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lunes, 6 de noviembre de 2023

Pimientos rellenos de arroz y carne

Hablando un día con unas amigas les comenté que tenía un blog de cocina. La más joven (29 años) enseguida dijo “qué bien, ¿y se te ve en los vídeos?”, a lo que contesté “uy no, por favor, me moriría de vergüenza; el mío es un blog antiguo, de los de foto y leer”, a lo que mi otra amiga (joven pero unos 14 años mayor) dijo “esos son los que me gustan a mí”. En un instante me reventó en la cara la diferencia generacional. Mi amiga A (la más joven), pertenece a una generación en la que todo es visual y muy rápido, no hay tiempo para leer, es echar un vistazo a una cosa y pasar enseguida a la siguiente. Mi amiga M (la menos joven pero a la que le llevo más de 10 años), es de una generación digamos, intermedia, también bastante visual pero más calmada, sin tanta prisa por pasar al minuto siguiente, pero ya enganchada a las nuevas tecnologías, a internet y al móvil. Y yo represento a la generación que, aún usando (y mucho) internet, móvil y ordenador, disfruta leyendo, sin prisas; no soporto ese estrés por saltar de un vídeo a otro, no me atraen nada las RRSS y tengo una PDA como la de Concha, del blog De Buena Mesa (pinchad en el enlace si queréis saber a qué me refiero). Y un montón de recetas en papel, sobre todo de los platos que hacía mi madre, que ahora, al estar sola, la mujer ya no guisa tanto, menos cuando nos juntamos todos, que le falta tiempo para ponerse el delantal y meterse entre fogones y es que cocinar no le cansa, bueno, cuando acaba sí, que ya son 80 años y aunque está mejor que yo, ya no es una chavala, pero mientras anda entre ollas y sartenes, el cansancio se queda fuera de la cocina.

A esas recetas pertenece la de hoy. Estos son los pimientos rellenos por excelencia de mi madre. Recuerdo perfectamente acompañarla al mercado y ver cómo escogía los pimientos del tamaño adecuado, todos iguales para que quedaran con el mismo punto de asado y verdes, siempre verdes. Y hacía muchos a la vez, todos los que le cabían en la bandeja del horno, porque nos encantaban.

Mi intención era haber utilizado pimientos verdes, pero cuando salí a la huerta a cortarlos, no había ninguno del tamaño adecuado, ni verde, ni rojo, que también se pueden usar éstos, como hace mi hermana, aunque me gustan menos. En cambio había amarillos a montones y decidí probar, pues nunca los había usado en esta receta. La verdad que nos ha gustado mucho el cambio, pues no son tan dulzones como los rojos y saben más a pimiento que los verdes.

Es una receta que aunque parezca larga, no entraña ninguna dificultad, salvo encontrar los pimientos de tamaño adecuado. Se pueden utilizar pimientos grandes, por supuesto, de hecho son los que usa mi hermana, ella sirve medio pimiento por persona y es más que suficiente, pues llevan mucho relleno. Yo los prefiero más pequeños, como los hacía mi madre. Seguramente habréis visto en el súper unos paquetes que tienen un pimiento de cada color (verde, amarillo y rojo), esos tienen un tamaño muy apropiado para esta elaboración.

Congelan muy bien, así que ya que nos metemos en faena, merece la pena hacer mucha cantidad, ahorrando de este modo tiempo y energía, pues el horno, que es lo que más consume, gasta la misma electricidad para cuatro pimientos que para doce. En mi caso los congelo de dos en dos con un poco de salsa y después los caliento a potencia media en el microondas. Quedan estupendos y vienen fenomenal cuando se trabaja fuera de casa.

Por cierto, la anécdota es verídica, no un chascarrillo introductorio de la entrada.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

10 pimientos amarillos de 8 cm. de largo, aprox.

200 gr. de cebolla morada

1 diente de ajo grande

3 tbp de perejil fresco picado, sólo las hojas

200 gr. de beicon ahumado

500 gr. de carne picada de ternera

150 gr. de arroz redondo

140 gr. de salsa de tomate espesa

2 tsp de tomate concentrado

1 pastilla (10 gr.) de caldo concentrado de carne

200 ml. de agua

1/4 tsp de pimienta blanca molida

sal

AOVE

ELABORACIÓN:

Sacar la carne del frigorífico y dejar sobre la encimera, tapada, para que se atempere.

Lavar los pimientos. Practicar un corte alrededor del pedúnculo, sacarlo con cuidado de no romperlo porque luego se va a utilizar como “tapón” y cortar la parte blanca y semillas adheridas a él. Limpiar el interior de los pimientos de semillas y tripas, en la medida de lo posible. Manipularlos con cuidado para que no se rajen. Reservar cada pimiento con su tapón.

Quitar raíces y capa externa de la cebolla y picarla muy menuda. Pelar el ajo, eliminar el germen y picar pequeño. Lavar, secar y picar groseramente las hojas de perejil. Reservar.

Cortar el beicon en trozos pequeños. Dejar de lado.

Mezclar en un cuenco la salsa de tomate y el tomate concentrado. Reservar.

Llevar al fuego una sartén grande y honda con un fondo de aceite de oliva virgen extra y calentar. Rehogar a fuego medio la cebolla, el ajo y el perejil hasta que la primera esté blanda. Agregar el beicon y rehogar 5 minutos.

Separar someramente la carne y añadir a la sartén. Rehogar el conjunto justo hasta que la carne picada cambie de color, removiendo y separando la carne continuamente. Agregar en ese momento el arroz y rehogar un minuto. Añadir la mezcla de salsa de tomate y tomate concentrado, la pimienta blanca y sal al gusto. Mezclar, cocinar un minuto más, apartar del fuego y dejar templar.

Precalentar el horno a 200º C (392º F), con calor arriba y abajo.

Rellenar los pimientos con la ayuda de una cuchara. Golpear delicadamente la base de los pimientos para que se asiente el relleno. Colocar a cada pimiento su tapón y ponerlos, tumbados, en una fuente honda apta para horno,

Separar un poco de los 200 ml. de agua en una taza y calentar en el microondas. Disolver en el agua caliente la pastilla de caldo desmenuzada, añadir el contenido de la taza al resto del agua, así como 30 ml. de aceite de oliva virgen extra y regar los pimientos con este caldo.

Introducir la bandeja de los pimientos en el horno, colocándola a media altura. Hornear a 190º C (374º F) con calor arriba y abajo, durante 30 minutos. Con mucho cuidado, dar la vuelta a los pimientos y hornear otros 30 minutos, vigilando siempre el nivel de líquido, añadiendo agua si fuera necesario (yo no lo hice).

