
Creí que no me iba a dar tiempo a dejar programada la entrada antes de irme de vacaciones, pero lo he conseguido in extremis. Y es que, organizar las vacaciones me consume tiempo y trabajo, además del estrés que me provoca. Yo soy de las que se va de vacaciones para descansar de la organización de las vacaciones: buscar destino, alojamiento e información turística, planear excursiones, actividades y sitios para visitar y preparar maletas, me consume. Bien es verdad que todo esto lo hago en el breve intervalo que media entre el último día de trabajo y el primero del viaje y en el ínterin no me da ni tiempo a descansar y relajarme un poco. Y eso que sólo viajamos dos, que si fuéramos una familia más grande, me daba un patatús...
A lo que iba, que no sabía si os iba a dejar receta, por eso no comenté nada en mi última entrada. En realidad la receta ya la tenía hecha, pero no todo lo demás y si me descuido no llega la mermelada a las fotos de lo buena que está. Es completamente adictiva, un no parar de meter la cuchara en el frasco, será por el chocolate, que engancha, pero bueno, también tiene mucha fruta, así que perdonaremos el pecadillo...
A pesar de haberse secado uno de los ciruelos y ser un mal año de fruta, los otros dos se han portado y han dado ciruelas para aburrir. Las mías son claudias, esas ciruelas pequeñas y de piel y carne verdes que cuando están demasiado maduras se vuelven doradas y que son extremadamente dulces. Me vuelven loca, pero por muchas que coma y reparta, sigue habiendo montones de ciruelas. Solución: mermelada, que además siempre ha sido mi favorita. Pero claro, hacerla toda igual me resultaba aburrido y me acordé de la mermelada de frambuesas y chocolate de Que no te falte un perejil y pensé que funcionaría igual de bien con ciruelas. Para darle una vuelta de tuerca y porque me encanta el chocolate especiado, le he puesto pimienta de Jamaica, esa curiosa especia dulzona con aromas de clavo de olor y nuez moscada y que no sé porqué se llama pimienta si no pica en absoluto. Más acertado es su nombre en inglés all spice (todas las especias), pues no sólo huele y sabe a clavo y a nuez moscada, sino también se supone que a canela, aunque yo no lo percibo. He de decir que el sabor de la pimienta es apenas perceptible en la mermelada, esforzándote mucho notas que tiene algo más, pero no sabes si es por el chocolate o porqué. Como la repetiré porque está deliciosa, le pondré más pimienta, a ver el resultado.
Es una receta de aprovechamiento y por tanto, mi aportación de septiembre al proyecto 1+/-100, desperdicio 0

que como ya sabéis promueve mensualmente Marisa desde su blog Thermofan y al que cada día se aportan más ideas para evitar el desperdicio de alimentos y promover el reciclaje y reutilización en general. Es un proyecto en el que estoy encantada de participar mensualmente, pero en esta ocasión más, pues sé que a Marisa le gustan mucho las mermeladas, de hecho tiene un montón en su blog, por lo que ésta se la regalo con mucho cariño. En esta ocasión, como es una entrada programada, no podré colgarla en su blog hasta que vuelva de las vacaciones, ya que me he prometido a mí misma no entrar en internet nada más que para buscar restaurantes o “como llegar” a un determinado sitio, así que tardará en aparecer en Thermofan, pero la enlazaré en cuanto pueda.
Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:
500 gr. de ciruelas claudia, con piel y sin hueso
150 gr. de azúcar blanquilla
75 gr. de chocolate negro, 75% de cacao
2 semillas de pimienta de Jamaica (pimienta gorda, all spice)
ELABORACIÓN:
Machacar en el mortero las semillas de pimienta de Jamaica hasta obtener un polvo fino y reservar.
Trocear el chocolate y reservar.
Lavar y secar la fruta. Deshuesar, picar menuda y disponerla en un cazo de fondo grueso. Añadir el azúcar y la pimienta de Jamaica molida, mezclar y llevar al fuego.
Cocinar con el fuego al mínimo hasta que las ciruelas empiecen a soltar jugo y se deshaga el azúcar. A partir de ese momento llevar a ebullición cocinando a fuego medio y removiendo de vez en cuando, hasta que la espuma de minúsculas burbujas que se forma en la superficie desaparezca por completo. Normalmente ésto es indicativo de que la mermelada ya está hecha y su sabor habrá pasado del de fruta cocida a mermelada. El proceso puede durar unos 30 minutos, aunque eso dependerá en gran medida del punto de maduración de la fruta, el tamaño en que se haya cortado, de la intensidad del fuego y del recipiente utilizado.
Apartar el cazo del fuego y triturar la mermelada con la batidora de brazo: ligeramente si se desea encontrar trozos o por completo si se busca una textura más homogénea. Devolver el cazo al fuego y llevar de nuevo a ebullición para comprobar el espesor, teniendo en cuenta que espesará al añadir el chocolate y al enfriar. Si la fruta no estaba excesivamente blanda (eso hace que su porcentaje de agua sea mayor que si está más dura), no será necesario seguir cociendo la mermelada pues ya estará suficientemente densa. Si no fuera el caso, continuar cociendo unos minutos.
Retirar definitivamente el cazo del fuego, dejar que pierda un poco de temperatura durante unos dos minutos y agregar el chocolate picado. Esperar un minuto para que el calor residual derrita el chocolate y remover hasta integrar.
Dejar que la mermelada se enfríe antes de consumir.
A comer.
