viernes, 25 de febrero de 2022

Champiñones con calabacín en salsa de yogur

Mientras contemplo el cielo lleno de nubarrones pero sin que caiga una triste gota de agua, me doy cuenta de que tenemos los carnavales a la vuelta de la esquina, unos carnavales que aunque con restricciones, algunas particularidades y seguramente algo “descafeinados” vuelven a celebrarse después de un año en blanco. En Zamora, donde la gente es muy carnavalera, el programa será parecido al de los tiempos pre-pandemia porque al fin y al cabo somos cuatro gatos y las aglomeraciones son bastante fáciles de evitar, salvo, claro está, que nos empeñemos todos en estar en el mismo sitio a la misma hora, que eso pasa, os lo digo yo, siendo ya el colmo en semana santa, que mira que las procesiones son largas y lentas, pero los recorridos siempre están abarrotados, literalmente. No sé si habéis estado alguna vez en la semana santa de Zamora: es la única época del año en la que la ciudad está a reventar. Hay gente por todos los sitios y en las procesiones no os podéis imaginar la de cofrades que salen y la de público que las ve. Que si cuentas a todos salen más habitantes que los que hay en la ciudad y es que el zamorano emigrante no sólo vuelve a casa por navidad, como el turrón, sino también por semana santa y en agosto. Matemático. Una ciudad tan poco poblada, con una población tan envejecida y bastante apagada socialmente, se transforma en un lugar completamente desconocido en esas fechas, en las que vayas donde vayas hay gente, grande, mediana y chica, de todas las edades y condiciones, llenando bares y restaurantes, formando largas colas en las tiendas para comprar, ¡si hay colas hasta en las farmacias! y llenando calles, plazas y jardines de una algarabía inusual.

El caso es que si me hubiera dado cuenta de las fechas, podría haber cocinado alguna fruta de sartén, tan típicas y tradicionales del carnaval, pero aquí vengo con una receta verde, bastante más ligera que una flores fritas y sin el cargo de conciencia que éstas nos pueden dar. Y hablando de las flores, siendo bastante pequeña me quemé los dedos con un molde: estaba mi madre friendo flores y acababa de dejar uno de los moldes en el fregadero, recién sacado del aceite y sin saber que estaba caliente lo cogí... Aún recuerdo la escena y las ampollas en las yemas de los dedos. Y es que desde bien pequeña anduve dando vueltas por la cocina cuando mi madre guisaba y aunque no nos dejaba ni meter una cuchara en la salsa de tomate, el querer ayudar tiraba mucho, así que era lógico que ocurriera algún accidente. Aún así, es el único que recuerdo haber tenido, porque a pesar de todo siempre teníamos mucho cuidado. ¡Cómo hubiera disfrutado hoy en día que se fomenta la participación de los niños en la cocina desde bien pequeños!.

No se puede volver atrás, así que habrá que conformarse con disfrutar de las recetas que hacemos hoy, como estos champiñones con calabacín, que quedan muy ricos y suaves y son fáciles de preparar. Personalmente me gustan recién hechos y templados más que calientes, pero si sobran se conservan bien, simplemente habrá que calentarlos a fuego bajo y tapados para que no se queden secos, ya que, aunque jugosos, quedan con la salsa justa.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

350 gr. de champiñones de pié cortado

175 gr. de calabacín

50 gr. de cebolleta tierna

50 ml. de brandy

40 gr. de yogur griego bajo en grasa, a temperatura ambiente

1/2 tsp de hierbas provenzales

1/4 tsp de pimienta blanca molida

AOVE

sal

ELABORACIÓN:

Limpiar los champiñones con papel de cocina para eliminar los restos de tierra. Si estuvieran muy sucios, lavarlos bajo el grifo con un hilo de agua y uno a uno, frotándolos con un cepillito para eliminar la tierra y secándolos inmediatamente con papel de cocina. Una vez limpios, cortarlos en cuartos o sextos, según tamaño y reservar.

Lavar y secar el calabacín. Cortar, sin pelar, en dados de un centímetro o centímetro y medio de lado. Reservar.

Quitar las raíces y la primera capa de la cebolleta. Picar en brunoise y reservar.

Poner una sartén al fuego con un fondo de aceite de oliva virgen extra y rehogar a fuego medio la cebolleta hasta que se ablande. Agregar el calabacín y un poco de sal y continuar rehogando hasta que esté cocinado y se haya consumido casi todo el agua de vegetación, removiendo con cuidado para no se deshaga. Sacar a un plato y reservar al calor.

