sábado, 15 de diciembre de 2018

Lechazo al curry

Esta receta (o algo parecido) la saqué hace ya bastantes años de una revista. No conservo el recorte porque tenía tantas anotaciones que hace tiempo que la pasé a limpio y lo tiré, así que no puedo decir de dónde era. Me gusta conservar las recetas originales pero a veces, con tantas notas, llamadas e incluso post-it pegados, eso ya ni hay quien lo entienda ni se parece al original. Es entonces cuando ya las escribo en una libreta y desecho el original. Bueno, en realidad en libretas tengo pocas, la mayoría están escritas en folios sueltos “de sucio”, es decir, con una de sus caras ya usada y la otra limpia. Es una de mis manías: si en una de las caras de un folio se puede escribir porque está en blanco, se aprovecha. Aunque confieso que eso en el mejor de los casos, porque bastantes veces estoy guisando algo que se me ocurre sobre la marcha y lo voy anotando en el margen de un periódico, en un sobre de publicidad, en un ticket de la compra... y ahí queda anotado; vamos, un desastre.

Me encanta el lechazo casi de cualquier forma y en casa se come bastante. Esta receta y la de el lechazo a la sepulvedana son las que más triunfan. Tal es así que el día de Navidad siempre cocinaba lechazo a la sepulvedana de segundo plato, pero la verdad es que era un lío porque son días en los que siempre te sientas tarde a comer y con los entrantes y el primero, en los que se suele entretener uno más de lo normal, resulta complicado calcular bien el tiempo del asado para que no esté más de lo debido y se pase o bien tengan los comensales que esperar a que se termine de hacer. Así que el año pasado lo hice al curry el día antes con la ventaja que eso te da a la hora de organizar el menú.

La gracia de este plato, que es para mojar pan, es que la salsa esté picante. Una vez me olvidé de poner la pimienta de cayena (guindilla seca) y ni comparación. A mí, que aguanto poco el picante, no me gustó. Así que mi consejo es que poco o mucho, el guiso pique. ¿Y el yogur? Pues suaviza la salsa y le da un aire diferente. Y aviso: hay que revolverlo antes con una cucharilla porque los trocitos no se deshacen la cocer.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.



INGREDIENTES



800 gr. de lechazo troceado (falda, pescuezo, pierna...)

180 gr. de cebolla

1 diente de ajo grande

1 tsp. de curry en polvo

1 ó 2 pimientas de cayena (al gusto)

1 tbs. de harina

150 ml. de vino blanco seco

1 yogur natural desnatado sin azúcar

aceite y sal





ELABORACIÓN



Limpiar la cebolla y cortarla en cuadrados no muy grandes. Pelar el ajo, quitar el germen y cortar en láminas. Reservar ambos.



Salar el lechazo y dorar en una sartén honda con aceite caliente. Sacar los trozos y ponerlos directamente en la olla rápida. En la misma sartén y en el aceite sobrante, rehogar a fuego medio la cebolla y el ajo hasta que la primera se ponga casi transparente. Poco antes de que esté hecha, añadir a la sartén las pimientas de cayena y el curry en polvo para que vayan soltando el aroma. Una vez hecha, agregar la harina y rehogar. Añadir el vino y el yogur natural previamente batido, dejar que de un hervor, desglasar la sartén e incorporar su contenido a la olla donde está el lechazo.



Poner la olla al fuego, taparla y cocer 12-15 minutos desde que suban los anillos de la válvula. Dejar que pierda toda la presión antes de abrir. Si se quiere una salsa más espesa, sacar los trozos de carne, retirar y desechar las pimientas de cayena y cocer la salsa a fuego fuerte destapada unos cinco minutos o hasta que tenga la consistencia deseada. Mejora de un día para otro.



A comer.




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