La primera vez que hice esta mermelada se la di a probar a mi pareja sin decirle qué llevaba. Nada más probarla dijo que estaba riquísima, que no sabía como otras que había hecho y que en adelante la hiciera siempre así. No digo más. La verdad que está buenísima. No penséis que sabe a vino, sabe a fresas... con algo más. Como ha habido muchas fresas he hecho varios lotes y no he variado la receta, ¿para qué si es “casi” perfecta? Y digo lo de “casi” porque todo se puede mejorar, aunque en el caso de esta mermelada, lo veo difícil, jjj...
He utilizado un vino dulce de una bodega de La Seca que tiene despacho en Valladolid y lo vende a granel. De los pocos sitios en los que aún se vende vino de esa forma, el día menos pensado cierra y me tocará volverme mico buscando un vino que se le parezca. Cuando eso ocurra, lo sustituiré por Oporto, pues se parece bastante o Jerez dulce, que creo que también irá bien. Y si no queda otro remedio, un Pedro Ximénez un poco rebajado o una Mistela, seguro que funcionan.
Os conmino encarecidamente a que hagáis esta mermelada, seguro que os enamora. Todavía hay fresas en el mercado, pero si no las encontráis, guardad la receta para el año próximo. Me lo agradeceréis.
Un último consejo: haced lotes pequeños para que así la mermelada se haga antes y la fresa conserve mejor su sabor natural. Si cuece en exceso, sabrá a fruta cocida y no estará tan rica. Haced la prueba y notaréis la diferencia.
Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.
750 gr, de fresas maduras, lavadas, escurridas y sin tallo
115 gr. de vino blanco dulce
225 gr. de azúcar blanquilla
ELABORACIÓN:
Picar la fresas en trozos pequeños e introducir en una cazuela. Añadir el vino blanco dulce, remover y llevar al fuego. Cocer a fuego medio hasta que la fruta empiece a soltar líquido. Subir gradualmente la temperatura hasta media-alta y hervir, removiendo y machacando al mismo tiempo las fresas hasta que la mezcla quede reducida a un tercio, unos 20-25 minutos,
Apartar la cazuela del fuego, agregar el azúcar, mezclar y devolver al fuego. Remover continuamente (cuidado con las quemaduras por salpicaduras) hasta que desaparezca la espuma que se forma al hacer mermeladas, aproximadamente 5 minutos desde que recupere el hervor. En este momento la mermelada ya estará hecha. Para una mermelada muy espesa, prolongar la cocción otros cinco minutos, teniendo en cuenta que espesará aún más al enfriar.
Llenar con la mermelada aún caliente, unos frascos pequeños limpios, de 150-200 ml. de capacidad, aproximadamente, dejando un espacio libre de un centímetro hasta el borde. Cerrar e introducir en una olla, cubrir con agua, tapar y cocer a fuego fuerte 10 minutos desde que empiece a hervir con fuerza. Apartar del fuego, destapar y dejar templar el agua. Sacar entonces los tarros y dejar enfriar completamente. Etiquetar y almacenar en un lugar fresco y oscuro. Una vez abierto un frasco, conservar en el frigorífico.
Si la mermelada no se va a meter en conserva, deberá mantenerse en el frigorífico y esperar 48 horas antes de consumir para que desarrolle todo su sabor.
A comer.
Buenos días, Isabel.
ResponderEliminar¡Quién pillara ese cuenco de tu mermelada! Tiene un color precioso, e imagino el delicioso sabor, y se me hace la boca agua, no solo por ese toque del buen vino que añadiste, sino por las fresitas, que siendo cultivadas por vosotros, su sabor es incomparable. Sé de lo que hablas, porque mi padre también cultivaba fresas, hace años, y eran las más buenas que he comido en mi vida, porque estaban maduradas en la planta y al sol, claro que cuando se venían las cosechas, teníamos fresas en cantidad, y también hacíamos mermelada, por aquel entonces era mi madre, quien las hacía y yo ayudaba, siempre me gustaba revolotear alrededor de los fogones, desde bien chica.
