lunes, 20 de noviembre de 2023

Mermelada de membrillo

A mí los membrillos, como las setas y las castañas, me saben a otoño, estación nostálgica y hermosa que transita entre los calores estivales y los rigurosos fríos del invierno, en la que los colores verdes se van tornando en toda una gama de amarillos, marrones y rojos en un lento pero constante streep tease de la naturaleza que invita a arrebujarse en una manta ligera con la compañía de un buen libro y un mejor café... Che, parece que se me contagió la morriña de la estación pero no es así, al contrario, estoy muy contenta porque este año, por aquí, estamos teniendo un otoño anormalmente largo, con temperaturas frescas e incluso ¡cálidas! que han prolongado tanto la temporada de la huerta que este fin de semana hemos recogido los últimos tomates y pimientos e incluso fresas, sí, habéis leído bien, fresas, no muchas, la verdad y ya con poco sabor, pero que por lo inusual de que aún las plantas den fruto en noviembre, a mí me han sabido a gloria.

También estos días hemos estado recogiendo los membrillos, ya que este año, por fin, hemos tenido una buena cosecha, con permiso de la plaga que se ha instalado en los árboles desde hace cuatro o cinco temporadas, pues los últimos dos años, entre los fríos a destiempo que estropearon las flores y la plaga de la que os hablo, no hubo apenas frutos, los pocos que dieron los árboles se cayeron estando verdes y los escasos que lograron madurar no se pudieron aprovechar pues estaban comiditos por los bichos. La verdad que no pensaba hacer mermelada, fue mi pareja quien me la pidió, así que me puse a ello y he hecho un par de lotes. Para acelerar el proceso, hice lo que hacen mi suegra y mi madre, cocer el membrillo en la olla a presión, sólo que ellas cubren la fruta con agua y yo la he hecho al vapor, así al quedar más seca, luego se hace mucho más rápido.

Como podéis ver, queda con un color muy claro. Ello es debido a que como la cocción en la olla es corta la fruta apena cambia de color, con 7 minutos los trozos de membrillo quedan suficientemente cocidos (si se pasan de cocción se ponen rosados) y después, al añadir el azúcar a la fruta caliente y deshacerse muy rápido, son suficientes 25 minutos para que la mermelada esté en su punto, tiempo en el que la fruta apenas se oscurece, quedando con un color dorado claro muy brillante y bonito. La textura resultante es densa y untuosa, algo más ligera que una crema de avellanas comercial, para que os hagáis una idea.

En cuanto al tiempo que os indico, es el que necesitó mi mermelada para alcanzar la textura que buscaba pero eso va a depender de los membrillos, tanto de la fruta como de su punto de maduración. No todos los membrillos son iguales, aunque pueda parecerlo, variando la cantidad de pectina que tengan según la clase. De igual modo, una fruta más verde tendrá más pectina que otra más madura (ésto vale para todas las frutas). He visto recetas en las que se cuece la fruta junto con la piel y semillas, que es donde se concentra el mayor porcentaje de pectina, para que espese más. Con mis membrillos no hace falta, da igual que estén muy maduros, muy pelados y quitado mucho corazón, tienen muchísima pectina y espesan una barbaridad, lo digo por si alguien hace esta mermelada y después de los 25 minutos no ha alcanzado el espesor deseado. Ojo, hay que tener en cuenta que como todas las mermeladas espesa al enfriar, ésta aún más que otras.

¿Que de qué variedad son mis membrillos? Pues ni idea. Lo que sí sé es que mucha gente los mete en los armarios para aromatizar la ropa. Yo no puedo hacerlo, pues lo míos no huelen a nada. Tienen, además, un punto ácido que siempre perdura de fondo en las mermeladas y en el dulce de membrillo, a pesar de todo el azúcar que lleven.

