martes, 30 de julio de 2019

Pollo al aroma de cítricos y canela, en Monsieur Cuisine Plus (MC+)



¡Qué difícil me resulta defender una receta cuando no estoy satisfecha con las fotos! Porque es cierto que la comida entra por los ojos, así que si yo, conociendo el sabor del plato, seguramente no me animaría a cocinar una receta cuya fotografía no me atrajese, ¿cómo os vais a animar vosotr@s a cocinarla? Pues eso es lo que pasa con este sencillo, resultón y poco fotogénico pollo, que entre la impericia de la fotógrafa y que (para mi gusto) el MC+ machaca demasiado la carne y la hace cachitos, pues desde luego que, visualmente no está para comérselo, como suele decirse. Pero dadle una oportunidad, que está rico de verdad.

El tema de las fotos es mi mayor quebradero de cabeza. Hay platos que cocino más de una vez porque la presentación o las fotografías no me han gustado nada, otros que no sé cuando verán la luz porque el plato no es fácil de fotografiar (me viene a la cabeza una lasaña de berenjena y langostinos que hago muy a menudo y que, aunque muy rica, estéticamente no es “bonita”) y en cuanto se acorten los días, porque la luz es muy escasa y quedan las fotos demasiado oscuras. Tampoco tengo un editor de fotos que me eche una manita ni tiempo para aprender a mejorar la calidad de las fotos. Algo a lo que tengo que poner remedio si quiero hacer un trabajo que os guste y os anime a visitar mi cocina.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.


INGREDIENTES:
 

530 gr. de pollo deshuesado (cuartos traseros y/o pechugas), sin piel

1 diente de ajo pequeño

100 gr. de cebolla

20 ml de zumo de limón

50 ml. de zumo de naranja

la ralladura de la mitad de la piel del limón (sin nada de parte blanca)

la ralladura de la cuarta parte de la piel de la naranja (sin nada de parte blanca)

1/4 tsp. de canela en polvo

2 tsp. de espesante instantáneo (marca Maizena)

20 ml. de AOVE

sal

unas hojas de hierbabuena fresca
 

ELABORACIÓN:
 

Pelar la cebolla y cortar en plumas finas. Reservar.

Pelar el diente de ajo, quitar el germen y prensar con el prensa-ajos. Reservar.

Quitar la grasa que pudiera tener el pollo y cortar en trozos medianos. Salar y reservar.

Lavar bien la piel de los cítricos. Exprimir ambos hasta obtener los 20 ml. de zumo de limón y los 50 ml. de zumo de naranja necesarios para elaborar la receta. Reservar.

Rallar la mitad de la piel del limón y la cuarta parte de la piel de la naranja, (intentando no rallar nada de la parte blanca para que no amargue) y reservar ambas ralladuras.

Disponer en el vaso del robot Monsieur Cuisine Plus (MC+) el aceite de oliva virgen extra, la cebolla, el ajo y un poco de sal y programar 6 minutos, tecla rehogar, velocidad 1, marcha atrás, 130º C, orificio destapado. Si se desea, poner un colador del revés sobre el orificio para evitar salpicaduras.

Cuando pare la máquina, abrir la tapadera, incorporar la canela molida y el pollo, cerrar y programar 6 minutos, 100º C, velocidad 1, marcha atrás, orificio destapado.

Pasados los seis minutos, añadir los zumos y las ralladuras y programar 10 minutos, 100º C, velocidad 1, marcha atrás, orificio destapado.

Cuando finalice el tiempo programado, abrir la tapadera del vaso, bajar con la espátula los restos que pueda haber en las paredes, rectificar de sal y agregar el espesante, cerrar y programar 5 minutos, 100º C, velocidad 1, marcha atrás, orificio destapado.

Al acabar, la salsa puede parecer todavía un poco ligera, pero espesará al enfriar.

Al servir, poner por encima unas hojas de hierbabuena fresca enteras o picadas, según tamaño.
 
A comer.

