lunes, 6 de marzo de 2023

Conejo en salsa de cacahuetes

Conejo en salsa de cacahuetes. ¿Porqué no? Estamos acostumbrados a cocinarlo con almendras o avellanas, seguramente porque estos árboles llevan más tiempo cultivándose en España que la planta del cacahuete, de ahí que las recetas tradicionales utilicen las primeras en vez de este último, ya que era muy habitual, al menos por aquí, plantar árboles para marcar las lindes de las tierras y como éstas no estaban precisamente al lado de las casas, era necesario que los árboles no necesitaran poda ni mantenimiento, es decir, que fueran rústicos, pues no era plan de ir con la burra o andando a podarlos, buen tiempo tenían entonces las gentes para perderlo en podar dos almendros aquí y un nogal allá. La razón de utilizar árboles en vez de mojones era porque aquéllos no se podían mover, que siempre ha habido “listos” (y hay) que a la que araban movían las marcas y pobre de tí si tenías la tierra perdida y no ibas por allí con frecuencia, pues no era tan raro que el vecino metiera los cultivadores en lo tuyo y te encontraras con la sorpresa de que la tierra te había encogido. Estoy hablando de algo que conozco, pues pasó con una de las tierras que heredaron los hijos de mi abuela materna, que al no ser agricultores, no las sembraron en los pocos años que las tuvieron y cuando las fuimos a enseñar a un señor que estaba interesado en comprarlas, nos encontramos con la “sorpresa” de que a la tierra de la que os hablo, el de al lado le había sacado la linde recta, que no tenía antes, metiéndola para lo suyo como un metro en la parte más estrecha. Menudo cabreo se agarró mi madre, lógicamente, cuando lo vio. Yo era la primera vez que iba a ver las tierras y no las conocía pero recuerdo perfectamente el lugar y las parcelas, una llena de maleza y la otra bien sembrada y cuidada. Os preguntaréis dónde estaba el almendro que marcaba los límites entre las tierras, pues ya no existía, con la concentración parcelaria se arrancaron muchos árboles al igual que hubo que remover muchos mojones y aunque éstos se repusieron marcando los nuevos límites, aquéllos ya no, pues en la mayoría de las tierras actualmente son un estorbo para los tractores y aperos tan grandes que se utilizan.

La razón por la que ha utilizado cacahuetes es porque me sobraron de una cena y ya llevaba la bolsa abierta rondando unos días por la cocina sin que nadie le hiciera mucho caso y antes de que empezaran a quedarse revenidos, que no estamos para tirar, decidí probar con un conejo que acababa de comprar, bueno, con medio, que era enorme y no me apetecía estar comiendo lo mismo toda la semana. Deciros que nos ha encantado, de verdad. No se distingue el sabor del cacahuete, no quiero engañaros, en realidad aportan textura, su sabor se mimetiza con el resto de ingredientes dando como resultado una salsa en la que no hemos notado la prevalencia de ningún ingrediente sobre otro pero que estaba buenísima con el conejo, cuya carne, al tener un sabor bastante neutro, admite lo que le pongas, como pasa con el pollo, que lo mismo le va bien un roto que un descosido. Hablo de animales de cría intensiva, que en nada se parecen a los salvajes o a los que se han desarrollado a su ritmo y con su tiempo, los cuales ganan en sabor pero también, todo hay que decirlo, a costa de carnes más duras y secas.

Como he aprovechado los cacahuetes de un paquete que ya tenía abierto, es mi propuesta de este mes para el proyecto 1+/-100, desperdicio 0

que Marisa, desde su blog Thermofan, promueve para evitar el desperdicio de alimentos y fomentar el reciclaje en general.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

700 gr. de conejo (aproximadamente medio conejo grande)

150 gr. de cebolla roja

2 tsp de pasta de tomate

60 gr. de cacahuetes fritos con sal, pelados

1 diente de ajo grande

150 ml. de vino blanco verdejo D.O. Rueda

1/2 tsp de albahaca seca

2 hojas de laurel

250 ml de agua

AOVE

sal

1 tallo verde de cebolleta, para servir (optativo)

ELABORACIÓN:

Lavar el conejo y secar con papel de cocina. Trocear, sazonar con sal y dejar a un lado.