En la misma sartén y sin necesidad de limpiarla, poner un fondo de aceite de oliva virgen extra y calentar a fuego fuerte. Incorporar los champiñones y saltearlos, siempre a fuego fuerte, hasta que empiecen a soltar agua. En ese momento, añadir el brandy, la pimienta blanca molida, las hierbas provenzales y sal al gusto. Bajar el fuego a medio y cocinar hasta que estén hechos, unos 5-6 minutos. Devolver el calabacín a la sartén, mezclar cuidadosamente el conjunto y cocinar otros cinco minutos. Deberá consumirse casi toda la salsa pero no quedar seco.

Apartar la sartén del fuego y rectificar de sal. Dejar que pierda un poco de temperatura, añadir el yogur y mezclar lo justo para que se integre.

Servir inmediatamente.

A comer.

10 comentarios:

  1. El toque de yogurt le va que ni pintado, fresco, sano y rico. Las flores también estarán ricas, jjj Besitos preciosa, feliz finde!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El yogur los deja más suaves y un poquito cremosos pero sin que su sabor se distinga, lo que es perfecto para los poco amantes de los lácteos. Si los comiera yo sola le pondría al menos el doble, pero como no es el caso...
      Que tengas un buen fin de semana. Un beso.

      Eliminar
  2. Isabel, solo conozco Zamora por la tele, he visto cuando salen las retransmisiones de Semana Santa en La2, algunos años y también porque un conocido de mi marido es zamorano y le pintó una acuarela de la ciudad para regalársela a su madre, que vive allí, en fin que vi tantas fotos que era como si hubiera estado de turismo, Jajajaja…. Pero evidentemente, nada como estar in situ, que algún día lo haré, y más ahora que te tengo que ir a ver esa carita bonita ;-)
    Mi madre también hacía Dulces por estas fechas, pero siempre recuerdo a mis hermanas mayores ayudando, y yo que también fui inquieta , metía manos en la masa haciendo mis rosquitos o pestiños, o batiendo los huevos, en fin que por ahí nunca nos puso trabas a la hora de ayudar, y luego venía lo mejor, que era el rebañar las cacerolas, del arroz con leche, las natillas o probar los roscos aún calientes, Jajajaja…., no recuerdo ningún accidente, bueno sí, mi Carmen se quemó, por golosa, con caramelo del flan, al meter el dedo y llevarlo a los labios, y no veas lo que lloraba, bueno seguro que algunas cosas nos pasaría, somos tantas que es admirable el trabajo que mi madre hacía para tener todo bajo control impecablemente.
    Tu plato me gusta, todo lo que lleva es habitual en mi cocina, excepto el yogur, que no lo utilizo nunca en cocina, por falta de costumbre, pero bien vale la pena hacerlo, el resultado se ve riquísimo.
    Besos y feliz sábado.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Zamora es una ciudad pequeña, con un casco histórico bonito pero muy pequeño. Es de esos lugares que venir exprofeso a verlos desde el quinto pino no sé yo, salvo que sea en semana santa por el añadido de lo religioso/cultural. Eso sí, si pilla de paso en otra ruta merece mucho la pena detenerse en ella, o mejor aún, programar una ruta por la provincia que incluya dos o tres localidades más y algo de paisaje, eso sería lo ideal. Ésta es una provincia en la que tal vez no haya grandes sitios para ver pero sí pequeños rincones que merece la pena conocer y que no está nada explotada turísticamente. Eso sí, creo que no conozco zamorano al que en cuanto le empiezas a rascar un poquito la superficie, no le salga el orgullo por su tierra.
      Mi madre nunca nos dejó hacer nada a mi hermana y a mí si implicaba algo caliente o afilado y de lo frío, apenas nada, tanto que cuando me independicé no sabía cocinar, como lo oyes y ya ves ahora... Lo que sí hacía era llamarnos para rebañar el cazo porque como sigue diciendo, "se saca más de una vuelta alrededor del cazo que de diez alrededor del trinquete".
      El yogur y el queso fresco batido los uso bastante para cocinar, no sólo por el sabor o textura que aporten, sino también por el calcio, que ya toca ir cuidándose los huesos.
      Feliz sábado. Un beso.

      Eliminar
  3. De carnavales y Semana Santa en Cádiz provincia andamos servidos, no me gusta ninguno de los dos, he participado cuando mis hijos eran pequeños en los primeros, y visto alguna procesión en la segunda, pero enseguida me canso de ambos. Preferiría irme de viaje a tu Zamora por conocerla, todos los lugares tienen su interés y descubrirlos es mejor que tanta fiesta repetitiva, para nosotros.
    Tu receta, me parece muy buena, los champis con crema los preparo incluso para salsas con pasta, estupenda idea añadir el yogur en lugar de nata, pero incluso si no lo pones quedan muy ricos porque también llevan el calabacín. Ya sabes, me los llevo.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El carnaval es divertido si participas en él e interesante como manifestación cultural cuando no se parece en nada a lo que conoces (estoy pensando en el de Santa Cruz de Tenerife, por ejemplo), pero para verlos una vez y basta. En cuanto a la semana santa, los días clave yo ni aparezco por Zamora porque es un asco cómo está todo de gente y como las procesiones son siempre iguales, con verlas una vez tengo bastante. Yo, como tú, me apunto a descubrir lo de fuera que lo de dentro ya me lo sé, jajaja...
      Creo que nunca le he puesto champiñones a la pasta, me apunto la sugerencia. Para conseguir la textura de la nata con el yogur, mejor utilizar griego entero porque la textura es más parecida. Sin yogur también están muy ricos y si cascas un huevo y se lo revuelves, ya puedes preparar el pan.
      Feliz sábado. Un beso.

