Llueve. ¡Por fin!. Vale,
en algunas zonas de España ya os sale el agua por las orejas, lo sé,
pero es que en esta cada vez más árida meseta castellana, la
lluvia se está convirtiendo en algo anecdótico. No sé si será por
el cambio climático o porqué, pero el tiempo ya no es como el que
había cuando yo era cría. Entonces, los inviernos aunque secos,
eran mucho más fríos, con más heladas y más nieblas, las
primaveras, tardías, frescas y lluviosas daban paso a veranos
calurosos en los que eran frecuentes las tormentas y la mayoría de
las noches se podía salir “a la fresca”, porque salvo algunas
pocas muy cálidas, eran en general eso, frescas y antes de que te
pudieras dar cuenta había pasado de puntillas el corto otoño, con
sus días cálidos y sus días frescos, con algunas lluvias tan bien
venidas para la sementera y esa disminución de las horas de luz que
anunciaba la llegada de otro crudo invierno. Pero ahora... los
inviernos son tremendamente más cálidos, con heladas puntuales,
nieblas escasas y más secos que antes, las primaveras son más
largas y secas, los veranos mucho más calurosos de día y de noche y
sin tormentas y los otoños duran más, llueve menos y las
temperaturas son más altas. La naturaleza está “descolocada”,
algunos de mis perales vuelven a florecer en otoño, a estas alturas
del año sigue habiendo mosquitos (enormes, por cierto) y mariposas
nocturnas, aún tengo pimientos en la huerta y muchos días apenas
pongo la calefacción. No sigo porque os aburro.
Decía que llovía, lo
cual es una muy buena excusa para prepararse un cafecito y
acompañarlo con un trocito de este rico bizcocho, que si tenéis
todos los ingredientes, os aconsejo que lo hagáis para la merienda
de esta tarde. Está adaptado del libro “Bizcochos fáciles” de
la editorial RBA y se vende con una conocida revista de cocina. El
original no lleva almendras, pero no tenía suficientes avellanas, ni
tampoco chocolate pero tenía una tableta empezada y para evitar
tentaciones propiciadas por el aburrimiento, se la añadí al
bizcocho, que ese no me lo como yo sola, pero el chocolate sí y me
estoy poniendo demasiado “buena”, como dicen por aquí los
mayores.
Venga, a lavarse las manos y a cocinar.
INGREDIENTES:
80 gr. de avellanas
crudas peladas
50 gr. de almendras
crudas peladas
175 gr. de azúcar moreno
90 gr. de aceite de
girasol
4 huevos talla L a
temperatura ambiente
220 ml. de leche
desnatada a temperatura ambiente
250 gr. de harina de todo
uso
10 gr. de impulsor
químico
60 gr. de chocolate negro
con un 85% de cacao
mantequilla y harina para
el molde
Y además:
un molde redondo
desmontable de 24 cm. de diámetro
papel sulfurizado para el
molde
ELABORACION:
NOTA: Los tiempos,
temperaturas, fuentes de calor y posición de la bandeja en el horno
que se indican, son los que funcionan en mi horno. Como no hay dos
hornos iguales (ni siquiera siendo de la misma marca y modelo), cada
cual deberá adaptar la forma de cocción a su horno, aunque
probablemente las correcciones habrán de ser mínimas.
Precalentar el horno a
170º C con calor arriba y abajo.
Disponer en una bandeja y
en una sola capa, las avellanas y las almendras y hornear durante 15
minutos, situando la bandeja en la mitad del horno. Quedan poco
tostadas, así que, si gustan los frutos secos más tostados,
continuar el horneado de cinco en cinco minutos, comprobando cada vez
para evitar que se quemen y amarguen.
Sacar del horno y
extender en una superficie fría. Una vez completamente fríos,
frotar con un paño, si se desea, para desprender la piel de las
avellanas (yo no lo hago); la de las almendras no se soltará.
Con un procesador de
alimentos, molinillo, rallador u otro utensilio al efecto, rallar los
frutos secos hasta que queden como harina. No importa si queda algún
trozo grueso. Reservar.
