lunes, 27 de marzo de 2023

Champiñones en salsa de mostaza a la antigua

Si hace unos años me hubieran dicho que iba a cocinar tantos champiñones, no lo hubiera creído pues aún gustándome mucho las setas, precisamente los champiñones no me iban demasiado, por no decir casi nada. Sí, mi madre los guisaba y yo los comía, pues en su casa no se hacían dos comidas si, pongamos por caso, a alguien no le gustaba un plato en concreto, excepción hecha de algún producto de casquería (morro y oreja, principalmente) y del bacalao, alimentos que mi hermana y yo aborrecíamos tanto como los amaban mis padres y si no me confundo, el día que los cocinaba era el único en el que había dos comidas distintas, pero el resto no, se comía lo que había, tardaras lo que tardaras y si no, ya sabíamos la cena que íbamos a tener, con lo que no había manera de librarse. Así que para no prolongar la tortura lo mejor era comerlo al medio día y rezar para que pasaran muchos días hasta el siguiente mal trago. No, no exagero, mi madre no nos crió melindrosas ni consentidas en la mesa pero aunque mi hermana y yo nacimos con buena boca tampoco nos gustaba todo y como ejemplo, os puedo contar que a mí la berza y el repollo me daban arcadas y los comía con verdadero asco y sufrimiento, pero había que aprender a comer de todo, así que, aunque fuera a base de tragos de agua, me acaba el plato.

Pero el paladar cambia y alimentos que antes no gustaban sí lo pueden hacer más tarde y al revés, algunos que antes no dejábamos pasar la oportunidad de comerlos, ahora no nos llaman. Esto último me ha pasado a mí, por ejemplo, con las gominolas, con lo que me gustaban hasta bien mayorcita y ahora si las dejaran de fabricar no lo lamentaría en absoluto. Y en el lado contrario están los champiñones, no los compro más por no aburrir al personal y eso que varío bastante la forma de prepararlos, casi siempre con pocos ingredientes y raramente como guarnición. Algunas recetas que he preparado no han resultado muy afortunadas pero otras, en cambio, nos han hecho chuparnos los dedos de lo buenas que estaban. Las primeras no os las cuento, porque, ¿cómo os voy a decir que cocinéis algo que a mi, ni fu ni fa?, pero las segundas os las enseño con orgullo, como la de hoy, muy pero que muy fácil y aún más rica. Suave, cremosa, con ese toque ligeramente ácido de la mostaza y la textura crujiente de sus semillas y de los champiñones, que quedan firmes pues tienen un cocinado bastante breve.

Recomiendo comerlos en cuanto su temperatura lo permita y no recalentarlos pues la salsa espesa bastante y necesitará un poco de leche o agua para recuperar la textura, lo que implica que los champiñones continuarán cocinándose perdiendo un poco de firmeza. No es que estén horribles reposados, que los he comido y tampoco es para lamentarlo, pero que están mucho más ricos recientes, es un hecho indiscutible.

Por cierto, el bacalao sigue sin entusiasmarme pero si lo tengo que comer lo como. En cambio, berza y repollo me encantan, tanto que como más me gustan es al vapor, ligeramente templadas y sin nada de sal, ni compostura alguna. “Igualito” que de niña...

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

600 gr. de champiñones blancos de pie cortado

70 gr. de cebolla morada

35 gr. de puerro, de la parte blanca

100 gr. de tomate rallado

1/8 tsp de pimienta blanca molida

1 tsp de mostaza a la antigua

125 ml. de brandy

60 ml. de nata con un 18% de materia grasa, a temperatura ambiente

AOVE

sal

ELABORACIÓN:

Limpiar los champiñones con papel de cocina para eliminar los restos de tierra. Si estuvieran muy sucios, lavarlos bajo el grifo con un hilo de agua y uno a uno, frotándolos con un cepillito para eliminar la tierra y secándolos inmediatamente con papel de cocina. Una vez limpios, picarlos en 6 u 8 trozos, según tamaño.

Cortar la cebolla y el puerro en trozos muy menudos. Reservar.

Saltear a fuego muy fuerte los champiñones en una sartén provista con un fondo de aceite de oliva virgen extra durante 4-5 minutos. Sacarlos a un plato y reservar.

Añadir más aceite a la sartén si fuera necesario y pochar a fuego suave la cebolla y el puerro más una pizca de sal, tapada y hasta que las hortalizas empiecen a estar blandas. Agregar entonces el tomate, la pimienta y la mostaza y cocinar cinco minutos a fuego suave. Incorporar el brandy, subir el fuego a medio-alto y evaporar el alcohol durante dos minutos. Devolver los champiñones a la sartén junto con el jugo que hayan soltado y cocinar a la misma temperatura hasta que se consuma casi toda la salsa. Bajar el fuego y añadir la nata. Cocinar a fuego muy suave durante cinco minutos. Rectificar de sal y servir.