Pelar la cebolla y cortarla en dados grandes. Reservar.

Pelar el diente de ajo, eliminar el germen, si lo tuviere y machacar en un mortero. Sacar a un plato y en el mismo almirez, sin necesidad de lavarlo, machacar los cacahuetes hasta conseguir una pasta en la que aún se aprecien trozos de cacahuete, más o menos grandes, al gusto. Si el mortero no fuera muy grande, hacerlo por tandas para facilitar el trabajo. Añadir un poco del vino a la pasta de cacahuetes para diluirla. Reservar.

En la cazuela donde se vaya a cocinar el conejo, disponer un fondo generoso de aceite de oliva virgen extra y calentar a fuego fuerte. Cuando alcance temperatura, dorar a fuego alto los trozos de carne, sacar a un plato y reservar.

Dejar templar ligeramente el aceite y agregar la cebolla. Freír a fuego medio y cuando empiece a tomar color, agregar la pasta de tomate, remover, dejar que fría 30 segundos y añadir el ajo machacado, la pasta de cacahuetes y vino, el resto del vino, las hojas de laurel lavadas, la albahaca y el conejo frito junto con los jugos que haya soltado. Evaporar el alcohol a fuego fuerte durante un minuto y añadir el agua y sal al gusto. Tapar y cocinar a fuego medio durante 20 minutos. Dar la vuelta a las tajadas y continuar la cocción otros 20 minutos o hasta que el conejo esté tierno. Destapar la cazuela y cocer a fuego fuerte 3 minutos para reducir la salsa. Rectificar de sal, si procede.

Servir espolvoreado con el tallo de cebolleta lavado y picado fino.

A comer.

8 comentarios:

  1. Buenos días, el tema de las lindes se da mucho en los pueblos, que es donde están las parcelas y donde se valora cada metro, en el caso de mi familia no conozco que haya ocurrido, precisamente porque hay árboles delimitando, pero sí he conocido otros. Listillos ha habido siempre.
    Estoy de acuerdo en que al conejo, como a otras carnes también, le van todo tipo de frutos secos, no es raro que algún resto de bolsa caiga en alguna salsa de las que preparo. A tu receta le has sacado un partido extraordinario con los que quedaban, ya que ha ayudado a que esa salsita se vuelva más trabada dejando una textura divina para rebañar el conejo, que no el pan, que os conozco. Seguro que ha imprimido mucho sabor a la carne, que estoy contigo en que apenas saben a nada ya.
    Un beso, feliz semana.

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    1. Buenos días Lola. Lo de las lindes es puro egoísmo porque el terrero que se apropia el vecino no suele ser tan grande, salvo que la parcela lo sea, claro, pero que tampoco es tanto el terrero de más que siembran, aunque que si lo hacen en todas las tierras, al final son metros, pero sigo pensando que no se hace por la ganancia, sino por tener más que los demás.
      La verdad que me acordé de tí cuando lo preparé, porque no hace mucho publicaste una receta en la que también aprovechabas unos restos de frutos secos. En casa suele haberlos y muchas veces acaban en alguna receta, casi siempre pollo, una carne que al igual que la de conejo, tiene poco sabor. El conejo quedó muy rico, no sé si por los cacahuetes o por todo lo demás, pero el caso es que los platos quedaron bien limpitos, señal de que gustó.
      Feliz semana. Un beso.