Picar a cuchillo y
groseramente el chocolate y reservar.
Tamizar juntas harina e
impulsor químico. Reservar.
Volver a precalentar el
horno, esta vez a 200º C con calor arriba y abajo.
Enmantequillar las
paredes y la base del molde. Forrar la base con papel sulfurizado y
enmantequillar éste. Si el molde tiende a pegarse, forrar también
las paredes con papel sulfurizado y enmantequillarlo igualmente; si
no es el caso, enharinar las paredes del molde, sacudiendo y
eliminando el exceso de harina. Reservar.
Disponer en un bol amplio
el aceite y el azúcar y batir con las varillas eléctricas a
velocidad alta hasta que la mezcla blanquee (después de diez minutos
yo no lo conseguí). Incorporar los huevos ligeramente batidos y de
uno en uno, no añadiendo el siguiente hasta que el anterior se haya
integrado por completo, batiendo con las varillas a velocidad alta.
Agregar la leche y mezclar a baja velocidad. Añadir la mezcla de
harina e impulsor en cuatro o cinco veces, mezclando con la espátula
hasta integrarla por completo.
Comprobar que la mezcla
no tiene ningún grumo. Si fuera así, darle unos golpes de batidora
introduciendo aire a la vez que se bate.
Añadir los frutos secos
rallados y mezclar. Agregar el chocolate y volver a mezclar.
Volcar la mezcla en el
molde e introducirlo en el horno, con la rejilla colocada en la
tercera posición empezando por abajo. Hornear a 180º C con calor sólo por abajo durante 50
minutos. A los 45 minutos de horneado, comprobar la cocción
pinchando el centro del bizcocho con una aguja o brocheta,
continuando la cocción si no saliera seca y comprobando cada cinco
minutos.
Sacar el molde del horno
y colocarlo encima de una rejilla para que se enfríe. Quitar con
cuidado el aro del molde a los diez minutos y veinte minutos después,
la base, dejando el papel de horno hasta que el bizcocho se enfríe
por completo encima de la rejilla.
Eliminar el papel,
colocar el bizcocho en la fuente de presentación y disfrutar.
A comer.
El cambio climático se está notando mucho en todas partes, por Andalucía nunca hemos sido de mucha lluvia, pero ahora es que no cae ninguna, así que cuatro gotas requieren una celebración por lo novedoso de la situación. Me parece ideal el bizcocho para un día fresco de mantita y sofá, muy rico debe estar con lo completo que es en ingredientes y todos buenos. Disfruta del día que seguro que te lo mereces.
ResponderEliminarUn beso.
Por desgracia estas sequías tan largas no se limitan sólo a esta zona y es una lástima tener que celebrar que llueva cuando debiera ser algo normal, como el viento o las nubes. Habrá que consolarse con bizcochos como éste, que es muy apropiado para quitar las penas.
EliminarUn beso.
Hola, aquí no nos llega la lluvia pero sí el frío y este bizcocho es perfecto y delcioso para tomar el cafeliento caliente de la tarde. Un beso
ResponderEliminar¿Tampoco os llueve? Pues vaya, esto es peor de lo que creía. Bueno, el bizcocho también es perfecto para el frío, acompañado de un buen café o un vaso de leche e incluso un te o a palo seco, que está igualmente rico sin compañía.
EliminarUn beso.
Hola Isabel. Mi semana ha sido complicada y no he podido visitar blogs. Muchos y poco tiempo.
ResponderEliminarMenos mal que no se me ha pasado tu bizcocho que me parece delicioso. A estas horas apetece un buen trozo mojando en un café con leche o chocolate.
Aquí, calor hasta hace dos días más o menos y lluvia en plan bestia y después ya nada. Hoy unas gotas para ensuciar el coche.
Es lo que tenemos.
Besos y buen fin de semana.
Pues con el frío y el agua que hay hoy por aquí, se agradecería un trocito de bizcocho con chocolate, como bien propones, lástima que ya no quede. Tendré que hacer otro para remediarlo.
EliminarAunque a veces puede ser estresante, es bueno tener ocupados los días. Al final hay tiempo para todo.
Un beso.