Dejar reposar fuera del horno 5 minutos y servir.

A comer.

domingo, 30 de octubre de 2022

Ensalada de arroz a la hierbabuena

Que levante la mano quien no esté de puente. A ver, a ver... pocas manos veo yo levantadas y es que éste es, creo, uno de los puentes con mayor movimiento del año. Entre los que se van a cumplir la tradición a sus lugares de origen y los que se van de turismo, se vacían unos sitios y se llenan otros. Y si no, ya me lo contaréis los que me leáis a la vuelta del puente. Aunque, a decir verdad, yo no sé de dónde sale la gente: he estado en Granada hace unos días, que no era ni puente, ni vacaciones ni nada y estaba hasta la bandera de gente. Daba igual que fuera sábado que martes, todos los días gente por todos los lados. Mucho extranjero, sí, pero también muchísimo nacional. No sé yo cómo estará la ciudad en verano o mismamente estos días, que seguro que no cabe un alfiler. Ya le preguntaré a unos amigos que están allí pasando el puente, que espero que hayan tenido más suerte que nosotros y hayan conseguido entradas para la Alhambra, que nos vinimos sin verla, imposible conseguir entradas y es que, según las fechas, hay que comprarlas con semanas de antelación, pero como la decisión de irnos de viaje fue muy precipitada, no pude organizarlo como a mí me gusta hacerlo. Aún así disfrutamos de la ciudad, tiene mucho qué ver, muchas calles por donde perderse y mucha animación. Si no la conocéis, ya estáis organizando una visita, para la que voy a daros el consejo que me dieron a mí: si sabéis las fechas en las que váis a ir, comprad primero las entradas de la Alhambra y luego buscad el alojamiento. Ya aviso.

Nos vinimos sin visitarla, lo que me sirve de excusa para volver, porque, aunque ya la habíamos visto hace unos años, creo que es de esos sitios que por muchas veces que vayas, siempre descubres algo nuevo. Lástima que haya siempre tantísima gente, pues eso te priva de disfrutarla pausadamente, de asomarte a todas sus ventanas, de desgastar con la vista todas sus yeserías, de pasear perezosamente por sus jardines, de tratar de imaginar (tarea imposible), cómo era cuando la entregó Boabdil... Tal vez, la única manera de disfrutar de una forma más íntima de la Alhambra, sea con la visita nocturna, aunque no sé yo cómo son ahora esas visitas, cuando yo la hice, eran grupos muy pequeños, creo recordar que con guía, sólo se visitaba una parte reducida de los Palacios Nazaríes y no sólo era nocturna, si no que también en penumbra, pues apenas había iluminación, pero la existente estaba tan bien planteada que te hacía ver el monumento y su ornamentación de una manera completamente distinta a como se ve de día. Eso, unido al silencio, convertían la experiencia en algo, no sé cómo deciros, íntimo y a la vez invasivo, como asomarse por una ventana al interior de una casa y curiosear sin el permiso de sus dueños, casi daban ganas de pedir disculpas por el atrevimiento a los espíritus de sus antiguos moradores. Pero como os decía, no sé si ahora se podrá tener la misma sensación, pues haciendo un rastreo por la página oficial de venta de entradas, he visto disponibilidad para un mismo día de hasta 144 entradas. Como sea todo el mundo a la vez, adiós la magia. Aún así, os recomiendo, si tenéis oportunidad, que hagáis la visita nocturna, es otra forma de ver la Alhambra.

Visitéis o no la Alhambra, disfrutad de Granada, de sus monumentos, de sus calles, de su gastronomía, de su clima, como hicimos nosotros, que además tuvimos muy buen tiempo, bueno, como lo viene haciendo en todo el país durante todo lo que llevamos de otoño, que no terminan las temperaturas de acomodarse a la época del año, por favor, que venga el frío, que quería cocinar unas lentejas y al final cambié el menú e hice ensalada, que está mal que yo lo diga, pero está tremenda, buena culpa de lo cual lo tiene el dulce de los tomates cherry, el saladillo del queso feta y sobre todo, el frescor de la hierbabuena, alma de la ensalada y que la hace diferente, al menos a lo que yo he cocinado hasta ahora. Está mucho más rica reposada, así que, si podéis, hacedla con bastante antelación, eso sí, sin aceite y sin las hierbas, pues si no, el primero se lo beberá el arroz y las segundas se quedarán lacias.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

50 gr. de arroz de grano largo

150 gr. de tomates cherry (he utilizado normales y cebra)

75 gr. de pepino

25 gr. de aceitunas verdes

45 gr. de queso feta

1 rama pequeña de perejil fresco (sólo las hojas)

1 rama bien grande de hierbabuena fresca (sólo las hojas)

AOVE

sal

pimienta blanca molida

ELABORACIÓN:

Hervir el arroz en abundante agua salada hasta que esté hecho, unos 18 minutos o lo que indique el fabricante. Una vez cocido, refrescar con agua fría y dejar escurrir.

Lavar los cherrys y el pepino. Cortar los tomates a la mitad. en cuartos y en rodajas y disponer en una fuente. Pelar el pepino dejando tiras alternas de piel, cortar en rodajas no muy gruesas y luego cada rodaja en ocho triángulos y agregar a los tomates. Añadir las aceitunas cortadas en rodajitas y el queso feta en dados pequeños. Incorporar el arroz, un par de pizcas de pimienta blanca molida y un poco de sal (yo no le pongo), teniendo en cuenta que el arroz y el queso ya llevan. Mezclar con delicadeza, tapar y dejar reposar al menos una hora en lugar fresco.

Justo antes de servir, lavar las hierbas, secar con papel de cocina y picar las hojas. Distribuir la ensalada en los platos, regar con aceite de oliva virgen extra al gusto y espolvorear con las hierbas picadas. Servir inmediatamente.

