Papá noel me trajo como
regalo inesperado una caja de níscalos frescos. No me puse yo
contenta ni nada. No los comía desde el año pasado pues este año
la temporada se ha retrasado mucho y si no llega a ser por las
abundantes lluvias de diciembre y la temperatura casi primaveral que
tuvimos, seguramente no habría nacido ninguno. La verdad que ya no
contaba con comerlos, por eso mi sorpresa fue mayor cuando en la
tarde del día de navidad se presentó en casa un amigo nuestro con
unos seis kilos de níscalos cogidos de esa mañana, sanísimos y no
muy grandes, como a mi me gustan. No me lo comí a besos porque el
chico es un poco tímido y hubiera pasado mal rato.
Así que al día
siguiente me puse a limpiar níscalos (esa tarde ya no, que bastante
tenía con fregar y recoger los trastos y sobras de la comida) y a
prepararlos de distintas formas: los he congelado, los he
deshidratado, he hecho una salsa que he tuneado “descaradamente”
de ésta
de Marisa Thermofan y que
ha quedado para chuparse los dedos, he hecho una tarta salada, he
precocinado un par de kilos para hacer unas patatas, una crema y unos
flanes, he guisado este conejo... Vamos, que si a mí, al final, me
han salido los níscalos por las orejas, no creáis que vosotras os
vais a ir de rositas, pues aunque se haya acabado la temporada, vais
a tener níscalos hasta en la sopa (hum... sopa de níscalos ¿cómo
quedará eso?).
El conejo ha quedado muy
rico, con un sabor muy fresco, proporcionado por ese toque cítrico
de las semillas de cilantro. Y como casi todos los guisos, mejora de
un día para otro.
Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.
INGREDIENTES:
1 conejo de campo entero
* Para el adobo:
1 diente de ajo grande
3-4 ramas grandes de
perejil (sólo las hojas)
1/2 tsp.
de semillas de cilantro
1/2 tsp. de tomillo seco
20 gr. de tomate seco en
aceite
15 ml. de AOVE
15 ml de agua
* Para el estofado:
100 gr. de cebolla (peso
en limpio)
100 ml. de vino blanco
seco
150 ml. de agua
200 gr. de níscalos
frescos (peso en limpio)
AOVE y sal
ELABORACIÓN:
NOTA: Los tiempos de
cocción que se indican lo son para una placa vitrocerámica de
inducción. En el caso de utilizar otra fuente de calor (eléctrico,
gas, halógeno), los tiempos variarán, debiendo ser adaptados. Lo
mismo ocurre en caso de utilizar otra olla a presión o una cazuela
convencional.
Lavar minuciosamente el
conejo por dentro y por fuera y secar someramente con papel de
cocina. Reservar.
Escurrir el aceite del
tomate seco y picarlo en trozos pequeños. Reservar.
Lavar y secar el perejil,
cortar las hojas, desechando los tallos y disponerlas en un mortero.
Pelar el ajo, eliminar el
germen, partir en cuatro o cinco trozos y añadirlo al mortero.
Incorporar al mortero las
semillas de cilantro y el tomillo y machacar el contenido con la mano
del almirez hasta que se vean todos los ingredientes triturados.
Agregar el tomate seco picado, 15 ml. de aceite de oliva virgen extra
y otros 15 ml. de agua, hacer una pasta y embadurnar con ésta el
conejo por dentro y por fuera.
Colocar el conejo en un
recipiente, tapar y llevar al frigorífico al menos diez horas o de
un día para otro.
Al día siguiente, sacar
el conejo del frigorífico para que se atempere.
Lavar bajo el grifo con
un hilo de agua y uno a uno los níscalos, frotándolos con un
cepillito para eliminar la suciedad. Ir colocándolos de canto en un
escurridor. Una vez limpios y escurridos, picar en trozos regulares o
dejar enteros, según tamaño y reservar.
Pelar y picar en plumas
finas la cebolla. Reservar.
Escurrir el conejo,
conservando el líquido que haya soltado, trocear y sazonar con sal.
