sábado, 25 de septiembre de 2021

Guiso cremoso de cabecero de lomo de cerdo

Para mí, septiembre es el mes por excelencia de las conservas caseras: pimientos asados, mermeladas, salsa de tomate, setas... y en esas ando, liada asando pimientos, que casi no hago otro oficio porque como además este año nos fuimos de vacaciones a primeros de mes, no estuve en casa para empezar con los primeros y ahora corre prisa hacerlos porque están casi todos maduros, así que, toca tirar de borradores y publicar este guiso de cerdo, cálido y reconfortante, que no pensaba publicar hasta que no hiciera un poco más de frío, pero los pimientos mandan y la escasísima lista de archivos en borradores, también. Digo escasísima porque apenas tengo ninguna receta archivada pues me pasa, que de tanto verlas en la lista y en el archivo fotográfico, me aburro de ellas y ya no me apetece publicarlas, es como si se pasara su momento. Una cosa parecida me pasa con la ropa, si no la estreno enseguida, va quedando ahí, arrinconada y después casi no me la pongo. En fin, una de mis tantas manías...

La receta está adaptada libremente de aquí y está realmente buena. La lista de ingredientes es bastante larga pero su elaboración es muy sencilla. No es un guiso ligero, ya aviso. Con una barra de pan (otro aviso más: salsa muy “peligrosa”) y una ensalada, tenéis hecha la comida. Como todos los guisos, mejora con el reposo y está mucho mejor el tercer día que el primero. Para recalentarla, hacedlo a fuego suave, sin hervir, pues la salsa lleva nata y aunque sea de la de cocinar, ya sabemos que no le gustan las temperaturas altas.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

1'250 kgr. de cabecero de lomo de cerdo, cortado en dados grandes

125 gr. de cebolla cortada en plumas

175 gr. de pimiento rojo picado grueso

185 gr. de champiñones en conserva, enteros (peso escurrido)

100 gr. de champiñones en conserva, laminados (peso escurrido)

20 gr. de ajo, laminado

10 gr. de jengibre fresco, pelado y picado muy fino

125 ml. de nata, 18% materia grasa, a temperatura ambiente

375 gr. de queso fresco batido, 0% materia grasa, a temperatura ambiente

200 ml. de zumo de manzana

50 ml. de vino blanco seco

1 tbs de Bovril

1 tbs de salsa de soja

2 tsp de aceite de sésamo

1 tbs de salsa sriracha

aceite

sal

ELABORACIÓN:

Calentar 50 ml. de zumo de manzana y disolver el Bovril. Una vez disuelto, agregar la salsa sriracha y remover bien. Reservar.

Disponer un buen fondo de aceite en una cazuela amplia y llevar al fuego. Cuando el aceite esté bien caliente, dorar la carne por todos los lados y apartar a un plato. Hacerlo en varias tandas para que no baje la temperatura del aceite y el cerdo se pueda dorar bien.

Dejar que el aceite pierda un poco de temperatura, añadir la cebolla y freír a fuego medio-alto, removiendo. Cuando empiece a ablandarse, incorporar el pimiento rojo picado, el ajo laminado y el jengibre picadito. Rehogar 2 minutos y agregar la carne más el jugo que haya soltado, la mezcla de Bovril y sriracha, el resto del zumo de manzana, el vino blanco, el aceite de sésamo y la salsa de soja. Remover, tapar y cocer a fuego bajo 20 minutos.

Añadir a la cazuela los champiñones laminados y los enteros, bien escurridos, mezclar el guiso y cocer a fuego bajo y tapado, una hora o hasta que la carne esté tierna.

Sacar un poco de salsa a un tazón. Dejar que se temple ligeramente y añadir la nata y el queso fresco batido. Integrar con unas varillas manuales y verter en la cazuela. Remover delicadamente, cocinar otros 10 minutos sin que lleve a hervir, rectificar de sal y dejar reposar el guiso, tapado y fuera del fuego, 5 minutos antes de servir.

A comer.

lunes, 20 de septiembre de 2021

Gratinado de patatas y fiambre de pavo

Como de costumbre, el verano se ha marchado corriendo y sin avisar, dando paso al siempre, por aquí, corto y agradable otoño. Este cambio de meteorología también se nota en la cocina, pues apetecen platos más calentitos y cuando ves que el termómetro marca 7º C a las 9 de la mañana como lo hizo ayer domingo, pues como que a la hora de pensar en lo que vas a preparar de comida no se te viene a la cabeza una ensalada, precisamente, más bien un platito con un poco más de “chicha”, como estas patatas, otra receta fácil aunque con un poco más de elaboración que la última pero de complicación también cero, que todavía ando un poco al ralentí, a ver si le voy cogiendo el ritmo a ésto porque a este paso la próxima receta va a ser sobre cómo calentar un vaso de leche. ¿Que no os lo creéis? Pues yo no haría apuestas, por si acaso...

