A estas alturas del año,
no se si aún se encontrarán castañas en el mercado, pero no quería
dejar esta receta en borradores hasta el año que viene. Además,
seguro que si tenéis castaños, lo que os sobrará en casa son
castañas. Yo no tengo, pero mi amiga B me regala todos los años
varios kilos de castañas de los árboles que posee en la zona
zamorana de Aliste, hermosa comarca situada al noroeste de la
provincia y en la frontera con Portugal, gran productora de castañas
y excelente zona micológica, por no hablar de la extraordinaria
calidad de la Ternera de Aliste (IGP).
Esto parece un anuncio,
pero no lo es, de verdad, pero es que la comarca de Aliste es una
zona que me tiene enamorada. Si alguna vez tenéis oportunidad de
visitarla, no dejéis de hacerlo, pues sus paisajes y muchos de sus
pueblos merecen una visita, de la que no podréis marchar sin comprar
carne o degustarla en los restaurantes de la zona. La adquisición de
setas y castañas es mucho más difícil ya que es un producto muy
estacional y se suele vender directamente a las fábricas. O si os va
más el dulce, aún quedan obradores artesanales de los que no
sabréis se llevar pan o dulzangas o ambas cosas y maldecir la
báscula.
A ver, la receta, que me
lío. Pues que os voy a decir, muy rica (si no me hubiera gustado,
por supuesto que lo la traía por aquí). Diferente, ligeramente
dulzona debido a la pimienta de Jamaica y a las castañas, pero
“potente” por la pimienta blanca y aromática por la canela.
La receta es del libro
"El libro de la cocina judía" de Claudia Roden editado por
Zendreda Zariquiey. Sólo he modificado las
cantidades de las especias para adaptarlas a nuestro gusto personal y
creo que han quedado muy equilibradas. También reduje sensiblemente
la de las castañas pues lo que indicaba la receta me parecía una
exageración.
En cuanto al limón, he
de decir que lo he probado de las dos maneras y me ha gustado más
sin él, pues aunque le proporciona un sabor refrescante e
interesante a la vez, me parece que “mata” un poco el guiso.
También es verdad que lo añadí a mi plato a ojo y seguro que me
pasé en la cantidad, ya que me encanta el limón y tiendo a abusar
de él.
Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.
INGREDIENTES:
725 gr. de lechazo
(falda, pescuezo, paletilla...)
200 gr. de cebolla
200 gr. de castañas
(peso en crudo y sin pelar)
1/4 tsp. de pimienta blanca molida
1/2 tsp. de canela molida
10 semillas de pimienta
de Jamaica
aceite de girasol
sal
una rama grande de
perejil (sólo las hojas)
agua
el zumo de medio limón
(opcional)
ELABORACIÓN:
Limpiar el lechazo de
grasas y trocear. Reservar.
Machacar en el mortero la
pimienta de Jamaica y mezclar con la canela y la pimienta blanca.
Reservar.
Pelar y picar la cebolla
en brunoise y pochar en una cazuela con un fondo de aceite a fuego
suave y tapada. Añadir un poco de sal para facilitar el proceso.
Practicar un corte en la
base de cada una de las castañas, procurando no llegar al fruto y
disponerlas en un plato preparado con una hoja de papel de cocina.
Tapar con un tapadera apta para microondas e introducir en éste.
Programarlo dos minutos a 800 W. No es necesario que las castañas
queden cocinadas del todo, se hace para que se puedan pelar con
facilidad.
Sacar el plato con
cuidado pues estará muy caliente debido a la humedad de las castañas
(el papel de cocina estará muy mojado, según lo frescas que sean).
En cuanto su temperatura permita la manipulación, pelarlas con
cuidado e intentando que queden enteras, eliminando la piel exterior
y la pielecilla interior. Reservar.
Lavar el perejil y picar
las hojas groseramente. Reservar.
Cuando la cebolla se
ponga transparente, subir un poco el fuego e incorporar el lechazo.
Rehogar homogéneamente la carne, añadir sal y las especias del
mortero, rehogar el conjunto dos minutos y añadir un poco de agua.
Desglasar los jugos de la cazuela y agregar más agua hasta cubrir la
carne por completo. Tapar y cocer a fuego suave 30 minutos.
Introducir las castañas
en la cazuela, procurando que queden cubiertas con la salsa y
continuar la cocción otros 15 minutos y con la tapadera puesta. Hay
que evitar remover el guiso para no partir las castañas.
Comprobar el punto de la
carne. Si le faltara cocción, cocinar hasta que esté hecha y si ya
estuviera tierna, retirar del fuego, rectificar de sal y añadir el
zumo de limón. Remover y sacar a una fuente de presentación.
Repartir por encima el perejil y servir.
A comer.
Encuentro tu receta muy de celebración navideña, es la impresión que me produce a mi, ya que es a esta época donde asocio el cordero con las castañas. He visto castaños en algunas ocasiones y es un árbol precioso, aunque por aquí no se da, si yo lo tuviera cerca sin duda lo dejaría pelado porque es un fruto que nos encanta. Tu receta me parece muy buena, aromática y sabrosa, muy bien adaptada al gusto hispano, que también en eso nosotros tenemos un peluseo. Rico plato este lechazo, para no perderlo de vista.
ResponderEliminarUn beso.
Pues ahora que lo dices, sí es verdad que parece un plato de navidad, lo tendré en cuenta para las próximas. En lo que has acertado de pleno es en el gusto hispano de la receta, ya que, según la autora del libro de donde la saqué, en un plato judeoespañol que se cocina en Turquía.
EliminarUn beso.
Magnífica receta, como dice Lola, con un matiz navideño , me la guardo por supuesto, aunque no creo que haya que esperar hasta navidad para probarla, un beso!!!
ResponderEliminarHola Elisa. Yo la repetiré antes porque aún tengo castañas y en casa nos gustó mucho. Es muy sencilla de preparar y se puede hacer el día antes, sólo hay que tener la precaución de no remover mucho el guiso al calentarlo para evitar romper las castañas, aunque alguna siempre se rompe.
EliminarUn beso.