miércoles, 30 de septiembre de 2020

Ternera con vino tinto y hierbas provenzales con patatas picantitas, en olla WMF


Cuando esta tarde preparaba la entrada escribiendo sentada delante de la ventana, me acordaba de este verano cuando sentada en el mismo lugar, veía el trasiego de gente que iba o volvía del paseo y es que este pequeño pueblo, como muchos en los meses de julio y agosto, ha vivido un verano de oro, pues hacía muchos años que ni había tanta gente ni se habían quedado tanto tiempo, porque esa es otra, la gente este año se ha venido al pueblo a pasar todas sus vacaciones y no sólo los días de las fiestas y poco más, que es lo que habitualmente ocurre otros años. La verdad que ha sido una gozada ir por el pueblo y verlo lleno de coches a las puertas de las casas, gente en la tienda, en el bar, en la farmacia, por las calles, algarabía de niños y no tan niños en el parque, en el frontón, en la piscina, muchas bicicletas, muchos perros con correa, muchas mascarillas ocultando caras que de tantos años sin verlas ya no te resultan familiares. Hace semanas que han regresado todos a sus casas, que en las tardes ya no se oye el jaleo de los juegos de la chiquillería a la que los tremendos calores que hemos tenido no han impedido disfrutar del placer de corretear por las calles, libres, sin adultos, sin horarios y es que la infancia en un pueblo pequeño no tiene nada que ver con la de una ciudad o pueblo grande, salvo que vivas en un barrio de esos antiguos, de casas bajas, con pequeñas zonas verdes y en las que se conocen todos los vecinos y aún así tampoco es lo mismo, porque ¿qué va a pasar en un pueblo?. Pues nada y por eso mismo descansan padres, disfrutan niños y enloquecen abuelos, que todos han estado muy felices de tenerlos en casa, pero me los han dejado mentalmente agotados, que ya no están para esos trotes, pero como hasta las malas situaciones tienen un lado bueno, ésta va a dejar niños en sus ojos, risas en sus oídos, besos en sus caras y un nostálgico y bonito recuerdo de un verano como hacía muchos años que no vivían, porque al final los malos ratos se olvidan y sólo quedan los buenos.

No espero que el año que viene, en el que supongo y espero que las cosas hayan vuelto a la normalidad (la de verdad, no la estupidez de la “nueva normalidad” que se ha inventado alguien en un despacho en vez de llamar a las cosas por su nombre) la gente vuelva a pasarse todas las vacaciones en el pueblo, pero confío en que se acuerden de este buen verano y no hagan la visita del médico, quedándose algún día más de los acostumbrados, para que vuelvan a descansar padres, disfrutar niños y enloquecer abuelos.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.



INGREDIENTES:


*Todos los pesos en limpio

750 gr. de carne de ternera para guisar

125 gr. de cebolla

160 gr. de calabacín preferiblemente de la variedad verde claro

1 punta de cuchillo roma de pimienta blanca molida, generosa

tsp. de hierbas provenzales

125 ml. de vino tinto joven de Toro (D.O.P.)

aceite

sal

1 patata de 80-100 gr. por comensal

4-6 pimientas de cayena



ELABORACIÓN:


Lavar las patatas y sin pelar, colocarlas en una cazuela, cubrirlas con agua fría, añadir un buen puñado de sal gorda y cocer 25 minutos o hasta que estén tiernas, comprobando el punto de cocción pinchado con una brocheta una de ellas. Dejar que pierdan temperatura dentro del agua y fuera del fuego.

Limpiar la carne de restos de grasas y telillas y cortar en dados de tamaño bocado. Reservar.

Pelar la cebolla y lavar el calabacín. Cortar la primera en plumas y rallar fino el segundo, reservando por separado.

Poner un buen fondo de aceite en la olla rápida y llevar al fuego. Cuando esté caliente, añadir la cebolla y un poco de sal y cocinarla a fuego medio hasta que empiece a ponerse transparente; en ese momento añadir el calabacín y continuar cocinando el conjunto hasta consumir todo el agua que soltarán las verduras. Una vez hechas, agregar la nuez moscada y rehogar para que suelte los aromas. Incorporar las hierbas provenzales, subir el fuego y añadir la carne y sal al gusto y cocinar hasta que la ternera cambie de color. Agregar entonces el vino, llevar a ebullición, colocar la tapa de la olla, cerrarla y cocer l5 minutos contados desde que suba la válvula por completo.

Finalizado el tiempo de cocción, apartar la olla del fuego y dejar que pierda toda la presión antes de abrirla. Si el guiso tuviera mucha salsa, cocerlo cinco minutos a fuego alto y destapado para que evapore. Rectificar de sal, si procede y dejar reposar tapado en lo que se fríen las patatas.

Sacar las patatas del agua, pelarlas y cortarlas en trozos de tamaño bocado. Reservar.

Poner aceite en un cazo o sartén honda, en cantidad suficiente para que después las patatas queden cubiertas, añadir las cayenas previamente pinchadas con un palillo (de esta forma, al entrar el aceite en su interior, picará más sin ensuciarlo, como ocurriría en el caso de partirlas) y llevarlo al fuego. Freír las cayenas hasta que empiecen a oscurecerse, sacarlas y eliminarlas y en ese aceite muy caliente, dorar las patatas por tandas para que no pierda temperatura. Sacarlas a un plato dispuesto con papel de cocina para que suelten el exceso de aceite.

