sábado, 20 de julio de 2019

Kuneli stifado (conejo estofado). Receta griega


Aquí estoy otra vez dando guerra con una receta de conejo. Aunque yo utilizo conejo de campo, todas las recetas se pueden hacer con conejo de granja, evidentemente, sólo es necesario reducir los tiempos de cocción. No tendrá el mismo sabor porque la carne no sabe igual, pero seguro que está igual de rico.

Hace ya algunos años, mi hermana se trajo de un viaje a Grecia un libro de cocina de recetas griegas editado en español. El libro en cuestión se llama “Cocina griega. 300 recetas tradicionales” y es de la editorial Summer Dream Editions y la verdad, deja bastante que desear. Las explicaciones son excesivamente simplistas, apenas hay fotografías, algunas de ellas no se corresponden claramente con el plato que se supone ilustran, las medidas son en tazas (de té) o en vasos grandes y pequeños o bien desproporcionadas y casi todas las recetas se cocinan igual, cambiando el ingrediente principal y poco más. De hecho, si quitas todas las que llevan tomate o limón, apenas creo que queden cincuenta recetas que sean realmente diferentes. Quiero pensar que el recetario está hecho para el turista, porque presumo que la cocina tradicional griega tiene mayor riqueza que la que el libro muestra y seguro que si lo lee una señora griega, le daría un pelín de patatús.

Aún así, entre las 300 recetas hay algunas muy ricas, como este kuneli stifado/conejo estofado (así viene en el libro). Volviendo a lo que decía antes de medidas desproporcionadas: en la receta se indica un conejo mediano para 6-8 comensales (¿qué tamaño tienen los conejos en Grecia?, o eso, o esa gente come bien poco) y ¡un kilo de cebollitas francesas!. Mucha “cebollita”, me parece a mí...

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.


INGREDIENTES:

1 conejo de campo

200 gr. de cebolla

150 ml. de vino tinto D.O. Toro

85 gr. de salsa de tomate espesa

250 ml. de agua

2 hojas de laurel

3 clavos de olor

12 granos de pimienta negra

1 diente de ajo grande

aove

sal y pimienta negra molida

2-3 cebollitas francesas por ración

ELABORACIÓN:

Lavar minuciosamente el conejo y secar con papel de cocina. Trocear y reservar.

Pelar la cebolla y cortarla en dados medianos. Reservar.

Pelar el diente de ajo, quitar el germen y reservar.

Lavar las hojas de laurel y reservar.

Pelar las cebollitas francesas dejándolas enteras, hacerles un corte en forma de cruz en la raíz y de unos dos milímetros de profundidad y reservar.

Poner a calentar una cazuela con un fondo de aceite de oliva virgen extra. Cuando alcance temperatura, introducir el conejo y la cebolla y sofreír a fuego muy fuerte hasta que se evapore todo el líquido que suelte. Apartar la cazuela del fuego para que pierda un poco de temperatura y añadir el vino tinto. Remover delicadamente y desglasar los jugos del fondo de la cazuela. Incorporar la salsa de tomate, el agua, el laurel, los clavos de olor, los granos de pimienta y el diente de ajo y condimentar con sal y pimienta negra molida al gusto.

Tapar la cazuela y cocer a fuego lento durante 45 minutos. Añadir las cebollitas distribuyéndolas por encima del conejo y con el corte hacia abajo, tapar nuevamente y continuar la cocción una hora más.

Rectificar de sal y servir.

A comer.



6 comentarios:

  1. A mi me ha ocurrido lo mismo alguna vez con un libro de cocina, recetas y cantidades eran bastante raras, alguna imposibles, las adaptaba tanto para que fueran comibles que al final creaba otra receta distinta, lo cual según se mire, no deja de ser de lo más creativo. Tu preparación se asemeja a las que hacemos en la cocina española, en realidad la comida griega no debería ser muy distinta, ya que no deja de tener una parte mediterránea. A mi ese conejo me gusta y mira que no soy muy entusiasta de su carne, pero de vez en cuando la hago también porque es muy sana y le van muy bien las salsitas ricas como ésta. Le has sacado su buen partido a la receta del librito.
    Un beso.