El tiempo de horneado es un poco orientativo, pues dependerá de la clase de patata y del grosor en que se corte. En cuando a esto último, es mejor hacerlas finas pues se cocinan mejor. Confieso que me quedó muy escaso de cherrys, pero como después de las protestas de rigor siempre acaban en mi plato, suelo poner pocos o ninguno. Si en casa no os protestan los tomates, sentíos libres de poner muchos más, cubriendo incluso las patatas casi en su totalidad, pues eso hará que la primera capa de patatas quede muchísimo más jugosa.

Probad este gratinado. Es sabroso, saciante y la materia prima es barata. Además, ¿a quién no le gusta un plato de patatas?.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

475 gr. de patatas sin piel (aproximadamente 560-575 gr. de patatas sin pelar)

125 gr. de cebolla

150 gr. de fiambre de jamón de pavo, en un trozo

125 gr. de queso mozzarella de vaca, escurrido

6 tbs de queso fresco batido 0% materia grasa (tipo quark), a temperatura ambiente

1 tsp de salsa de mostaza

1/8 tsp de pimienta blanca molida

1/4 tsp de sal fina

8-12 tomates cherry, al gusto

margarina para la fuente de horno

Y además:

una fuente apta para horno de 22x14x5 (largo, ancho, alto, en centímetros) ó 1.200 ml. de capacidad

ELABORACIÓN:

Precalentar el horno a 175º C, con calor abajo.

Embadurnar con margarina el interior de la fuente elegida y dejar a un lado.

Lavar y pelar las patatas. Cortarlas en rodajas finas, de unos 3-4 milímetros, como máximo e introducirlas en un recipiente amplio.

Pelar la cebolla y eliminar las raíces. Cortarla en plumas muy finas y añadir a las patatas.

Cortar el fiambre de pavo en dados de unos 8-10 milímetros de lado y agregar a las patatas.

Laminar el queso mozzarella y reservar.

Lavar y secar los tomates cherry. Cortar en rodajas y reservar.

Disponer en un cuenco el queso fresco batido, la salsa de mostaza, la pimienta blanca y la sal. Mezclar hasta que la sal se disuelva e incorporar al recipiente de las patatas. Remover bien para que todos los ingredientes se distribuyan uniformemente y se impregnen por igual de la salsa.

Distribuir en la fuente preparada la mitad de la mezcla de patatas y repartir por encima la mitad de las rodajas de mozzarella. Repartir el resto de las patatas, disponer por encima las rodajas de tomate en cantidad al gusto y colocar entre los huecos del tomate el resto del queso.

Introducir la fuente en el horno a media altura y hornear a 175º C con calor abajo durante una hora o hasta que al pinchar con un palillo se noten las patatas tiernas.

Sacar del horno, tapar con papel de aluminio y dejar reposar 10 minutos antes de servir para que las patatas absorban el líquido sobrante (puede que siga quedando un poco).

A comer.

miércoles, 15 de septiembre de 2021

Huevos picantitos

¡Qué pereza, madre mía, volver de vacaciones! En realidad volver no, sino reincorporarse a la vida laboral, que en mi caso, este año, ha sido justito al día siguiente de regresar de vacaciones y no lo vuelvo a hacer ni muerta, aunque bueno, si estoy muerta ni vacaciones ni regreso ni ná, que si he estirado la pata como que ya me la refanfinfla todo y hablando de estirarse, que mira que la playa no me gusta “naá”, pero este año como que he estado tan a gusto tumbada en la arena, viendo pasar los minutos perezosamente y con la mente en encefalograma plano, que no me lo puedo creer, según son soy yo, así que he llegado a la conclusión de que me estoy haciendo mayor (¡ilusa, si ya lo eres hace rato!) y que cosas que antes no me gustaban, ahora empiezo a cogerles el gustillo. En cierto modo estos cambios resultan interesantes, pues descubres que sigues evolucionando a pesar de la edad. Si a este paso al final hasta bailo y todo, aunque ahora que lo pienso, eso es del todo imposible pues entre otras cosas no tengo oído musical ni sentido del ritmo y como suele decirse, “tengo una oreja enfrente de la otra”, jajaja...