Servir la carne acompañada de las patatas.

A comer.




viernes, 25 de septiembre de 2020

Tarta salada de alcachofas y queso de cabra


Como hoy no estoy muy inspirada para contaros ninguna batallita, vamos a hablar del tiempo, que es muy socorrido cuando no sabes qué decir o no me digáis que la meteorología nunca os ha salvado de un silencio incómodo, por ejemplo en un ascensor o bien os ha servido de introducción a otras conversaciones más transcendentales, de esas en las que generalmente se arregla el país, porque de aeronáutica, pongamos por caso, no sabemos todos pero del tiempo y de cómo hacerlo mejor que nuestros políticos, cada uno de nosotros tiene un doctorado y si te gusta el fútbol ya es el acabose, pues todos los aficionados llevan un entrenador dentro...

Ironías aparte, ya tenemos por aquí el frío. Ha llegado de repente, como todos los años, pasando sin transición de dormir encima de la cama a sacar el edredón de plumas y qué queréis que os diga, que yo estoy encantada pues me gusta más el frío que el calor, ya que éste lo soporto fatal, es una cuestión física, en cuando sube un poco la temperatura se me pone mal cuerpo y si ya hace mucho calor puedo llegar a ponerme mala de verdad. Un incordio, vamos. Así que yo encantada con este tiempo, la lástima es que aquí son muchos los meses fríos y termina aburriendo un poco la monotonía del clima, pero en fin, no se puede tener todo, así que me quedo con el clima de mi tierra, con sus inviernos fríos como un demonio, predominantemente secos y llenos de días de un azul tan intenso que casi hace hasta daño mirar el cielo y es que si no hay nubes, Castilla es tierra de luz infinita, no conozco cielos más hermosos que los suyos y es lo único que he echado de menos cuando he vivido en otras comunidades autónomas.

Tanto me gusta el frío, que incluso se nota a la hora de comer, pues no soporto las comidas muy calientes (mi paladar no las aguanta) y casi todo lo como templado y aunque sea invierno, en mi casa se comen muchos platos fríos como esta tarta salada, que está igual de rica templada que fría y que he modificado muy ligeramente del libro "Quiches y tartas saladas", añadiendo pimentón a la masa y pocos cambios más. Si os gustan las tartas saladas, animaos a probarla.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.


INGREDIENTES:


* Para la masa:

75 gr. de harina de trigo blanca

75 gr. de harina de trigo integral

20 ml. de AOVE

1/2 tsp de pimentón dulce de La Vera (D.O.P.)

80 ml. de agua a temperatura ambiente

sal


* Para el relleno:

12 corazones de alcachofas baby

125 gr. de rulo de queso de cabra

45 gr. de bacon ahumado cortado en bastones

2 huevos tamaño L

100 ml. de nata con un 18% de materia grasa

100 ml. de leche desnatada

sal


* Y además:

un molde redondo de paredes bajas de 20 cm. de diámetro (medida de la base)


ELABORACIÓN:

NOTA: Los tiempos, temperaturas, fuentes de calor y posición de la bandeja en el horno que se indican, son los que funcionan en mi horno. Como no hay dos hornos iguales (ni siquiera siendo de la misma marca y modelo), cada cual deberá adaptar la forma de cocción a su horno, aunque probablemente las correcciones habrán de ser mínimas.

Escurrir el agua de conservación de las alcachofas y colocarlas boca abajo en un plato cubierto con papel de cocina para que absorba el exceso de humedad. Dejar que escurran mientras se prepara el resto de la receta.

* De la masa:

Poner en un bol las harinas, el pimentón, el aceite de oliva virgen extra y un poco de sal y mezclar con una cuchara de palo. Añadir la mitad del agua y volver a mezclar. Se formarán como unas migas. Dejar que la harina se hidrate un par de minutos y amasar la mezcla, incorporando el agua poco a poco hasta que apenas se pegue a las manos. Según el grado de absorción de las harinas, sobrará o hará faltad un poquito más de agua.

Tapar la masa, que aún se notará un poco húmeda, con un paño limpio y dejar reposar 45 minutos. Pasado ese tiempo la harina habrá terminado de hidratarse y la masa resultará más seca.

Sobre una superficie de trabajo limpia y sin enharinar, estirar la masa con el rodillo lo suficiente para cubrir el molde y lo más fina posible. Si la masa tiende a encogerse al estirarla, ir dándole reposos de cinco minutos hasta que se relaje el gluten y resulte manejable. Acomodarla en el molde procurando que no queden bolsas de aire en la base y retirar el sobrante con el rodillo.Si la masa ha quedado bien hecha, no hará falta enharinar ni la superficie de trabajo ni el rodillo, pues no se pegará. Tampoco será necesario encamisar el molde.

* Del relleno:

Precalentar el horno a 180º C con calor arriba y abajo.