A comer.

lunes, 29 de agosto de 2022

Gratinado de arroz con salmón

No soy mucho de platos únicos pues siempre me parece que la comida se queda a medias pero la receta que os traigo hoy es perfecta para servirla como plato único. Yo la he preparado de primer plato para tres pero poniendo un poco más de salmón y un poquito más de arroz, tenemos un plato único para dos perfectamente satisfactorio, rico, suave y que llena más de lo que parece. Eso sí, es un plato que no espera a nadie, una vez agregada la salsa al arroz hay que continuar deprisa con el resto de la receta y servirlo recién sacado del horno, porque a la que os descuidéis un poco, el arroz se empezará a beber la salsa pasando de esponjoso a apelmazado, que es lo que me pasó a mí a cuenta de la sesión de fotos. De sabor estaba riquísimo pero perdió en textura, no se podía ni comparar cómo estaba de recién hecho (puse un poquito en una cazuelita aparte para probarlo reciente pues me temía lo que pasó) a cuando nos sentamos a comer media hora después. Así que, ya sabéis, todo el mundo sentado en la mesa en lo que se gratina el arroz. También aconsejo gratinarlo en cazuelitas individuales, para que así cada bocado incluya arroz y queso, que siempre al servirlo de una grande se descompensa la parte de arriba que tiene el queso con la de abajo del arroz. En cualquier caso está buenísimo y es una receta perfecta para los anti espinas, ya que al ir el salmón limpio no tienen que preocuparse por ellas ni ponerlas como excusa para no comer pescado.

Animaos a preparar la receta, os va a gustar mucho, seguro, por no hablar de lo facilona y rápida que es. Eso sí, recordad que no admite esperas y por lo tanto tampoco el recalentamiento: haced la cantidad justa para que no sobre y disfrutadla en todo su esplendor.

Receta adaptada de aquí.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGRIENTES:

125 gr. de arroz de grano largo

150 gr. de salmón fresco, sin piel ni espinas

75 gr. de cebolla

75 gr. de crème fraîche

15 gr. de pasta de tomate

1/4 tsp de eneldo seco

pimienta blanca molida

1 pastilla de caldo de pescado

20 gr. de mantequilla

queso emmental rallado

agua

ELABORACIÓN:

Medir el volumen del arroz en una taza medidora y poner en una cazuela cuatro veces el volumen del arroz, de agua. Añadir a la cazuela la pastilla de caldo de pescado desmenuzada y llevar a ebullición. Cuando rompa a hervir, agregar el arroz y cocer semi tapado y a fuego suave durante 18 minutos o lo que indique el fabricante.

Retirar la cazuela del fuego y volcar el arroz en un escurridor. Voltear unas cuantas veces para eliminar el exceso de caldo y evitar que el arroz se apelmace. Mantener al calor esponjándolo de vez en cuando con dos tenedores para que no se pegue, cuidando de no romper los granos de arroz.

Mientras se hace el arroz, cortar el salmón en dados de 1 cm. de lado, aproximadamente y reservar. Picar la cebolla menuda y reservar.

Conectar el gratinador del horno a máxima potencia.

Mezclar en un cacito la crème fraîche, la pasta de tomate, el eneldo y un par de pizcas de pimienta blanca molida. Calentar a fuego muy bajo sin que llegue a hervir. Mantener en el fuego hasta su utilización.

Rehogar el salmón en la mantequilla a fuego medio alto. Sacar a un plato, escurriéndolo, justo cuando cambie de color y reservar.

Freír en la mantequilla sobrante y a fuego alto, la cebolla, removiendo para que se cocine por igual. Una vez dorada y crujiente, añadir el arroz cocido, mezclar y rehogar un minuto.

Apartar la sartén del fuego y añadir la mezcla caliente de crème fraîche. Remover para que el arroz se impregne uniformemente de la salsa e incorporar el salmón junto con los jugos que haya podido soltar. Mezclar el conjunto con delicadeza para no romper los dados de pescado y verter en una fuente apta para horno.

Cubrir toda la superficie del arroz con una muy generosa capa de queso emmental rallado y gratinar en el horno. Servir inmediatamente.

A comer.

lunes, 1 de agosto de 2022

Fritos de arroz integral y champiñones

Me gusta tener champiñones en el frigorífico, son muy versátiles, les van bien a casi todo y solos te apañan un primer plato en un momento, así que muchas veces los compro sin saber muy bien cómo los voy a utilizar. Normalmente cuando no estoy inspirada, los hago al ajillo-limón, que nos encantan y son fáciles de preparar, pero la última vez que los compré, quería hacer algo distinto. El caso es que iban pasando los días y los pobres champiñones languidecían en el cajón de las verduras sin que les llegara su momento. Estaban ya tan feúchos que de guisarlos solos el plato no hubiera resultado muy apetitoso a la vista, así que había que “camuflarlos” de alguna manera. También llevaba un tiempo con la idea de hacer una especie de arancini italianos y al mismo tiempo quería probar a cocinar algo con arroz integral. Así que junté todo, ingredientes e idea y cual bruja removiendo la marmita en la que prepara un filtro de amor, la olla de mi cabeza mezcló, quitó, puso y ajustó con el resultado que veis, unos fritos muy ricos hechos con el cariño que toda guisandera pone al cocinar, porque la cocina es un acto de amor, hacia los ingredientes y hacia los comensales. Hacia los primeros porque los tratamos con mimo para sacar lo mejor de ellos mismos y hacia los segundos porque siempre cocinamos pensando en los demás, en sus gustos, sus preferencias, sus manías, sus ascos, sus intolerancias, sus alergias y/o sus restricciones alimenticias, ya sean voluntarias o impuestas. Incluso cuando sólo cocinamos para nosotros mismos, también lo hacemos con amor, aunque sea un humilde filete a la plancha, siempre cuidaremos la materia prima y lo dejaremos en el punto que nos gusta, muy pasado o poco hecho, con o sin sal, con un poquito de pimienta o con todo el bote de Tabasco...

Cocinar también es compartir, en la mesa y por supuesto en este mundillo virtual y aunque la mayoría de los blogs ha colgado el cartel de “cerrado por vacaciones”, yo sé que Marisa no y como cada primero de mes nos abre su cocina para que participemos en su proyecto 1+/-100, desperdicio 0, una iniciativa cuyo objetivo es evitar el desperdicio de alimentos y fomentar el reciclaje en general

en la que siempre que puedo participo y a la que presento estos fritos, que si no llega a ser por ellos me temo que los champiñones habrían acabado en la basura, porque aunque estaban sanos, la verdad que su aspecto decía lo contrario.

Quedaron muy buenos, si no fuera así no os lo decía, que hay cosas que no me quedan muy allá y por supuesto no aparecen por aquí. Saben mucho a champiñón, el perejil y el eneldo les aportan sabor a “fresco” y el arroz integral todo el beneficio de la fibra. Aconsejo comerlos recién hechos para que mantengan el crujiente, pues pasado un tiempo la humedad del arroz ablanda el rebozado. No los hice todos de una vez y la mezcla sobrante la guardé filmada a piel y en un recipiente hermético en la parte más fría del frigorífico y aguantó perfectamente dos días. Después dejé que se atemperara a temperatura ambiente, formé las bolas, las rebocé y quedaron fenomenal. Os animo a hacerlas, os gustarán, seguro.

