Hemos estado de matanza y
como todos los años, mi suegra ha hecho un poco de sangrecilla.
Personalmente prefiero la de cordero porque es mucho más fina, pero
la de cerdo queda rica con patatas. Ya sé que ésto a más de uno le
va a dar repelús, pero esto de la casquería es muy particular:
seguro que mucha gente come morcilla pero no le pongas sangrecilla en
ensalada, por ejemplo, que se pone malita. Y al fin y al cabo el
ingrediente principal de las morcillas es la sangre...
Cuando era cría, muchos
sábados por la mañana acompañaba a mi madre al mercado. Allí
había una señora mayor con un caldero lleno de agua hirviendo
haciendo sangrecilla de lechazo, que era lo único que vendía.
Apenas tengo una imagen en la memoria de aquella mujer. Pero en mi
memoria gustativa sí tengo muy vivo el recuerdo del sabor de la
sangrecilla aún templada que nos íbamos comiendo mi madre y yo de
camino a casa, pellizcando con los dedos los grandes dados de
sangrecilla y mojándonos las manos con el agua salada que escurría
de los agujeros que se forman dentro al cocerla. Cómo me gustaba. Y
me gusta, aunque la última que he comido debía estar hecha con
sangre de corderos grandes porque sabía demasiado a oveja y era poco
fina, aunque en esto influye mucho la manera de cocerla.
Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.
INGREDIENTES:
500 gr. de patatas (peso
peladas)
50 gr. de cebolla
1 ajo mediano
1 hoja de laurel
1 clavo de olor
1 punta de cucharilla de
pimienta negra molida
½ tsp. De pimentón
agridulce de La Vera
175 gr. de sangre de
cordero o cerdo
1 pastilla de caldo de
carne
aceite y sal
ELABORACIÓN:
Pelar el ajo, partirlo a
la mitad y quitar el germen. Reservar.
Picar menuda la cebolla.
Reservar.
Lavar las patatas, pelar
y cortar en trozos de tamaño medio. Al cortarlas, no llegar con el
cuchillo hasta el final del corte, sino que tronchar el final del
corte. De esta forma, la patata liberará almidón y espesará el
caldo. Reservar.
Picar la sangrecilla
groseramente con las manos en trozos más pequeños que las patatas o
al gusto. Reservar.
Calentar un fondo de
aceite en la olla rápida Perfect y freír el diente de ajo. Retirar
y agregar la cebolla. Freírla y cuando empiece a dorarse, agregar
las patatas y rehogar. Añadir el pimentón y volver a rehogar
cuidando que no se queme para que no amargue. Cubrir con agua al
gusto según gusten más o menos caldosas, añadir la hoja de laurel,
la pimienta negra molida, el clavo de olor, la pastilla de caldo
desmenuzada y un poco de sal. Cerrar la olla, subir el fuego al
máximo y llevarla a ebullición hasta que suba la válvula del todo.
Cocer cuatro minutos, vigilando la presión, apagar el fuego y
retirar la olla. Abrir mínimamente la corredera del mango de la olla
para que pierda presión y no siga cociendo. A medida que la pierda,
abrir un poco más la corredera hasta que baje la válvula por
completo. También se puede poner la olla bajo el chorro de agua fría
hasta que pierda la presión.
Abrir la olla, incorporar
la sangre cortada, colocar la tapadera encima y sin cerrar y llevar
la fuego. Cocer dos minutos para integrar sabores, rectificar de sal,
apagar el fuego, dejar reposar cinco minutos y servir.
A comer
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