Disponer en el vaso de la batidora de brazo la nata, la leche, los huevos y sal al gusto y batir con la batidora. Verter el contenido en el molde preparado con la masa.

Poner el bacon en una sartén sin nada de aceite y cocinar a fuego bajo hasta que suelte la grasa. Subir el fuego y dorar ligeramente. Escurrir la grasa sobrante y distribuir el bacon en el molde.

Con un cuchillo humedecido, cortar el queso de cabra en seis o siete rodajas y distribuir en el molde. Distribuir igualmente las alcachofas escurridas, colocándolas boca arriba.

Introducir el molde en el horno colocando la rejilla a media altura y hornear 45 minutos a 180º C con calor sólo por abajo.

Sacar del horno y consumir templada o a temperatura ambiente.

A comer.




domingo, 20 de septiembre de 2020

Tarta de limón y almendra


Que yo recuerde en casa de mi madre siempre hubo un postre casero los domingos, desde las clásicas natillas, pasando por el flan, la leche frita, las cañas de crema... hasta las tartas de capas cubiertas con el ahora tan de moda buttercream (que a mí no me gustaba nada, dicho sea de paso) o las de masa quebrada como lo que hoy os traigo. Y a diario también solía haber algo de dulce, casi siempre bizcocho, pero también rosquillas y pastas de té (aún me acuerdo de las que llevaban clavo molido en la masa, una delicia) por ejemplo y por supuesto los dulces típicos de la época del año de turno, como buñuelos y torrijas. La verdad que mi hermana y yo éramos golosísimas y como no engordábamos... Ella sigue sin engordar, para su suerte, pero para mi desgracia yo cojo sus kilos y los míos. Lástima que en el reparto de genes yo no tuviera tanta suerte...

En fin, que no vengo a hablaros de mis cuitas, sino de esta tarta, que pertenece a un librito de tartas dulces y saladas que tiene mi madre en su casa y que ya le he dicho que ese lo tengo que heredar yo, a poder ser en vida para que así os traiga alguna rica por aquí de las del susodicho libro, en el que si no recuerdo mal, casi todas, tanto dulces como saladas, son de masa quebrada y la gran mayoría muy sencillas y con poquitos ingredientes.

Esta en concreto la hacía mucho mi madre y ya hace tiempo que me pasó la receta, aunque hasta ahora no la había cocinado yo. La he adaptado un poco y la verdad que está riquísima, con ese interior dulce y ácido a la vez, cremoso y almendrado. De vicio.

He hecho la masa quebrada que venía con la receta y la verdad, que no me ha gustado el resultado, por eso no os pongo la receta de la masa y como no la tengo en el blog, tampoco la puedo enlazar. La próxima vez hago la que suele hacer mi madre que queda mucho mejor.

Si podéis resistir la tentación, dejarla reposar toda la noche, pues mejora al asentarse.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.



INGREDIENTES:


* Para la base:

1 porción de masa quebrada de unos 360 gr., aprox., casera o industrial


* Para el relleno (800 ml. aprox.):

4 huevos tamaño L a temperatura ambiente

150 gr. de mantequilla derretida y a temperatura ambiente

225 gr. de azúcar blanquilla

100 ml. de zumo de limón sin filtrar

la ralladura de un limón mediano

100 gr. de almendra cruda molida

una pizca de sal

mantequilla para el molde


* Y además:

1 molde redondo de paredes bajas de 23 cm. de diámetro


ELABORACIÓN:


NOTA: Los tiempos, temperaturas, fuentes de calor y posición de la bandeja en el horno que se indican, son los que funcionan en mi horno. Como no hay dos hornos iguales (ni siquiera siendo de la misma marca y modelo), cada cual deberá adaptar la forma de cocción a su horno, aunque probablemente las correcciones habrán de ser mínimas.

Precalentar el horno a 180º C, con calor sólo abajo.

Enmantequillar ligeramente el molde y acomodar la masa procurando que no queden bolsas de aire. Retirar el sobrante y reservar.

Cascar los huevos e introducirlos en una jarra grande. Añadir el azúcar, la sal, el zumo de limón y la mantequilla y batir con la batidora de brazo hasta tener una mezcla homogénea. Incorporar la ralladura de limón y la almendra molida e integrar con una cuchara.

Colocar la rejilla en la segunda posición empezando por abajo. Poner el molde reservado en la rejilla y verter el contenido de la jarra con cuidado, pues llegará justo hasta el borde.

Cerrar la puerta del horno y hornear 45 minutos. Comprobar el punto de cocción pinchando en el centro de la tarta una brocheta: debe salir seca. Si no es así, continuar el horneado otro par de minutos y volver a comprobar.

Una vez el relleno haya cuajado, subir la rejilla una altura, conectar el grill y dorar 4-5 minutos, vigilando que no se queme.

Sacar la tarta del horno, colocarla encima de una rejilla y dejar que se enfríe completamente antes de consumir.

Si no se utiliza un molde de base desmontable, es preferible presentarla en el molde de cocción pues es una tarta muy frágil y el peso del relleno puede romper la base. Además, el relleno es ligeramente blando y cremoso y se puede hundir al voltear la tarta para desmoldarla.

