lunes, 28 de octubre de 2024

Bizcocho de pistacho y limón

Si hay algo que me guste son los postres con frutos secos (con permiso del chocolate), de preferencia en formato bizcocho, pero que tampoco lo hago ascos a otras presentaciones que conste. Ese punto húmedo que los frutos secos aportan a las masas de los bizcochos es para mí adictivo, nunca tengo suficiente con una porción, siempre vuelvo a por una segunda, así que las corto finas para que la suma de ambas no resulte excesiva, que de calorías ya van bien cargados esta clase de bizcochos y precisamente falta no me hacen. Pero un día es un día...

Este es un bizcocho poco dulce y ligeramente húmedo, con el suave aroma de los pistachos y la frescura del limón. El contraste con el glaseado dulce y ácido a la vez es delicioso. No tenéis que agradecerme a mí esta delicia, la receta no es mía, la adapté de una que vi en internet y contrariamente a mi costumbre, no anoté el sitio, así que pido disculpas a su autor/a por el lapsus.

No os limitéis a imaginar su sabor. Hacedlo y disfrutad.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

*Para el bizcocho:

170 gr. de harina de trigo

75 gr. de pistachos tostados sin sal (pesados sin cáscara), picados

150 gr. de azúcar blanquilla

1 tsp de impulsor químico

1/2 tsp de bicarbonato de sodio

1/4 tsp de sal rosa del Himalaya

3 huevos tamaño L a temperatura ambiente

100 ml. de aceite de girasol

200 ml. de nata con un 18% de materia grasa

15 gr. de azúcar vainillada

10 gr. de ralladura de limón

*Para el glaseado:

75 gr. de azúcar glas

15 ml. de zumo de limón, recién exprimido y filtrado

pistachos tostados sin sal ni cáscara y picados, para decorar

*Y además:

un molde de 21 cm. de largo por 11 cm. de ancho (medidas base) y 7 cm. de alto o 1,650 ml. de capacidad

margarina y harina o papel sulfurizado, para el molde

ELABORACIÓN:

Enmantequillar y enharinar el molde o bien forrar con papel sulfurizado. Dejar a un lado.

Precalentar el horno a 200º C, con calor arriba y abajo.

*Del bizcocho:

Mezclar los dos azúcares y la ralladura de limón. Frotar con los dedos para que los azúcares se impregnen de los aceites de la ralladura y reservar.

Tamizar juntos la harina, la sal, el impulsor y el bicarbonato. Añadir la mezcla de azúcar y ralladura, así como los pistachos picados y mezclar. Reservar.

Batir los huevos con un tenedor, añadir el aceite y la nata e integrar. Verter sobre la mezcla de ingredientes secos y mezclar justo hasta que éstos se vean completamente impregnados de los ingredientes húmedos, cuidando de no batir en exceso.

Volcar la mezcla en el molde preparado. Dar unos golpecitos sobre la encimera para eliminar las posibles burbujas de aire, nivelar la superficie e introducir en el horno, colocando la rejilla en la segunda posición (contada desde abajo).

Hornear a 180º C con calor sólo por abajo durante 40 minutos. Comprobar el punto de cocción pinchando el bizcocho con una brocheta, estará listo cuando salga seca.

Sacar el molde a una rejilla y desmoldar a los diez minutos. Dejar enfriar completamente sobre la rejilla antes de bañar con el glaseado.

*Del glaseado:

Mezclar en una taza el azúcar glas y el zumo de limón hasta que el glaseado quede liso. Rociar inmediatamente sobre el bizcocho y espolvorear enseguida con pistachos picados.

Dejar que el glaseado se seque y servir.

A comer.

lunes, 21 de octubre de 2024

Pollo al limón

”Si la vida te da limones, haz limonada”. Bueno, en mi caso casi ha sido literal, aunque no exactamente la vida, sino un conocido el que me dio un montonazo de ellos, de cultivo ecológico, muy aromáticos y poco ácidos, Y después de repartir generosamente a la familia y ponerle limón a toda carne y pescado que entraba en el horno, más a algún marisco cocido y a la plancha, seguía teniendo limones con los que ya no sabía qué hacer. Así que me di un paseo por la red buscando inspiración.

Y la encontré. En alguna ocasión me ha servido para preparar platos nuevos y en otra, como esta receta de Kwan Homsai, para replicarla con apenas modificaciones, como sustitución de algún ingrediente que no tenía, eliminación del azúcar y ajuste de sazón y acidez.

Como imaginaréis, está riquísimo, si no no os lo traería por aquí. La salsa me recuerda muchísimo a la del primer pollo al limón que comí en un restaurante chino, allá por la prehistoria y que no ha vuelto a encontrar en ningún restaurante. Además es facilísimo de hacer y rápido, pues en lo que se macera el pollo se prepara la salsa y luego no es más que freír, regar con un poco de salsa, espolvorear con ralladura de limón (se me olvidó hacerlo para las fotos) y a la mesa.

