lunes, 4 de septiembre de 2023

Lentejas estofadas con bacalao

Aprovechando la breve bajada de temperaturas y un poco de bacalao que me sobró de unos pimientos que sí, quedaron muy buenos pero estéticamente feuchos así que de momento no os cuento cómo los hice, puse unas lentejas en remojo y preparé este plato de cuchara, que ya tenía ganas, pues con el calor desaparecen del menú diario porque la verdad, sólo pensar en ellos me sube la temperatura corporal. Nos han gustado mucho y eso que en casa no somos muy amantes del bacalao en salazón, aunque si no es el ingrediente principal, de vez en cuando y por variar, lo comemos con gusto pero de ahí ha comernos una tajada de bacalao, como que no. Por eso mismo nunca lo compro y por lo tanto, tampoco sé desalarlo, por lo que en las poquísimas ocasiones que lo compro, elijo siempre migas desaladas, que para mí que tienen menos sabor que el bacalao desalado en casa, pues cuando mi madre prepara potaje apenas le pone y sabe mucho a bacalao. Así que si lo compráis habitualmente en salazón, os aconsejo usar éste, seguro que las lentejas quedan muchísimo más ricas y conste que éstas lo están.

Tengo la costumbre, pues así se lo vi hacer toda la vida a mi madre, de poner las lentejas en remojo la noche anterior. Sé que en el caso de las lentejas no es necesario remojarlas y que se pueden poner secas directamente en la cazuela, aunque en este caso necesitarán más tiempo de cocción. Según mi hermana, también rinden menos y hay que poner más peso (en seco) para las mismas raciones. No lo sé, la verdad, supongo que eso será porque aumentan de peso al absorber el agua del remojo, lo que me hace pensar que cocinadas sin remojar necesitarán más agua para cocinarlas y absorberán más caldo y por ende, más sabor, así que en ese caso tal vez no sea necesario dejarlas reposar hasta el día siguiente para que estén más ricas. O no.

La idea de preparar unas lentejas estofadas con bacalao llevaba tiempo rondándome por la cabeza, pero como compro poquísimo bacalao, nunca le llegaba el momento, así que cuando me encontré con la necesidad de utilizar lo que me sobró del paquete que compré para hacer los pimientos, no esperé más. Reconozco que es poco bacalao, pues al cocer se queda en nada y seguramente las lentejas hubieran quedado mejor con 50-80 gr. más, pero era lo que había y a eso me amoldé. Y precisamente por ser un resto, esta receta va directa el proyecto 1+/-100, desperdicio 0

que Marisa, desde su blog Thermofan, promueve para evitar el desperdicio de alimentos y fomentar el reciclaje en general.

Os animo a que preparéis esta receta, es facilísima de hacer, pues al ser un estofado todos los ingredientes van en crudo a la cazuela, con lo que os ahorráis tiempo al no tener que hacer sofrito y si queréis que sea aún más rápida, picad las hortalizas más grandes. En ese caso cortad la zanahoria más fina y prolongad la cocción un par de minutos, con ese tiempo debería ser suficiente para una optima cocción de los ingredientes. Y recordad que aunque el bacalao sea desalado, aún contiene un alto nivel de sal, así que ojito con ésta, no la rectifiquéis hasta el final.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.

INGREDIENTES:

*Todos los pesos en limpio

150 gr. de lentejas pardinas (de cultivo ecológico, en mi caso)

50 gr. de zanahoria

30 gr. de cebolla

40 gr. de pimiento verde

1 diente de ajo mediano, con piel (7 gr., aprox.)

1 hoja de laurel grande

1 pastilla de caldo de pescado concentrado (10 gr.)

1 tbs de hojas picadas de perejil fresco

20 ml. de AOVE

agua

sal

100 gr. de migas de bacalao desaladas

ELABORACIÓN:

La noche anterior, poner las lentejas en remojo con agua fría y un poco de sal gruesa.

Al día siguiente, escurrir las lentejas, enjuagar e introducir en una cazuela.

Cortar la zanahoria en cuñas de 0'5 cm. de ancho, la cebolla en dados de 0'5 cm. de lado y el pimiento verde, en dados de 1-1'5 cm. de lado. Añadir todas las hortalizas a las lentejas.

Lavar el diente de ajo (con piel) y la hoja de laurel. Agregar a la cazuela de las lentejas junto con el aceite de oliva virgen extra, el perejil picado y la pastilla de caldo desmenuzada.