Recién hecha apenas sabe a membrillo; hay que dejarla reposar al menos 48 horas para que el sabor del membrillo florezca. Después está realmente buena y más rica aún cuantos más días pasan. Y os lo dice una que muy aficionada al membrillo no es, que conste.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

1 kgr. de membrillo, pelado y sin corazón ni pepitas

400 gr. de azúcar blanquilla

ELABORACIÓN:

Cortar el membrillo en trozos de 15-20 gr. y disponerlos en el cestillo para cocción al vapor de la olla rápida WMF. Trabajar deprisa para evitar que la fruta se ennegrezca por la oxidación. Colocar dentro de la olla el accesorio elevador para cocer al vapor, añadir agua aproximadamente hasta un dedo por debajo del borde superior del citado accesorio, poner encima el cestillo con la fruta y llevar al fuego.

Levantar el hervor, colocar la tapadera de la olla y cerrar. Cocer 7 minutos contados desde que suba la válvula por completo. Apartar la olla del fuego y colocarla encima de una rejilla para acelerar la bajada de temperatura.

Abrir la olla tan pronto pierda toda la presión. Sacar el cestillo y volcar la fruta en una cazuela amplia y alta, desechando el agua. Agregar el azúcar y poner a fuego medio. Mezclar el membrillo con el azúcar, machacando a la vez la fruta con una cuchara de madera. Trabajar deprisa para que el calor del membrillo derrita enseguida el azúcar y no se queme. Cocer durante 25 minutos manteniendo el hervor suave y removiendo cada poco tiempo, más frecuentemente cuando más tiempo lleve cociendo.

Apartar la cazuela del fuego, esperar a que pierda algo de temperatura y triturar con la batidora de brazo hasta conseguir un puré fino, sin trozos de fruta y denso, que continuará espesando cuando se enfríe del todo.

Llenar con la mermelada aún caliente, unos frascos pequeños limpios, de 150-200 ml. de capacidad, aproximadamente, dejando un espacio libre de un centímetro hasta el borde. Cerrar e introducir en una olla, cubrir con agua, tapar y cocer a fuego fuerte 10 minutos desde que empiece a hervir con fuerza. Apartar del fuego, destapar y dejar templar el agua. Sacar entonces los tarros y dejar enfriar completamente. Etiquetar y almacenar en un lugar fresco y oscuro. Una vez abierto un frasco, conservar en el frigorífico.

Si la mermelada no se va a meter en conserva, deberá mantenerse en el frigorífico y esperar 48 horas antes de consumir para que desarrolle todo su sabor.

A comer.

18 comentarios:

  1. Buenos días. La mermelada de membrillo es la que nunca falta en casa en otoño. Es difícil encontrar membrillos por aquí, pero tengo la suerte de tener un amigo con una parcelita de su padre que me los proporciona, aunque tardo más en quitarles las picaduras de los pájaros y gusanos, que en hacer la mermelada. La preparación es algo distinta a la tuya, en primer lugar no los pongo en la olla rápida, por lo que necesitan algo de agua y mayor cocción, y el color cambia cuando después de triturarlos, añado el azúcar y pongo al fuego unos minutos más. Te han quedado con un color y una textura ideales, ¿que está riquísima? No lo he dudado ni por un momento, solo hay que verla.
    Un beso.

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    1. Hola Lola. Es el primer año que hago mermelada, siempre he preparado dulce. Aquí hay muchos membrillos plantados en los huertos de las casas y son fáciles de encontrar. Como tú la haces es como antes la hacía mi suegra, hasta que cambió a la olla exprés y la verdad que el ahorro de tiempo es considerable y como es algo que no me sobra, le copié el método y así hago el dulce y este año la mermelada. El resultado no ha podido gustarnos más.
      Un beso.

