Creo que el bizcocho de yogur es el más agradecido que hay. Da igual la temperatura de los ingredientes, la harina y la levadura se pueden añadir sin tamizar y lo mezclas todo con la batidora de brazo. Rápido, cómodo y sin manchar casi nada. Y si utilizas el vaso del yogur como medida, ya ni te cuento. Yo lo peso y mido, porque uso algo menos de la medida del vaso; no hay otra razón. Casi siempre lo hago con yogur natural y luego le añado algún aromatizante o fruto seco o deshidratado o chocolate: canela, café, almendras, pasas, orejones, chocolate blanco rallado... incluso un chorrito de licor. Que yo recuerde nunca me ha salido mal. Esta versión en concreto queda más esponjosa al llevar un poco menos de harina.
Curiosamente, no recuerdo que este bizcocho se hiciera en casa de mi madre. Ella siempre hacía uno al que llamaba "sobao" (que ya caerá), que no tiene nada que ver con los sobaos pasiegos y un plum cake llenito de frutas que siempre se iban al fondo y que no sé que bizcocho era. Y conste que hacía muchos dulces porque en casa éramos muy golosos, pero este bizcocho y la tarta de galletas, jamás. Muchos domingos hacía una tarta rellena de crema o nata y cubierta y decorada con crema de mantequilla, la ahora tan famosa buttercream y que a mí me hacía muy poco gracia y sigue sin gustarme. También hacía lo que llamábamos "pastitas pegaditas" y que no eran otra cosa que pastas de té con relleno de mermelada. Recuerdo que se estaba toda la tarde haciendo pastas porque preparaba varias masas, rellenos y coberturas y era un trabajo enorme. A mí las que más me gustaban eran las que llevaban clavo molido en la masa. Es de esos sabores que permanecen en el recuerdo. Hacía muchísimas más cosas, pero no quiero aburrir. Ahora, para ella sola, ya casi no hace nada, pero aún hace, por ejemplo, una leche frita que se deshace en la boca, unas torrijas con el punto justo de humedad para que resulten cremositas al paladar sin estar hechas unas puchas y unas cañas rellenas de crema pastelera y cubiertas de caramelo que están realmente buenas.
INGREDIENTES
3 huevos L
200 gr. de azúcar
190 gr. de harina
100 ml. de aceite de
girasol
80 gr. de cacao a la taza
en polvo (yo Lacasa)
1 yogur natural
desnatado sin azúcar
16 gr. de levadura tipo
Royal
PREPARACIÓN
Enmantequillar y
enharinar (retirando el exceso de harina poniéndolo boca abajo y
dándole unos golpecitos en la base y costados) un molde alargado de
21x11 cm. o más o bien enmantequillar el molde, forrar base y
costados con papel vegetal de horno y enmantequillar el papel.
Reservar.
Precalentar el horno a
200º C con calor arriba y abajo.
Mezclar en un bol la
harina, el cacao y la levadura. Reservar.
En otro recipiente
amplio, poner los huevos, el azúcar, el aceite y el yogur y batir
con la batidora de brazo hasta que todos los ingredientes estén bien
integrados. Ir añadiendo a cucharadas la mezcla reservada en el otro
bol, batiendo con la batidora hasta integrar. Verter la mezcla en el
molde e introducir en el horno colocando la rejilla en la segunda
posición empezando por abajo. Bajar la temperatura a 180º C y poner
el calor sólo por abajo. Hornear 23 minutos. Pasado ese tiempo,
subir una posición la rejilla y hornear otros 22 minutos.
Sacar del horno y colocar
sobre una rejilla. Desmoldar a los 10 minutos y volver a colocar
sobre la rejilla hasta que se enfríe por completo.
A comer.
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