A comer.

martes, 15 de septiembre de 2020

Crema tibia de setas y manzana, en olla WMF


Una de las ventajas de tener un blog de cocina es que nuestros menús se vuelven más variados, ya que con la “excusa” de preparar un plato para publicar en el blog, cocinas recetas nuevas con más asiduidad. Como conoces los gustos de los que se sientan a la mesa, la gran mayoría de las veces lo que has preparado recibe la aprobación de los comensales. Una de las desventajas es que tanto experimento tiene un pequeño porcentaje de fracaso, bien porque el resultado no es el esperado, bien por una mala ejecución de la receta, aunque casi siempre es medianamente comestible, creo que salvo unos panes que fueron a la basura sin posibilidad de aprovechamiento, nunca he tenido que tirar nada. Esto lo digo porque precisamente según preparo la entrada, me estoy tomando un café con unas galletitas de mantequilla y manzana, que aunque ricas, son manifiestamente mejorables, amén de que no acerté con la temperatura de horneado y me quedaron excesivamente tostadas por fuera, con lo que, claro, de traerlas por aquí nada de nada pero tirarlas a la basura menos aún, que comerse se pueden comer porque a pesar de que al interior le faltó un minuto de cocción, precisamente por eso están blanditas por dentro, cuestión que no ha sido muy bien recibida en casa, así que entre unas cosas y otras, aquí estoy yo, “sacrificándome” y comiéndomelas, aunque sé de otro que a pesar de quejarse, ya se ha “sacrificado” un par de veces, cosa que no hizo con esta riquísima crema de setas y manzana y es que el cuchareo no le gusta nada de nada, razón por la que en el blog hay tan pocos platos de cuchara.

Bueno, pues peor para él, no sabe lo que se pierde pero aquí os la traigo para que vosotras podáis cocinarla y saborearla, con su sabor suave, con el toque ácido de la manzana (a falta de golden verde, sustituir por granny smith) y el muy interesante punto picante del aceite de guindilla. Una receta para repetirla y disfrutarla.

Una última cosita: tened siempre en la despensa aceite de oliva virgen extra aromatizado con hierbas como romero o tomillo frescos, con pimienta de cayena/guindilla fresca, con ajo, pues son muy versátiles en la cocina y dan mucho juego. Lavad y secad muy bien una rama de la hierba elegida, metedla en una botellita de cristal (yo uso unas de 250 ml. de capacidad) y llenad con AOVE de sabor suave, para que no predomine sobre la especia, hasta que quede cubierta por completo. Para el de guindilla, pinchad con un palillo 6-8 cayenas o guindillas, verdes y rojas y siempre frescas, procediendo igual que para el de hierbas. Alguna flotará, pero no pasa nada. Conservad en un sitio fresco y donde no reciba luz solar directa. Al mes ya se puede utilizar, intensificándose el sabor según vaya pasando el tiempo. Probadlo, seguro que me lo agradecéis.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.



INGREDIENTES:


* Para 500 ml. aprox., todos los pesos en limpio

200 gr. de mezcla de setas congeladas

140 gr. de manzana golden verde

50 gr. de cebolla tierna

50 gr. de puerro (incluyendo un poco de la parte verde)

100 gr. de patata

20 gr. de margarina vegetal

250 ml. de agua

sal

AOVE

AOVE aromatizado con guindilla (o AOVE mezclado con salsa Tabasco)

unas hojitas de hierbabuena (para la decoración)



ELABORACIÓN:


Descongelar las setas. Cortar a la mitad las más grandes y reservar.

Pelar cebolla y puerro, eliminar las raíces de ambas y picar groseramente. Reservar.

Lavar la patata, pelar y cortar en trozos de tamaño medio. Al cortarla, no llegar con el cuchillo hasta el final del corte, sino que tronchar el final del corte.. Reservar.

Lavar, pelar y descorazonar la manzana. Cortar un cuarto en dados de un centímetro de lado y el resto groseramente. Reservar por separado.

Poner a calentar una sartén pequeña con diez gramos de margarina. Pochar a fuego medio los daditos de manzana hasta que se ablanden pero sin que se deshagan. Subir entonces el fuego y dorarlos, removiendo con cuidado. Sacar a un plato, escurriendo la margarina sobrante y reservar.

Disponer en la olla rápida WMF los otros diez gramos de margarina vegetal y el sobrante de la sartén. Añadir un fondo de aceite de oliva virgen extra y llevar a fuego fuerte. Cuando esté bien caliente, agregar las setas, la manzana picada groseramente, la cebolla, el puerro y sal y dorar cinco minutos sin dejar de remover. Apartar unas setas de las más pequeñas (para decorar posteriormente los platos) y agregar la patata, continuar dorando el conjunto otros cinco minutos y añadir el agua.

Llevar a ebullición, colocar la tapadera de la olla, cerrarla y cocer 8 minutos contados desde que suba la válvula por completo.

Retirar del fuego y esperar que la olla pierda toda la presión antes de abrirla. Triturar el contenido de la olla con la batidora de brazo hasta conseguir una crema de textura fina y rectificar de sal si procede.

Dejar que se temple, removiendo de vez en cuando para evitar que se seque la capa superior.