      Eliminar
  4. Hola Isabel.
    No me gustan nada los Carnavales y cuando en el colegio, parecía que era obligado disfrazarte al ser maestra, me disgustaba mucho. Nunca he entendido el porqué se tienen que celebrar en los colegios fiestas que ya están en la calle. Te desmonta mucho la rutina y a los críos los marea demasiado. Y yo que no soy de zona de Fallas porque en el sur de la provincia va de moros y cristianos la cosa, tras cuarenta años en la city, sigo sin aguantar el agobio. Ahora ya no vivo y aunque estoy muy cerca y rodeada de pueblos con Fallas, en éste por ahora, no se celebran y se agradecen.
    En una de esas huidas de Fallas nos fuimos a Oporto y por supuesto, dormimos en Zamora. La segunda vez fue en 2015 y la idea además de pasar a Portugal era visitar los Arribes del Duero, pero nada, tuvimos una gota fría horrible y nos quedamos en el hotel, paseando por la ciudad cuando no llovía. Es preciosa, tranquila y un monumento en su conjunto, así que por ahora, veo que soy la única que la ha disfrutado varios días.
    Tu receta me va de lujo porque es sana y me gusta la combinación que has hecho de los champiñones con el calabacín. También soy de utilizar yogur en este tipo de salsas.
    Y por cierto, pasta con setas, también la hay en mi blog.
    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Coincido contigo en lo de los colegios, se vuelve locos a hijos y padres, además que no me parece una actividad que deba estar incluida en el calendario escolar, pero bueno, es una opinión personal.
      He estado en Fallas en tres ocasiones y me gustan, la verdad, pero para ir de visita, no para vivir allí, pues si en Zamora no hay quien aguante los días grandes de semana santa y no se puede comparar con Fallas, lo de Valencia tiene que ser insoportable.
      Zamora es bonita y merece una visita aunque tal vez no se encuentre en ninguna ruta turística, pilla un poco a desmano y para venir a visitarla de lejos hay que prepararse unas buenas rutas para que el viaje compense. Me alegro de que la conozcas y sí, de momento parece que sólo tú has venido.
      Algunas veces hago pasta con setas pero siempre con algo más como la receta que tengo en el blog que también lleva calabacín y queso azul, nunca solas, no se me ha ocurrido. Ya iré a curiosear.
      Un beso.

      Eliminar
  5. Hola Isabel, pues mira, no soy de carnavales, ni tengo tradición carnavalera, me he disfrazado muchas veces, por mis niñas, porque mis amigas me empujaban , ya sabes ,donde va Vicente, va la gente". Poco más. Sin embrago me parece que son fiestas que no deben perderse como parte de nuestra cultura, en cada sitio son diferentes. Sin embargo, la Semana Santa, me encanta, la de mi Huelva o la de Sevilla donde vivo. Tengo muchos recuerdos, mucha tradición familiar y sigo ahora con mis hijas. A cada una nos mueve una cosa diferente. Conozco Zamora, hace ya algunos años estuve allí y pude ver algunas de las cofradías que salen, nada parecidas a las de Andalucía, son conceptos diferentes.
    En fin, después de contar todo esto, me quedo disfrutando de este palto tan bueno que puedo hacerlo mío sin dudarlo. Mil besos preciosa!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creía yo que los carnavales tenían más tirón pero me estáis demostrando que no, pero coincido contigo en que no deben perderse, pues hay mascaradas muy antiguas y curiosas que hay que preservar.
      No te había leído cuando he contestado a Marisa y veo ahora que tú también conoces Zamora. Seguramente te chocó mucho la semana santa, las de Castilla nada tienen que ver con las de Andalucía, parecen lugares de países sin ninguna conexión cultural. En tanto que en tu tierra la semana santa es explosión de sentimientos y de pasión, aquí es la contención la tónica general y hasta hace unos años el silencio casi absoluto al paso de cofradías y pasos procesionales, aunque esto ha cambiando mucho, pero siguen siendo muy diferentes.
      Me alegro de que te guste mi receta. Un beso.

      Eliminar