Una cosita, si no tenéis guantes de nitrilo, comprad una caja, con ellos no hace falta ni humedecerse las manos ni aceitarlas en la mayoría de las recetas que lo requieren. Si luego los laváis bien, los secáis mejor y os los quitáis con cuidado, podréis darles más de un uso. Yo los utilizo muchísimo.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

* Para 18-20 unidades, según tamaño. Todos los pesos en limpio

100 gr. de arroz integral

1/2 pastilla (5 gr.) de caldo concentrado de verduras

250 gr. de champiñones

45 gr. de cebolla

20 gr. de puerro, de la parte blanca

1 diente de ajo pequeño

1/8 tsp de pimienta blanca molida

1 tbs de perejil fresco picado (sólo las hojas)

1 tsp de eneldo fresco picado (sólo las hojas)

AOVE

sal

agua

harina, huevo y pan rallado, para rebozar

*Y además:

unos guantes de nitrilo aptos para alimentos (optativo)

ELABORACIÓN:

Medir el volumen de arroz en una taza medidora y poner en una cazuela el triple del volumen del arroz, de agua. Añadir a la cazuela la media pastilla de caldo de verduras desmenuzada y llevar a ebullición. Cuando rompa a hervir, agregar el arroz y cocer semi tapado y a fuego suave durante 25 minutos o lo que indique el fabricante, el arroz tiene que quedar hecho pero con cuerpo.

Retirar la cazuela del fuego, volcar el arroz en un escurridor, voltear unas cuantas veces para eliminar el exceso de caldo y evitar que el arroz se apelmace y extenderlo en una fuente amplia para que se enfríe, esponjándolo de vez en cuando con dos tenedores para acelerar el proceso de enfriamiento y para que no se pegue. Hacerlo con delicadeza para no romper los granos de arroz. Una vez frío, reservar tapado para que no se seque.

Picar los champiñones (pies y sombreros) en trozos pequeños, la cebolla en tamaño similar y el puerro más pequeño. Prensar el ajo. Reservar todos los ingredientes por separado.

Disponer en una sartén un fondo de aceite de oliva virgen extra, llevar al fuego y añadir la cebolla, el puerro y un poco de sal. Cocinar a fuego medio alto y cuando las verduras empiecen a dorarse, agregar los champiñones, el ajo y otro poco de sal. Cocinar el conjunto a fuego medio hasta que esté hecho y haya consumido casi todo el líquido sin que quede seco. Apartar a un lado hasta que se enfríe.

Preparar un plato con harina, otro con huevo batido y otro más con pan rallado.

Mezclar en un recipiente hondo el arroz, la mezcla de champiñones, la pimienta blanca molida, el perejil y el eneldo. Rectificar de sal, si procede, tapar y dejar reposar 10 minutos a temperatura ambiente para unificar sabores.

Si no se utilizan los guantes de nitrilo, humedecerse ligeramente las manos y formar bolas del tamaño deseado. Pasarlas primero por harina, después por huevo batido y por último por pan rallado. Freírlas en abundante aceite caliente, escurrir en papel de cocina y consumir calientes.

A comer.

sábado, 1 de mayo de 2021

Lingote de arroz a la naranja con sopa de chocolate y plátano, en Monsieur Cuisine Plus (MC+)

Mi blog se siente un poquito abandonado, lo sé, pero he tenido un mes de abril complicado, sobre todo la segunda quincena y la vida no me ha dado para más. Lo malo es que me temo que mayo va a ir por el mismo camino y los primeros días creo que no voy a poder mantener mi ritmo de publicaciones. Así que no os extrañéis si no actualizado, pero no os olvidéis de mí, porque aunque no venga por aquí os añoro mucho y estoy deseando volver a la normalidad y leer vuestros comentarios y por supuesto, contestarlos, porque me encanta cocinar (lo de la fotografía no lo llevo tan bien y eso que me gusta la fotografía en general, pero nunca pensé que se me iba a atragantar la de alimentos) pero lo que más feliz me hace son vuestras palabras y es lo que, muchas veces, me anima a seguir con el blog.

Recordaréis que para el cumpleaños bloguero de Marisa preparé una Crema de arroz a la naranja con turrón de Jijona, uno de los postres más ricos y sencillos que he preparado. Pues bien, la primera crema que hice no resultó con la textura que buscaba, así que modifiqué ligeramente la receta y esa vez sí obtuve el resultado deseado.

Ahora bien, ¿iba a tirar la primera crema de naranja? Antes muerta. Así que, bien tapadita, al frigorífico hasta que se me ocurriera algo. Unos cuatro o cinco días después, ahora no lo recuerdo con exactitud, seguía sin saber muy bien cómo emplearla; ya se me había ocurrido lo de los lingotes vista la textura que adquirió con el reposo, pero me faltaba “rematar” el postre. Solución: templar la crema a fuego muy bajo para que se ablandara ligeramente, distribuirla entre los moldes (he utilizado uno para barritas energéticas), dejar que se enfriara y al congelador bien tapada para que no absorbiera olores extraños.

Al cabo de un par de días llegó la solución en forma de plátano super maduro con amenaza de irse solito a la basura y trozo de chocolate con leche de uno que compré de cobertura especial para fundir, hiper dulce y que no me gustó nada, que ya llevaba un tiempo dando vueltas por la despensa: salsa de chocolate y plátano. Brutal. De verdad. No es porque yo lo diga, pero los lingotes de naranja forman una pareja perfecta con la salsa de chocolate. Tenéis que probarlo, sí o sí, bueno, salvo que no os guste algún ingrediente, en ese caso estáis disculpad@s.

La textura de los lingotes, aunque con cuerpo, es blanda, notándose en el paladar los trocitos de arroz, pues no se deshacen del todo con la cocción. A mí me recuerda a la tapioca, tanto en la textura como a la vista, que no al paladar. La de la crema es líquida, compensando a la perfección la densidad de los lingotes.

El contraste entre los lingotes fríos y la sopa templada favorece mucho al postre. Los comimos también con los lingotes y la crema a temperatura ambiente y nos nos gustaron tanto. Por cierto, que en las fotos no sé si se aprecia que los lingotes estaban aún un poco congelados, pero se me iba la luz y no podía esperar a que se descongelaran para hacer las fotos.

Dado que en esta receta aproveché una crema “fallida”, un plátano excesivamente maduro y un resto de chocolate, es también mi aportación del mes de mayo al proyecto 1+/-100, desperdicio 0,

que promueve Marisa en su blog Thermofan para concienciar sobre la necesidad de reducir el desperdicio y fomentar la reutilización.