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  2. Buenos días Isabel, hoy tocas un tema que conozco muy bien, porque lo hemos vivido en mi casa. Mi padre compró con mucho esfuerzo e ilusión, la parcela donde vivimos, a un vecino que además era de los mejores amigos de mi padre, incluso lo festejamos, las dos familias, en casa con una de las magníficas comidas de mi madre. Pasados unos días cuando volvió mi padre por allí, el vendedor había cambiado la linde, más de un metro a todo lo ancho y eso suponía un buen tajo, mi padre, conciliador sobre todas las cosas, intentó hacerlo entrar en razón, pero no hubo modo, así que nos quedamos sin el fondo, pero aún así conservamos la “amistad” a través de la valla, porque fue lo único que queda. Nosotros seguimos disfrutando de nuestro campo, y viviendo felices, el vecino no tanto, su parcela está baldía y aunque sus hijos vienen de vez en cuando a pasar el día entre la maleza salvaje, la educación y buen talante de mi padre, aún conserva la “amistad” incluso con sus hijos.
    En fin que conejos no cazamos ni comemos, pero esta salsa para un pollo quedará divina, jajajaja…
    Besos

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    1. Hola Concha. Gente aprovechada siempre la ha habido y la habrá, en todos los sitios, pero si la faena te la hace un amigo o un familiar, es mucho peor. Demasiado bueno fue tu padre, debería haberlo denunciado cuando no se avino a razones.
      Seguro que esta receta también queda muy rica con pollo. Habrá que probar.
      Un beso.

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  3. Querida Isabel. Desde que esta mañana he leído la receta que tengo ganas de hacerla. Sabes que compartimos el gusto por la carne de conejo y además que le añadas cacahuetes, me parece ideal. Justo es lo que tengo, pero puedo comprar conejo y seguro que la hago. Muchas gracias por compartirla en 1 +/- 100.
    Sobre el tema con el que inicias la entrada, decirte que yo también tengo malos recuerdos sobre eso y se ha repetido dos veces en mi familia, lo peor es que fue entre hermanos. No te puedes imaginar el disgusto que tuvo mi padre cuando su hermano le quitó terreno en el jardín de nuestra casa. La línea ya no tenía nada de recta. Ahora, le hubiera disgustado muchísimo que una de sus hijas haga lo mismo.
    La mala gente a veces no está lejos.
    Besos y feliz semana.

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    1. Hola Marisa. Me alegra mucho que te haya gustado. Ya me contarás si te animas a hacerla.
      Cuando escribía la entrada pensaba al mismo tiempo si seria un tema conocido o no y por desgracia veo que sí y además os ha afectado directamente, para colmo en tu caso con alguien de la familia, que como le digo a Concha, es mucho peor. Tiene que ser una situación muy desagradable pues son cosas que no se olvidan. Son actitudes que no termino de entender.
      Feliz semana. Un beso.

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  4. Isabel, recuerdo haber escuchado a mi madre historias de este tipo de las lindes y de familias enteras que no se hablaban por estos temas del metro de tierra arriba o abajo. Que te descuidas y te quedas sin terreno.

    En cuanto a la receta, decirte que nunca cocino conejo, y eso que cuando lo he comido me ha gustado, pero supongo que como no tengo costumbre pues ni se me ocurre comprarlo. Tu plato, con esta pedazo de salsa, se ve de lo más apetecible, para comenzar a mojar pan y no parar... Has aprovechado los cacahuetes estupendamente

    Abrazos!

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    1. Las tierras son siempre motivo de discordias, tanto dentro de las familias como fuera de ellas, por temas de lindes, partijas y rentas. Qué descanso cuando se vendieron las tierras de mi abuela, que siendo pocas nunca percibió renta (y no estaban perdidas) y sí muchos dolores de cabeza.
      Javier, nunca es tarde para empezar a cocinar conejo, es más, yo llevo relativo poco tiempo cocinándolo, me pasaba como a tí, no tenía costumbre. Ahora guiso bastante conejo, tanto de caza como del super. Este último tiene la ventaja de poseer un sabor bastante neutro, con lo que admite multitud de sabores y para muestra, éste, bien rico.
      Un abrazo.

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