Reservar.
Disponer un fondo de
aceite de oliva virgen extra en la olla rápida y calentar a fuego
medio-alto. Cuando esté bien caliente, añadir el conejo y la
cebolla y freír, sin dejar de remover, hasta que las tajadas de
conejo cambien de color.
Apartar un momento la
olla del fuego, incorporar el líquido que soltó el conejo, 150 ml.
de agua y 100 ml. de vino blanco seco, devolverla al fuego y llevar
a ebullición, tapar y cerrar la olla y cocer 20 minutos contados
desde que suba la válvula del todo. Apagar el fuego y con mucho
cuidado, despresurizar la olla tirando despacio de la corredera hacia
atrás, dejando que salga todo el vapor. Una vez haya bajado la
válvula, abrir la olla, incorporar los níscalos, llevar de nuevo a
ebullición, cerrar y cocer otros cinco minutos, siempre contados
desde que suba la válvula del todo. Dejar que la olla pierda toda la
presión antes de abrirla.
Rectificar de sal si
fuera necesario y servir.
A comer.
Yo empezaba a comer por los níscalos, me gustan más que la carne, haría todas esas recetas que apuntas y alguna más, incluso la sopa. Pero no te voy a decir que tu estofado no lo probaría, está muy bueno también, no soy yo de hacer ascos a nada en lo que a gastronomía se refiere y cuando los guisos se preparan con sabrosos ingredientes como el tuyo quedan de rechupete. Menudo regalo te llevó Papá Noël.
ResponderEliminarUn beso.
Veo que te gustan las setas tanto como a mí o incluso más. A mí me encantan, sobre todo las silvestres, aunque por aquí hay muy poquita, tanto en cantidad como en variedad y además yo no las conozco así que siempre dependo de que alguien me las regale, como pasó el día de navidad. Que no me oiga papá Noel, pero los níscalos fueron el mejor regalo que recibí.
EliminarUn beso.
¡Qué suerte! Adoro los níscalos en todas sus versiones y esta con conejo debe estar increíble. Me encanta cómo combinan los dos sabores, así que prepara pan que voy, jjj.
ResponderEliminarEn cuanto a las endivias que me pregutabas, cuando se cocinan a la plancha o al horno pierden fuerza y se vuelven más dulces, también depende de con qué las combines, el queso les va superbien. Si quieres prueba con una en el micro y así no tienes que tirarlas si no te gustan. Espero haberte ayudado. Besitos guapi!
Pues seguro que te gustaría este guiso porque las setas combinaban muy bien con el sabor sorprendentemente fresco del plato.
EliminarNo sabía lo de las endivias. Como no me gustan, pues directamente no las pruebo nunca, pero confío en lo que me dices y les voy a dar una oportunidad, porque tu receta me gustó mucho.
Gracias por las indicaciones, ya lo creo que me has ayudado.
Un beso.
Isabel, que ni me había enterado. He estado un poco alejada de los blogs estos últimos días y vengo a ver tu receta y me quedo boquiabierta. Creo que ya sabes de sobra cómo me gustan los níscalos o rebollones o como los queramos llamar. Tampoco soy de las que ponen pegas a guisar conejo y si es de campo, ni te digo. Tu guiso es un espectáculo. También soy de utilizar la misma olla, menos de lo que debiera y mira, justo hace un rato, he publicado un arroz hecho en ella.
ResponderEliminarMuchas gracias por adaptar la salsa para tu guiso. Es una delicia.
Besos y buena semana.
Hola Marisa. Pues sí, sé de tu gusto por los níscalos y por el conejo de campo, así que, si tienes ocasión, no dudes en hacerlo y así usas un poquito más la olla, que ahorra mucho tiempo y la comida queda muy bien en ella. Yo la utilizo muchísimo y para casi todo, de hecho, el arroz siempre lo hago en la olla, así que ahora me voy corriendo a ver el tuyo, que seguro que te lo copio.
EliminarMañana publicaré mi adaptación de tu salsa de setas, espero que te guste.
Un beso.