domingo, 30 de diciembre de 2018

Tulipas de crema de anchoa con cama de mermelada de pimientos asados

Otra receta rápida si se tiene preparada la mermelada de pimientos con antelación, lo que viene muy bien para estos días puesto que aguanta muy bien una semana en el frigorífico. También la crema de anchoas se puede hacer el día antes e incluso picar las almendras, siempre que luego se conserven en un recipiente hermético.

La presentación en tulipas o vasitos queda muy vistosa (aunque las fotos desmerecen mucho, ¡a ver cuándo se acaban las nieblas!), no sólo por el formato individual sino porque al utilizar recipientes transparentes, estas preparaciones montadas en capas lucen mucho.

Buscando inspiración en internet para los entrantes de las comidas de estas fechas y mirando lo que tenía en la despensa, se me ocurrió esta receta. La verdad es que quedó muy rica y gustó mucho. No aconsejo poner más crema de la que indico ya que tiene un sabor fuerte y con más cantidad puede que resulte difícil de comer. Las tulipas que he utilizado tienen 70 ml. de capacidad y quedaron llenas casi hasta la mitad.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.
INGREDIENTES
 
Para 9-10 tulipas

130 gr. de paté de anchoa a temperatura ambiente (utilicé Hacendado)
108 gr. de queso fresco batido 0% materia grasa a temperatura ambiente
200 gr. de mermelada de pimientos rojos asados
9-10 almendras fritas saladas
 

ELABORACIÓN
 
Poner en un bol el paté de anchoa y el queso fresco y batir con unas varillas. Introducir la crema de anchoas resultante en una manga pastelera. Reservar.
 
Picar groseramente las almendras fritas saladas. Reservar.

Poner dos cucharaditas de mermelada en el fondo de cada tulipa o recipiente elegido. A continuación y con la ayuda de la manga pastelera, poner una capa de 1'5 cm. de grosor, aproximadamente, de crema de anchoa. Introducir en el frigorífico durante media hora para que se enfríe ligeramente.

Espolvorear con las almendras fritas en el momento de servir para que no se humedezcan y resulten crujientes.
 
A comer.





 

martes, 25 de diciembre de 2018

Mermelada de pimientos rojos asados

 
Paso por aquí de puntillas y a toda velocidad, así que no me voy a complicar y dejo una receta muy sencilla. Si tenemos los pimientos asados con anterioridad o los utilizamos en conserva, se trata de una elaboración muy rápida. La receta es de Cocina y Aficiones. El único cambio que le he hecho ha sido reducir un poco el azúcar porque con la cantidad original me resultaba demasiado dulce para combinar con un plato salado, que es el uso que le he dado yo a esta mermelada.

El pimiento no se deshace al cocer y yo no lo hice puré porque quería que contrastara la textura con el resto de la preparación. Queda muy rica.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.


INGREDIENTES
 

200 gr. de pimientos rojos asados

44 ml. del jugo de asar de los pimientos

20 ml. de agua mineral

60 gr. de azúcar moreno



ELABORACIÓN


Cortar los pimientos asados en tiras de medio centímetro, aproximadamente y luego en trozos pequeños.

Colocar los pimientos con los 44 ml. de jugo, los 20 de agua y el azúcar en un cazo pequeño. Tapar y cocer a fuego medio durante 20 minutos. Pasado ese tiempo, destapar y cocer otros diez minutos hasta que casi se consuma todo el líquido.
 
Dejar enfriar y utilizar tal cual o pasarla por el pasapurés para conseguir una textura más fina, según gustos o el uso que se le vaya a dar.

Se conserva perfectamente quince días dentro de un recipiente hermético en la parte más fría del frigorífico.

A comer.

jueves, 20 de diciembre de 2018

Pimientos del piquillo rellenos de atún y surimi


Una receta facilita: abrir, picar, mezclar, rellenar y servir. Apta para todos los públicos, incluso para principiantes, ya que no tienen excusa como que se les puede quemar la comida. Con ingredientes bastante comunes en cualquier despensa, rápida de hacer y que se puede preparar incluso con dos días de antelación, conservándola en el frigorífico en un recipiente cerrado. Vamos, que lo tiene todo, que la única excusa para no hacerla es que no guste alguno de los ingredientes. Así que, ¿quién se anima?.

