Como es un bizcocho sin ningún tipo de aromatizantes, es fundamental que tanto los huevos como la margarina sean de buena calidad, pues es lo que va a dar sabor al sobao. Que por cierto, que es así como siempre se llamó en casa de mi madre, pero no tengo ni idea de porqué.
Al tener una gran carga de grasa, se conserva fresco muchos días, aunque yo, como todos los bizcochos, lo meto dentro de una bolsa de plástico para que se seque menos y también, porqué no decirlo, para evitar la tentación de cortar un trocito cada vez que paso a su lado.
Es un bizcocho denso, que llena y en el que descubres en cada bocado el sabor de las cosas sencillas. No tengo foto del corte, lo siento, pero era para llevarlo a una casa en la que no tengo la confianza suficiente para llevarlo cortado.
Venga, a lavarse las manos y a cocinar.
8 huevos tamaño L, a temperatura ambiente
320 gr. de harina de trigo de todo uso
450 gr. de azúcar blanquilla
400 gr. de margarina vegetal, fundida y enfriada
12 gr. de impulsor químico
margarina y harina para el molde
*Y además:
un molde de corona desmontable de 28 cm. de diámetro
ELABORACIÓN:
Precalentar el horno a 200º C con calor sólo por abajo.
Embadurnar con margarina y enharinar (retirando el exceso de harina poniéndolo boca abajo y dándole unos golpecitos en la base y costados) el molde elegido y dejar a un lado.
Tamizar juntas harina e impulsor y reservar.
En una ensaladera grande o similar, verter la margarina fundida y enfriada, cascar los huevos y añadirlos, así como el azúcar y la mezcla de harina e impulsor. Batir con la batidora de brazo justo hasta que la mezcla quede homogénea y sin grumos y verter dentro del molde. Golpear ligeramente el molde contra la encimera, colocando un paño de cocina en medio, para que suban a la superficie las posibles burbujas de aire.
Introducir el molde en el horno colocando la rejilla en posición intermedia, bajar la temperatura a 175º C y hornear, 50 minutos.
Finalizado el tiempo de horneado, comprobar la cocción pinchando el bizcocho con una brocheta: debe salir seca. Si no fuera así, hornear otros cinco minutos y volver a comprobar.
Sacar el bizcocho del horno y colocarlo encima de una rejilla para que se enfríe. Pasados diez minutos, quitar el aro y cinco minutos después, dar la vuelta y quitar la otra pieza del molde.
Dejar enfriar por completo encima de la rejilla antes de consumir.
A comer.
En casa los bizcochos tampoco se hacían con yogur porque ni siquiera creo existieran, yo al menos los descubrí con diez años o más, se utilizaba leche y las gaseosas del tigre para que subiera. Tu bizcocho es grandote por las cantidades, en mi infancia se hacía más cantidad porque no se cocinaban tan a menudo como ahora y tenian que durar. Me hubiera gustado ver el corte porque creo que es de los que se podían rellenar, siendo muy bueno también para las fiestas. Delicias de siempre que no se deben perder porque forman parte de la historia, de nuestra historia.
ResponderEliminarUn beso.
Recuerdo que cuando yo era pequeña los yogures eran caros y había yogurtera en muchas casas, incluida la mía, porque salía más económico hacerlos en casa que comprarlos, así que tal vez por eso no se hacía bizcocho de yogur, al no ser todavía un alimento tan popular y asequible como hoy día. Los sobres de gaseosa los he descubierto ya siendo muy adulta, en realidad hace pocos años; mi madre siempre usó Royal y yo he heredado su costumbre igual que muchas de sus recetas.
EliminarEste bizcocho no se me presta mucho para rellenarlo porque al ser consistente puede que resulte un poco pesado de comer con relleno, aunque precisamente por su textura aguantaría muy bien cualquier relleno. No recuerdo que mi madre lo hiciera nunca de esa forma, siempre utilizaba bizcocho tipo esponja para las tartas. Aunque sí le añadía frutas secas para hacerlo tipo plum cake, con un poco más de harina para que no se fueran al fondo (su gran pelea: nunca lo consiguió) y que a mí me volvía loca.
La verdad que no tener foto del corte es un fallo mío, porque podía haberlo repetido y ponerla. Aunque hago este bizcocho muy pocas veces, prometo actualizar la entrada con una foto del corte.
Un beso.
Isabel creo que en esa casa a donde llevaste este precioso Sobao, te hubieran perdonado que lo hubieras cortado para là foto, solo verlo ya es un primor, así que ni me cuentes lo riquísimo que está, porque me pongo mala.
ResponderEliminarMi madre hacía el famoso bizcocho cuatro cuartos, también a medidas de tazas o vasos, y le salía de lujo, también hacia el bizcocho perfecto en su olla, con las medidas de la coca de Llanda y nosotros nos volvíamos loquitas cortando trocitos, Jajajaja...