 

jueves, 25 de julio de 2019

Crema untable de pimiento asado y tomate seco


Después de unas cuantas entradas programadas con motivo de mi escapada vacacional, vuelvo a publicar “en vivo y en directo”. Y una recetita sin complicaciones y sin tener que encender el fuego, que entre la pereza física y sobre todo mental que arrastro y estos calores que cada día llevo peor, no me apetece nada cocinar. Una de las cosas que más me gusta de las vacaciones, es no tener que pensar “¿qué hago mañana de comida?”, porque la verdad, muchas veces ya no sabes qué cocinar, porque tiene que gustar a todo el mundo, porque procuras no repetirte y porque (en mi caso, al menos) tienen que ser platos que se puedan dejar guisados de un día para otro y claro, entre unas cosas y otras, el repertorio se limita bastante y a mi me termina estresando el hecho de tener que estrujarme la mollera todos los días a cuenta del menú. ¡Qué bien llegar al restaurante y sólo preocuparte de elegir qué te apetece comer! Vale que después de un tiempo puedes añorar la comida de casa, pero de vez en cuando hay que descansar de planificar las comidas, hacer la compra y cocinar, que quien no lo hace no sabe lo que eso, con el paso de los años, puede llegar a cansar mentalmente.

Esta sencilla crema resulta adictiva, sobre todo con zanahoria cruda, que es como más me gusta, por el contraste entre el dulzor de ésta y el picante de aquélla. Porque la gracia la tiene en que esté sabrosilla pero sin pasarse, tiendo en cuenta que con el paso de las horas se afirmará el sabor picante. Me gusta que se noten los trocitos de tomate seco, pero esta vez me pasé triturando la crema y casi ni se aprecian. No sale mucha cantidad porque prefiero que no sobre, pero para mico y mona que somos en casa, me da para dos días. La que sobre, al día siguiente estará firme al enfriarse el queso, así que habrá que sacarla con antelación, dejar que se atempere y removerla enérgicamente con un tenedor para que recupere la textura.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.


INGREDIENTES:

150 gr. de pimientos rojos asados (peso ya asados, sin piel ni pepitas y escurridos)

10 gr. de tomates secos en aceite (peso escurrido)

10 gr. de cebolla tierna o cebolleta

70 gr. de queso de untar tipo (Philadelphia) bajo en grasa a temperatura ambiente

salsa Tabasco

1/2 tsp. de orégano seco

1-2 tsp. de copos de puré de patata (opcional) *

sal


ELABORACIÓN:

Disponer los pimientos rojos asados, la cebolla y el queso en el vaso de la batidora de brazo y triturar con ésta hasta conseguir un puré fino. Agregar los tomates secos escurridos de su aceite y picados groseramente y sal y Tabasco al gusto. Volver a triturar con la batidora pero esta vez procurando que queden trocitos de tomate sin triturar. Rectificar de sal y Tabasco si procede y añadir el orégano seco integrándolo con una espátula. Refrigerar al menos una hora antes de consumir.

* La consistencia de la crema variará mucho en función del pimiento asado utilizado. Si es en conserva, probablemente no habrá que rectificarla, pero si se utiliza pimiento asado en casa (que es lo que yo hago), éste aportará bastante agua, más cuanto mayor sea el punto de maduración del pimiento, quedando tal vez demasiado ligera. Para espesarla, reducir a polvo una tsp. de copos de puré de patata y añadirla a la crema. Remover y dejar reposar 10 minutos para que se hidrate la patata. Volver a remover y si aún resulta poco densa, añadir otra tsp. de copos triturados e integrar. La consistencia de la crema cambiará, pasando de un puré fino a uno más denso un poco “grumosillo” a la vista, que no al paladar.

Degustar con unos bastones de zanahoria fresca o con colines o picos.

A comer.





sábado, 20 de julio de 2019

Kuneli stifado (conejo estofado). Receta griega


Aquí estoy otra vez dando guerra con una receta de conejo. Aunque yo utilizo conejo de campo, todas las recetas se pueden hacer con conejo de granja, evidentemente, sólo es necesario reducir los tiempos de cocción. No tendrá el mismo sabor porque la carne no sabe igual, pero seguro que está igual de rico.