En cuanto a ese vino que compras a granel, también imagino la calidad, en pueblos de por aquí cerca, también quedan algunas bodegas que venden vinos de producción propia, y en casa de mi padre, nunca falta alguna garrafa pequeña y botella, aunque mi padre no es bebedor habitual, de vez en cuando le apetece un vasito, no más, para acompañar la comida, y mi hermano se lo compra, porque no quiere vino comercial, estos le saben a los vinos de los de su época, con 93 años, ya me dirás cuál era su época, jajaja…
Aquí tenemos fresas casi todo el año, sobre todo fresones, ahora en el mercado compro fresas de Segovia, y están riquísimas, aunque un poco caras, si tengo oportunidad de conseguir unas a mejor precio, aprovecharé a probar tu receta, el vino dulce ya lo tengo, jajaja…
Besos y feliz semana.
Hola Concha. Otra de las ventajas de cocer la fruta durante poco tiempo, es que también conserva casi todo su color natural, además de su sabor, que por cierto, en nada se parece al de las fresas y fresones que se venden en las fruterías, que por mucha calidad que tengan, al ser recolectadas verdes no han podido desarrollar todo su sabor. Aquí no hay fresas todo el año, aunque cada vez se ven más fuera de temporada, claro, que a qué precio, para un capricho vale, pero sinceramente, para hacer mermelada... a millón el tarrito, por eso comento lo de guardar la receta, pues está tremendamente rica.
EliminarLa época de tu padre queda un poco lejana, sí, pero firmo ahora por llegar a su edad y que mi época quede tan lejos y aunque seguro estaré hecha una castaña, que me quiten lo bailao, ¿o no, jjj?.
Un beso.
¡Hola, Isabel! Me alegra ver cómo vas cogiendo ritmo bloguero.
ResponderEliminarTu mermelada de fresa me parece fantástica, aromatizada con el vino que has elegido para ello.
Yo soy de añadir algún vino o licor a determinadas mermeladas. El Amaretto y Frangélico, me encanta.
Que tengas una feliz semana. Bstes.
Hola Emma. A ver si cojo un poco de ritmo, que la verdad tengo el pobre blog un poco abandonado...
EliminarSólo en una ocasión había utilizado licor para hacer mermelada y me gustó el resultado. Luego olvidé volver a usarlo hasta este verano pero no volverá a pasar, pues quedan deliciosas.
Un beso.
Deliziosa l'aggiunta del vino, da provare!
ResponderEliminarTi incoraggio a farlo, sono sicuro che ti piacerà.
EliminarIsabel, la mermelada de fresas es la que más me guta. La suelo hacer y probaré con el vino dulce que le has agregado.
ResponderEliminarBesos desde
siempreseraprimavera.blogspot.com
Hola Norma. Pues precisamente la de fresas no es mi mermelada favorita, pero esta versión con vino dulce me ha hecho cambiar totalmente de opinión. Está de rica...
EliminarUn beso.
Me alegra que estés más activa y espero y deseo que mucho mejor.
ResponderEliminarMe encanta la mermelada que nos regalas y más, que las fresas sean de cosecha. Imagino que no tienen nada que ver con las que venden que cada vez saben menos.
Lo de añadir vino dulce es algo que quise hacer este verano, pero era tan poco que no se apreciaba.
Me llevo un tarrito y preparo pan.
Besos y sigue cuidándote.
PD. Buena idea lo de no chivarte de lo que lleva la mermelada. Yo también lo suelo poner en práctica últimamente.😉
Hola Marisa. Muy activa la verdad que no estoy, no te voy a engañar. Para que te hagas una idea, tenía la entrada redactada desde hace dos semanas, a falta sólo de las fotos y no encontraba momento de sentarme al ordenador...
EliminarLas fresas de casa no tienen nada que ver con las compradas, pero es natural, están maduradas en la planta y las que venden no, porque si las dejaran madurar no llegarían en óptimas condiciones al mercado. Y eso ocurre con la mayoría de las frutas, salvo que sean de proximidad, que en ese caso sí es más fácil encontrarlas maduradas como debe ser y con todo su sabor.
Lo de no decir qué lleva un plato lo hago mucho pues al saber yo qué ingredientes lleva, mi percepción del guiso está condicionada por esa circunstancia. En cambio, cuando la prueba otro que no conoce los ingredientes, su apreciación de sabores, olores y texturas, es mucho más imparcial y cercana a la "realidad" del plato.
Un beso.