Para terminar, una propuesta para la salsa sobrante de chocolate y plátano: picad en dados pequeños unas fresas un poquito ácidas, disponedlas en vasos de cristal estrechos y altos y añadid por encima un poco de salsa de chocolate, procurando que la misma se deslice voluptuosamente entre las fresas y el cristal... Ale, ya podéis dejar de salivar.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.

INGREDIENTES:

* Para 4 raciones

* Para los lingotes:

70 gr. de arroz redondo de Valencia (D.O.P.)

320 ml. de zumo natural de naranjas de Valencia (I.G.P. Cítricos Valencianos) a temperatura ambiente

1/8 tsp de cardamomo molido

5 ml. de edulcorante líquido (he utilizado Cologran)

* Para la sopa de chocolate y plátano:

60 gr. de chocolate con leche de cobertura

160 gr. de plátano muy maduro (peso sin piel)

60 gr. de leche desnatada

ELABORACIÓN:

* De los lingotes:

Introducir en el vaso del robot Monsieur Cuisine Plus (MC+) el zumo de naranja natural a temperatura ambiente, el cardamomo molido sin que caiga nada en las cuchillas y por último el arroz. No es necesario poner en las cuchillas el accesorio batidor. Colocar la tapadera, cerrar, poner el medidor y programar 35 minutos, velocidad 1, marcha atrás, 90º C. Un minuto antes de que finalice el programa y sin parar la máquina, añadir el edulcorante líquido.

Cuando el MC+ acabe, dejar que el arroz repose 5 minutos. Posteriormente, programar 45 segundos, velocidad 8, sin temperatura. Bajar los restos y remover. Tiene que quedar una crema con texturanligeramente granulada.

Verter la crema (salen unos 250 ml.) en ocho moldes rectangulares pequeños de 30 ml. cada uno o en un molde cuadrado de paredes bajas formando una capa de unos dos centímetros de alto. Alisar la superficie de la crema, tapar a piel con papel film y dejar que se enfríe a temperatura ambiente. Llevar al congelador hasta el día siguiente.

* De la sopa de chocolate y plátano:

Pelar el plátano y machacar con un tenedor hasta reducirlo a puré.

Introducir el chocolate troceado en el accesorio picador de la batidora de brazo o en un procesador de alimentos y picar hasta que quede reducido a polvo. Quitar las cuchillas.

Llevar la leche a punto de ebullición. Apartar del fuego, dejar enfriar diez segundos y verter sobre el chocolate, tapar y dejar reposar dos minutos. Mezclar con una lengua de silicona hasta que se deshaga el chocolate, añadir el plátano machacado, remover y colar con un colador de malla fina. Introducir en un recipiente, dejar que se enfríe a temperatura ambiente y llevar al frigorífico hasta el día siguiente para que se asiente y tome sabor.

* Del emplatado:

Sacar la sopa de chocolate de la nevera y dejar que se atempere.

Sacar del congelador el molde con la crema, esperar unos quince minutos y desmoldar. Si la crema no saliera con facilidad, introducir brevemente el molde en agua caliente. En el caso de haber utilizado un sólo molde, cortar ocho porciones alargadas con la ayuda de un cuchillo afilado introducido en agua muy caliente, sin secar y limpiándolo entre cada corte.

Poner un poquito de la sopa de chocolate en el fondo de los platos para evitar que se peguen los lingotes. Disponer dos en cada plato y dejar que se descongelen.

Entibiar brevemente la sopa en el microondas a baja temperatura, repartir unas cucharadas en los platos (sobrará) y servir inmediatamente.

A comer.

sábado, 20 de marzo de 2021

Crema de arroz a la naranja con turrón de Jijona, en Monsieur Cuisine Plus (MC+)

Gestionar un blog tiene mucho trabajo, muchísimo más de lo que parece desde fuera. Es algo de lo que uno no se da cuenta hasta que no se embarca en esta aventura, así que, cumplir diez años como cumple estos días el blog Thermofan, no es cosa baladí. A lo largo de estos diez años, Marisa nos ha ido contado retazos de su vida, recuerdos de su familia, algunos sinsabores, algunas alegrías, nos presentó a su querido Mouse, fue adaptando sus recetas a su estricta dieta haciéndolas siempre ricas y apetecibles, en su afán por enseñar tiene un Aula de Pan para que los que se atreven a meterse en harina puedan hacer sus panes y los que simplemente los miramos, podamos deleitarnos con su vista, ha promovido diversas iniciativas invitando siempre a participar a todo el mundo... En fin, que diez años dan para mucho y como no podía ser menos, para celebrarlo nos ha animado a participar en la fiesta con "Te regalo mi receta", celebramos 10 años juntos
El lema lo dice todo: se trata de que hagamos una receta y se la regalemos enlazándola a su blog. Como único requisito nos ha pedido que utilicemos en la receta uno o más productos con D.O.P. o I.G.P. de la Comunidad Valenciana, su tierra y para hacerla más golosa, ha organizado un concurso con la colaboración de las empresas Arroz Dacsa, Chufas Bou y Love La Huerta
aunque sinceramente, creo que hubiéramos participado igual sin la existencia del concurso, pues Marisa ha sabido granjearse el cariño de todos los que la seguimos.

La receta que le regalo a Marisa es muy fácil de hacer, sobre todo si tenéis una MC+ o una TMX. En principio pensé usar miel de nísperos de Callosa d'en Sarrià, que compré en una visita a esa localidad (por cierto, me encantan los nísperos de Callosa y cuando compro nísperos, siempre procuro que sean de allí, pues hay diferencia), pero al final he utilizado edulcorante para adaptarla a su restrictiva dieta; turrón sin azúcares añadidos no tenía pero se puede sustituir, con suerte que tenía turrón de Jijona pues todos los años compro varias tabletas para poder hacer postres con él a lo largo del año.

Me hubiera gustado regalarle alguna receta más. Tenía ideada una con aceite pero no lo encontré valenciano, que me apetecía probarlo. Podía haberlo comprado por internet, pero el problema es que tenía que comprar cantidad y ahora mismo tengo mucho aceite de oliva virgen extra (ya os contaré otro día porqué tengo tanto). También tenía otra con vino, pero no me ha dado tiempo a trabajar con ella. En el tintero quedan.

La textura de la crema es la de unas natillas espesas, más o menos. La cantidad de edulcorante o azúcar dependerá un poco de lo dulces o ácidas que sean las naranjas, así que, una vez triturado el arroz, probad y rectificad el punto de dulzor, adaptándolo a vuestro gusto. No añadáis el turrón hasta el momento de servir, para evitar que los trocitos de almendra se ablanden y degustarla fresquita, pues está más rica.

