Pero al llegar a casa me entró el arrepentimiento, qué iba a decir este hombre, que ya me dice muchas veces que no hay dónde poner más trastos en la cocina y que además no utilizo ni la mitad (gran verdad), así que, la escondí. Verídico. Ha estado escondida, que no guardada, que no es lo mismo, casi un mes hasta que me decidí a sacarla. Si hubiera sido una sartén o una cazuela, podía haberla usado y guardado sin que llegara a verla, porque cuando cocino no suele estar en casa, pero claro, un trasto que se pasa cuatro horas encima del mostrador de la cocina no pasa desapercibido, precisamente. Así que en cuando la vio, preguntó “¿otro cacharro nuevo?” y tuve que decir que sí, pues tiene mejor memoria para estas cosas que la que tenía mi padre que cuando le hacía a mi madre (otra gran cacharrera) la misma pregunta, siempre le decía ésta, sin que se le moviera el gesto, “anda que no hace tiempo que lo compré” y el hombre la creía, aunque no siempre, que alguna vez la pillaba en falta y echándose a reír le decía que si seguía comprando más cacharros tendrían que pasar a casa de la vecina a guardarlos en su cocina porque en la suya ya no cabía nada... y mi madre, riéndose, prometía que sería el último, cosa que ambos sabían a ciencia cierta que era algo que no iba a pasar. Ésto sucedió bastantes veces y es algo que recordamos con cariño mi madre y yo en muchas ocasiones.
Una vez que la olla lenta hizo su presentación en sociedad, tocaba utilizarla, al menos para justificar su compra y aprender a usarla, que en principio tiene el mecanismo de un colador, pero hay que cogerle el tranquillo, porque hay que tener en cuenta algunas cosillas. De lo que he cocinado hasta ahora, lo que más me ha gustado es este ragú, pues son precisamente este tipo de guisos que se cocinan a fuego lento durante bastante tiempo los que se benefician del uso de la olla lenta, La carne de pollo ha quedado tierna, suave y jugosa y el guiso con un sabor profundo y rico. Tanto que se puede comer a cucharadas, aunque yo lo he hecho para utilizarlo en otras recetas, principalmente como relleno y es por ese motivo que he dejado reducir la salsa casi al completo.
Para aprovechar la energía que consume la olla, que aunque no mucha ha estado conectada tres horas, lo ideal es cocinar tanta cantidad de alimento como quepa dentro y luego congelar en porciones. Mi olla tiene tres litros y medio de capacidad y cabe holgadamente todo el guiso, incluso se podría haber cocinado algo más. Lo digo por si alguien se anima.
La receta la he adaptado de la que publicó hace un año Concha en su blog De Buena Mesa y está buenísima. Si queréis ver cómo se hace de forma tradicional, no dejéis de visitar su blog.
Aún estoy buscándole sitio a la olla, que es que no os miento cuando os digo que ya no tengo dónde poner más cacharros...
Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.
1.250 gr. de carne de pollo picada (he utilizado muslos y contramuslos)
280 gr. de salsa de tomate casera espesa
40 gr. de pasta de tomate concentrada
200 gr. de cebolla
100 gr. de zanahoria
175 gr. de pimiento verde
125 gr. de pimiento rojo
1 diente de ajo grande
100 ml. de vino blanco seco
2 tsp de orégano seco
1 tsp de albaha seca
15 gr. de sal (o al gusto)
75 ml. de AOVE
ELABORACIÓN:
Mezclar en un cuenco la salsa de tomate casera y el tomate concentrado hasta que ambos se integren de forma homogénea. Reservar.
Eliminar piel y raíces de la cebolla y picarla en brunoise. Lavar, pelar y rallar la zanahoria con un rallador de agujero grueso. Lavar los pimientos, eliminar tallos, semillas y nervaduras internas y picar en brunoise. Pelar el ajo, eliminar el germen si lo tuviere y prensar con una prensa de ajos.
Llevar al fuego una sartén honda y grande y calentar el aceite de oliva virgen extra. Rehogar todas las verduras juntas a fuego medio-alto hasta que consuman todo el agua de vegetación. Agregar la carne picada de pollo, subir un poco la intensidad del fuego y seguir cocinando el conjunto justo hasta que la carne cambie de color, separándola al mismo tiempo con una cuchara de madera para que quede suelta.