(Un consejo: no usar sólo atún en aceite, porque quedan bastante sositos; a falta de atún en escabeche, añadir un poco de vinagre suave a la farsa).


INGREDIENTES


10 pimientos del piquillo en conserva

100 gr. de atún en escabeche en conserva (peso escurrido)

100 gr. de atún en aceite en conserva (peso escurrido)

160 gr. de surimi

70 gr. de salsa mayonesa casera o industrial
 
 

ELABORACIÓN
 

Escurrir los pimientos del líquido de conservación. Retirar las semillas y restos de piel que pudieran tener. Para una mejor presentación, cortar con un cuchillo la parte abierta de los pimientos para igualar los bordes.


Escurrir y desechar el escabeche y el aceite del atún. Desmenuzar con un tenedor y poner en un bol.


Picar menudo el surimi y añadirlo al bol. Incorporar a éste la mayonesa y mezclar el conjunto.


Rellenar los pimientos con el tenedor o una cucharilla y servir.


Y si sobra relleno...: tostar unas rebanadas de pan y frotarlas muy ligeramente con ajo, untar con un poco de mayonesa y distribuir el picadillo por encima.

sábado, 15 de diciembre de 2018

Lechazo al curry

Esta receta (o algo parecido) la saqué hace ya bastantes años de una revista. No conservo el recorte porque tenía tantas anotaciones que hace tiempo que la pasé a limpio y lo tiré, así que no puedo decir de dónde era. Me gusta conservar las recetas originales pero a veces, con tantas notas, llamadas e incluso post-it pegados, eso ya ni hay quien lo entienda ni se parece al original. Es entonces cuando ya las escribo en una libreta y desecho el original. Bueno, en realidad en libretas tengo pocas, la mayoría están escritas en folios sueltos “de sucio”, es decir, con una de sus caras ya usada y la otra limpia. Es una de mis manías: si en una de las caras de un folio se puede escribir porque está en blanco, se aprovecha. Aunque confieso que eso en el mejor de los casos, porque bastantes veces estoy guisando algo que se me ocurre sobre la marcha y lo voy anotando en el margen de un periódico, en un sobre de publicidad, en un ticket de la compra... y ahí queda anotado; vamos, un desastre.

Me encanta el lechazo casi de cualquier forma y en casa se come bastante. Esta receta y la de el lechazo a la sepulvedana son las que más triunfan. Tal es así que el día de Navidad siempre cocinaba lechazo a la sepulvedana de segundo plato, pero la verdad es que era un lío porque son días en los que siempre te sientas tarde a comer y con los entrantes y el primero, en los que se suele entretener uno más de lo normal, resulta complicado calcular bien el tiempo del asado para que no esté más de lo debido y se pase o bien tengan los comensales que esperar a que se termine de hacer. Así que el año pasado lo hice al curry el día antes con la ventaja que eso te da a la hora de organizar el menú.

La gracia de este plato, que es para mojar pan, es que la salsa esté picante. Una vez me olvidé de poner la pimienta de cayena (guindilla seca) y ni comparación. A mí, que aguanto poco el picante, no me gustó. Así que mi consejo es que poco o mucho, el guiso pique. ¿Y el yogur? Pues suaviza la salsa y le da un aire diferente. Y aviso: hay que revolverlo antes con una cucharilla porque los trocitos no se deshacen la cocer.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.



INGREDIENTES



800 gr. de lechazo troceado (falda, pescuezo, pierna...)

180 gr. de cebolla

1 diente de ajo grande

1 tsp. de curry en polvo

1 ó 2 pimientas de cayena (al gusto)

1 tbs. de harina

150 ml. de vino blanco seco

1 yogur natural desnatado sin azúcar

aceite y sal





ELABORACIÓN



Limpiar la cebolla y cortarla en cuadrados no muy grandes. Pelar el ajo, quitar el germen y cortar en láminas. Reservar ambos.



