lunes, 15 de julio de 2024

Bavaroise de coco y cereza

Recuerdo que de pequeña el coco era un producto bastante exótico y de precio más bien elevado. Siempre ha sido uno de mis sabores favoritos y no se podía (ni se puede) dejar a mi alcance algo que lo lleve, como unas cocadas, por ejemplo, porque son un visto y no visto. Me gustaba ir a la feria y comer una de esas rodajas de coco que se vendían en algunos puestos y que en verdad se hacían una pasta en la boca, pero que calmaban mis ansias de coco por una temporada.

Las que sí eran económicas por aquél entonces eran las cerezas, una de las frutas que más me gusta, si no la que más. Esperaba con impaciencia que llegara la temporada porque como en casa nos gustaban a todos, nunca faltaban en el frutero hasta que ya no las había en el mercado. Muchos sábados por la mañana acompañaba a mi madre a comprar a la plaza y en la época de cerezas era habitual que las primeras de la mañana que compraba nos las fuéramos comiendo en lo que hacía la compra, de tal forma que muchas eran las veces que antes de regresar a casa tenía que volver a comprar porque nos las habíamos comido todas o casi todas, ya que a ella también le gustan mucho. Siempre dice que cuando más cerezas comió fue cuando estaba embarazada de mí, tantas, que le resulta raro que no llegara a aborrecerlas tanto como le parece normal que a mi me vuelvan loca. Y creo yo que algo de razón tiene...

Combinar ambos sabores puede resultar raro pero era una idea que me rondaba por la cabeza y no quería dejar de probarla antes de que se acabaran las cerezas y tuviera que esperar al próximo año. Así como con los platos salados me arriesgo a probar determinadas combinaciones de ingredientes con resultados, en ocasiones, no muy satisfactorios, todo hay que decirlo, en el tema del dulce no soy tan valiente y pocas veces salgo de mi zona de confort. Pero en esta ocasión tenía muy claro qué tipo de postre quería y con qué ingredientes y la idea se terminó convirtiendo en ese mosquito trompetero que te ronda la oreja en las calurosas noches del verano y que no te deja dormir. Así que una mañana me levanté, me fui a la cocina y decidí sacar el insecticida.

Y ya me alegro, pues el resultado fueron estos mini bavaroises con un profundo sabor a coco llenos del aroma de las cerezas y de textura suave y tierna pero a la vez consistente. Se pueden servir sin nada, pero aconsejo acompañarlos con coco rallado para darle textura y coulis de cerezas para acentuar aún más el sabor de éstas y hacerlos más cremosos en boca. Eso sí, poco de ambas cosas para no robar protagonismo al bavarois.

Aún se encuentren cerezas en el mercado, así que os animo a preparar este delicioso y facilísimo postre antes de que se acaben y haya que esperar al año que viene para hacerlo.

Por cierto, ¿alguien sabe si se siguen vendiendo en las ferias aquéllas rodajas de coco de mi niñez?.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

200 ml. de leche de coco (82% o más de pasta de coco)

400 gr. de cerezas deshuesadas (500 gr. de cerezas con hueso, aprox.)

100 gr. de azúcar blanquilla

50 ml. de Malibú (u otro licor de ron blanco y coco)

3 gr. de agar-agar en polvo

coco rallado y coulis de cerezas, para servir

*Y además:

10 moldes de silicona de 70 ml. de capacidad cada uno

ELABORACIÓN:

Lavar y escurrir las cerezas. Quitar los tallos, si los tuvieren, deshuesar e introducir en el vaso del robot Monsieur Cuisine Plus. Agregar el azúcar, colocar la tapadera con el cubilete puesto y triturar 5 segundos a velocidad turbo. Bajar los restos con la espátula.

Mezclar en una taza el licor Malibú y el agar-agar. Añadir a las cerezas trituradas.

Si se hubiera separado la parte sólida de la líquida de la leche de coco, agitar para homogeneizar y agregar a la mezcla de cerezas.

Programar el robot 15 minutos (tiempo aleatorio), velocidad 1, 100º C, sin cubilete, pero colocando en su lugar un colador del revés para evitar salpicaduras.

Cuando el robot alcance la temperatura de 100º C (lo hará antes de los quince minutos), dejar que hierva dos minutos o el tiempo que indique el fabricante del agar-agar. Pasados los dos minutos, desconectar el robot, quitar la jarra y dejar reposar 5 minutos.

Colocar la jarra nuevamente en la base del robot, poner el cubilete y triturar 2 minutos a velocidad 10,

Remover con una espátula para eliminar burbujas de aire y distribuir en los moldes o molde elegido.

Dejar enfriar a temperatura ambiente y llevar al frigorífico. Cuajar un mínimo de 4 horas para moldes de 70 ml. de capacidad o toda la noche si se utiliza un solo molde grande.

Sacar de la nevera con diez minutos de antelación para que se atemperen. En el caso de utilizar molde/s de otro material que no sea silicona, introducir en agua muy caliente durante 1-2 minutos para facilitar el desmoldado.

Desmoldar y servir con un poco de coco rallado por encima y un cordón de coulis de cerezas.

A comer.

