lunes, 7 de octubre de 2024

Mermelada de fresas y vino dulce

Aún quedan fresas en la huerta, bastantes a decir verdad, pues aunque este año el verano empezó más tarde de lo habitual por estos lares, lo que supuso que frutas y verduras hayan venido con retraso, la cosecha de algunos productos hay sido muy abundante, no todos, porque la de manzanas, tomates, pimientos, pepinos y calabacines ha sido un completo desastre, pero de lo demás ha habido y hay en abundancia y en el caso de las fresas, podría poner un puesto en la carretera y vender, porque creo que ningún año han sido tan prolíficas.

La primera vez que hice esta mermelada se la di a probar a mi pareja sin decirle qué llevaba. Nada más probarla dijo que estaba riquísima, que no sabía como otras que había hecho y que en adelante la hiciera siempre así. No digo más. La verdad que está buenísima. No penséis que sabe a vino, sabe a fresas... con algo más. Como ha habido muchas fresas he hecho varios lotes y no he variado la receta, ¿para qué si es “casi” perfecta? Y digo lo de “casi” porque todo se puede mejorar, aunque en el caso de esta mermelada, lo veo difícil, jjj...

He utilizado un vino dulce de una bodega de La Seca que tiene despacho en Valladolid y lo vende a granel. De los pocos sitios en los que aún se vende vino de esa forma, el día menos pensado cierra y me tocará volverme mico buscando un vino que se le parezca. Cuando eso ocurra, lo sustituiré por Oporto, pues se parece bastante o Jerez dulce, que creo que también irá bien. Y si no queda otro remedio, un Pedro Ximénez un poco rebajado o una Mistela, seguro que funcionan.

Os conmino encarecidamente a que hagáis esta mermelada, seguro que os enamora. Todavía hay fresas en el mercado, pero si no las encontráis, guardad la receta para el año próximo. Me lo agradeceréis.

Un último consejo: haced lotes pequeños para que así la mermelada se haga antes y la fresa conserve mejor su sabor natural. Si cuece en exceso, sabrá a fruta cocida y no estará tan rica. Haced la prueba y notaréis la diferencia.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

750 gr, de fresas maduras, lavadas, escurridas y sin tallo

115 gr. de vino blanco dulce

225 gr. de azúcar blanquilla

ELABORACIÓN:

Picar la fresas en trozos pequeños e introducir en una cazuela. Añadir el vino blanco dulce, remover y llevar al fuego. Cocer a fuego medio hasta que la fruta empiece a soltar líquido. Subir gradualmente la temperatura hasta media-alta y hervir, removiendo y machacando al mismo tiempo las fresas hasta que la mezcla quede reducida a un tercio, unos 20-25 minutos,

Apartar la cazuela del fuego, agregar el azúcar, mezclar y devolver al fuego. Remover continuamente (cuidado con las quemaduras por salpicaduras) hasta que desaparezca la espuma que se forma al hacer mermeladas, aproximadamente 5 minutos desde que recupere el hervor. En este momento la mermelada ya estará hecha. Para una mermelada muy espesa, prolongar la cocción otros cinco minutos, teniendo en cuenta que espesará aún más al enfriar.

Llenar con la mermelada aún caliente, unos frascos pequeños limpios, de 150-200 ml. de capacidad, aproximadamente, dejando un espacio libre de un centímetro hasta el borde. Cerrar e introducir en una olla, cubrir con agua, tapar y cocer a fuego fuerte 10 minutos desde que empiece a hervir con fuerza. Apartar del fuego, destapar y dejar templar el agua. Sacar entonces los tarros y dejar enfriar completamente. Etiquetar y almacenar en un lugar fresco y oscuro. Una vez abierto un frasco, conservar en el frigorífico.

Si la mermelada no se va a meter en conserva, deberá mantenerse en el frigorífico y esperar 48 horas antes de consumir para que desarrolle todo su sabor.

A comer.