Supongo que tú Sobao, bueno el de tu madre, lo llamáis así por la cantidad de margarina, en realidad el Sobao Pasiego se hace con mantequilla que es lo que le transfiere esa untuosidad y aromas tan delicioso, y que en tu caso haces con margarina de calidad, que si bien no será tan aromática, seguro que el olorcito inunda toda la casa con notas de placer infinito. Mira, hasta me sale la vena poética, solo pensando en lo que me tiene que gustar.
Gracias por pasar las medidas del método ojímetro a las de gramaje, así es imposible que fallemos.
Besitos y disfruta de un buen fin de semana.
Pues no sé si me hubieran perdonado el llevar el bizcocho mutilado, supongo que si les hubiera explicado que tengo un blog y que lo había cortado para fotografiarlo, lo hubieran entendido y probablemente no les hubiera importado.
EliminarNo recuerdo que mi madre hiciera ningún bizcocho en la olla ni tampoco que los hiciera mi abuela, pues en ambas casas siempre hubo horno y aunque supongo que en casa de mi bisabuela, cuando joven, no había horno, en el pueblo había la costumbre de llevar a cocer bizcochos y magdalenas (y el pan, por supuesto) al horno de la panadería, costumbre que por esta zona se sigue manteniendo en muchos pueblos; incluso en algunos de ellos se están recuperando los hornos comunales para que no se pierda ese patrimonio etnográfico.
Yo también creo que el nombre le viene por toda la margarina que lleva y puede incluso que sea una versión económica de los sobaos pasiegos, pues la buena mantequilla era y es, cara.
En el caso de mi madre el método ojímetro se extendía hasta el horno, pues durante muchos años tuvo uno en el que no venían indicadas las temperaturas, sino que venía con niveles de potencia, como las encimeras, así que imagínate que cuando le preguntaba la temperatura de horneado, la respuesta era: pues a horno medio, ni muy alto ni muy bajo... Precisión ante todo, jajaja, aunque ella le tenía tan bien cogido el punto que todo lo quedaba perfecto.
Que pases un buen fin de semana. Un beso.
Hola, este bizcocho es delos que a mí me gustan, una epostería de siempre sin muchos ingredientes y para los que no necesitamos mil artilugios. Me llevo encantada un buen trozo, me pongo un vaso de leche y soy feliz. Mil besos!!
ResponderEliminarPocos ingredientes de los que siempre hay en casa y una batidora de brazo y tenemos un bizcocho en muy poco tiempo. La única pega que tiene es que hay que esperar a que se enfríe para comerlo, jajaja...
EliminarUn beso.
Mmm, parece que lo esté oliendo, me imagino el aroma tan rico que debe desprender por toda la casa y un bizcocho casero si además es receta de madre, la cosa tiene un nivel superior.
ResponderEliminarMe alegra mucho que prepararas el arroz y te gustara, a ver si lo publicas!! Besitos bella!
Es un bizcocho con sabor a la bollería de siempre, como las magdalenas y cuyo olor al hornearse te lleva en volandas a la cocina a ver qué se cuece en el horno.
EliminarEl arroz nos encantó, aunque como temía, no me quedó meloso, pero de sabor buenísimo. No hice foto porque tardo demasiado en hacerla y el arroz no puede esperar. A lo mejor cuando coja más práctica.
Un beso guapa.
Hola Isabel, se ve delicioso este bizcocho que has preparado, para mi con un buen chocolate caliente o leche caliente. Un abrazo!
ResponderEliminarHola Isabel, se ve delicioso este bizcocho que has preparado, para mi con un buen chocolate caliente o leche caliente. Un abrazo!
ResponderEliminarUn buen vaso de leche (o chocolate, qué rico) es el mejor acompañamiento para este bizcocho porque además aguanta muy bien cuando se humedece, así que resulta perfecto para un desayuno o merienda. Bueno y a cualquier hora del día, que está muy rico.
EliminarBienvenidas a mi cocina. Un beso.
La imagen habla por si sola, y el sabor tradicional como las cosas bien hechas con cariño y como hacían nuestras madres y abuelas sin balanzas, con medidas de vasos o tazas, y a ojo en algunos condimentos porque controlaban a la perfección. Cuanta razón tiene el dicho "de que la veteranía es un grado". Un beset Isabel
ResponderEliminarHola Paloma. Yo estoy tan acostumbrada a pesar y medir todo que a veces me parece mentira que nuestras madres calcularan tantas cosas a ojo o con la primera taza que pillaban a mano y siempre les quedaba bien y eso en la repostería es muy difícil, pero es verdad que la experiencia es un ingrediente muy importante en cualquier receta.
EliminarUn beso.