Hace ya algunos años, mi hermana se trajo de un viaje a Grecia un libro de cocina de recetas griegas editado en español. El libro en cuestión se llama “Cocina griega. 300 recetas tradicionales” y es de la editorial Summer Dream Editions y la verdad, deja bastante que desear. Las explicaciones son excesivamente simplistas, apenas hay fotografías, algunas de ellas no se corresponden claramente con el plato que se supone ilustran, las medidas son en tazas (de té) o en vasos grandes y pequeños o bien desproporcionadas y casi todas las recetas se cocinan igual, cambiando el ingrediente principal y poco más. De hecho, si quitas todas las que llevan tomate o limón, apenas creo que queden cincuenta recetas que sean realmente diferentes. Quiero pensar que el recetario está hecho para el turista, porque presumo que la cocina tradicional griega tiene mayor riqueza que la que el libro muestra y seguro que si lo lee una señora griega, le daría un pelín de patatús.

Aún así, entre las 300 recetas hay algunas muy ricas, como este kuneli stifado/conejo estofado (así viene en el libro). Volviendo a lo que decía antes de medidas desproporcionadas: en la receta se indica un conejo mediano para 6-8 comensales (¿qué tamaño tienen los conejos en Grecia?, o eso, o esa gente come bien poco) y ¡un kilo de cebollitas francesas!. Mucha “cebollita”, me parece a mí...

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.


INGREDIENTES:

1 conejo de campo

200 gr. de cebolla

150 ml. de vino tinto D.O. Toro

85 gr. de salsa de tomate espesa

250 ml. de agua

2 hojas de laurel

3 clavos de olor

12 granos de pimienta negra

1 diente de ajo grande

aove

sal y pimienta negra molida

2-3 cebollitas francesas por ración

ELABORACIÓN:

Lavar minuciosamente el conejo y secar con papel de cocina. Trocear y reservar.

Pelar la cebolla y cortarla en dados medianos. Reservar.

Pelar el diente de ajo, quitar el germen y reservar.

Lavar las hojas de laurel y reservar.

Pelar las cebollitas francesas dejándolas enteras, hacerles un corte en forma de cruz en la raíz y de unos dos milímetros de profundidad y reservar.

Poner a calentar una cazuela con un fondo de aceite de oliva virgen extra. Cuando alcance temperatura, introducir el conejo y la cebolla y sofreír a fuego muy fuerte hasta que se evapore todo el líquido que suelte. Apartar la cazuela del fuego para que pierda un poco de temperatura y añadir el vino tinto. Remover delicadamente y desglasar los jugos del fondo de la cazuela. Incorporar la salsa de tomate, el agua, el laurel, los clavos de olor, los granos de pimienta y el diente de ajo y condimentar con sal y pimienta negra molida al gusto.

Tapar la cazuela y cocer a fuego lento durante 45 minutos. Añadir las cebollitas distribuyéndolas por encima del conejo y con el corte hacia abajo, tapar nuevamente y continuar la cocción una hora más.

Rectificar de sal y servir.

A comer.



lunes, 15 de julio de 2019

Pastel de yogur con cerezas frescas


No suelo comprar por impulso y menos por internet, que no puedes ver bien como son las cosas. A veces compras un libro por la foto de portada y es fácil llevarse un chasco, ya que una bonita foto no es garantía de calidad. El caso es que un día andaba trasteando por una conocida página de venta de libros y ví un bonito librito con una apetitosa tarta de queso y arándanos en la portada. No era caro y me tiré a la piscina y lo compré. Y, aunque no viene la receta de la tarta de la portada, es un libro que me sorprendió gratamente: trae algo más de cien recetas de pasteles y bizcochos, muchos de ellos con frutas, con explicaciones muy concisas y todas ilustradas con una fotografía. Tengo marcadas un montón de recetas aunque todavía he hecho muy poquitas. El libro en cuestión se llama “Pasteles rápidos y tartas frías” de la editorial NGV y es de esos libros hechos con fondos editoriales. Una pequeña joya de la que ya traeré más cosas por aquí.
 
En casa nos ha gustado mucho este pastel y siendo las cerezas una de mis frutas favoritas, lo repetiré seguro.