En el mismo momento en que cambie el color de la carne, agregar la sal y el vino blanco y seguir cocinando hasta casi evaporarlo por completo. Apartar del fuego, añadir la mezcla de tomates y remover para distribuir.
Verter el contenido de la sartén en el recipiente de porcelana de la olla lenta. Tapar, conectarla y cocinar tres horas en función ALTA (200 watios). Remover el ragú 2-3 veces durante la cocción. Comprobar el nivel de líquido a las dos horas de cocción y continuar ésta destapada si fuera necesario reducirlo, teniendo en cuenta que al final tendrá que haberse consumido casi por completo. Media hora antes de finalizar, añadir el orégano y la albahaca, removiendo para que queden bien repartidas.
Desconectar la olla lenta, rectificar de sal si procede y dejar que el ragú se enfríe en ella, destapado. Una vez esté completamente frío, pasarlo a un recipiente con tapadera hermética y conservar en el frigorífico al menos 12 horas antes de consumir, mejor si son 24 horas pues mejora muchísimo el sabor con el paso de las horas.
Utilizar según demande la receta o degustar a cucharadas.
A comer.
A mi me ocurre lo mismo que tú piensas, que no lo que haces, no tengo sitio para tanto cacharro y como soy muy caprichosa en ese tema, prefiero comprar cosas pequeñas que pasen desapercibidas y quepan en alguna parte, pues a todas nos dicen lo mismo, "tú verás donde lo metes". El enlace que has puesto, no lleva al blog de Concha, vuelve a aparecer el tuyo, sin nada, blogger es así a veces. Lo bueno de un ragú es que respetando lo principal, puedes jugar con distintos ingredientes en función de los que te gusten, yo lo preparo algo más sencillo, pero para un relleno me parece estupendo si quieres que aporte sabor y se note. Te deseo que te vaya muy bien con tu nuevo cacharro, ¿no dicen que las cosas pasan por algo? Seguro que te da innumerables alegría esa olla lenta.
ResponderEliminarUn beso.
Creo que de verdad, ahora, ya no tengo sitio donde meter nada más, salvo que sea algo pequeñito. Bueno, en realidad todavía ando buscándole sito a la olla, no te digo más. El otro día me pasó lo mismo con un enlace que puse en el pan de especias. No sé porque blogger hace esas cosas, porque además comprobé que el enlace funcionaba. En fin, ahora lo corrijo, gracias por avisar.
EliminarAhora a jugar con el cacharrito, a ver si le doy más uso que a otros electrodomésticos que tengo...
Feliz domingo. Un beso.
Querida Isabel, me siento feliz al ver cómo mi cocina, siempre tradicional, se puede adaptar a las nuevas técnicas de cocinar, aunque realmente la olla de cocción lenta no es nada nueva, pues en Estados Unidos la utilizan desde que en los años '70 la introdujeran en todas las cocinas para que las amas de casa dispusieran de más tiempo libre, sin abandonar las buenas costumbres de llevar a la mesa, un buen guiso con el sabor de antaño, pero con el mínimo esfuerzo.
ResponderEliminarNo imaginaba que hubieras hecho este ragú, inspirada en mi cocina, al leer el nombre del plato, me recordó a mi salsa, jajaja..., y cuando he llegado al punto dónde me mencionas, hasta me he emocionado y todo, jajaja...
Al leer tu entrada, me he visto retratada completamente, yo he llegado a tener dentro de mi carro de la compra, hasta tres veces la Crock-Pot, cuando voy a Costco es inevitable enamorarse de ella, siempre tienen algún modelo nuevo en promoción, recuerdo la primera vez, era una olla preciosa, la de tamaño grande, de diseño vintage, una preciosidad que me costó la propia vida volver a dejarla en el estante, porque mi marido me decía más o menos lo mismo que el tuyo: "Concha de aquí a tenernos que mudar de casa, solo hay un chisme más,..." Al final no la traigo, pero no por el precio, pues tampoco es excesivamente cara, sobre los 60 €, sino por no aguantar el remoquete, pero caerá, algún día, ja, ja, ja...