Gracias Marisa por abrirme las puertas de tu blog, por tus cariñosos comentarios, por tu amistad. Espero que mi receta te guste, la he preparado con mucho cariño pensando en ti.

Venga, a lavarse las manos y a cocinar.

INGREDIENTES:

*Para 3-4 raciones

70 gr. de arroz redondo de Valencia (D.O.P.)

480 ml. de zumo natural de naranjas de Valencia (I.G.P. Cítricos Valencianos) a temperatura ambiente

1/8 tsp de cardamomo molido

5 ml. de edulcorante líquido (he utilizado Cologran) o 70 gr. de azúcar blanquilla

60 gr. de turrón de Jijona (I.G.P.)

ELABORACIÓN:

Introducir en el vaso del robot Monsieur Cuisine Plus (MC+) el zumo de naranja natural a temperatura ambiente, el cardamomo molido sin que caiga nada en las cuchillas y por último el arroz. No es necesario poner en las cuchillas el accesorio batidor. Colocar la tapadera, cerrar, poner el medidor y programar 40 minutos, velocidad 1, marcha atrás, 90º C. Un minuto antes de que finalice el programa y sin parar la máquina, añadir el edulcorante líquido.

Cuando el MC+ acabe, dejar que el arroz repose 5 minutos. Posteriormente, programar un minuto, velocidad 10, sin temperatura. Bajar los restos y volver a programar un minuto, velocidad 10 y sin temperatura. Tiene que quedar una crema fina y homogénea.

Verter la crema en un recipiente, tapar a piel con papel film y dejar que se enfríe a temperatura ambiente. Llevar al frigorífico para que termine de enfriarse.

Sacar de la nevera. Dejar que coja un poco de temperatura y remover con una cuchara.

Reservar unos cinco gramos de turrón de Jijona por ración para decorar y desmenuzar groseramente el resto con los dedos. Añadir el turrón desmenuzado a la crema de arroz, remover y distribuir en los recipientes elegidos.

Desmenuzar con los dedos el turrón reservado y repartir entre los recipientes. Servir inmediatamente.

A comer.

lunes, 21 de diciembre de 2020

Berenjena rellena de arroz con frutas secas

Estoy un poco saturada de mirar y remirar recetas para estos días de fiesta y eso que para dos que vamos a ser en casa no hay que preparar mucho, pero siempre me gusta, con ocasión de cualquier celebración, esmerarme un poco y preparar platos diferentes de lo que comemos a diario, intentando siempre también que sean elaboraciones que no haya preparado nunca. Como eso no se improvisa, empiezo a buscar e incluso probar el menú sobre el mes de septiembre (vamos, que al final en casa sí comemos repetido, para quien los platos son una novedad es para los invitados, pero no voy a poner un plato en la mesa del que desconozco sus resultados, que luego vienen los disgustos), pero como este año ya se veía venir la situación, no me he decidido a preparar nada hasta que no ha empezado diciembre y ahora ando a la carrera. La mesa donde “trabajo” es un poema, llena de revistas plagadas de puntos de página marcando recetas susceptibles de cocinar, papeles con direcciones web de recetas que ya han pasado una criba previa de la carpeta de “pendientes”, post-it con sugerencias e ideas para platos propios... en fin, la “fiesta” que monto todos los años sólo que concentrada en tres semanas. Mi pareja me mira y me dice “pero no te compliques, que vamos a ser sólo tú y yo”. Jeje, que no me complique, dice, como si no me conociera, además que sé que lo dice con la boca pequeña, que luego disfruta mucho con lo que cocino, pero lo dice por no darme trabajo, que sabe que luego ando agotada y tardo en recuperarme varios días (¡asco de salud!) y si por él fuera, la cena de nochebuena y la de nochevieja serían un par de huevos fritos con una montaña de patatas fritas, de hecho me lo ha propuesto, por si colaba...

En fin, que para el día de navidad no voy a complicarme en absoluto, pues me ha pedido que prepare marisco y pescado y como siempre se conforma con lo que yo decido cocinar, voy a darle gusto con el menú. Para la noche anterior ya están programados entrantes varios y chuletillas de lechazo, así compenso el trabajo que dan los entrantes con el que no dan las chuletillas, pero aún me quedan por redefinir el resto de las comidas y cenas, con lo que de momento, la mesa seguirá igual de revolucionada, lo que ya me está poniendo un poquito de los nervios, pero menos mal que ya va a ser por pocos días.

Y mientras llegan las comidas de celebración, seguimos preparando cosas sencillitas, como esta berenjena, dulzona y sutilmente especiada, que ya he cocinado dos veces en poco tiempo. Salen dos raciones cumpliditas, pues el relleno queda con copete, lo que hay que tener en cuenta a la hora de elegir el segundo plato.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

1 berenjena de unos 300-350 gr.

55 gr. de arroz de grano largo

3 nueces tipo California, sin cáscara

15 gr. de arándanos rojos deshidratados

15 gr. de ciruelas pasas sin hueso

10 gr. de piña deshidratada

2 tsp de pasta de curry rojo suave

4 tsp de leche desnatada

1 tbs de aceite de sésamo

1 tbs de aceite de girasol

sal

ELABORACIÓN:

Lavar la berenjena y sin cortar el tallo (así evitaremos que después se desarme la berenjena y nos ayudará en su manipulación), cortarla a lo largo. Realizar unos cortes en la carne de cada mitad de la berenjena siguiendo un patrón romboidal y cuidando de no llegar a la piel. Cuantos más cortes se practiquen, antes se asarán.

Colocar contrapeadas las dos porciones de berenjena en un plato llano, tapar con una tapadera apta para microondas y asar en éste 5 minutos a 800 watios de potencia. Dejar reposar otros 5 minutos dentro del microondas, sacar y comprobar el punto de cocción: si la carne no se despegara de la piel, asar nuevamente a intervalos de un minuto, con reposos también de un minuto, hasta que esté hecha. Posiblemente sólo haga falta un minuto o dos más, según lo tierna que sea. Cuando la temperatura de la berenjena permita su manipulación, retirar la carne con la ayuda de una cucharilla y con mucho cuidado para no romper la piel. Reservar tapadas las barcas de berenjena. Picar la pulpa y reservar separadamente de las barcas.

Cocer el arroz en abundante agua con sal el tiempo que se indique en el envase o según el gusto personal. Una vez cocido volcarlo en un escurridor y lavar bajo el chorro de agua fría para detener la cocción. Dejar que escurra todo el agua.