Una última cosa: una cereza no mancha mucho, pero casi un cuarto de kilo dejan las manos teñidas para varios días, por eso aconsejo el uso de guantes.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.



INGREDIENTES:


* Para el relleno:


225 gr. de cerezas (peso con hueso) o las necesarias para cubrir la base del molde

1/2 tbs. de maizena

20 gr. de azúcar blanquilla



* Para el bizcocho:


100 gr. de mantequilla a temperatura ambiente

115 gr. de azúcar blanquilla

10 gr. de azúcar vainillado

2 huevos tamaño L

la piel de medio limón

125 gr. de harina de todo uso

25 gr. de maizena

tsp. de levadura química (impulsor)

1 pizca de sal

75 gr. de yogur tipo griego

mantequilla para el molde



* Y además:

un molde desmontable de 18 cm. de diámetro

papel de horno



ELABORACIÓN:


* Del relleno:

Lavar y secar las cerezas. Quitar los rabos y, utilizando guantes para uso alimentario, deshuesar, bien con un deshuesador o bien con una brocheta de madera o palillo chino, cogiendo la cereza entre dos dedos y presionando con firmeza en la inserción del rabo con la fruta, hasta sacar el hueso por el lado contrario. Colocar las cerezas deshuesadas en un recipiente y añadir el azúcar y la maizena (esto evitará que la fruta tiña la masa, aunque si está muy madura algo sí la teñirá). Remover delicadamente para que se impregne bien toda la fruta. Reservar.


* Del bizcocho:
 
Enmantequillar el molde (preferiblemente desmontable) y forrar la base y paredes con papel de horno. Enmantequillar el papel y reservar el molde preparado.

Precalentar el horno a 170º C con calor arriba y abajo.

Lavar y secar la piel de limón. Rallarla sin llegar a la parte blanca y reservar.

Tamizar juntos la harina, la maizena y la sal. Reservar.

Batir la mantequilla con el azúcar blanquilla y el vainillado utilizando unas varillas eléctricas hasta que la mezcla blanquee. Añadir los huevos de uno en uno y ligeramente batidos, no añadiendo el segundo hasta que el primero esté integrado del todo. Agregar la ralladura de limón e integrar. Incorporar la harina en tres veces alternándola con el yogur.

Disponer las cerezas en el fondo del molde, desechando el jugo que hayan podido soltar y verter por encima la mezcla del bizcocho. Colocar un paño de cocina en la encimera y golpear la base del molde sobre éste para que la masa se distribuya entre las cerezas y para eliminar las posibles burbujas de aire.

Poner el horno con calor sólo por abajo, colocar la rejilla a media altura e introducir el molde. Bajar la temperatura a 160º C y hornear durante una hora, aproximadamente, dependiendo de cada horno. Comprobar el punto de cocción pinchando en el centro del pastel con una aguja: si sale seca, el bizcocho ya estará cocido, si no es así, prolongar la cocción de cinco en cinco minutos hasta que al pincharlo, la aguja ya salga seca.

Sacar el bizcocho del horno y colocarlo en una rejilla. Pasados diez minutos, quitar el aro desmontable y con mucha delicadeza y la ayuda de un cuchillo de ser necesario, quitar el papel de horno del lateral de bizcocho. Al estar caliente resulta un poco frágil y puede quedan alguna miga pegada al papel, pero se despegará mejor que si se enfría del todo.

Dejar enfriar el bizcocho encima de una rejilla y sin quitar la base del molde. Cuando esté completamente frío, dar la vuelta y quitar el papel y la base metálica. Volver a dar la vuelta, disponer el bizcocho en la fuente de servir y espolvorear con azúcar glas. Disfrutarlo.