Besos y feliz tarde de domingo.
Hola Concha. Es que, precisamente, tu receta de boloñesa es perfecta para la olla lenta y al pensar en alguna receta probada que pudiera adaptar, me acordé enseguida de ella, bueno, me acuerdo muchas veces de tu receta porque ya me pareció deliciosa en su día y porque para las fotografías usaste un cazo de porcelana como uno que tengo yo, sólo que el mío es pequeñito y tiene la huella de mil batallas culinarias.
EliminarLas ollas de cocción lenta son la versión eléctrica ya no tan moderna, del puchero en la lumbre, ese que ponía mi bisabuela de madrugada para que estuviera a punto cuando los hombres volvían del campo o del de garbanzos que una pareja amiga mía pone por la noche en un horno tradicional de Pereruela para tenerlo listo al día siguiente y siempre aprovechando las brasas resultantes de un asado. Eso sí que era y es aprovechar recursos y al precio que se está poniendo la energía, ganitas me dan de mandar hacer una cocina de leña como la de mi bisabuela, jajaja...
Yo había jurado y perjurado que no la compraría, sobre todo por la falta de espacio, pero al final pasé de mí misma y la compré. Lo que me sigue asombrando es que no me lo pensé dos veces, la vi y la cogí, sin más. Cada día me hago menos caso, jajaja...
Un beso.
Qué identificada me he sentido, jjj! Las que somos un poco (bastante) frikis de la cocina sabemos lo importante que son los "cacharros" y lo bien que nos vienen. Tu guiso nos da la razón y seguro que no se quejó cuando se lo comió, jjj. Besitos preciosa! Feliz semana.
ResponderEliminarFrikis y caprichosas, porque a mí se me antoja todo y eso que soy poco antojadiza, pero en lo referente a la cocina (libros, alimentos, menaje, electrodomésticos, ropa de mesa, moldes y accesorios en general) no hay límite, salvo el físico del espacio y casi mejor porque no sé si no hasta donde llegaría...
EliminarEfectivamente, no se quejó, que tan rico le supo, aunque a decir verdad, nunca se queja de todo lo que compro, menos mal, jjj...
Un beso.
QUe rico te ha quedado ese ragu! Y si, esas ollas son una maravilla y perfectas para ese tipo de recetas. Yo tengo una y no la uso todos los dias, pero si la uso muy seguido y es un amor de cacharo, no podria vivir sin ella. A veces solo la lleno de cosas la tapo y al dia siguiente ya esta hecha la comida, me encanta.
ResponderEliminarBesos
La verdad que el ragú ha quedado muy rico, no sólo de sabor sino también la textura de la carne, tan suave. De momento estoy aprendiendo a usarla, los tiempos y el tipo de cocción, ya sabes. Lo que sí he visto por ahí que muchas recetas son como dices tú, todo a la olla y dejar que ella sola haga el trabajo. Iré probando.
EliminarUn beso.
Este ragú sin duda es mi favorito, ya que soy más de carne de pollo que de ternera o cerdo. Ainsss me he partido de risa leyendo tu publicación del día jajajaja A ver te cuento, en enero para mi cumple mi marido me regaló un skillet de hierro super mono de la marca Le Creuset. LLevaba años queriendo uno pero es que ni siquiera él sabiéndolo tenía un hueco para guardarlo jajaja Así que me creerás o no, he pasado mitad de mi día libre para darle un repaso general al armario para encontrarle un hueco. Y me ha costado pero lo he conseguido. Esta noche me iré a dormir con la satisfacción de haber conseguido algo grande (porque mi cocina definitivamente no es grande jajaja).
ResponderEliminarLo importante es que le saques provecho a esta olla, si es así es una muy buena inversión! Ya nos irás compartiendo!!!
Besos,
Palmira
Es la primera vez que lo hago de pollo y la verdad que nos ha gustado muchísimo. Además la textura que le da la olla lenta me ha sorprendido por su suavidad. Afortunada tú que después de la reorganización de armarios has conseguido encontrarle sitio a la skillet (otra cosa que me hace ojitos cada vez que la veo), que yo por mucho que lo intente no tengo dónde meter la olla, como no tire algo, no sé yo, a veces bromeo con tirar la pared y comerle sitio al baño para hacer la cocina más grande y algunas veces me pongo tan seria que mi pareja me mira con cara de susto porque casi me imagina con la piqueta de la mano, jajaja...
