bandeja de horno. Rellenar los cilindros de calabacín con la farsa haciendo un poquito de copete y coronar con abundante queso emmental rallado. Disponerlos en la bandeja aceitada.

Introducir la bandeja en el horno frío y colocarla a media altura. Conectar el grill del horno y hornear 20 minutos. Si se quieren más gratinados, subir una altura la bandeja con los calabacines y gratinar hasta el punto deseado.


* Del crujiente de puerro:

Eliminar las dos o tres hojas exteriores más gruesas del tallo verde de los puerros y lavarlos. Cortarlos en tiras finas de 10 cm. de largo y escaldarlas diez segundos en agua hirviendo para que pierdan amargor. Dejar escurrir en papel absorbente.

Llevar al fuego una sartén algo más grande que las tiras de puerro con un poco de aceite. Cuando esté bien caliente, freír por tandas el puerro. Trabajar deprisa pues se quema con mucha facilidad. Sacar a un plato dispuesto con papel de cocina para que suelten el exceso de aceite.


* Del emplatado:

Disponer en un lateral del plato de servicio, un cilindro grande y otro pequeño de calabacín por comensal y en el otro extremo, unos tallos de crujiente de puerro. Servir inmediatamente.

A comer.


Y con las sobras...



Pastel de su sobras



INGREDIENTES:


recortes de calabacín

relleno (a mí me sobraron 135 gr., aproximadamente)

1 huevo de tamaño L

aceite

sal

pimienta blanca molida



ELABORACIÓN:


Batir un huevo como para tortilla, mezclar con el relleno que haya sobrado y rectificar de sal, si procede. Reservar.

Cortar recortes de calabacín en láminas de 3-4 milímetros de grosor, suficientes para forrar un cuenco donde quepa todo el relleno. Pincelar muy ligeramente cada cara y asar en una plancha eléctrica unos dos minutos por cada lado. Sacar a un plato y sazonar, sólo de un lado, con sal y pimienta blanca molida.

Forrar la base y paredes del cuenco o molde elegido con las rodajas de calabacín, con el lado sazonado hacia fuera. No es necesario engrasar el molde pues el aceite del calabacín impedirá que se pegue. Rellenar con la mezcla de huevo y relleno y colocar otra capa de calabacín a modo de tapadera, con el lado sazonado hacia fuera.

Tapar con film alimentario, practicar un agujerito en el film para que salga el vapor, introducir dentro de otro cuenco más grande con agua hirviendo de tal forma que ésta llegue hasta un par de centímetros del borde del relleno, meter ambos recipientes en el microondas y hornear a 800 watios durante seis minutos. Dejar reposar otros tres minutos dentro del microondas y sacar. Comprobar el punto de cocción pinchando el centro del pastel con una brocheta y si no estuviera hecho, hornear otro minuto a la misma potencia.

Dejar enfriar por completo tapado con el film y dentro del cuenco con agua, seguirá cuajando con el calor residual. Desmoldar en un plato y servir si se desea con mayonesa o salsa rosa. Consumir frío o a temperatura ambiente.

A comer.