A comer.





miércoles, 10 de julio de 2019

Baba ganoush


Qué vicio tiene este puré de berenjena. A mí me encanta con unos picos y resulta un entrante muy refrescante para el calor. La receta está adaptada de Bake-Street y está buenísimo. Con la cantidad de tahini que sale, da para hacer tres veces la receta del baba ganoush, así que como el tahini se conserva mucho tiempo y el horno gasta lo mismo para asar una berenjena que siete, yo aconsejo llenar con todas las que quepan la bandeja del horno y asarlas todas. Luego con parte de esas berenjenas y unos buenos pimientos rojos asados podemos preparar una rica escalibada, por ejemplo y con el resto, baba ganoush, que además congela estupendamente. Luego, para recuperar la textura una vez descongelado, basta con batirlo con la batidora o las varillas manuales o incluso con un tenedor.
 
Hoy no me extiendo más. Queremos salir mañana de vacaciones y no he terminado de hacer la maleta.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.



INGREDIENTES:



* Para el BABA GANOUSH:


375 gr. de berenjena asada (peso en limpio y ya asada)

tbs. de tahini (receta más abajo)

15-20 m. de zumo de limón (según acidez)

1/4 tsp. de comino en grano

7 gr. de ajo fresco sin piel ni germen

25 ml. de aove

3 gr. de sal



* Para el TAHINI:


45 gr. de semillas de sésamo dorado crudo

25 ml. de aove

1 pizca de sal



ELABORACIÓN:


* Del TAHINI:

En una sartén sin aceite, tostar por tandas la semillas de sésamo, cuidando que no se quemen. Ponerlo en el accesorio picador de la batidora de brazo, añadir el aceite de oliva virgen extra y la pizca de sal y procesar hasta conseguir una pasta fina. Como es poca cantidad (suficiente para preparar el baba ganoush y que sobre), costará mucho picarlo ya que se quedará por las paredes del vaso, pero con paciencia se conseguirá moler todo el sésamo. Quedará una pasta de consistencia fluida muy aromática. El tahini que sobre se conservará mucho tiempo en un recipiente hermético en la parte más fría del frigorífico.


* Del BABA GANOUSH:

Lavar las berenjenas y asarlas enteras y con piel en el horno precalentado a 180º C y con calor arriba y abajo durante 45 minutos, colocando la bandeja a media altura y dando la vuelta a las berenjenas a la mitad del tiempo.

Sacar la bandeja del horno, esperar a que la temperatura de las berenjenas permita su manipulación y eliminar la piel. Pesar 375 gr. e introducirlos en el accesorio picador de la batidora de brazo junto con el ajo prensado con un prensa-ajos. Picar.

Moler en el mortero el comino hasta conseguir un polvo fino e incorporarlo a la berenjena junto con la sal, la tbs. de tahini y el aceite de oliva virgen extra. Picar. Añadir 15 ml. de zumo de limón y volver a picar. Comprobar el punto de acidez y si estuviera muy suave, agregar 5 ml. más de zumo de limón, teniendo en cuenta que el sabor del limón se refuerza con el paso de las horas.

Servir con un poco de sésamo tostado por encima, si se desea y acompañado de unos picos, regañás o colines y/o crudités.

A comer.

viernes, 5 de julio de 2019

Lechazo guisado con setas y aromáticas, en olla WMF


Mi mente matemática (o cuadriculada, ¡a saber!) me lleva a pesarlo todo, medirlo todo, proporcionarlo todo, pero evidentemente cada cual es muy libre de utilizar las cantidades de hierbas aromáticas que se adapten mejor a su gusto, a su jardín o a su despensa, porque a veces no tenemos todas las hierbas y especias que piden las recetas. En mi caso es raro, porque tengo auténtico vicio con ellas y en este momento tengo 28 distintas en la despensa (acabo de contarlas) entre hierbas aromáticas, especias y mezcla de especias, además de otras cinco frescas que tengo en tiestos. Mi aspiración es plantar un pequeño jardín de hierbas aromáticas, porque es cierto que no hay comparación entre las frescas y las secas. Todo se andará.

En una ocasión, hace poco, paré en un puesto de especias de un mercado medieval y tenía todas las que vendía menos una, que a punto estuve de comprar, pero en ese momento parece que no estaba muy inspirada y no la llevé. Según iba leyendo los carteles, parecía una cría con cromos “sí le, sí le, no le...”. Lo comentaba hace poco en la oficina y una compañera me decía que con lo que me gustaban, debiera ir al Bazar de las Especias de Estambul, donde disfrutaría como loca, pero casi mejor no, porque me perdería o perdería la cabeza, una de dos.