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  2. Buenos días Isabel, me encanta que te pongas un poquito melancólica, el otoño, despierta ese pensamiento en nosotras, algo nostálgico y entrañable, que nos hace sentir bien, dado como está el mundo, nos tenemos que aferrar a lo que está en nuestras manos, y nos produce placer.
    Estoy como loca con tu mermelada, adoro el membrillo, y por aquí este año, es imposible verlos, cuando pienso en el que tenía mi vecina y por una tontería de su nuera, lo arrancaron, para dejar todo el huerto arrasado y ahora cubierto de hormigón, como si de un patio se tratase, me pongo mala, en serio, hay gente que pierde la cabeza, y en lugar de sacar partido a lo que tiene, un huerto productivo y precioso, prefiere acabar con la belleza del campo, para convertirlo en una jungla de asfalto, ¡qué pena me da!
    Siempre que hago mermeladas, mi marido me da el remoquete con que debería cocer la fruta antes de añadir el azúcar, es el mismo método que has hecho, y él pone en práctica en su trabajo, no solo acorta los tiempos, sino que como bien dices, el color es mucho más atractivo. Con mi merienda de kiwi me pasó, por no hacerle caso, y a pesar de mi experiencia, lo hice a la vieja usanza, y en cuanto la metí a esterilizar, se oscureció, aunque realmente está deliciosa, y sabe un montón a kiwi, por eso la pienso repetir, en cuanto se termine el frasco que me queda.
    La tuya luce espectacular, no me importaría probarla, sobre todo porque los membrillos son de tu huerto, y eso sí que es un lujazo.
    Besos y disfrútalo mucho.

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    1. Hola Concha. Me encanta el otoño, ese languidecer de los días, la luz más tenue y los días más frescos y si hablamos de los colores de la naturaleza, ya ni te cuento. Lástima que ésta no sea zona de bosques, tan bonitos se ponen ahora...
      Aquí es fácil encontrar membrillos en las fruterías, sobre todo las que se abastecen de producto local o de provincias limítrofes, pues son muchos los que aún están plantados en los huertos de las casas de los pueblos. En cuanto a lo de tu vecina, en cierto modo lo entiendo, tal vez ya no iban a cuidar el huerto y lo iban a tener abandonado; en ese caso lo mejor, antes de tenerlo lleno de hierbajos, sea el cemento, aunque lo digo pero yo me resistiría a hacerlo.
      Si te fijas bien, la mermeladas de los botes está más oscura y no sólo porque al tener más cantidad ópticamente parezca de otro color, sino porque están cocidos y efectivamente oscurecieron un poco. La que está untada en el pan está sin cocer y el color es precioso.
      Un beso.

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  3. Isabel, llegará el día que echemos de menos el otoño, lo digo porque a veces parece que vivamos en una especia de eterna primavera. Nosotros fuimos a un bosque hace unas semanas, y esperaba encontrarme todos los árboles dorados, como otros años, pero de eso nada, la mayoría más verdes que un pimiento. Por cierto, la frase "streep tease de la naturaleza" me parece genial, nunca se me hubiese ocurrido definir de esta manera el cambio de estación, con todo lo que ello conlleva.

    Sobre tu mermelada, tampoco soy un gran aficionado al membrillo, aunque lo como. Así que si tuviera la oportunidad, una buena tostada con queso y tu mermelada casera me zamparía seguro, el color y la textura en la foto es una pasada

    Abrazos

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    1. Hola Javier. En esta zona, donde el otoño duraba apenas un mes, los últimos años ha pasado a durar dos, robándole días al invierno. Yo encantada porque el otoño es una estación que me encanta y porque los inviernos aquí son excesivamente largos y si sigue así, se agradece que duren un poquito menos, aunque reconozco que estas temperaturas no son normales.
      Aquí las hojas de los árboles no se han puesto amarillas hasta esta semana. Eso sí, enseguida las están perdiendo, como si tuvieran prisa por entrar en modo invierno. Lo del streep tease es muy gráfico, ¿verdad? jjj...
      Lo que más me gusta de esta mermelada es la textura, resulta muy tentador meter el dedo en el bote...
      Un abrazo.