A comer.

16 comentarios:

  1. Buenas noches Isabel, leyéndote, he tenido que hacer un esfuerzo por recordar algo que no me gustará de pequeña, y es que realmente a mí me gustaba todo, a veces recuerdo que protestaba por alguna cosa, pero simplemente para que mi madre me “mimara” como a mis hermanas, que eran unas melindrosas y les hacía papas fritas con huevos, y claro, a mí se me antojaban también, pero luego veía que por comerlo dejaba de comer otra cosa que también me gustaba, y al final acababa comiéndolo al día siguiente, porque mi madre me conocía y sabía que disfrutaba como loca, comiendo de “sobras” Jajajaja…, yo era una todoterreno, y a excepción del cilantro, que tampoco es que sea un alimento, lo demás todo me gustaba, hasta el bacalao, y eso que mi madre lo ponía más bien al estilo portugués, más salado que otra cosa, jajajaja…, pero lo comía. Y los champiñones, me encantan, desde siempre, hoy mismo los he comido a la plancha. A mí me cuesta hacerlos de otro modo, y es que mi santo es de sabores primarios, esto de estar todo el día cocinando, hace que luego en casa solo quiera cosas sencillas, así que si quiero publicar algo, lo tengo que hacer con su beneplácito porque implica cambiar la elaboración, jajajaja… Me gusta la mostaza, si se utiliza adecuadamente, potencia Lis sabores sin camuflarlos, ni invadirlos, así que tu plato seguro me gustaría. Anotado queda.
    Besos y buena semana.

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    1. Hola Concha. Tu madre estaría encantada contigo entonces, porque pelear con los niños y no tan niños por la comida es una tortura. En casa de mi madre yo era la que casi siempre se comía las sobras, principalmente porque no tenía fondo y todo me venía bien, jajaja... Lástima que eso, como el paladar, también cambia.
      Es cierto lo que dices de la mostaza, estos champiñones llevan en realidad muy poca pero se percibe perfectamente, aportando todos sus matices de sabor sin anular la suavidad de los champiñones.
      Un beso.

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  2. Buenos días Isabel. En mi niñez era muy tiquismiquis para comer, quien lo diría ahora, no comía de ná, verduras solas menos, en potajes y cocidos sí, pero fuera de ahí pare usted de contar. Ahora me gusta todo y desde que decidí aumentar la ingesta de vegetales en mi vida, soy más feliz que una perdiz. Por eso de tus champis daría buena cuenta en un momento, además que me encantan y con esa salsa que le has hecho, deben estar para mojar pan. Se me han llenado los ojos a primera mañana.
    Un beso

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    1. Hola Lola. Es normal que de niños se rechacen ciertos sabores y texturas, pero afortunadamente eso cambia en la mayoría de los casos, lo que supone disfrutar de muchos más alimentos y elaboraciones. A mí me gustaría introducir más vegetales en nuestra dieta pero con el anti verduras que tengo en casa es realmente difícil y hacer siempre dos comidas, como que no, ya me desquito en las cenas que ahí sí, muchas veces me preparo para mi sola lo que me da la gana, sintiéndome también un poco perdiz, jajaja...
      Un beso.

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  3. AIIIXXX, cuantas cosa no nos gustaban de pequeñas y ahora forman parte de nuestra cocina!
    Champiñones siempre he comido y cocinados como los has hecho tu tienen que estar deliciosos.
    Ptnts
    Glòria

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    1. Hola Gloria. Pues sí, por fortuna nuestro paladar cambia, disfrutando así de muchas más cositas ricas. A mí no me gustaban mucho los champiñones y no sé por qué, ya que ahora los cocino de mil maneras, incluidas las de mi madre y me encantan. Éstos son precisamente de los que más me han gustado.
      Un beso.

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  4. Isabel, estaba pensando ¿tú eres la misma persona que cuando eras niña? A ver si me explico jajaja porque sí que han cambiado tus gustos... A mí también me pasa, hay cosas que antes no me gustaban y ahora las disfruto y otras, en cambio, que me encantaban y supongo que me he aburrido de comerlas. En casa eran un poco más flexibles con el tema de la comida, y cuando algo no me gustaba me iba a casa de mi tía, que vivía en la calle de al lado y las dos me mimaban en exceso, con la comida y con todo, así que no me puedo quejar.

    Sobre los champiñones en particular, mi madre los hacía y yo los comía, no con mucho entusiasmo. Ahora, de vez en cuando, los hago en casa porque a mi mujer le gustan mucho, yo los prefiero en revuelto y con jamón. De esta forma que nos propones no los he probado, lo haría encantado, sobre todo por probar la salsa.

