Las fotos no le hacen
justicia (de hecho son un horror) porque está realmente bueno. La
receta es de Marisa, del blog Thermofan
aunque con pequeños
cambios. Ella la hace con avellanas, pero yo no tenía. Por contra
tenía muchas almendras y no creo que ese cambio haya afectado para
mal a la receta. Le añadí más azúcar porque no le puse caramelo y
tal vez a los muy golosos les parezca poco dulce. No se lo puse
porque aunque me gusta, me da la impresión de que el caramelo “se
come” el sabor de algunos postres. En cuanto a lo estético, fue un
error, porque es indudable que hubiera quedado más bonito con el
color que aporta el caramelo. Además mi molde no tiene el fondo liso
y las marcas quedaron impresas en el puding, lo que lo afeó aún
más. Conclusión: la próxima vez le pongo caramelo, pero una capa
finita para que no reste protagonismo al sabor del puding. También
lo haré más pequeño porque resulta muy grande para dos que somos
en casa.
Venga, a lavarse las manos y a cocinar.
INGREDIENTES:
4 huevos tamaño L
85 gr. de almendras
repeladas crudas (*)
85 gr. de galletas
Napolitanas (galletas de canela)
400 ml. de leche
desnatada a temperatura ambiente
150 gr. de azúcar
1 tbs.
de miel de mil flores
almíbar (30 gr. de
azúcar y 25 ml. de agua)
ELABORACIÓN:
(*) Si las almendras son
sólo peladas, es decir, no tienen la cáscara de madera y conservan
la piel interior, lo primero que hay que hacer es repelarlas mediante
su escaldado, preferiblemente el día antes para que estén bien
secas a la hora de elaborar el postre. Para ello, poner un cazo
pequeño con agua a hervir. En el momento que arranque el hervor,
añadir todas las almendras de golpe, hervir cincuenta segundos,
apagar el fuego y sacarlas inmediatamente. Ponerlas sobre papel
absorbente y en cuando su temperatura permita la manipulación,
pelarlas una a una retorciendo la piel a la vez que se presiona
ligeramente. Ir colocando las almendras ya repeladas en una bandeja
cubierta con papel absorbente y extendidas para que se sequen bien.
En una sartén sin nada
de aceite, tostar las almendras removiéndolas hasta que se doren
ligeramente, evitando que se quemen porque en ese caso amargarán.
Dejar que se enfríen por completo y rallar con un rallador o picar
con un robot. No ha de quedar como una harina, sino en trocitos que
se noten al masticar. Reservar.
Preparar el almíbar:
poner a cocer en un cazo, 30 gr. de azúcar y 25 ml. de agua. Hervir
5 minutos a fuego fuerte hasta que espese. Dejar que enfríe un poco
y embadurnar con una brocha de silicona, las paredes y la base de un
molde alargado de silicona de 1'250 litros como mínimo, de
capacidad. Hay que tener en cuenta que sale un litro,
aproximadamente, de mezcla y tiene que haber algo de espacio entre
ésta y el borde del molde para poderlo manejar sin que se derrame.
Precalentar el horno a
200º centígrados con calor arriba y abajo. Poner agua a hervir en
un cazo para el baño María.
Separar las claras de las
yemas. Montar las claras a punto de nieve firme con unas varillas
eléctricas. Cuando empiecen a estar, añadir tres cucharadas del
azúcar en cinco o seis veces para que ayude darle volumen. Seguir
batiendo hasta que estén. Reservar.
Poner la leche en el vaso
de la batidora de brazo. Añadir la miel y batir. Agregar el azúcar
y volver a batir. Incorporar las galletas, dejar que se empapen dos
minutos y batir de nuevo con la batidora. Pasar la mezcla a un bol o
ensaladera grande y añadir las almendras reservadas. Mezclar con una
lengua o espátula. Agregar las claras montadas en seis u ocho veces
e integrar delicadamente con movimientos envolventes de abajo hacia
arriba para evitar que se bajen. Costará un poco. La mezcla quedará
muy líquida, es así.
Volver a embadurnar el
molde con el pincel, repartiendo de nuevo el almíbar que
probablemente haya escurrido de las paredes. Colocar el molde en una
fuente apta para el horno, verter la mezcla de huevos y almendras en
el molde y el agua, que tiene que estar hirviendo, en la fuente de
horno, de tal manera que cubra dos centímetros de la base del molde
en el que está la mezcla de huevos. Introducir en el horno en la
segunda posición empezando por abajo, bajar inmediatamente la
temperatura a 180º C con calor sólo abajo y hornear 45 minutos o
hasta que al pinchar el puding con una aguja salga seca.
Sacar la fuente del
horno. Sacar con mucho cuidado el molde de la fuente y colocar en una
rejilla para que se enfríe. El puding tendrá todavía una
consistencia un poco blanda, por lo que hay que manipularlo con
delicadeza. Terminará de endurecer al enfriar.
Una vez completamente
frío, meter en el frigorífico hasta el día siguiente.
Desmoldar sobre una
fuente y servir, si se desea, con un poco de nata montada.
A comer.
Hola Isabel. Vaya sorpresa. Dices de fotos, las mias si que son horribles.
ResponderEliminarHace tiempo y menos mal que algo se mejora.
Me gusta la almendra casi más que la avellana, así que tú tuneo, está seguro muy bien.
Gracias por elegir una receta mía.
Besos.
No tienes porqué darlas. Tienes unas recetas muy ricas y tengo bastantes anotadas en "pendientes", así que ya asomará alguna más por aquí.
ResponderEliminarEspero mejorar, no sólo en las fotos, sino también en lo demás. Poco a poco.
Un beso.