Os he dicho que es fácil y es verdad, pero, porque algún “pero” tenía que tener, hay que controlar muy bien la temperatura del aceite, ya que si está demasiado caliente, quemará el almidón de maíz antes de que se cocine la carne, dejando residuos negros en el pollo poco agradables a la vista y de seguro malos para la salud. Ya aviso.

Sigo buscando recetas en las que emplear limones antes de que se me estropeen. Se aceptan sugerencias.

Ahora que caigo, no he hecho limonada...

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

*Para el pollo:

260 gr. de pechuga de pollo, cortada en tiras gruesas

10 ml. de salsa de soja ligera

1 huevo tamaño L

5 gr. de ajo, prensado

1/8 tsp de jengibre en polvo

150 gr. de almidón de maíz (maizena)

aceite para freír

*Para la salsa:

10 ml. de zumo de limón

1 tsp, colmada, de ralladura de limón

1 tsp de miel

8 gr. de almidón de maíz (maizena)

1/4 tsp de salsa de soja ligera

1 pizca de cúrcuma en polvo

agua

sal

*Para servir;

ralladura de limón

ELABORACIÓN:

*De la salsa:

Disolver el almidón de maíz en 100 ml. de agua, añadir el zumo de limón, la ralladura, la miel, la salsa de soja y la cúrcuma. Llevar a ebullición a fuego bajo hasta que espese, removiendo constantemente. Rectificar de sal y ajustar el espesor añadiendo más agua, si fuera necesario. Reservar caliente.

* Del pollo:

Batir el huevo y disponer 27 gr. (la mitad, aproximadamente) en un bol. Reservar el huevo sobrante para otros usos.

Añadir al bol del huevo batido el ajo, el jengibre y la salsa de soja. Mezclar y agregar el pollo. Remover para que se impregne bien la carne y macerar en lugar fresco durante 30 minutos.

Pasado el tiempo de maceración, sacar las tiras de pechuga a un plato, escurriéndolas. Rebozar ligeramente en la maizena y freír a fuego medio-alto hasta que estén doradas y crujientes. Escurrir en papel absorbente de cocina y servir inmediatamente regadas con un poco de salsa caliente, espolvoreadas con ralladura de limón y con más salsa aparte.

A comer.

lunes, 14 de octubre de 2024

Carrillera de ternera en salsa de manzana

Tenían en la carnicería seis carrilleras de terneras hermosas y muy frescas, se iban los ojos detrás de ellas y cual egoísta Gollum las quise todas para mí, pues pocas veces las encuentro como aquéllas y no podía marcharme a casa sin llevarlas. La carnicera tan contenta, supongo, porque además ese día hice una compra bastante importante y es que cuando voy a la carnicería o a la pescadería y el producto es de primera calidad, no puedo resistirme y compro como si fuéramos ocho en casa. Luego cuando saco la compra y veo tooodo lo que tengo que cocinar o preparar para congelar me digo “si es que no cambio, la próxima vez no compro tanto”. Sí, mucho propósito de enmienda y ni caso que me hago, prefiero ir pocas veces a la tienda porque sé lo que pasa y ni os cuento cuando empieza el tendero “mire señora, que acabo de bajarle el precio a tal artículo”, tengo que hacer muchos esfuerzos para no caer en la tentación, salvo que sea algo que no me guste o como el otro día, que cuando quiso atraerme con el nuevo precio que le acababa de poner al bonito, ya había comprado salmón, lubina y trucha e iba bien servida por esa vez.

Total, que me llevé las seis carrilleras y las cociné de varias formas, siendo una de ellas la que hoy os enseño. Como una vez limpia de grasas e impurezas pesó más de medio kilo, fue suficiente para que comiéramos los dos, pues aunque es un tipo de carne que encoge mucho al cocinarse, es densa y llena. Además la acompañé con puré de patatas, con lo que el plato resultó muy completo por no hablar de lo bueno que estaba el puré bien impregnado de la salsa, es más, confieso que me sobró salsa en el plato y en vez de mojarla con pan, la “mojé” con puré. Pero que no entere nadie...

Aprovechando que había sacado la olla lenta de lo alto del armario, cociné la carrillera en ella. Casi siempre la hago en la olla rápida, mi gran aliada en la cocina cuando el tiempo es escaso, lo que suele ser lo habitual y el resultado es muy bueno. Pero a este tipo de corte con tanto colágeno, las cocciones a fuego lento le van muy bien y el resultado en la slow cooker está a otro nivel: tan tierna que no hace falta cuchillo para cortarla pero no deshecha y tremendamente jugosa.

Las fotografías no le hacen justicia, ni la luz acompañaba ni mi inspiración. Pero que no os engañen, está deliciosa.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

1 carrillera de ternera entera, sin hueso ni grasas (550 gr. aproximadamente)

175 gr. de cebolla, cortada en plumas

175 gr. de manzana granny smith, pelada y cortada en dados grandes

1 diente de ajo (10 gr.), pelado y prensado

1 pastilla (10 gr.) de caldo concentrado de verduras

15 gr. de Bovril u otro concentrado de carne

1/8 tsp de pimienta negra molida

500 ml. de agua

AOVE

sal

puré de patatas (para servir)

ELABORACIÓN:

Salar ligeramente la carrillera y dorar por todos los lados en aceite de oliva virgen extra muy caliente. Reservar.