Salar el lechazo y dorar en una sartén honda con aceite caliente. Sacar los trozos y ponerlos directamente en la olla rápida. En la misma sartén y en el aceite sobrante, rehogar a fuego medio la cebolla y el ajo hasta que la primera se ponga casi transparente. Poco antes de que esté hecha, añadir a la sartén las pimientas de cayena y el curry en polvo para que vayan soltando el aroma. Una vez hecha, agregar la harina y rehogar. Añadir el vino y el yogur natural previamente batido, dejar que de un hervor, desglasar la sartén e incorporar su contenido a la olla donde está el lechazo.



Poner la olla al fuego, taparla y cocer 12-15 minutos desde que suban los anillos de la válvula. Dejar que pierda toda la presión antes de abrir. Si se quiere una salsa más espesa, sacar los trozos de carne, retirar y desechar las pimientas de cayena y cocer la salsa a fuego fuerte destapada unos cinco minutos o hasta que tenga la consistencia deseada. Mejora de un día para otro.



A comer.




lunes, 10 de diciembre de 2018

Ensaladilla de patata y brécol



La primera vez que comí esta ensaladilla en casa de mi tía, pensé “ummm, ese brécol a medio cocer no sé yo...” porque aunque a mi me encanta el brécol y como más me gusta es cocido al vapor y comido un poco templado, sin sal y sin ningún aderezo ni acompañamiento, tengo tendencia a cocerlo un pelín de más y eso del dente, no me convencía mucho, la verdad. Craso error, porque la gracia de este plato está en la mezcla de la textura crujiente del brécol, de la cebolla y del pepinillo con el resto de ingredientes. Y esa cebolla encurtida, otro acierto. Total, que pasé de desconfiar del plato a pedirle la receta.

¿Brécol o brócoli? Según el Diccionario Panhispánico de Dudas de la RAE, la palabra brócoli “es adaptación gráfica de la voz italiana broccoli (pl. de broccolo ‘pella de algunas berzas’). Aunque es etimológicamente un plural, en español se usa como singular. Su plural es brócolis. Esta es hoy la forma preferida por los hispanohablantes, aunque también se usa con frecuencia la forma más propiamente española brécol. Existe asimismo la variante bróculi, hoy minoritaria”. Osea, que ambas son correctas y aunque tal vez la que más se oiga sea brócoli, yo seguiré usando brécol porque me gusta más y porque es más española, aunque tengo que confesar que de eso me acabo de enterar...


Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.
 
 
 
INGREDIENTES

300 gr. de patatas pequeñas
100 gr. de brécol
50 gr. de cebolla
vinagre de vino blanco
120 gr. de jamón york en un trozo
150 gr. de surimi
80 gr. de pepinillos
65 gr. de maíz en conserva
2 huevos medianos
100 gr. de mayonesa (casera o industrial)
15 gr. de mostaza fuerte de Dijon
20 gr. de leche (opcional)


ELABORACIÓN

Lavar las patatas y sin pelar, ponerlas a cocer en abundante agua con sal durante 25-30 minutos. El tiempo de cocción dependerá del tamaño y de la clase de patata. Pinchar con una aguja para comprobar se están cocidas. Retirar del fuego y dejar enfriar. Una vez frías, quitar la piel y cortar en dados pequeños.

Poner a hervir un cazo con agua. Cuando rompa el hervor, añadir un buen puñado de sal y los huevos previamente lavados. Cocer 15 minutos desde que vuelva a hervir. Pasado el tiempo, refrescar los huevos en un bol con agua fría y hielo para facilitar su posterior pelado. Una vez fríos, pelar y cortar en dados pequeños.

Cortar la cebolla en brunoise, ponerla en un cuenco y cubrir con vinagre de vino. Dejar que se curta durante 15 minutos, escurrir (el vinagre se deshecha) y reservar.