Distribuir en dos cuencos o platos hondos. Colocar en el centro de cada plato las setitas reservadas, repartir a un lado los dados de manzana, regar el otro lado con unas gotas de aceite de oliva virgen extra aromatizado con guindilla (o en su defecto, aceite de oliva virgen extra mezclado con salsa Tabasco al gusto) y decorar con la hierbabuena.

A comer.

jueves, 10 de septiembre de 2020

Pollo a las siete especias


Receta perfecta para iniciarse en las mezclas de especias a las que no se está acostumbrado, pues a pesar de llevar una gran variedad de ellas, están muy equilibradas, tanto en sabor como en cantidad, así que si a veces no os atrevéis a hacer una receta porque teméis que su sabor sea demasiado fuerte, probad con ésta, pues en su conjunto es suave y aromática. Además recibió el visto bueno de mi madre, que muy amiga de comidas especiadas no es y ya se sabe que cuando una madre dice que la comida que has hecho está buena, es como recibir un sello de calidad y menos mal que le gustó, pues cuando leí la receta en el número de agosto de 2020 de la revista Cocina Fácil y pensé en hacerla, no las tenía todas conmigo, respecto a su aprobación quiero decir, pues sabía que a nosotros sí nos iba a gustar, pero a ella... Me equivoqué, aunque he de decir que para ir sobre seguro, reduje la cantidad de especias a la mitad, además de hacer alguna otra pequeña modificación.

El resultado, pues ya os digo, una carne tierna, jugosa, aromática, con mucha salsa para mojar pan y que está más rica al día siguiente, lo que supone que si quieres comerla el miércoles, toca empezar a prepararla el lunes, lo que supone que hay que organizarse un poco, pero eso no es ningún inconveniente y el resultado final lo merece.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.


INGREDIENTES:


* Para el pollo:

1'250 kgr. de cuartos traseros de pollo, 3 ó 4, según tamaño (825 gr. de carne, peso en limpio)

1 yogur natural desnatado sin azúcar (125 gr.)

200 gr. de cebolla (peso en limpio)

200 gr. de tomate natural (peso sin piel)

125 gr. de pimiento rojo asado

todo el caldo de pollo

1/2 tsp. de cúrcuma molida

1/2 tsp.  de comino en grano

1/2 tsp. de semillas de cilantro

1/2 tsp. de jengibre en polvo

1/2 tsp. de pimienta blanca molida

1/2 tsp. canela en polvo

1/2 tsp. de pimentón agridulce de La Vera (DOP)

1 rama de perejil

AOVE

sal


* Para el caldo de pollo:

todos los huesos de los cuartos traseros

1 hueso de jamón ibérico

1 tallo verde de puerro

60 gr. de zanahoria

4-5 cascos de cebolla

1 rama de perejil

1 hoja de laurel


ELABORACIÓN:


* El día antes:

Lavar y secar con papel de cocina los cuartos de pollo. Eliminar piel y grasas, deshuesar reservando los huesos para el caldo y cortar cada muslo y contramuslo en 5-6 trozos. Disponer la carne en una fuente amplia.

Batir el yogur y ponerlo en un bol. Machacar en el mortero el comino y el cilantro y agregar al yogur. Añadir también la cúrcuma, el jengibre, la pimienta blanca, la canela y el pimentón y remover. Verter sobre el pollo y mezclar bien para que todos los trozos queden impregnados. Tapar y llevar al frigorífico al menos ocho horas o toda la noche. Remover un par de veces durante ese tiempo.

Disponer en la olla rápida los huesos del pollo, el hueso de jamón y el resto de ingredientes del caldo. Llevar a ebullición, colocar la tapadera, cerrar la olla y cocer 20 minutos contados desde que suba por completo la válvula.

Apartar del fuego, dejar que pierda toda la presión antes de abrirla, colar el caldo y disponerlo en un recipiente alto y estrecho (por ejemplo, el vaso de la batidora de brazo). Desechar el resto de ingredientes del caldo y llevar éste al frigorífico una vez se enfríe.


* Al día siguiente:

Sacar el pollo del frigorífico para que se atempere.

Sacar el caldo del frigorífico y en frío, retirar y eliminar la capa superior formada por grasa e impurezas. Reservar.

Cortar la cebolla en brunoise y reservar. Pelar o escaldar el tomate, eliminar las semillas, cortar en cubos de medio centímetro de lado (corte concassé) y reservar. Cortar el pimiento asado en tiras de un centímetro de ancho por seis de largo y reservar.

Disponer un fondo de aceite de oliva virgen extra en una sartén amplia. Calentar a fuego medio y añadir la cebolla y un poco de sal. Rehogar tapado y a fuego bajo hasta que la cebolla se torne transparente, en ese momento, agregar el tomate y algo más de sal y rehogar el conjunto, siempre a fuego medio y esta vez destapado, hasta que se consuma todo el agua de vegetación.

Mientras, sacar el pollo de la marinada y reservar los restos de ésta, si los hubiere. Reservar también el pollo.

