Los caquis me gustan
mucho y desde que existe la variedad Persimón, en cuanto es
temporada los como todos los días, por lo que compro bastantes. A
veces no calculo bien lo que voy a consumir y se me empiezan a poner
blandos, sobre todo cuando ya llevan mucho tiempo cortados y se
acelera el proceso de maduración.
Por otro lado, tenía
ganas de cocinar algo con caqui y en un vistazo rápido que le dí a
la red, ví que no había muchas recetas en las que se utilizara como
ingrediente para una elaboración salada.
En esta tesitura estaba
cuando me junté con bastantes caquis blandurrios, que ya cuando
están así no me hacen mucha gracia y no quería hacer un postre,
así que le eché un vistazo al frigorífico, otro a la despensa y un
último al mueble bar (sí, soy así de antigua, tengo mueble bar),
me senté a la mesa con lápiz y papel y me dispuse a dar rienda
suelta a mi creatividad. Mucho debí soltarla que salió corriendo
carretera abajo pues me quedé en blanco. Así tres días y los
caquis amenazando con pasar al estado de “pochez”. Hasta que
volví al mueble bar, cogí cuatro botellas de distintos licores y me
fuí a la cocina a probarlos a ver cuál me parecía que casaba mejor
con la receta que empezaba a tener medio pensada.
Había que verme, con las
botellas abiertas puestas en fila en la encimera, como si fuera a
hacer una cata de vinos. Sólo que yo no iba a enjuagarme la boca y a
tirar el licor: soy incapaz de hacerlo, por lo que, en una ocasión,
en una cata de vinos, tuve que dejarlo a la mitad porque aquéllo
estaba tomando tintes peligrosos para mi equilibrio (y no hablo del
mental, no, que ese ya está perdidito...). Tampoco vayáis a creer
que me puse un chupito de cada, que no tenía intención de emular el
chascarrillo del “pollo al whisky”. Fui probando cucharaditas de
cada uno y descartando hasta que me quedé con el que me pareció que
iría mejor.
El caso es que una vez
elegido el licor, la receta me salió sola (a ver esas sonrisillas,
que os estoy viendo), por lo que al día siguiente compré la carne y
me puse manos a la obra.
Ha quedado muy rico. Como
los caquis estaban ya muy maduros, en cuanto removí dos veces el
guiso se deshicieron casi por completo. También por eso mismo
estaban muy dulces, lo que se compensó un poco con la pimienta de
cayena, aunque como pasa a veces, la que puse no picaba demasiado y
hubiera estado mejor un poquito más picante.
Lo que me ha encantado es
el caqui de la guarnición. El puntito de pimientas y sal le va
estupendamente y unas rodajas que se me torraron de más, estaban muy
ricas así, comidas sin más aderezos. La temporada de caquis ya se
ha acabado, pero la repetiré el año que viene.
Y como la receta la ideé
para evitar que los caquis acabaran en la basura, la presento al
proyecto de Marisa de Thermofan, 1+/-100 desperdicio 0, ideado
para ayudarnos a evitar el desperdicio de alimentos y a darles una
segunda oportunidad.
Seguro
que ya lo conocéis pero si no es el caso, pinchad en el enlace que
ella lo explica muy bien.
Venga, manos limpias,
cuchillo afilado y a cocinar.
INGREDIENTES:
* Para el guiso:
1 kgr. de carne de cerdo
para guisar (pierna o paletilla, sin hueso)
200 gr. de cebolla
350 gr. de caquis muy
maduros y blandos, variedad Persimón
4 nueces tipo California
8 hojas de apio
1 pimienta de cayena
50 ml. de ron Bacardí
blanco
agua
mezcla de cinco
pimientas, molida
sal
AOVE
* Para la guarnición:
1-2 caquis maduros y
firmes, variedad Persimón
margarina vegetal
mezcla de cinco
pimientas, molida
sal en escamas
ELABORACIÓN:
* Del guiso:
Limpiar de grasas la
carne y partir en cubos como de dos bocados. Sazonar con sal al gusto
y generosamente con la mezcla molida de cinco pimientas. Reservar.
Eliminar la cáscara de
madera de las nueces y reservar.
Pelar la cebolla,
cortarla en cuadrados de 2-3 cm. de lado y reservar.
Lavar las hojas de apio y
los caquis. Eliminar el tallo de las frutas y pelar, si de desea (yo
no lo hago). Picar groseramente ambos ingredientes y reservar.
Disponer un fondo de
aceite de oliva virgen extra en una olla y calentar a fuego medio.
Dorar las nueces, sacándolas en cuanto empiecen a cambiar de color
para evitar que amarguen. Machacarlas en el mortero hasta hacer una
pasta y reservar.
Subir la temperatura y
dorar a fuego fuerte la carne. Hacerlo por tandas para que no se
enfríe mucho el aceite. Sacar la carne a una fuente y reservar.