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  4. Hola, Isabel.
    No sabes cómo me he emocionado al leerte. Me has traído a la memoria muchos recuerdos de una familia que ya no existe y de una infancia que cuando regresa a mi mente, llega con olor a dulce de membrillo.
    En casa teníamos huerta y campos de secano y entre todo lo que había, los membrillos eran de mis favoritos. Entonces no me gustaba nada el caqui y con los años, me encanta, pero no la variedad que se cultiva ahora en una comarca de aquí, el Persimón. Para mí eso no es un caqui.
    Recuerdo el dulce de mis tías abuelas, era oscuro y muy dulce y nunca supe el porqué lo ponían en cajas metálicas de membrillo sevillano. Me he quedado sin respuesta.
    Tengo muchas recetas en el blog con membrillo y por eso tu mermelada me parece una maravilla. He aprendido leyéndote y creo que me voy a guardar esta entrada porque cuando vea membrillos, que todavía no los he buscado, me pondré con tu receta. Ya sabes que compartimos olla.
    Por cierto, el dulce en la olla no me salió bien y lo intenté. Igual como yo no uso azúcar... siempre es todo más difícil.
    Tu pareja confía en tu buen hacer y no le defraudas.
    Esta noche soñaré con la mermelada y su sabor, ese toque ácido es del que no me olvido.
    Besos y gracias.

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    1. Hola Marisa. Me alegro mucho de que mi receta de haya traído tan bonitos recuerdos. Es curioso cómo a veces, una simple palabra, imagen, olor o como en esta caso, receta, despiertan unos recuerdos profundamente dormidos en algún rincón de la memoria que ya creíamos olvidados. Me gusta mucho cuando pasa eso, son pequeños tesoros que provocan en nosotros sentimientos casi siempre dulces y nostálgicos.
      Recuerdo los caquis de los que hablas. Había que consumirlos muy maduros porque si no su alto contenido en taninos pelaba la boca. Me gustaban mucho y cuando empecé a comprarlos yo, sólo lo hacia si venían de la Comunidad Valenciana porque eran los mejores. Hoy en día han desaparecido de las fruterías.
      Un beso.

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  5. ¡Qué envidia me da ese campo! Imagino el placer que produce cocinar lo que te da tu propio huerto ¡eso si es de km. 0! Lo de las fresas sí que me ha sorprendido, aunque con este clima tan cálido...
    Te ha quedado una mermelada ideal para una tabla de quesos o simplemente con una buena tostada recién hecha y un buen café. Para disfrutar de lo lindo. Besos!

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    1. Y tan cero. A veces he tenido los tomates sembrados a veinte metros de la puerta de la cocina, casi casi dentro de casa, jajaja... Lo de las fresas es señal sobre todo de que las temperaturas nocturnas han sido excepcionalmente cálidas, la primera helada (y muy débil) fue ayer, cuando ya tenían que haber empezado hace un mes. Y eso, para los ciclos de la naturaleza, no es bueno.
      Con queso no la he probado, pero sí en tostadas y está tremenda.
      Un beso.

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  6. ¡Hola Isabel! Es cierto, que el otoño nos ofrece unos frutos maravillosos, el membrillo es uno de ellos, y resulta espectacular, tanto elaboraciones dulces como saladas.
    La mermelada te ha quedado de diez, tiene color y una textura fantástica.
    Feliz miércoles. Bstes.

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    1. Hola Emma. No soy muy aficionada al membrillo pero como lo como de tarde en tarde, cuando lo hago me sabe a gloria. Nunca he hecho ninguna receta salada con membrillo, aún me queda alguno, tendré que probar.
      Un beso.

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  7. ¡Qué maravilla pasear por el campo en otoño!, para mi es la época más bonita con sus ocres, rojizos y amarillos y además este año lo podemos disfrutar con una temperatura aún cálida. Una delicia tu mermelada, nunca la he preparado con membrillo por lo que me guardo la receta. Un beso grande

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    1. Hola Pilar. Es verdad, el campo ahora está espectacular. Qué pena que esta zona no sea de bosques, pues en otoño son una maravilla.
      Me gusta más la mermelada de membrillo que el dulce, éste me resulta demasiado dulce, valga la redundancia. Si lo como con un queso fuerte o con jamón curado, aún, pero sólo, más bien no.
      Un beso.

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  8. Isabel, has preparado una mermelada riquisima
    Saludos.

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    1. Muchas gracias Lolines. Me alegra que te haya gustado.
      Que tengas un buen día.

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  9. Mi piacciono molto i cachi, bellissimo il tuo post, molto emozionante, grazie!!!!

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    1. Sono felice che ti piaccia. Ormai siamo di stagione e dobbiamo approfittarne per realizzare delle marmellate con cui riempire la dispensa.

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