Cubrir el fondo de una cazuela con aceite de oliva virgen extra y calentar a fuego fuerte. Agregar el pollo y dorar por todos los lados. Añadir casi todo el caldo, el sofrito de la sartén y el pimiento asado. Verter el resto del caldo en la fuente de la marinada, recoger los restos de ésta y verter en la cazuela. Sazonar con sal y cocer destapado a fuego medio-alto durante 15 minutos, removiendo de vez en cuando para evitar que se agarre al fondo.

Si al finalizar el tiempo de cocción el guiso tuviera mucha salsa, sacar parte de ésta a un cazo y reducir a fuego fuerte. Devolver la salsa reducida a la cazuela, cocer el conjunto un par de minutos y rectificar de sal, si procede.

Lavar y secar la rama de perejil. Picar groseramente las hojas y espolvorear por encima del pollo. Servir.

Mejora considerablemente de un día para otro.

A comer.

sábado, 5 de septiembre de 2020

Muffins doble chocolate


Estos muffins densos y chocolatosos, adaptados del libro Pasteles, pastas, galletas, merengues, tartas, panes dulces y salados, son sólo aptos para adictos al chocolate y desde luego para quienes que no contamos las calorías, porque son una auténtica bomba. Menos mal que no son muy grandes y al ser individuales, no se cae en la tentación de cortar un trozo un poquito más grande de lo conveniente, como pasaría con un bizcocho. Claro, esto siempre que sólo comamos uno, que si comemos dos ya la hemos liado.

No crecen mucho, pese a la cantidad de impulsor que llevan y tienden a secarse muy rápidamente, así que aconsejo meterlos en una lata en cuanto se enfríen. Esto tiene dos ventajas: al estar juntos y dentro de un recipiente hermético, conservan su humedad natural durante más tiempo y al no estar a la vista, es más fácil no caer en la tentación de coger uno. Y es que si os gusta el chocolate, están de muerte, sobre todo cuando aún están un poquito calientes porque te encuentras las gotas de chocolate medio deshechas. Puro vicio.

Apuntad en la lista de la compra los ingredientes que no tengáis, los hacéis y luego me contáis. Seguro que os encantan.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.


INGREDIENTES:


* Para 18 unidades, todos los ingredientes a temperatura ambiente:

225 gr. de harina de trigo de todo uso

50 gr. de cacao puro desgrasado en polvo

13 gr. de impulsor químico (tipo Royal)

1 pizca de sal fina

150 gr. de azúcar blanquilla fino

100 gr. de gotas de chocolate negro

100 gr. de queso fresco batido (tipo quark) con 0% de materia grasa

150 ml. de leche desnatada

90 ml. de aceite de girasol

2 huevos tamaño L


* Y además:

1-2 bandejas de hornear para magdalenas

cestillos de papel para magdalenas de 5 cm. de base


ELABORACIÓN:

NOTA: Los tiempos, temperaturas, fuentes de calor y posición de la bandeja en el horno que se indican, son los que funcionan en mi horno. Como no hay dos hornos iguales (ni siquiera siendo de la misma marca y modelo), cada cual deberá adaptar la forma de cocción a su horno, aunque probablemente las correcciones habrán de ser mínimas.

Preparar una o dos bandejas de hornear con 18 cestillos de papel y reservar.

Precalentar el horno a 200º C con calor arriba y abajo.

Tamizar juntos en un cuenco grande la harina, el cacao, el impulsor y la sal. Añadir el azúcar y los chips de chocolate y homogeneizar hasta que no queden rastros de harina o azúcar en la mezcla. Hacer un hueco en el centro y reservar.

Cascar los huevos y disponerlos en el vaso de la batidora de brazo. Añadir el queso fresco, la leche y el aceite y batir con la batidora hasta conseguir una mezcla fina y homogénea. Verter su contenido en el hueco practicado en el cuenco de los ingredientes secos y dejar reposar 5 minutos para que se vayan humedeciendo. De esta forma luego habrá que remover menos la mezcla, ya que hacerlo en exceso perjudica la textura final de los muffins.

Mezclar cuidadosamente con la ayuda de una lengua de cocina de abajo a arriba justo hasta que dejen de verse los ingredientes secos, cercionándose de que no quedan restos de ellos en el fondo del cuenco. Dejar reposar la masa 10 minutos.

Distribuir la masa en los cestillos preparados e introducir en el horno, colocando la rejilla en la zona intermedia del mismo. Hornear 15 minutos a 200º C con calor sólo por abajo. Comprobar el punto de cocción pinchando con una brocheta el centro de uno de ellos. Si no saliera seca, hornear dos minutos más. Es preferible que el interior quede ligeramente tierno a sobrecocerlos.

Sacar del horno y desmoldar inmediatamente. Disponerlos en una rejilla hasta que se enfríen.

Disfrutarlos sin cargo de conciencia.