    Isabel, quería agradecerte todos los comentarios que me has dejado en las recetas, siempre los leo atentamente

    Abrazos y buena semana!

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    1. Hola Javier. Pues sí, la misma que viste y calza, como suele decirse, pero en verdad bastante cambiada, jajaja... Pues sí que te criaron con mimo, si yo no quería comer algo me tocaba cenarlo, vamos, que no había manera de librarse ni casa de tía a la que huir, jajaja... Tampoco me quejo aunque lo pasara fatal con la berza, porque creo que es un error que en cuanto al crío algo no le gusta no se le enseñe a comerlo, que ya sabemos que muchas veces los niños enseguida dicen "no me gusta" cuando un sabor no les es familiar.
      Siempre puedes llegar a un acuerdo con tu mujer: ella se come los champiñones y tu pringas la salsa. Eso sí, te toca hacer el doble para poder mojar pan los dos, jjj...
      No tienes porqué darlas. Siempre es un gusto visitar tu blog. Por cierto, que has estado muy pero que muy activo este último par de semanas.
      Un abrazo.

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  5. ¡Hola Isabel! Veo que ni tu ni yo dábamos saltos de alegría cuando tocaba comer bacalao. Fundamentalmente, la elaboración llevaba patata, hábilmente mi madre escalfaba un huevo que me encantaba, y yo me iba haciendo al sabor del bacalao.
    Este plato de champiñones promete, no dudo de que triunfaste, se ve de lo más tentador.😋😋
    Feliz semana.😘

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    1. Hola Emma. Por suerte mi madre ese día hacía otra comida para nosotras, salvo que el bacalao estuviera escondido en croquetas, pimientos o buñuelos, que sí nos gustaban y además mucho, pero en tajada, como que no. A día de hoy si puedo, sigo sin comerlo.
      Cumple lo que promete, te lo aseguro, jjj...
      Un beso.

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  6. Hola Isabel, por fin llego. Gracias por comentar más de una receta de mi blog. Es muy de agradecer, más, teniendo en cuenta de que siempre somos los mismos comentando. Se lo he escrito a Lola, los que tenemos el placer y el disfrute de administrar un blog "con alma", como ella dice, seguimos queriendo, aunque sea tarde y a veces largo, venir a leer a los compañeros que justo hacen lo mismo con todo el cariño. El mundo de la inmediatez es cada vez más agobiante. Espero que sigamos compartiendo por mucho más tiempo recetas y comentarios, lectura y cocina.
    Me has hecho reír con lo que escribes y como dice Javier, pareces otra. Yo no fue mala comedora ni tampoco tenían que castigarme, pero recuerdo no poder comer animalitos que se criaran en casa de mi abuela. Tenía un palomar y no veas, el arroz con palomo no lo podía ni ver. Lo curioso fue lo del caqui. también teníamos árboles y no me gustaban, ahora me privan.
    Tu receta es una delicia, seguro que la mostaza anima al champiñón de lo lindo. Pongo pan ya.
    Besos.

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    1. Hola Marisa. No hay de qué, siempre me gusta leer tus ricas recetas y es cierto que se agradecen mucho los comentarios pues no sólo crean conexión, sino que también animan a seguir adelante con ésto.
      Vamos muy deprisa, demasiado para mi gusto, todo lo queremos para ayer, queremos estar en un lugar antes de llegar, no bien hemos visto una cosa ya estamos saltando a la siguiente... Tenemos que frenar, en algún momento lo haremos, estoy segura, pues algo nos estamos perdiendo en el camino.
      Pues soy la misma, de verdad, sólo que ahora me encanta la berza, jajaja... En general comía muy bien, salvo algunas cosas muy concretas con las que no podía, pero el resto... y además mucha cantidad, que salía más barato comprarme un traje que invitarme a comer. Mira, ésto sigue igual ¿ves como sí soy la misma, jajaja...?
      Marchando una de champis....
      Un beso.

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  7. A mí tampoco me hacían mucha gracia y ahora me encanta, menos mal que nos cambia el paladar y nos abrimos a probar cosas buenas, si no me hubiera perdido muchos platos. Con mostaza no los he probado, me parece una combinación muy interesante ¡tomo nota! Besitos guapa!

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    1. Bienvenida al club de los que abrimos nuestro horizonte culinario. Sí, afortunadamente el paladar cambia y aprende. Y los champiñones están tremendos. Un beso guapa.

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  8. Que buena pinta tienen estos champiñones.
    Saludos.

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    1. Gracias Lolines. En verdad están muy ricos.
      Un saludo.

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