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    1. También me ha pasado a mí eso de adaptar tanto una receta que ya ni la reconocería su creador. A veces lo haces porque algún ingrediente no te gusta o no lo tienes, pero en otras ocasiones lo haces porque sabes a ciencia cierta que la elaboración no puede salir bien, aunque tienes razón, fomenta la creatividad.
      Yo también creo que la comida tradicional mediterránea se asemeja mucho entre los países de la cuenca mediterránea, al menos los de la parte europea. De hecho mi suegra cocina un conejo casi igual a este en cuando a ingredientes, pero curiosamente en el sabor no se parecen y eso que apenas cambia la receta. En ocasiones la más mínima diferencia crea una gran diversidad de sabores.
      Gracias por comentar.
      Un beso.

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  2. Me parto. Tenías que haber cambiado el nombre a la receta y adoptarla con el tuyo, pero mientras voy escribiendo me estoy riendo y me parece que mejor no. Oops!
    Una vez me regalaron un libro de cocina mediterránea. La primera receta, griega, desastre y lo tiré a la basura.
    Me gusta solo a mí el conejo y recuerdo a mi padre, que trabajaba una barbaridad, llegar por la noche a la casita de campo con un conejo. Lo iluminaba con las luces largas y se golpeaba. Hoy en día, algunos, lo pondrían verde.
    Una receta rica y adaptada perfectamente porque eres muy buena cocinera. Estuve en Grecia hace tiempo y se comía muy bien y a muy buen precio.
    También te doy las gracias por comentar todoooo. Casi nadie se molesta hoy en día en hacerlo y me parece un detallazo.
    Sigo con la mano en proceso de rehabilitación, pero casi lista, aunque duele un poco.
    Pero yo no puedo parar y el calor es quien me dice, hoy STOP
    Ahora, se está de maravilla en la terraza.
    Besos y buena vuelta.

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  3. Algunos pondrían verde a tu padre, sí, pero que levanten la mano los que siguen deslumbrando a los conejos para darles un topezado y llevárselos a casa para comer, que todavía se hace aunque apenas se comente.
    Yo sólo he estado fuera de España en una ocasión, concretamente fui en una excursión de fin de curso a Alemania. Recuerdo que después de varios días comiendo comida alemana ya añorábamos la española y creo que fue en Múnich donde encontramos un restaurante de comida española. Ni que decir tiene que el grupo que íbamos entramos de cabeza, aunque mejor no lo hubiéramos hechos. No me acuerdo de lo que pedimos, sólo de unas albóndigas que comí yo que estaban hechas ¡con salchichas tipo Frankfurt! Incomibles. Entiendo que se adapte la comida extranjera al paladar del país en el que se encuentre el restaurante pero de ahí a cometer un asesinato culinario, pues no. Y este libro me recuerda muchísimo a aquella experiencia, por eso lo de la señora griega.
    No tienes que darme las gracias por nada. A mí me hacen muchísima ilusión vuestros comentarios y ver que habéis dedicado una parte de vuestro tiempo a dejarme unas palabras es muy gratificante y no creo que eso cambie con el tiempo, al contrario, mantener un blog abierto tantos años requiere mucho esfuerzo y trabajo y los comentarios que dejamos creo que ayudan mucho a mantener la ilusión y el ánimo para continuar publicando.
    Me alegro de que tu mano vaya mejor, pero no la fuerces, pues lo importante es que cure bien.
    El calor puede conmigo y no me apetece nada cocinar, pero por suerte lleva de tormenta toda la tarde, ahora llueve y se está fresquito.
    Un beso.

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  4. Hola Isabel, encantada de conocerte y mil gracias por el comentario que me dejaste en mi blog. Espero que sean muchos más y que sigamos compartiendo nuestra pasión por la cocina. Estoy encantada con todo lo que veo y me quedo para no perderme más. Estoy encantada de que sigas a En Buena Onda y tanto Marisa como yo estaríamos encantadas de ver alguna receta tuya en el proyecto. Mil gracias de nuevo, besos!!! me quedo dando una vuelta por tu blog, con permiso, jajaja!!

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  5. Y sin permiso, la puerta está abierta para todo el que quiera entrar ¡Con la ilusión que me hace!
    Pues te diré que el microondas no lo uso prácticamente nada, porque además el mío tiene casi 25 años y no es tan eficiente y uniforme en la cocción como los modernos, además ya le va fallando el termostato y no me atrevo a cocinar en él porque lo mismo queda la comida cruda como que la quema y en este caso no hay solución. Cuando tenga que comprar uno nuevo (no tardando, me temo), me pondré como tarea sacarle más partido y así presentar alguna cosita para En Buena Onda.
    Muchísimas gracias por tu amable comentario.
    Un abrazo.

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