A comer.

martes, 1 de septiembre de 2020

Calabacín relleno de puerro y salmón en dos texturas con crujiente de puerro y pastel de sus sobras



Ya sabéis que sufro cada vez que en la pescadería el cliente deshecha las espinas y cabezas del pescado, cuando la mayoría de las veces se pueden aprovechar para cocinar, como en esta ocasión, que había comprado un salmón entero y como es costumbre pedí que me dejaran cabeza y espinas. Eso unido a la búsqueda de ideas para utilizar la super producción de calabacines del huerto, dió como resultado la receta que os traigo, bueno, en realidad dos recetas, pues también os propongo una solución para las sobras. Y es que la entrada de hoy rezuma aprovechamiento por los cuatro costados, pues con parte del tallo verde del puerro, que si no se utiliza para caldo fácilmente acaba en la basura, he preparado el crujiente y como los calabacines se tienen que calentar, no cocinar, no he precalentado el horno, evitando de esta forma el gasto energético que ésto supone. Así que, por supuesto, la presento al proyecto de “Thermofan” 1+/-100, desperdicio 0, en el que Marisa, mes a mes, nos anima a minimizar el desperdicio en general y el de alimentos en particular.


La receta es un poco entretenida aunque no complicada. He de deciros que con el tiempo de escaldado que indico para los calabacines, éstos quedan más bien duritos, así que los podéis escaldar un poco más, pero siempre teniendo en cuenta que su carne ha de quedar con cuerpo, pues al ser una presentación en vertical, necesita tener cierta dureza para que se sostenga y no se rompa.

En cuanto al crujiente de puerro, se puede obviar, lógicamente, pues en realidad y aunque rico, es más un adorno que otra cosa. Si os animáis ha prepararlo, tened en cuenta que el puerro pasa de crudo a quemado en un segundo, pues al estar escaldado previamente y cortado muy fino, se cocina rapidísimamente.

Veréis que no precaliento el horno antes de introducir los calabacines: de esta forma, se aprovecha todo el calor hasta que el horno alcanza la temperatura deseada, para calentar la comida. Es un truco que utilizo muchas veces si he dejado la comida preparada a falta del gratinado, por ejemplo, así, cuando la resistencia superior empieza a gratinar, ya se ha calentado suficientemente el resto del plato.

Y como el pastel de sus sobras lo he terminado de preparar en el microondas, también lo presento a En Buena Onda, el proyecto que en esta ocasión comparten Marisa y Elisa, de “Que no te falte un perejil”,



para que nos animemos a usar más este infrautilizado electrodoméstico.

Tengo que deciros que en este caso he experimentado un poco. Os cuento. Cada vez que preparo un pastel en el microondas, siempre se me queda demasiado seca la capa de arriba. Da igual que lo tape más o menos, que lo cueza con mayor o menor temperatura o tiempo, siempre queda una parte seca. Y pensé que si en horno convencional se utiliza el baño María o un recipiente con agua para humidificar los alimentos y evitar que se sequen en exceso, en el microondas tendría que valer la misma idea, aunque el tipo de calor de ambos electrodomésticos sea diferente. Pues la verdad que no sé si la idea fue o no acertada, pero el resultado ha sido un pastel muy jugoso y nada seco, tal vez por la capa de calabacín que puse tapando el relleno y no por el baño María. Tengo que seguir experimentando.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.



INGREDIENTES:


* Para el caldo de salmón:

espina central y cabeza de un salmón

1 diente de ajo pequeño

unos cascos de cebolla

1 hoja de laurel

1 ramita de perejil

4 granos de pimienta negra

1 clavo de olor

agua


* Para los calabacines:

3 calabacines, preferiblemente de piel verde clara, de al menos 16 cm. de longitud cada uno

110 gr. de salmón cocido (del recuperado del caldo)

130 gr. de salmón crudo, sin piel ni espinas

200 gr. de puerro (incluyendo un poco de la parte verde)

120 ml. de caldo de salmón

50 ml. de leche desnatada

1 tbs. de almidón de maíz (tipo Maizena)

aceite

sal

queso emmental rallado


* Para el crujiente de puerro:

el tallo verde de 1-2 puerros, sin las hojas exteriores

agua

aceite


* Y además:

una cucharilla vaciadora



ELABORACIÓN:


* Del caldo de salmón:

Disponer en una ollita la espina y la cabeza del salmón lavadas. Añadir los cascos de cebolla, la pimienta negra, el clavo, el ajo sin piel ni germen y el laurel y perejil lavados. Llenar de agua justo hasta cubrir los restos de pescado y llevar a ebullición a fuego fuerte. Cocer 5 minutos desde que rompa a hervir, desespumando cuando sea necesario. Apartar del fuego y dejar enfriar por completo.

Sacar del caldo la espina y cabeza del salmón y recuperar toda la carne posible, poniendo especial cuidado en que no quede ninguna espina. A mí me salieron 110 gr. de salmón.

Colar y reservar el caldo (sobrará). Desechar las verduras de la cocción.


* De los calabacines:

Lavar los calabacines. Cortar la base justo donde empieza a ensanchar (si se utiliza la variedad de piel verde clara, que es un calabacín un poco en forma de lágrima). Cortar un trozo de 7 cm. de largo y otro de 5 cm. de largo de cada uno de los tres calabacines. Vaciar cada cilindro resultante con la ayuda de una cucharilla vaciadora, dejando un centímetro de carne en las paredes y otro tanto en la base: la base tendrá ese grosor, aproximadamente, cuando al mirar al trasluz el interior del calabacín, veamos la sombra de nuestro dedo. Reservar la carne del interior de los calabacines.