Dejar que el aceite pierda un poco de temperatura y rehogar la cebolla, la manzana y el ajo a fuego medio hasta que el ajo empiece a dorarse.

Verter el contenido de la sartén en el recipiente de cerámica de la olla lenta. Espolvorear con la pimienta negra y acomodar la carrillera junto con los jugos que haya podido soltar.

Calentar 200 ml. del agua en el microondas y disolver la pastilla de caldo desmenuzada y el Bovril. Añadir a la carrillera, así como los 300 ml. de agua restante.

Colocar la tapa de la slow cooker y cocinar en MEDIUM cuatro horas. Dar la vuelta a la carrillera y cocinar una hora más a la misma temperatura.

Comprobar el punto de cocción de la carrillera pinchándola con una brocheta. Si fuera necesario, continuar con la cocción, comprobando el punto de la carne cada 15 minutos.

Rectificar de sal, si procede (no le puse más), triturar la salsa si se desea (no lo hice) y servir con puré de patata y salsa aparte.

A comer.

lunes, 7 de octubre de 2024

Mermelada de fresas y vino dulce

Aún quedan fresas en la huerta, bastantes a decir verdad, pues aunque este año el verano empezó más tarde de lo habitual por estos lares, lo que supuso que frutas y verduras hayan venido con retraso, la cosecha de algunos productos hay sido muy abundante, no todos, porque la de manzanas, tomates, pimientos, pepinos y calabacines ha sido un completo desastre, pero de lo demás ha habido y hay en abundancia y en el caso de las fresas, podría poner un puesto en la carretera y vender, porque creo que ningún año han sido tan prolíficas.

La primera vez que hice esta mermelada se la di a probar a mi pareja sin decirle qué llevaba. Nada más probarla dijo que estaba riquísima, que no sabía como otras que había hecho y que en adelante la hiciera siempre así. No digo más. La verdad que está buenísima. No penséis que sabe a vino, sabe a fresas... con algo más. Como ha habido muchas fresas he hecho varios lotes y no he variado la receta, ¿para qué si es “casi” perfecta? Y digo lo de “casi” porque todo se puede mejorar, aunque en el caso de esta mermelada, lo veo difícil, jjj...

He utilizado un vino dulce de una bodega de La Seca que tiene despacho en Valladolid y lo vende a granel. De los pocos sitios en los que aún se vende vino de esa forma, el día menos pensado cierra y me tocará volverme mico buscando un vino que se le parezca. Cuando eso ocurra, lo sustituiré por Oporto, pues se parece bastante o Jerez dulce, que creo que también irá bien. Y si no queda otro remedio, un Pedro Ximénez un poco rebajado o una Mistela, seguro que funcionan.

Os conmino encarecidamente a que hagáis esta mermelada, seguro que os enamora. Todavía hay fresas en el mercado, pero si no las encontráis, guardad la receta para el año próximo. Me lo agradeceréis.

Un último consejo: haced lotes pequeños para que así la mermelada se haga antes y la fresa conserve mejor su sabor natural. Si cuece en exceso, sabrá a fruta cocida y no estará tan rica. Haced la prueba y notaréis la diferencia.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

750 gr, de fresas maduras, lavadas, escurridas y sin tallo

115 gr. de vino blanco dulce

225 gr. de azúcar blanquilla

ELABORACIÓN:

Picar la fresas en trozos pequeños e introducir en una cazuela. Añadir el vino blanco dulce, remover y llevar al fuego. Cocer a fuego medio hasta que la fruta empiece a soltar líquido. Subir gradualmente la temperatura hasta media-alta y hervir, removiendo y machacando al mismo tiempo las fresas hasta que la mezcla quede reducida a un tercio, unos 20-25 minutos,

Apartar la cazuela del fuego, agregar el azúcar, mezclar y devolver al fuego. Remover continuamente (cuidado con las quemaduras por salpicaduras) hasta que desaparezca la espuma que se forma al hacer mermeladas, aproximadamente 5 minutos desde que recupere el hervor. En este momento la mermelada ya estará hecha. Para una mermelada muy espesa, prolongar la cocción otros cinco minutos, teniendo en cuenta que espesará aún más al enfriar.

Llenar con la mermelada aún caliente, unos frascos pequeños limpios, de 150-200 ml. de capacidad, aproximadamente, dejando un espacio libre de un centímetro hasta el borde. Cerrar e introducir en una olla, cubrir con agua, tapar y cocer a fuego fuerte 10 minutos desde que empiece a hervir con fuerza. Apartar del fuego, destapar y dejar templar el agua. Sacar entonces los tarros y dejar enfriar completamente. Etiquetar y almacenar en un lugar fresco y oscuro. Una vez abierto un frasco, conservar en el frigorífico.

Si la mermelada no se va a meter en conserva, deberá mantenerse en el frigorífico y esperar 48 horas antes de consumir para que desarrolle todo su sabor.

A comer.