Bajar el fuego y cuando
el aceite pierda un poco de temperatura, incorporar la cebolla y sal,
tapar y rehogar a fuego lento, añadiendo más aceite si fuera
necesario. Una vez que la cebolla se ponga casi transparente,
devolver a la cazuela la carne junto con el jugo que haya soltado, la
pasta de nueces, la pimienta de cayena, las hojas de apio y los
caquis. Agregar el ron, dejar que hierva un minuto para que pierda el
alcohol, cubrir con agua, tapar y cocer a fuego lento 45 minutos o
hasta que la carne esté tierna. Si se desea una salsa más espesa,
cocer los últimos minutos sin la tapadera de la olla. Rectificar de
sal si procede.
* De la guarnición:
Lavar y secar los caquis.
Eliminar el tallo y sin pelar, cortar 3-4 lonchas por comensal, de
unos 3 mm. de diámetro.
Calentar la margarina a
fuego medio-alto en una sartén y rehogar por tandas las rodajas de
caqui hasta que estén ligeramente doradas. Sacarlas a un plato con
papel de cocina para absorber el exceso de grasa.
* Del emplatado:
Disponer en cada plato la
carne guisada y al lado las lonchas de caqui. Espolvorear por encima
de éstas la mezcla de cinco pimientas al gusto y un poco de sal en
escamas. Servir.
A comer.
Jajaja qué bueno tu cata de licores! Así te salen luego estos platos tan ricos,jjj. La combinación del caqui dulce con la cayena debe darle un punto muy interesante. BSS guapa feliz finde!!
ResponderEliminarLa verdad que cuando estaba haciendo la cata me reía yo sola al imaginarme la escena desde fuera, porque era inevitable pensar que si la receta no me salía rica, al menos había pasado un buen rato dándole al trinqui.
EliminarEncontrar el equilibro entre dulce y picante a veces no es fácil, pero cuando se consigue, es una combinación que enriquece mucho los platos, aunque no estemos muy acostumbrados en la cocina española a utilizarla.
Besos guapa.
Ojalá la cata de licores me inspiraran a mi un plato tan bueno como éste, me suelo salir del vino o el coñac cuando me sobran de alguna fiesta, poco más. Me parece más que interesante el añadido de pasta de nueces, que debe otorgarle un sabor muy bueno y el toque dulzón del caqui, lo que va muy bien al cerdo y a mi me encandila. Después la guarnición acompaña estupendamente. Te ha quedado un plato rico y encima de aprovechamiento, le va a encantar a Marisa, entre otros, porque a mi también me gusta.
ResponderEliminarUn beso.
Aunque también hago como tú, que la mayoría de las veces utilizo brandy o vino para cocinar, sí es cierto que uso bastantes licores diferentes, sobre todo para elaboraciones dulces. Tanto es así, que pensé crear la etiqueta "alcohol" pero desistí porque no me parecía muy práctica a la hora de buscar recetas.
EliminarAl cerdo le van muy bien los sabores dulces, la verdad, por eso creí que quedaría bien con el caqui y el vodka y no me equivoqué.
Y de la guarnición ya ni te cuento. Cuando vuelva a ser temporada de caquis, pienso hacerla para acompañar a otros platos, pues me encantó.
Besos.
Buenísimo plato, completo y con frutas algo que me encanta. además aprovechando lo que tenís en casa, cocinando así con mucho gusto. Un beso
ResponderEliminarEn casa se come mucha fruta pero incorporarla a los platos salados es una buena opción para que los reticentes a comerla no protesten demasiado y la coman.
EliminarUn beso.
Mira a qué horas y qué día me entero de tu receta. Pido disculpas, pero motivos me sobran. Me has hecho reír mucho y eso que no te conozco para imaginar tu carita probando licores.
ResponderEliminarSoy de tierra de Persimón y te puedo decir que los dejan perder en los árboles y da mucha pena. El invierno pasado me traje muchos kilos.
Tu receta es fruto de esa creatividad desbordada y me encanta. Yo me comería la guarnición ahora, ya te digo.
Sigue haciéndome reír que falta me hace.
Mil gracias por estar de nuevo en 1+/-100.
Besos.
PD: Me queda un caqui muy blando. Me acordaré de ti cuando me lo coma.
Me alegra haberte hecho reír, aunque me entristece que lo necesites, porque eso supone que tienes algún disgusto o problema. Espero que no sea nada grave y que pase pronto.
EliminarMe acuerdo perfectamente de tu entrada del año pasado sobre la paradoja del caqui, porque me recordó a lo que poco tiempo antes le había pasado a un amigo mío con las patatas y es realmente triste que se produzcan estas situaciones, pero más triste aún es no encontrarles solución.
La verdad que la escena de los licores a mí me hizo reír al imaginármela vista desde fuera, con las pintas que tenía en ese momento (comodidad ante todo), el delantal, la cocina como si hubiera pasado un vendaval, las botellas tan ordenaditas esperando su turno y yo muy seria como si fuera una reputada sumiller armada con mi cucharilla. ¡Hay si no fuera por estos ratos...!
Guárdate la guarnición para el año que viene, cuando vuelva a ser temporada de caquis, pues está de vicio.
Un beso muy fuerte.