EliminarTengo intención de usarla y no arrinconarla como algunas otras cosas que tengo. Lo próximo que quiero probar son unas carrilleras de cerdo, que como esas sé cómo quedan en la olla rápida, quiero comparar a ver qué método me gusta más. Ya os contaré.
Un beso.
Isabel, no te imaginas cuánto me he reído con lo que nos cuentas hoy, sobre todo con lo que tu madre le decía a tu padre. En casa también tenemos prohibido tajantemente que entren más cacharros en la cocina, básicamente por una cuestión de espacio. El otro día me encontré por la calle al novio de la sobrina de mi mujer y me dijo que acababa de ver en una tienda unos cacharros de cocina que me irían muy bien para el blog y yo le solté un "noooooo puedoooooo" que me salió del alma, el pobre se asustó jajaja
ResponderEliminarEn cuanto a tu receta, pues imagino que con esa cocción lenta te debió quedar riquísima, para comer con tenedor, cuchara, relleno o lo que quieras... Espero pronto ver otras recetas con tu nueva adquisión ;)
Si paso por el Lidl esta semana lo haré casi con los ojos cerrados, no vaya a ser que se me antoje jajaja
Abrazos!
Esto del cacharrerío es un vicio; ya antes tenía bastantes trastos pues debí heredarlo de mi madre que siempre dice que con todo lo que tiene puede poner un bazar (eso también se lo sugería mi padre si las cosas se ponían feas económicamente, a lo que contestaba que "ni loca", jajaja...), pero con la excusa del blog tuve una temporada un poco loca, bueno, justo hasta que se me acabó el espacio. Ahora me pasa lo que a ti, que ya me lo prohíbo, aunque alguna vez me salte la prohibición.
EliminarPues la verdad, Javier, que quedó riquísimo, que lo cociné para relleno y no pude por menos que comer un poco a cucharadas. Lo mejor, aparte del sabor, es la textura de la carne y que pones el guiso y prácticamente te despreocupas, porque darle un par de meneos en tres horas no es trabajo.
Ya no tienen la olla en Lidl, pero he visto que ahora la tienen en Lidl online más barata que estaba en la tienda. Yo ahí lo dejo, jjj...
Un abrazo.
Hola Isabel, en primer lugar quería agradecerte tu cariñoso comentario, has pasado por la misma operación y tengo lo mismo que cuentas, hinchazón en el vientre y lo que más me molesta es no poder dormir bien, pues yo también duermo boca abajo, jajaja, por lo demás bastante bien ya. En cuanto a la olla, anda que me he reído contigo y es que me paso casi lo mismo, digo casi porque yo me di el madrugo para cogerla y que no se terminase antes de llegar eso sí mi marido es tan cacharrero como yo, ayer mismo vi un molde de pastelería y fui yo la que me eche para atrás, si fuera por el ya lo tenía en casa. Y vivo en un piso o sea que también tengo problemas con el espacio. Y no me olvido de la receta, que me encanta como lo hiciste y que te copio la receta porque cada día soy más fan de la olla en cuestión y no me pierdo ni una de las recetas que veo.
ResponderEliminarUn besito enorme corazón y feliz semana.
No hay porqué darlas Manoli. A veces viene bien saber de alguien que ha pasado por lo mismo. Lo de dormir fue desde luego lo peor, porque boca abajo imposible y de costado me dijo el médico que mejor no, que boca arriba, postura en la que nunca pude dormir, hasta que me vi obligada, a ver qué remedio.
EliminarEn casa sólo soy yo la de los cacharros y él el de las herramientas. Vamos, que no nos pisamos el terreno pero tampoco nos caben ya las cosas y la solución no es mudarse a una casa más grande, porque al final tendríamos el mismo problema, jjj...
Todavía he usado poco la olla, pero en general me gusta lo que he hecho. Creo que la usaré bastante.
Me alegro de que vayas bien. Déjate mimar y no hagas esfuerzos, que los puntos tardan más de lo que parece en cicatrizar verdaderamente del todo.
Un beso.