Cubrir con agua máximo un centímetro y medio por encima de las lentejas, tapar y llevar a ebullición.

Cocer quince minutos a fuego suave e incorporar las migas de bacalao desaladas y picadas en trozos pequeños. Remover, volver a tapar y una vez recupere el hervor, dejar que hierva tres minutos o hasta que las lentejas estén cocinadas.

Rectificar de sal, si procede (yo no le he puesto), retirar el ajo y el laurel y servir. Mejoran de un día para otro.

A comer.

6 comentarios:

  1. Hola Isabel, ganitas de visitaros tenía ya, y mira que estoy perezosa para retomar el blog, pero una vez enciendo el ordenador y me hago el paseíllo, se me enciende el ánimo. De entrada me has sacado una sonrisa, ese "o no", me ha recordado a Rajoy, cuando después de una perorata más o menos larga, terminaba diciendo: "o no". También echaba de menos esto.
    Tus lentejas. Buenísimas me parecen, en casa hace unos días me las han pedido ya, en cuanto asomó el fresquito, que la verdad ha sido poco tiempo, pero hemos aprovechado. Solo que aquí no puedo poner bacalao, solo verduras y algo de chorizo, lo reservan para otras recetas, en casa son algo especialitos. Yo también lo compro desalado, es más cómodo y además nunca me acuerdo de ponerlo en remojo con bastante antelación. Seguro que te quedaron buenísimas, mal aspecto no presentan, por algo será.
    Un beso.

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    1. Hola Lola. Me alegra verte de vuelta, se que es necesario desconectar de todo pero se os extraña. Ya verás como en cuanto acabes tu ronda por las cocinas virtuales, te animas enseguida, aunque entiendo perfectamente tu pereza, que a todas nos pasa.
      Jajaja... No sabía lo de Rajoy, la verdad que no sigo la política ni tampoco tengo memoria. Es una coletilla que uso bastante y cada día más, que con eso de andar con cuidado para no herir sensibilidades, siempre hay que dejar abiertas todas las posibilidades y no afirmar nada categóricamente, lo que reconozco me cuesta, pues a veces soy muy "intensa", jajaja..
      Me alegra que te gusten mis lentejas. Como el bacalao se añade justo al final, siempre puedes apartar tu ración y ponérselo y a los demás dejárselas con las verduras, que llevan muchas y también están muy buenas sin el pescado.
      Aquí no encuentro bacalao desalado en tajadas grandes, sólo migas, como tampoco el bacalao inglés del que siempre habla Marisa en su blog y eso que en esta zona se come muchísimo bacalao y lo hay realmente muy bueno, pero siempre en salazón, así que no me queda otra que adaptarme a lo que está a mi disposición.
      Un beso.

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  2. Querida Isabel: Ayer me leí toda la entrada y no quise escribir desde el móvil porque estaba muerta de sueño.
    En casa, somo mucho de bacalao por tradición y nos encanta. Podrás ver muchas recetas que lo llevan en mi blog. También somos en casa más de lentejas que de otro tipo de legumbres y mira por dónde, con bacalao nunca las he preparado.
    Que a pesar de la reticencia, os hayan gustado, es un plus para que las repitas y aunque ha vuelto ya el calor ya sabes que ahí está la receta ya testada y aprobada.
    Me apunto a probarla aunque justo a mi marido, ni el bacalao, ni las lentejas le van nada. Igual espero a que venga por casa mi hijo o me las preparo para mí solita.
    Muchas gracias por estar de nuevo en 1 +/-100. Siempre un lujo.
    Besos.

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    1. Hola Marisa. En casa nos hemos ido a juntar dos a quienes el bacalao no entusiasma mucho, cosa rara, pues ambos venimos de casas en las que se consume mucho bacalao y debiéramos haberle cogido el gusto. Aún así y siempre que no sea el protagonista absoluto del plato, nos gusta y creo que por eso nos gustaron estas lentejas. Las repetiré más veces pues en casa hay poca variedad de platos de cuchara y en cuanto doy con uno que a mi pareja le gusta, se queda automáticamente incorporado al menú, así introduzco un poco más de variedad, que si no resulta muy aburrido.
      Para mí un placer, ya lo sabes. Un beso.

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  3. Mai fatte con il merluzzo, grazie dell'idea!!!

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    1. Non è un abbinamento molto comune, ma ciò non lo rende meno delizioso.

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