No os voy a decir nada de la receta. La hacéis y la probáis. Sólo os digo que en quince días la he hecho dos veces.

Y por favor y muy importante: no lo comáis recién hecho, porque seguramente no os dirá nada, ya que es un guiso que mejora y mucho de un día para otro. Incluso está mejor pasadas 48 horas ya que se equilibran los sabores de las hierbas aromáticas, suavizándose el de el romero y acentuándose el de limón del tomillo.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.


INGREDIENTES:

1 kgr. de lechazo (pierna, falda, pescuezo...)

80 gr. de cebolla

1 rama de romero fresco de 8 cm. de largo, aproximadamente

1 rama de orégano fresco de 8 cm. de largo, aproximadamente

4 ramitas de tomillo limonero fresco de 5 cm. de largo, aproximadamente, cada una

1 hoja grande de laurel

350 gr. de mezcla de setas congeladas

150 ml. de agua

aove

sal y pimienta negra molida


ELABORACIÓN:

* NOTA: Los tiempos de cocción que se indican lo son para una placa vitrocerámica de inducción. En el caso de utilizar otra fuente de calor (eléctrico, gas, halógeno), los tiempos variarán, debiendo ser adaptados. Lo mismo ocurre en caso de utilizar otra olla a presión o una cazuela convencional.

Lavar el lechazo, secarlo y cortarlo en trozos regulares. Salpimentar con sal y pimienta negra recién molida y reservar.

Pelar y cortar la cebolla en plumas finas. Reservar.

Lavar la hierbas aromáticas: romero, orégano, tomillo-limón y laurel. Sacudir para eliminar el exceso de agua y hacer un atadito o una muñequilla con las tres primeras. Reservarlas todas.

Poner un buen fondo de aceite de oliva virgen extra en la olla rápida. Cuando alcance temperatura, dorar los trozos de lechazo. Sacarlos a un plato a medida que se hagan y reservar.

Dejar que el aceite pierda un poco de temperatura y agregar la cebolla con un poco de sal y pochar. Una vez hecha, poner encima y en el centro de la olla, el atadito de hierbas y la hoja de laurel, a continuación disponer por encima el lechazo reservado y por último las setas sin descongelar. Añadir el agua y sin remover los ingredientes de la olla, colocar la tapa y cerrarla. Llevar a ebullición y cocer 15 minutos desde que suban los anillos de la válvula. Dejar que pierda toda la presión antes de abrir.

Abrir la olla, eliminar el atadito de hierbas aromáticas y rectificar de sal, si procede. En el caso de que tenga demasiada salsa, sacar ésta a un cazo y reducir a fuego fuerte. Volver a incorporar el líquido reducido, remover delicadamente y servir.

Mejora y mucho de un día para otro. Incluso está mejor pasadas 48 horas ya que se equilibran los sabores de las hierbas aromáticas.

A comer.




lunes, 1 de julio de 2019

Puding de leche de coco y naranja


Cuando me meto en la cocina no me gusta tener a nadie pululando alrededor porque invariablemente meteré la pata con lo que esté cocinando, olvidándose añadir algún ingrediente (la sal, casi siempre) o poner el temporizador para controlar el tiempo de cocción o apagar el fuego cuando ya ha sonado aquél... ¿sigo?. Mejor no. La cuestión es que no puedo cocinar con distracciones alrededor. Y si a eso le sumamos las prisas (no sé cocinar con estrés), el desastre puede ser total. Pues eso fue lo que pasó hace unos días. La hora de comer, yo preparando un pan para hacer en la panificadora, terminando de hacer la comida y se presenta mi cuñada, que nunca tiene prisa y nos ponemos de casque mientras voy acabando de hacer las cosas. Termino de preparar el pan, meto la cubeta en la panificadora, pongo la mesa, recojo la encimera, me despido de mi cuñada, apago el fuego, sirvo la comida (todo esto deprisa), nos sentamos a comer y pienso “uf, menos mal, no se me agarró la comida”, cosa que hubiera sido fácil con la distracción de la visita.
 