Cubrir el fondo de la olla rápida con agua, colocar el accesorio de vapor y poner el brécol lavado y cortado en ramos. Cerrar la olla, ponerla a cocer y contar un minuto desde que suba la válvula. Apartar del fuego, dejar que pierda el vapor, abrir y dejar enfriar el brécol. Este ha de quedar al dente, ligeramente crujiente. Cortar en ramitos más pequeños y reservar.

Cortar el surimi no muy menudo, el trozo de jamón de york en cuadraditos pequeños y los pepinillos en brunoise.

Mezclar en un bol la mayonesa y la mostaza. Si la mezcla resultara muy espesa, aligerar con la leche.

En una fuente de servir, poner las patatas cocidas, la cebolla escurrida, el jamón york, el surimi, los pepinillos, el maíz en conserva escurrido y los huevos cocidos. Agregar la mezcla de mayonesa y mostaza y remover para distribuir los ingredientes. Por último, incorporar el brécol, reservando si se desea unos ramitos para decorar y mezclar delicadamente para no romperlo. Servir frío.

A comer.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

Bizcocho de yogur chocolateado

 
Creo que el bizcocho de yogur es el más agradecido que hay. Da igual la temperatura de los ingredientes, la harina y la levadura se pueden añadir sin tamizar y lo mezclas todo con la batidora de brazo. Rápido, cómodo y sin manchar casi nada. Y si utilizas el vaso del yogur como medida, ya ni te cuento. Yo lo peso y mido, porque uso algo menos de la medida del vaso; no hay otra razón. Casi siempre lo hago con yogur natural y luego le añado algún aromatizante o fruto seco o deshidratado o chocolate: canela, café, almendras, pasas, orejones, chocolate blanco rallado... incluso un chorrito de licor. Que yo recuerde nunca me ha salido mal. Esta versión en concreto queda más esponjosa al llevar un poco menos de harina.
 
Curiosamente, no recuerdo que este bizcocho se hiciera en casa de mi madre. Ella siempre hacía uno al que llamaba "sobao" (que ya caerá), que no tiene nada que ver con los sobaos pasiegos y un plum cake llenito de frutas que siempre se iban al fondo y que no sé que bizcocho era. Y conste que hacía muchos dulces porque en casa éramos muy golosos, pero este bizcocho y la tarta de galletas, jamás. Muchos domingos hacía una tarta rellena de crema o nata y cubierta y decorada con crema de mantequilla, la ahora tan famosa buttercream y que a mí me hacía muy poco gracia y sigue sin gustarme. También hacía lo que llamábamos "pastitas pegaditas" y que no eran otra cosa que pastas de té con relleno de mermelada. Recuerdo que se estaba toda la tarde haciendo pastas porque preparaba varias masas, rellenos y coberturas y era un trabajo enorme. A mí las que más me gustaban eran las que llevaban clavo molido en la masa. Es de esos sabores que permanecen en el recuerdo. Hacía muchísimas más cosas, pero no quiero aburrir. Ahora, para ella sola, ya casi no hace nada, pero aún hace, por ejemplo, una leche frita que se deshace en la boca, unas torrijas con el punto justo de humedad para que resulten cremositas al paladar sin estar hechas unas puchas y unas cañas rellenas de crema pastelera y cubiertas de caramelo que están realmente buenas.
 
 
 

INGREDIENTES



3 huevos L

200 gr. de azúcar

190 gr. de harina

100 ml. de aceite de girasol

80 gr. de cacao a la taza en polvo (yo Lacasa)

1 yogur natural desnatado sin azúcar

16 gr. de levadura tipo Royal





PREPARACIÓN



Enmantequillar y enharinar (retirando el exceso de harina poniéndolo boca abajo y dándole unos golpecitos en la base y costados) un molde alargado de 21x11 cm. o más o bien enmantequillar el molde, forrar base y costados con papel vegetal de horno y enmantequillar el papel. Reservar.
 


Precalentar el horno a 200º C con calor arriba y abajo.
 


Mezclar en un bol la harina, el cacao y la levadura. Reservar.
 