Llenar con 9 centímetros de agua salada una cazuela lo suficientemente grande para que quepan todos los trozos de calabacín y llevar a ebullición. Disponer los cilindros de calabacín boca arriba en un cestillo para cocer al vapor o en una rejilla freidora, colocar un peso encima para evitar que floten e introducir en la cazuela cuando hierva a borbotones. Escaldar 2-3 minutos y sacar de la cazuela. Manipulando con delicadeza para no estropear al piel y con cuidado de no quemarse, vaciar el agua del interior de los calabacines y ponerlos a escurrir boca abajo sobre papel absorbente. Dejar enfriar por completo.

Cortar el salmón fresco en daditos de un centímetro de lado, como máximo y reservar.

Eliminar raíces y hoja exterior de los puerros. Cortarlos un par de centímetro por encima del principio de la parte verde y reservar el tallo verde para el crujiente. Picar menudo el resto de los puerros y reservar.

Picar muy menuda la carne del interior de los calabacines y reservar.

Disponer un fondo de aceite en un sartén honda y amplia. Calentar a fuego muy fuerte y freír hasta que se doren los dados de salmón fresco, removiendo sin cesar para evitar que se apelotonen. Sacar a un plato, escurriéndolos, y reservar.

En la misma sartén y añadiendo más aceite si fuera necesario, rehogar tapado el puerro con un poco de sal y a fuego suave hasta que esté blandito. Añadir la carne de calabacín y algo más de sal, volver a tapar y cocinar hasta que éste esté hecho y haya consumido todo el agua de vegetación. Agregar entonces la leche, 70 ml. de caldo de salmón frío y el almidón de maíz disuelto en los 50 ml. restantes de caldo. Llevar a ebullición y dejar que espese ligeramente durante un minuto. Apartar del fuego y añadir el salmón cocido desmenuzado con los dedos y el frito, previamente soltado si se hubiera apelmazado. Integrar y rectificar de sal, si procede. Dejar templar ligeramente.

Untar ligerísimamente con aceite una bandeja de horno. Rellenar los cilindros de calabacín con la farsa haciendo un poquito de copete y coronar con abundante queso emmental rallado. Disponerlos en la bandeja aceitada.

Introducir la bandeja en el horno frío y colocarla a media altura. Conectar el grill del horno y hornear 20 minutos. Si se quieren más gratinados, subir una altura la bandeja con los calabacines y gratinar hasta el punto deseado.


* Del crujiente de puerro:

Eliminar las dos o tres hojas exteriores más gruesas del tallo verde de los puerros y lavarlos. Cortarlos en tiras finas de 10 cm. de largo y escaldarlas diez segundos en agua hirviendo para que pierdan amargor. Dejar escurrir en papel absorbente.

Llevar al fuego una sartén algo más grande que las tiras de puerro con un poco de aceite. Cuando esté bien caliente, freír por tandas el puerro. Trabajar deprisa pues se quema con mucha facilidad. Sacar a un plato dispuesto con papel de cocina para que suelten el exceso de aceite.


* Del emplatado:

Disponer en un lateral del plato de servicio, un cilindro grande y otro pequeño de calabacín por comensal y en el otro extremo, unos tallos de crujiente de puerro. Servir inmediatamente.

A comer.


Y con las sobras...



Pastel de su sobras



INGREDIENTES:


recortes de calabacín

relleno (a mí me sobraron 135 gr., aproximadamente)

1 huevo de tamaño L

aceite

sal

pimienta blanca molida



ELABORACIÓN:


Batir un huevo como para tortilla, mezclar con el relleno que haya sobrado y rectificar de sal, si procede. Reservar.

Cortar recortes de calabacín en láminas de 3-4 milímetros de grosor, suficientes para forrar un cuenco donde quepa todo el relleno. Pincelar muy ligeramente cada cara y asar en una plancha eléctrica unos dos minutos por cada lado. Sacar a un plato y sazonar, sólo de un lado, con sal y pimienta blanca molida.

Forrar la base y paredes del cuenco o molde elegido con las rodajas de calabacín, con el lado sazonado hacia fuera. No es necesario engrasar el molde pues el aceite del calabacín impedirá que se pegue. Rellenar con la mezcla de huevo y relleno y colocar otra capa de calabacín a modo de tapadera, con el lado sazonado hacia fuera.

Tapar con film alimentario, practicar un agujerito en el film para que salga el vapor, introducir dentro de otro cuenco más grande con agua hirviendo de tal forma que ésta llegue hasta un par de centímetros del borde del relleno, meter ambos recipientes en el microondas y hornear a 800 watios durante seis minutos. Dejar reposar otros tres minutos dentro del microondas y sacar. Comprobar el punto de cocción pinchando el centro del pastel con una brocheta y si no estuviera hecho, hornear otro minuto a la misma potencia.

Dejar enfriar por completo tapado con el film y dentro del cuenco con agua, seguirá cuajando con el calor residual. Desmoldar en un plato y servir si se desea con mayonesa o salsa rosa. Consumir frío o a temperatura ambiente.

A comer.