lunes, 12 de diciembre de 2022

Alitas chimichurri

Por fin ha finalizado este largo puente en el que se paraliza medio país y que es la antesala de las fiestas navideñas que ahora sí, están a la vuelta de la esquina, pues no quedan ni quince días para nochebuena, dos semanas escasas que a los adultos se nos pasarán en un suspiro y a los niños les parecerán una eternidad, pues, curiosamente, la percepción del tiempo cambia mucho con la edad, resultando que de pequeños tardaban un siglo en llegar las vacaciones, aunque paradójicamente luego se nos hacían cortísimas y de adultos apenas guardadas las maletas ya nos van diciendo en el trabajo que pensemos ya en los turnos de las siguientes vacaciones. Y es que los días pasan volando y en nada, estaremos con las compras de última hora del menú festivo, haciendo colas interminables en las tiendas para comprar lo que sea, pues son días que hay cola hasta en la farmacia, cosa que nunca me he explicado pues no creo que las aspirinas sean ingrediente de ninguna receta ni regalo de Papá Noel/Reyes (bueno, tal vez algún antiácido no estaría de más que nos dejaran en el árbol), al borde del estrés porque algo nos falta o se nos quema o nos avisan a última hora que vienen tres más y ¡zas!, precisamente este año tienes la cena justa porque estás hasta el moño de comer sobras seis días seguidos y encima ahora somos impares, con lo desequilibrada que queda la mesa larga con comensales impares, sí, ya sé que sólo es una cuestión de armonía y estética pero a estas alturas hasta el ruido de una pluma al caer al suelo te pone de los nervios y a ver si a la vecina le sobra alguna silla porque si no vas a tener que poner la banqueta del baño... Y te vuelves a jurar, por enésima vez, que el año próximo se celebra en otra casa y si nadie quiere pringar, pues de restaurante, que ya está bien que siempre se les pegue a los mismos...

Seguro que a alguien le suena algo de ésto, sobre todo de lo último, que siempre hay quien se escaquea y llega a la hora crítica a mesa puesta y cuando te ve con cara de cansancio corriendo de un lado a otro te salta aquéllo de “haberme avisado, que habría venido a ayudarte” o peor aún, “si no debieras liarte tanto, que con un par de cosinas es suficiente, que la cuestión es estar juntos” y ganas te quedan de sacarle un plato con un espárrago y un canapé a ver qué cara se le queda. Interiormente asesinas a la persona en cuestión, pero en tu exterior exhibes la mejor de tus sonrisas a la vez que piensas “todos los años dice lo mismo, qué poco original” y sabes, a ciencia cierta, que el año próximo se repetirá la misma escena, porque, desengañaos, por mucho que juréis y perjuréis que una y no más, sabéis que el tema celebraciones navideñas es irremediablemente el día de la marmota. ¿O no?.

De “cosina” podría tildarse a esta receta por lo facilísima que es, pero que no os engañe su sencillez, estas alitas están buenísimas, de verdad, se comen sin sentir, tanto que te dejan con ganas de más y os lo dice alguien a quien las alas de pollo, precisamente, no le entusiasman, sí, soy rarita, qué le vamos a hacer, pero así es la cosa. Para que la carne coja bien el sabor de las especias chimichurri, mejor dejadlas macerar 24 horas, pero si no es posible, con doce horas de maceración ya se pueden cocinar, aunque no tendrán tanto sabor. Es muy importante controlar la intensidad del fuego a la hora de rehogarlas para evitar quemar las especias, entre las que se encuentra el pimentón que como ya sabéis, se vuelve muy amargo al quemarse. La mezcla chimichurri que he usado, además del pimentón lleva perejil, orégano, ajo, cebolla, cayena y pimienta y la utilizo muchísimo, en seco, para sazonar el pollo asado, queda delicioso.