Cortar a la mitad los arándanos. Cortar del mismo tamaño las nueces, las ciruelas pasas y la piña. Ponerlo todo junto en un bol, mezclar y reservar.

Disolver la pasta de curry en la leche y reservar.

Disponer los dos tipos de aceite en una sartén grande y honda y llevar al fuego. Añadir el arroz escurrido cuando los aceites estén calientes y rehogar sin dejar de remover unos dos minutos hasta que se vea rehogado todo por un igual. Incorporar la pulpa de berenjena y rehogar dos minutos más. Agregar las frutas secas, mezclar y verter el curry diluido. Remover el conjunto hasta que absorba todo el líquido, rectificar de sal si procede, retirar del fuego y dejar reposar cinco minutos.

Salar ligeramente el interior de las barcas de berenjena y repartir el relleno de arroz y frutas. Dar un golpe de calor en el microondas y servir templadas.

A comer.

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Níscalos con pimientos y queso

Las lluvias de las últimas semanas, unidas a las suaves temperaturas, han favorecido el nacimiento de setas de diversas clases. Según la zona, hay más o menos diversidad, pero lo que hay en todas es más recolectores que setas. Qué afición, por favor. Bueno, en el caso de los boletus, es algo más que afición, es negocio, pues los pagan muy bien las empresas transformadoras, tanto que ya en muchos pueblos hay cotos de setas y es necesario obtener un permiso para su recolección y no en todos lo dan si no vives o eres del pueblo. Eso no pasa en mi zona, aquí se pueden recolectar libremente, pues sólo hay (y pocas) setas de cardo, de chopo, níscalos y poco más, pero como digo, hay más recolectores que setas, así que si no madrugas, no te molestes en ir al campo a buscarlas que ya las habrán cogido.

Pero el domingo, día por excelencia para los aficionados a las setas, mi sobrino O madrugó y cogió unos pocos níscalos y menuda alegría me dio cuando se presentó en casa con la cestita, porque a él le gusta ir a coger setas, pero en su casa no las comen, así que yo me “sacrifico” y las adopto tan contenta, como las que hace un par de semanas me regaló un amigo y como las que espero me traiga mi sobrino si el tiempo sigue acompañando y no se llenan de bichos, por lo que asomará por aquí alguna receta más con níscalos que espero os gusten tanto como a nosotros.

Para la receta que os traigo hoy, es necesario que el pimiento esté muy maduro, muy rojo, casi empezando a arrugarse, pues de esta forma estará más dulce y ofrecerá un rico contraste con el picantito de la cayena.

Atención a la cocción de los níscalos, pues no todos tienen la misma cantidad de agua y puede ocurrir que se queden sin líquido al acabar la cocción. En ese caso, añadir un poco de agua para poder formar la salsa.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

*Todos los pesos en limpio

500 gr. de níscalos

200 gr. de pimiento rojo

1 diente de ajo grande

1 pimienta de cayena

50 gr. de queso de untar tipo Philadelphia, bajo en grasa, a temperatura ambiente

sal

AOVE

ELABORACION:

Lavar bajo el grifo con un hilo de agua y uno a uno los níscalos, frotándolos con un cepillito para eliminar la suciedad. Ir colocándolos en un escurridor. Una vez limpios y escurridos, cortar en cuatro, seis u ocho trozos, según tamaño y reservar.

Lavar el pimiento, eliminar pedúnculo, semillas y filamentos interiores y cortar en tiras de 6-7 cm. de largo por 1-1'5 cm. de ancho, aproximadamente y reservar.

Pelar el ajo, cortar al medio a lo largo, eliminar el germen si lo tuviere y reservar.

Lavar la pimienta de cayena y pinchar en un par de sitios con un palillo o la punta de un cuchillo afilado y reservar.

Poner un fondo de aceite de oliva virgen extra en una cazuela amplia y llevar a fuego medio-alto. Cuando el aceite alcance temperatura, añadir el ajo, la cayena y el pimiento, tapar y freír removiendo de vez en cuando. Retirar el ajo en el momento que empiece a tomar color y agregar los níscalos y sal, remover y tapar. Continuar cocinado a fuego medio-alto hasta que los níscalos estén tiernos, removiendo con delicadeza para no partir el pimiento y vigilando que no se quede sin líquido. Si así fuera, añadir un poco de agua.

Apartar la cazuela del fuego, retirar la cayena si se desea, recoger unas cucharadas de salsa y disponerlas en un cuenco. Añadir el queso de untar, mezclar bien con unas varillas para rebajar la densidad y homogeneizar e incorporar a la cazuela. Devolverla al fuego, rectificar de sal si procede, dejar que hierva un minuto, retirar y servir.

A comer.

lunes, 1 de junio de 2020

Timbal de conejo y arroz frito con espárragos verdes


Siempre que veo en las recomendaciones del chef de la carta de algún restaurante “timbal de ..”, pienso “ya están colocando la carne guisada/asada que les sobró ayer” y es que la presentación en forma de timbal es una forma muy apañada de aprovechar los restos de carne o las tajadas desiguales de mucho hueso y poca carne de algunas piezas o animales, valga el ejemplo del rabo de vaca o las costillas de tostón o lechazo cuando compramos medio animalico o entero para asar.

Lo que os propongo hoy no es casi ni receta, se tarda más en redactar que en hacer y es simple hasta más no poder. Evidentemente se puede hacer con cualquier resto de carne guisada e incluso con un resto de pescado cocinado, cambiando el arroz por unas verduras a la plancha o al vapor y colocadas formando capas por colores. Los espárragos, que ya eran de los últimos que me quedaban de los de mi huerta, se pueden sustituir por guisantes frescos o congelados e incluso por unas setas picadas muy finas. El aceite de perejil es una fruslería completamente prescindible, pero queda mono.

Mi resto de conejo guisado no era ni media ración, por eso preparé los timbales como un entrante. Poniendo más cantidad de cada cosa, podemos elaborar un primer plato muy apañado, que así presentado en forma de timbal queda muy vistoso en la mesa y parece que hemos hecho algo especial, cuando en realidad no hemos hecho más que poner, ordenadito eso sí, la carne encima de la guarnición ¿a que sí?.

Aunque este plato se puede hacer ex profeso, es ideal como aprovechamiento y como tal, es mi aportación al proyecto 1+/-100, desperdicio 0 que Marisa, desde su blog Thermofan, promueve para evitar el desperdicio de alimentos y el reciclaje en general.