Y como estoy en “modo pereza”, una receta facilona, sin complicación ninguna, de esas perfectas para quien no sabe o no quiere cocinar o no tiene mucho tiempo o para hacer con niños, que les encanta eso de revolver y ver como sale el churrillo de relleno por la manga pastelera, además si les llamáis a la cocina cuando los huevos ya están cocidos y pelados, es una receta muy rápida cuyo resultado pueden ver enseguida y casi comerlo con la misma inmediatez, pues según la edad del niño, dile tú que tiene que esperar a que se hornee y enfríe el bizcocho o magdalenas que te ha estado ayudando a preparar durante media tarde. Y es que la percepción del tiempo de los peques no tiene nada que ver con la de los adultos o ¿no recordáis cuando el verano era largo y la vuelta al cole quedaba lejísimos y ahora las vacaciones se pasan en un suspiro y antes de darnos cuenta ya hemos vuelto al trabajo?.

El relleno de los huevos pica ligeramente, así que hay margen para hacerlos más picantes añadiendo más salsa sriracha. El pepino no sólo sirve de adorno, sino que su frescura equilibra el calor del relleno. ¿Que no os gusta el pepino? Pues lechuga picada en juliana fina también le iría bien. Con el primero o con la segunda, animaos a hacerlos, están ricos, son diferentes y no tienen complicación ninguna.

Receta adaptada de ésta.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

6 huevos tamaño L, a temperatura ambiente

2 tbs de mayonesa

2 tsp de salsa sriracha

1 tsp de salsa de mostaza a la antigua

3/4 tsp de salsa Worcestershire

1/2 tsp de miel

12 rodajas finas de pepino, pelado o sin pelar, al gusto

* Y además (optativo):

un procesador de alimentos pequeño o el accesorio con cuchillas de la batidora de brazo

ELABORACIÓN:

Poner una olla al fuego con suficiente agua para cubrir los huevos y llevar a ebullición. Cuando rompa el hervor, añadir un puñado de sal gruesa e introducir los huevos con cuidado para que no se rompan. Cocerlos 15 minutos contados desde que el agua vuelva a hervir.

Una vez finalizado el tiempo de cocción, sacar los huevos a un bol con agua muy fría, incluso con hielo, para detener la cocción y facilitar después la eliminación de la cáscara. Dejar enfriar completamente.

Una vez fríos, pelar los huevos. Pasarlos por un chorro de agua para eliminar posibles restos de cáscara, secar con papel de cocina y cortar a lo largo, Disponer claras y yemas por separado.

Disponer en el accesorio con cuchillas de la batidora de brazo o procesador de alimentos, las yemas cocidas, la mayonesa, la sriracha, la mostaza a la antigua, la Worcestershire y la miel y triturar hasta conseguir una pasta fina y homogénea. También se puede hacer a mano en un cuenco con la ayuda de un tenedor. Introducir la pasta en una manga pastelera con o sin boquilla o en una bolsa de plástico apto para alimentos con una de las esquinas inferiores cortada.

Introducir las claras cocidas en un recipiente provisto de tapadera y llevar al frigórifico, así como el relleno, durante 30 minutos.

Colocar las rodajas de pepino en la fuente de servicio y dejar a un lado.

Sacar las claras y el relleno de la nevera. Rellenar las claras e ir colocando medio huevo encima de cada rodaja de pepino, hasta acabar con las doce mitades.

Servir inmediatamente.

A comer.

miércoles, 1 de septiembre de 2021

Mermelada de ciruela claudia con chocolate negro y pimienta de Jamaica

Creí que no me iba a dar tiempo a dejar programada la entrada antes de irme de vacaciones, pero lo he conseguido in extremis. Y es que, organizar las vacaciones me consume tiempo y trabajo, además del estrés que me provoca. Yo soy de las que se va de vacaciones para descansar de la organización de las vacaciones: buscar destino, alojamiento e información turística, planear excursiones, actividades y sitios para visitar y preparar maletas, me consume. Bien es verdad que todo esto lo hago en el breve intervalo que media entre el último día de trabajo y el primero del viaje y en el ínterin no me da ni tiempo a descansar y relajarme un poco. Y eso que sólo viajamos dos, que si fuéramos una familia más grande, me daba un patatús...

A lo que iba, que no sabía si os iba a dejar receta, por eso no comenté nada en mi última entrada. En realidad la receta ya la tenía hecha, pero no todo lo demás y si me descuido no llega la mermelada a las fotos de lo buena que está. Es completamente adictiva, un no parar de meter la cuchara en el frasco, será por el chocolate, que engancha, pero bueno, también tiene mucha fruta, así que perdonaremos el pecadillo...