Esta receta de alitas chimichurri no aguanta muy bien el recalentamiento. De hecho no lo aconsejo, pues al consumirse casi todos los líquidos al hacer la salsa, quedando prácticamente sólo aceite, para calentar las sobras o añades agua, con lo que se recuece la carne porque se tiene que consumir toda para que la salsa recupere su textura inicial o las calientas sólo con el aceite, con lo que se queman las especias si está muy alto o se empapa el pollo si está muy bajo. Que si sobran no las vamos a tirar, pero no están ni la mitad de ricas recalentadas.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

9 alas de pollo (las mías sin las puntas), 1 kgr., aprox.

1 tbs de mezcla de especias chimichurri (he utilizado Carmencita)

100 ml. de vino blanco seco

150 ml. de agua

AOVE

sal

ELABORACIÓN:

Lavar y secar la alas de pollo. Eliminar los posibles restos de plumas y cortarlas por la conyuntura. Disponer en un recipiente hermético.

Mezclar en un bol las especias chimichurri y 15 ml. de aceite de oliva virgen extra. Embadurnar con esta mezcla las alas de pollo, tapar y llevar al frigorífico de 12 a 24 horas.

Al día siguiente, sacar las alas del frigorífico con antelación suficiente para que alcancen la temperatura ambiente.

Disponer un fondo generoso de aceite de oliva virgen extra en una cazuela amplia donde quepan las alas en una sola capa. Llevar al fuego y rehogar el pollo a fuego medio-alto hasta que las tajadas cambien de color pero sin que se doren, de esta forma se evita quemar las especias.

Añadir el vino blanco, levantar el hervor y cocer dos minutos para evaporar el alcohol. Agregar el agua y sal al gusto, tapar y cocinar 15 minutos a fuego medio. Dar vuelta a las alas de pollo, subir el fuego y cocinar otros 15 minutos, destapada. Si pasados diez minutos aún hubiera mucha salsa, subir el fuego para que el agua y el vino se consuman casi en su totalidad.

Dejar reposar, tapadas, 5 minutos antes de servir.

A comer.

8 comentarios:

  1. Buenos días Isabel, a mí el tema comidas navideñas me da para escribir un libro, así que no me voy a meter en esos lodos porque al final me caliento, jajaja... Pero lana con gusto, no pica, o eso de una vez al año, no hace daño, pero que siempre nos toca a los mismos, sobre todo a la hora del zafarrancho, que más de uno hay que da muchas instrucciones sin mover un dedo. Pero en fin, es el pan nuestro de cada día, y a estas alturas tampoco nos vamos a poner flamencas, jajaja...
    He comido alguna vez el pollo a la brasa, macerado con chimichurri, es una de las especialidades de mi cuñado, el argentino, pero eso era antes de convertirse en vegetariano, con lo que le gustaba un asado, un bife, una tira de entraña, y todo lo que fuera carne, y ahora ni olerla, que no veas cómo nos machaca el día que hacemos barbacoa, mientras nosotros damos buena cuenta de todo lo ibérico, él y mi hermana, no comen más que verduras, jajaja..., aunque nosotros también, que el salmorejo y la ensalada mixta es un imprescindible para bajar las grasas, jajaja...
    En mi casa no sobraría ni una de tus alitas, así que el problema de recalentado no me preocupa, y es que a estos fierecillas, todo lo que le pongas un día así, les sabe a gloria bendita.
    Besos

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    1. Cuanto más grande la familia, más anécdotas, tanto de las buenas como de las malas, pero no llegando la sangre al río, le dan vidilla a la fiesta, jajaja... Y porque es una vez al año y tenemos doce meses para "reiniciarnos" y porque en el fondo, ahora que nadie nos lee, nos gusta, pero hay que protestar un poco, que si no nos toman por el pito de un sereno, jajaja...
      ¿Y no será que tu cuñado añora la carne aunque no lo confiese? Que no, que es broma, que a mi me parece muy respetable cualquier opción, solo que a veces con tantas "opciones", resulta muy difícil elaborar un menú que satisfaga a todo el mundo y si le sumamos alergias e intolerancias alimenticias, apaga y vámonos.
      Qué delicia cuando los invitados dan buena cuenta del menú y no sobra más de lo que necesariamente tenía que sobrar, pues en nuestro afán por que todo el mundo quede contento, siempre cocinamos en exceso, "por si acaso".
      Un beso.