Pinchad en el icono de la barra lateral si queréis ver los recopilatorios mensuales del proyecto.


Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.




INGREDIENTES:


Como entrante para dos personas

* Para el timbal:

un resto pequeño de conejo guisado, carne y salsa

80 gr. de arroz de grano largo (peso en seco)

1 ramita de perejil

1 diente de ajo pequeño

1 hoja de laurel pequeña

2 cascos de cebolla

80 gr. de espárragos verdes finos (peso en limpio)

1 diente de ajo grande

1 pizca de pimienta negra molida

sal

aceite de girasol

* Para el aceite de perejil:

una ramas grandes de perejil fresco (sólo las hojas)

AOVE

* Y además:

2 aros de emplatar de 10 cm. de diámetro



ELABORACIÓN:

* Del aceite de perejil:

Lavar las ramas de perejil y secar completamente con papel de cocina.

Cortar las hojas, desechar los tallos e introducir las primeras en el vaso de la batidora de brazo. Agregar aceite de oliva virgen extra hasta que justo las cubra y triturar con la batidora hasta que el perejil quede picado fino. La mezcla ha de resultar densa. Reservar.

* Del timbal:

Aceitar muy ligeramente el interior de los aros de emplatar y colocar cada uno en un plato.

Cocer el arroz en abundante agua con sal, la ramita de perejil lavada, el diente de ajo pequeño pelado y sin germen, la hoja de laurel lavada y los cascos de cebolla partidos al medio, el tiempo que se indique en el paquete o hasta que esté a nuestro gusto. Una vez cocido, eliminar perejil, ajo, laurel y cebolla y verter el arroz en un colador grande, pasar por el chorro de agua fría removiéndolo para que se enfríe de forma uniforme y no se apelmace y dejar que escurra todo el agua. Reservar.

Lavar los espárragos. Coger cada espárrago por ambos extremos y doblarlo, sin forzar, formando un arco y hasta que chasque: lo hará por la parte que ya empieza a ser tierna. Desechar (o guardar para otros usos) la parte inferior dura de los espárragos y cortar la superior tierna en trocitos de un par de centímetros de largo.

Preparar un bol con agua muy fría y reservar.

Llenar un cazo con agua y sal, llevar a ebullición, añadir los espárragos cortados y escaldar un minuto desde que el agua recupere el hervor, tienen que quedar crujientes. Escurrir los espárragos e introducir inmediatamente en el bol de agua fría para cortar la cocción. Una vez se hayan enfriado por completo, sacar a un escurridor y reservar.

Calentar las tajadas de conejo con su salsa. Eliminar los huesos y conservar la carne y la salsa por separado. Mantener calientes.

Pelar el diente de ajo, eliminar el germen si lo tuviera y picar menudito. Reservar.

Disponer un fondo de aceite en un sartén amplia (para que luego quepa el arroz) y agregar el ajo picado, en frío. Llevarla al fuego y confitar el ajo a fuego muy bajo hasta que empiece a ponerse blando y sin que tome color. Subir un poco el fuego y agregar los espárragos, reservando 4-6 puntas para decorar los timbales, rehogar removiendo con delicadeza unos cinco minutos y añadir entonces el arroz cocido y una pizca de pimienta negra molida. Continuar rehogando y removiendo hasta que el arroz pierda la humedad.

Apartar la sartén del fuego y repartir su contenido dentro de los aros de emplatar ya preparados. Nivelar el arroz con el dorso de una cuchara procurando no apretar demasiado. Repartir igualmente y por encima la carne de conejo, regar con la salsa, poner dos o tres puntas de espárragos rematando los timbales, retirar con cuidado los aros, decorar con el aceite de perejil y servir inmediatamente.

A comer.




martes, 15 de octubre de 2019

Ensalada ácida de arroz


Aunque en menor medida que en verano, en mi casa se comen platos fríos todo el año. Suelo hacer con bastante frecuencia ensaladas de pasta o de arroz, pues se pueden hacer con antelación, son fáciles, no entretienen demasiado y resultan muy socorridas. Generalmente las hago con lo que pillo por el frigorífico, ya que resultan muy útiles como plato de aprovechamiento, pero tengo un par de combinaciones de ingredientes fijas, como el plato que traigo hoy, en el que predominan los sabores ácidos. Elegid pepinillos que tengan una salmuera fuerte, así como la mostaza, fuertecita también. Pero si se prefieren sabores más suaves, unos pepinillos con sabor a anchoa (generalmente más suaves), le van muy bien y el atún en escabeche puede sustituirse por atún en aceite o al natural.
 
Y los aliños siempre a parte, para que cada uno se sirva lo que quiera, pues mientras yo apenas le pongo nada, otros prefieren que la ensalada nade en salsa. Cuestión de gustos.

No se me ha olvidado la sal, no le pongo. Con la que llevan los ingredientes y la salsa, es suficiente.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.



INGREDIENTES:
 

150 gr. de arroz de grano largo

50 gr. de pepinillos en vinagre

50 gr. de guisantes congelados

70 gr. de manzana granny smith u otra manzana ácida

120 gr. de conserva de atún en escabeche (peso escurrido)

2 huevos clase M

100 gr. de mayonesa

7 gr. de salsa de mostaza amarilla fuerte

sal gruesa



ELABORACIÓN:
 

Comprobar que la cáscara de los huevos no esté rota.

Poner a hervir una olla con suficiente agua para cocer los huevos. Cuando rompa el hervor, añadir un puñado de sal gruesa y a continuación y con cuidado, los huevos. Cocer 14 minutos, manteniendo el hervor en todo momento. Finalizado el tiempo de cocción, sumergir los huevos inmediatamente en un bol con agua muy fría y unos cubitos de hielo. Una vez fríos, quitar la cáscara y picar groseramente. Disponerlos en una fuente donde quepan todos los ingredientes de la ensalada.

Cocer el arroz en abundante agua con sal durante el tiempo que indique el paquete, ya que variará en función de la clase de arroz que se utilice. Una vez cocido, refrescar con agua fría, escurrir e incorporar a la fuente de los huevos.

Descongelar los guisantes y añadirlos crudos a la mezcla de arroz y huevos.

Lavar la manzana, pelar si se desea (yo no lo hago), cortar en cubos pequeños e incorporar a la fuente.

Picar los pepinillos y escurrir y desmenuzar el atún. Mezclar ambos ingredientes con los demás y llevar al frigorífico al menos una hora.

Mezclar la mayonesa y la salsa de mostaza y reservar.

Presentar la ensalada de arroz con la salsa de mayonesa y mostaza aparte para que cada comensal se sirva la que desee.

A comer.