A pesar de haberse secado uno de los ciruelos y ser un mal año de fruta, los otros dos se han portado y han dado ciruelas para aburrir. Las mías son claudias, esas ciruelas pequeñas y de piel y carne verdes que cuando están demasiado maduras se vuelven doradas y que son extremadamente dulces. Me vuelven loca, pero por muchas que coma y reparta, sigue habiendo montones de ciruelas. Solución: mermelada, que además siempre ha sido mi favorita. Pero claro, hacerla toda igual me resultaba aburrido y me acordé de la mermelada de frambuesas y chocolate de Que no te falte un perejil y pensé que funcionaría igual de bien con ciruelas. Para darle una vuelta de tuerca y porque me encanta el chocolate especiado, le he puesto pimienta de Jamaica, esa curiosa especia dulzona con aromas de clavo de olor y nuez moscada y que no sé porqué se llama pimienta si no pica en absoluto. Más acertado es su nombre en inglés all spice (todas las especias), pues no sólo huele y sabe a clavo y a nuez moscada, sino también se supone que a canela, aunque yo no lo percibo. He de decir que el sabor de la pimienta es apenas perceptible en la mermelada, esforzándote mucho notas que tiene algo más, pero no sabes si es por el chocolate o porqué. Como la repetiré porque está deliciosa, le pondré más pimienta, a ver el resultado.

Es una receta de aprovechamiento y por tanto, mi aportación de septiembre al proyecto 1+/-100, desperdicio 0

que como ya sabéis promueve mensualmente Marisa desde su blog Thermofan y al que cada día se aportan más ideas para evitar el desperdicio de alimentos y promover el reciclaje y reutilización en general. Es un proyecto en el que estoy encantada de participar mensualmente, pero en esta ocasión más, pues sé que a Marisa le gustan mucho las mermeladas, de hecho tiene un montón en su blog, por lo que ésta se la regalo con mucho cariño. En esta ocasión, como es una entrada programada, no podré colgarla en su blog hasta que vuelva de las vacaciones, ya que me he prometido a mí misma no entrar en internet nada más que para buscar restaurantes o “como llegar” a un determinado sitio, así que tardará en aparecer en Thermofan, pero la enlazaré en cuanto pueda.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

500 gr. de ciruelas claudia, con piel y sin hueso

150 gr. de azúcar blanquilla

75 gr. de chocolate negro, 75% de cacao

2 semillas de pimienta de Jamaica (pimienta gorda, all spice)

ELABORACIÓN:

Machacar en el mortero las semillas de pimienta de Jamaica hasta obtener un polvo fino y reservar.

Trocear el chocolate y reservar.

Lavar y secar la fruta. Deshuesar, picar menuda y disponerla en un cazo de fondo grueso. Añadir el azúcar y la pimienta de Jamaica molida, mezclar y llevar al fuego.

Cocinar con el fuego al mínimo hasta que las ciruelas empiecen a soltar jugo y se deshaga el azúcar. A partir de ese momento llevar a ebullición cocinando a fuego medio y removiendo de vez en cuando, hasta que la espuma de minúsculas burbujas que se forma en la superficie desaparezca por completo. Normalmente ésto es indicativo de que la mermelada ya está hecha y su sabor habrá pasado del de fruta cocida a mermelada. El proceso puede durar unos 30 minutos, aunque eso dependerá en gran medida del punto de maduración de la fruta, el tamaño en que se haya cortado, de la intensidad del fuego y del recipiente utilizado.

Apartar el cazo del fuego y triturar la mermelada con la batidora de brazo: ligeramente si se desea encontrar trozos o por completo si se busca una textura más homogénea. Devolver el cazo al fuego y llevar de nuevo a ebullición para comprobar el espesor, teniendo en cuenta que espesará al añadir el chocolate y al enfriar. Si la fruta no estaba excesivamente blanda (eso hace que su porcentaje de agua sea mayor que si está más dura), no será necesario seguir cociendo la mermelada pues ya estará suficientemente densa. Si no fuera el caso, continuar cociendo unos minutos.

Retirar definitivamente el cazo del fuego, dejar que pierda un poco de temperatura durante unos dos minutos y agregar el chocolate picado. Esperar un minuto para que el calor residual derrita el chocolate y remover hasta integrar.

Dejar que la mermelada se enfríe antes de consumir.

A comer.