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  2. En casa gustan muchísimo las alitas y aunque tengo dos o tres recetas, siempre hago la misma que es la preferida de todos. Con decirte que hasta hago oídos sordos al chuperreteo... Al chimichurri no las conozco, pero creo que estoy tardando y a los míos les encantarán seguro. A ver en Navidad, que tantos días hay, si caen alguno. Si Navidad, esa fecha que yo espero cada año con alegría y después me toca trabajar de lo lindo, pero todo lo doy por bueno al ver a los míos juntos y felices. Ah, y la cola en la farmacia es para el paracetamol de las resacas, que hay muchas.
    Un beso.

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    1. Pues yo casi no las hago hasta que mi pareja me recuerda que hace mucho tiempo que no las compro y es que, la verdad, ni fú ni fa, ha sido de siempre, recuerdo en casa de mi madre cómo las devoraban cuando las hacía fritas, incluso mi padre que era muy frugal comiendo daba buena cuenta de ellas. Pero así cocinadas me han gustado mucho, tanto que las he hecho dos veces en poco tiempo.
      En mi casa cada vez nos juntamos menos, la vida nos va llevando por caminos diferentes y no siempre se dan las circunstancias para estar todos juntos en estas fechas. Es más fácil en las vacaciones de verano, que ya me he planteado yo celebrar la navidad en agosto, porque a este ritmo, en diciembre nos quedamos solos.
      Pues mira que lo del paracetamol no lo había pensado...
      Un beso.

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  3. Isabel, te veo algo estresada con esto de la Navidad o es cosa mía? jajaja Con las compras, con las comidas, con los invitados jajaja vaya lío todo! Me ha encantado lo de “haberme avisado, que habría venido a ayudarte” y “si no debieras liarte tanto, que con un par de cosinas es suficiente" Se me ocurren muchas respuestas, pero mejor no contestar jajaja En cuanto a la aspirina, creo que también sirve para el dolor de cabeza y no me negarás que tanta reunión familiar da algún que otro quebradero de cabeza...

    Sobre tu receta, pues mira que como prácticamente de todo y pruebo casi todo lo que me ponen por delante, pero las alitas precisamente no me van. Eso no quita que vea que has hecho una receta estupenda, con una salsita cautivadora, que para los amantes de las alitas será toda una delicia

    Abrazos y buena semana!

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    1. Sí, confieso que estoy pelin estresada, cada año me estreso más, debe ser la edad porque una vez pasado pienso que tampoco era para tanto, pero ahora mismo, si me mientas el tema, salto, jajaja...
      Lo de "haberme avisado" se lo dicen más a mi hermana, yo soy la reina del lío y no veas cómo me molesta que me digan lo del "par de cosinas", porque además en cuanto me agobio pierdo el sentido del humor y no respondo de mi, pero oye, que hay quien no aprende y todos los años se repite, como el ajo, jajaja...
      A mí tampoco me van las alitas, pero reconozco que así cocinadas me han gustado mucho, no es que ahora me vaya a enamorar de ellas, pero decir que no me gustaron sería mentir. Incluso las cociné de nuevo al poco tiempo y las volví a disfrutar.
      Un abrazo.

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  4. Pues oye no sé si será la edad pero raras veces he estado tan estresada con la llegada de las fiestas y eso que el único día que me toca cocinar es en pequeño comité con mi padre así que nada del otro mundo... pero lo de cualquier cosita en cualquier momento del año me vuelve loooooca porque siempre hay que ir a comprar, preparar, calentar y luego fregar por no mencionar más jajaja
    Mejor me siento a comer y disfruto con estas alitas, así se me pasa el enfado jajaja
    Besos y feliz semana,
    Palmira

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    1. Yo creo que sí, que vamos teniendo menos ganas y tendemos a simplificar las cosas, incluidos los saraos, navideños o no, que aunque en verdad lo hagamos con gusto, a mi los "pre" y los "pos", me cansan una barbaridad. Me estoy volviendo muy quejica... Ración doble de alitas, que en lo que tenga la boca llena, no protesto, jajaja...
      Un beso.

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