Pues no, la comida no se me quemó, pero no le puse sal al pan. La verdad que en casa comemos casi todo con poca sal, pero de ahí a ninguna...Total que el pan empezó a dar vueltas por la cocina y a quedarse duro, pero no lo iba a tirar, por supuesto, así que preparé este puding que es una muy buena opción para dar salida al pan duro o a la bollería que se ha quedado un poco seca, aunque eso no nos pasa nunca porque somos demasiado golosos y no sabemos lo que es que un bizcocho se quede seco o duro. También aproveché para utilizar las últimas y tristes naranjas que tenía en el frigorífico. De hecho una se estaba poniendo ya pocha.

¿Y hace falta que diga que este puding va para

 
a que no? Ya sé que un puding no es muy original, pero no creo que la idea de Marisa es que seamos originales, sino que le demos una segunda oportunidad a los alimentos para evitar que acaben en la basura. Vale, si de paso somos originales, pues mejor que mejor, pero creo que eso lo dejo para otras.

A ver qué hago ahora con la leche de coco que me ha sobrado...

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.
 
 
INGREDIENTES:
 
* Para un molde tipo plum cake de 17'5 cm. de largo por 8'5 cm. de ancho (medidas de la base) y un litro y cuarto de capacidad
 

200 gr. de azúcar
 
40 ml. de agua
 
5 rebanadas de pan de molde, aproximadamente unos 260 gr. (dependerá del molde elegido)
 
300 ml. de leche de coco
 
120 ml. de zumo natural de naranja
 
4 huevos talla L
 
100 gr. de miel mil flores ecológica
 
35 gr. de arándanos rojos deshidratados
 
coco deshidratado en láminas
 
 
ELABORACIÓN:
 
Disponer los 200 gr. de azúcar y los 40 ml. de agua en un cazo o sartén y llevar a ebullición hasta conseguir un caramelo claro. Echarlo en el molde elegido e ir girando éste para cubrir las paredes y la base con el caramelo. Manipular con cuidado para evitar quemaduras. Reservar el molde caramelizado.
 
Agitar enérgicamente la lata de leche de coco para homogeneizar la parte sólida y la parte líquida.
 
En una jarra alta o en el vaso de la batidora de brazo (con capacidad suficiente para batir los 750 ml. de preparación resultante), introducir la leche de coco, el zumo natural de naranja, los huevos y la miel y batir con la batidora.
 
Precalentar el horno a 200º centígrados con calor arriba y abajo. Poner agua a hervir en un cazo para preparar un baño María.
 
Quitar la corteza al pan (yo no lo hago). Si el pan elegido es muy denso o está seco, remojarlo previamente con la preparación anterior.

Colocar un capa de pan en el fondo del molde, añadir un tercio de la preparación de leche y huevos, distribuir la mitad de los arándanos rojos, colocar otra capa de pan, otro tercio de líquidos, el resto de arándanos, una última capa de pan y el resto de la preparación líquida.
 
Bajar la temperatura del horno a 170º C y poner el calor sólo por abajo.
 
Colocar la rejilla de horno en la segunda posición empezando por abajo y en ella una fuente lo suficientemente grande para que quepa el molde que contiene la mezcla del puding. Colocar éste dentro de la fuente y añadir cuidadosamente a ésta el agua del cazo, que tendrá que estar hirviendo, de tal manera que cubra unos tres centímetros el molde.
 
Cerrar la puerta del horno y cocer 45 minutos. Pinchar el puding con una aguja o brocheta para comprobar si está cocido, teniendo en cuenta que seguirá cuajando con el calor residual.

Sacar el molde del horno. Colocar sobre una rejilla para que enfríe y colocar encima un peso para compactar (un par de briks de leche envueltos en plástico alimentario, por ejemplo). Cuando se enfríe, retirar el peso y meter el molde en el frigorífico hasta el día siguiente.

Desmoldar con cuidado sobre una fuente, distribuir el coco laminado por encima y servir.
 
A comer.