7 comentarios:

  1. Hola Isabel. Soy tan forofa de las cerezas como tú, llegan a casa pero poco más, por eso me resulta difícil preparar nada con ellas, me las como antes solas, que es como más me gustan. Tampoco le haría ascos a tu bavaroise porque tiene un aspecto divino. Por cierto en la feria de aquí, que fue a finales del mes pasado, sí que hay feriantes con coco y turroneros, y esto último lo dejo caer porque compré, ya veréis para qué.
    Un beso.

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    1. Hola Lola. Conste que si hago postres con ellas es porque tenemos cerezos y el año que dan fruta ya no sé qué hacer con ella, porque si no, como más me gustan es al natural y si hay pocas, del árbol se cogen pero a casa no llegan, jajaja...
      Preguntaba lo del coco porque llevo años sin ir a la feria y por eso no sé si lo siguen vendiendo. Lo que aquí no hay es turroneros ni turrón fuera de navidades, por eso me toca hacer acopio de turrón si quiero hacer algún postre fuera de temporada.
      Ahora me dejas con la curiosidad. ¿Qué será, será?
      Un beso.

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  2. Buenos días, Isabel. Recuerdo esos puestos de venta ambulante, con las bandejas llenas de trocitos de coco, regados con unos chorritos de agua, para que se mantuvieran hidratados, mi padre nos compraba unos trozos para comérnoslos, paseando camino a casa, desde la feria, siempre lo hacía cuando regresábamos, también compraba un coco entero, y todas deseábamos por la mañana, que lo partiera, dándole golpecitos con un pequeño martillo, y nos disputábamos bebernos el agua que soltaba, jajaja….luego nos daba las mitades de corteza para que sembráramos lentejas, con un algodón húmedo, jugando a hortelanas, jajaja…, ¡Ayomá! Qué tiempos más bonitos.
    Tus recuerdos de los sábados de mercado, son un clon de los míos. Yo también iba con mi madre a hacer la compra, y el frutero siempre me regalaba alguna pieza de fruta, la más grande, porque me encantaba la fruta de tamaño grande, los plátanos dobles, que encontraba en la piña, me los guardaba para mi, decía Manuel, que yo era su clienta favorita, porque tenía un nombre muy grande, para ser tan pequeña, siempre me llamaron Concha, aún siendo un bebé, jajaja…
    Tu postre me ha parecido fantástico, yo adoro el coco, bueno ya lo sabes, y las cerezas también, aunque de pequeña lo que aquí vendían, eran guindas, de esas típicas con rabitos, de dos en dos, como las del logo de la famosa discoteca, y nosotras nos la colgábamos de pendientes, jajaja…
    Mira la de recuerdos que me trae un postre tan rico, y eso que nunca lo he probado tal cual, pero lo haré, tendré que comprar casi todo, incluido los moldes, pero no lo dejaré en el olvido pues me ha encantado.
    Besos y buen día nos dé Dios.

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    1. Hola Concha. Qué recuerdos más bonitos. Lo que nos ilusionaba ir a la feria de niñas, porque era todo un acontecimiento que se producía una sola vez al año y claro, era motivo de fiesta y no nos importaban los inevitables apretones con tanta gente, las largas colas para subir a los carruseles, el pringue del algodón de azúcar... Cómo pasa el tiempo.
      ¡Los plátanos dobles, no me acordaba de ellos! Hace años que no los veo, con venir toda la fruta tan seleccionada resulta difícil ver piezas deformes, si acaso se ve alguna en las fruterías locales que se abastecen de pequeños productores pues árboles y plantas siguen dando frutos "feos" que por supuesto no se tiran como sí se hace en las grandes explotaciones.
      Si los guardas (yo lo hago), te sirven para hacer este postre los moldes pequeños del queso de Burgos y los del fresco batido. De hecho usé de ambos para ver cómo resultaban y fueron muy bien, sólo hay que meterlos antes en agua muy caliente para que se puedan desmoldar.
      También mi hermana y yo nos poníamos las cerezas en las orejas como zarcillos...
      Un beso.

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  3. Isabel, siempre cuento que uno de mis sabores preferidos es el coco, suelo utilizarlo de vez en cuando en mis recetas. En cambio, las cerezas tienen que estar muy dulces para que me gusten, pero, como te digo, si están dulces las disfruto mucho. La combinación que nos propones me llama mucho la atención, además, no hay más que ver el resultado final para que a uno le entre por los ojos.

    De niño siempre me compraban el coco en las ferias, y ahora de mayor también lo hago, porque sí que los siguen vendiendo, además no sé por qué motivo será, pero ese coco sabe a gloria

    Abrazos

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    1. Hola Javier. Pues con lo que a mí me gusta el coco, lo uso más bien poco en mis recetas y eso que siempre tengo en casa leche, agua, licor, rallado y en láminas... Y además siempre con las mismas tres o cuatro recetas, a ver si empiezo a variar un poco. Con las cerezas en cambio casi no cocino, me gustan tanto que prefiero disfrutarlas frescas y si están dulces ni te cuento, el día menos pensado me cojo un empacho y no es exageración.
      Me alegro que no se haya perdido la costumbre de vender coco en las ferias. El año que viene tendré que ir a la feria y comprar un rodajita para recordar mi infancia.
      Un abrazo.

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