En otro recipiente amplio, poner los huevos, el azúcar, el aceite y el yogur y batir con la batidora de brazo hasta que todos los ingredientes estén bien integrados. Ir añadiendo a cucharadas la mezcla reservada en el otro bol, batiendo con la batidora hasta integrar. Verter la mezcla en el molde e introducir en el horno colocando la rejilla en la segunda posición empezando por abajo. Bajar la temperatura a 180º C y poner el calor sólo por abajo. Hornear 23 minutos. Pasado ese tiempo, subir una posición la rejilla y hornear otros 22 minutos.


Sacar del horno y colocar sobre una rejilla. Desmoldar a los 10 minutos y volver a colocar sobre la rejilla hasta que se enfríe por completo.
 


A comer.
 
 

 

sábado, 1 de diciembre de 2018

Melva en escabeche de naranja



Lo que me gusta el pescado y lo poco que lo hago. Principalmente porque la mayoría de las recetas con pescado son para hecho y comido, es decir, no aguantan muy bien el recalentamiento y yo, que a diario hago la comida de un día para otro porque a mi pareja y a mi no nos coinciden los horarios laborales, pues dejar hecho el salmón a la plancha (pongamos por caso) la tarde anterior, como que no. Así que el pescado queda circunscrito a los fines de semana, como la pasta, el arroz y los asados de carne o a preparaciones como el escabeche que precisamente mejoran, y mucho, con el paso de los días.


La receta se la ví a Elvira, de Los Cerezos en Flor. Ella la hace con salmón pero yo tenía una melva en el congelador que no sabía cómo cocinar y al ver su receta pensé que tenía que quedar muy rica con ese pescado. Y no me equivoqué. Apenas hice un par de modificaciones a su preparación y ahora lo que me da rabia es tener que esperar al año que viene para repetirla, porque la temporada de la melva es de junio a noviembre y no creo que a estas alturas la encuentre ya en el mercado. Por cierto, que nunca la había comido fresca, siempre en conserva, pero se la vi comprar a una señora que estaba delante de mí en la pescadería y tenía tan buena pinta, que se me antojó y ya me alegro. Además congela estupendamente. Su carne es muy parecida a la de el bonito y el atún, no en balde es de la misma familia, pero a mí me ha parecido de sabor más suave.


Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

 

 
 
 

INGREDIENTES



750 gr. de melva (peso sin espinas ni piel)

220 ml. de aceite de girasol

75 ml. de vino blanco seco

75 ml. de vino blanco dulce

110 ml. de vinagre de vino blanco

120 ml. de zumo de naranja

½ cáscara de naranja

3 hojas de laurel

pimienta negra en grano (al gusto)

½ tsp. de sal

unas ramas de tomillo limón y romero frescos y de perejil fresco (al gusto)

1 tsp. de pimentón de La Vera agridulce

170 gr. de cebolla

2 dientes de ajo grandes





ELABORACIÓN



Limpiar el pescado eliminando las espinas y la piel. Cortar en dados regulares. Reservar.
 

Hacer tiras la piel de naranja con un acanalador o bien cortar en juliana fina, sin la parte blanca. Reservar.
 

En una cazuela profunda, poner el aceite, los vinos, el vinagre, las hojas de laurel, las ramas de tomillo limón, de romero y de perejil lavadas, los granos de pimienta negra, la sal, los dos dientes de ajo enteros y golpeados y la cebolla pelada y cortada en tiras o aros anchos. Tapar y llevar a ebullición. Cocer 30 minutos. Agregar el zumo de naranja y cuando la preparación recupere el hervor, añadir el pimentón agridulce, remover, incorporar la melva y la piel de naranja, tapar y cocer un minuto. Apagar el fuego y dejar enfriar tapado para que termine de pasarse el pescado.

 
Conservar en frío, tapado y cuidando de que todo el pescado quede sumergido en los líquidos del guiso.

 
Esperar al menos doce horas antes de consumir, pues los escabeches necesitan tiempo para reposar y tomar sabor. Cuantos más días pasen, más mejorará el guiso. Aguanta perfectamente ocho días, siempre que el pescado no esté en contacto con el aire.

 
A comer.