martes, 25 de junio de 2019

Ensalada tropical


Qué exótico sonaba cuando yo era cría aquello de ensalada “tropical”, porque ponerle pollo o piña a la ensalada, era lo más. Por entonces, el universo de las ensaladas no era el de hoy en día ni de lejos. Creo que más allá de la ensalada mixta, la de tomate, la de escarola o lechuga y la campera, no había mucho más. Vale que como yo no cocinaba mis conocimientos culinarios eran muy limitados, aunque siempre me gustó leer recetas de cocina, pero no creo que entonces se hicieran en muchas casas ensaladas templadas, pongo por caso.

Así que en cuanto una ensalada llevaba algún ingrediente no vegetal como el pollo o langostinos, aquello pasaba a convertirse en algo muy exótico casi siempre bautizado como tropical, que no sé yo que tendrá que ver el pollo con los trópicos, pero así era la cosa. Lo de la piña si que era exotismo puro, ya que entonces no era una fruta popular como lo es hoy en día, de hecho había poca y era cara. Supongo que fue por esa época que se inventó la piña rellena de marisco, plato muy popular en bodas y banquetes varios y que pese a ser ya un poco viejuno, sigue existiendo en la carta de celebraciones de muchos restaurantes.

Esta ensalada tropical (de mi madre, que no mía), queda muy rica con muy pocos ingredientes. El secreto está en dejar que los filetes de pechuga cojan el sabor del ajo y, muy importante, el añadir a la mayonesa bastantes de éstos una vez fritos, porque será lo que dé personalidad a la ensalada. Y también mezclarla con antelación, porque reciente tiene muy poco sabor, por eso, aunque la presentación en vasitos y por capas puede quedar muy mona, no lo recomiendo, salvo que se presenten con los ingredientes ya mezclados, lo que sin embargo restará vistosidad al plato.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.



INGREDIENTES:


500 gr. de pechuga de pollo

275 gr. de jamón york cortado en un trozo

240 gr. de piña en conserva

4 huevos talla L

4-6 dientes de ajo grandes

150 gr. de mayonesa

leche (opcional)

aceite y sal

lechuga


ELABORACIÓN:


Pelar cuatro dientes de ajo, quitar el germen si lo tuvieran y laminar. Reservar.

Cortar la pechuga en filetes más bien gruesos o pedirle al pollero que lo haga. Disponer una capa de filetes en un plato. Colocar parte de los ajos por toda la superficie. Poner otra capa de filetes y más ajos. Repetir la operación hasta acabar con todos los filetes, debiendo finalizar con ajos. Si no fueran suficientes (dependerá de lo gruesos que se hayan laminado), pelar los dos ajos restantes, quitándoles también el germen y laminándolos. Tapar el plato e introducir en la nevera al menos dos horas.

Llenar con agua una cazuela donde quepan los huevos holgadamente. Añadir un puñado de sal gorda y llevar a ebullición. Lavar los huevos y cuando hierva el agua, incorporarlos con cuidado para que no se rompan y cocer quince minutos desde que vuelva a romper el hervor. Una vez finalizado el tiempo, sacarlos de la cazuela y sumergirlos inmediatamente en un bol grande lleno de agua muy fría o incluso con hielo. Esto ayudará a que se pelen mejor. Dejar que se enfríen completamente dentro del agua.

Escurrir la piña de su jugo y reservar.

Sacar los filetes del frigorífico. Dejar que se atemperen un poco, salarlos y freírlos en una sartén con aceite de girasol u otro de sabor neutro, a fuego medio procurando que no cojan color y sin quitar los ajos. Ir sacándolos a un plato a medida que se fríen. Parte de los ajos se desprenderá de la carne y quedarán en el aceite. Ir sacándolos al plato de la carne antes de que se doren y para evitar que den sabor a ajo frito al aceite. Dejar que los filetes se enfríen completamente. Reservar.

Cortar el jamón de york en dados de un centímetro de lado, como máximo. Reservar.

Cortar la piña en dados del mismo tamaño que el jamón de york. Reservar.

Pelar los huevos y cortarlos también de la misma manera que los anteriores ingredientes. Reservar.

Cuando los filetes estén completamente fríos (se cortarán mejor), quitarle las láminas de ajo que tengan adheridas. Reservar parte de éstas, las correspondientes a dos dientes de ajo, aproximadamente, eligiendo aquellos trozos que no se hayan dorado pero que estén blandos. Desechar el resto.

Una vez fría la carne, ésta habrá soltado aceite y jugo. Reservar este liquido y cortar los filetes en dados de un centímetro de lado, en la medida de lo posible y disponerlos en un recipiente amplio, calculando que han de caber todos los ingredientes. Agregar el jamón de york, la piña y los huevos cocidos.

Machacar con un tenedor hasta que se deshagan, los ajos fritos que se habían reservado. Añadirlos a la mayonesa, así como el aceite y jugo de la carne igualmente reservados. Remover. Tiene que resultar una salsa poco espesa. Si fuera necesario, aligerar con un poco de leche.

Agregar la mayonesa preparada al recipiente donde están el resto de ingredientes. Remover delicadamente, tapar y llevar a la nevera al menos doce horas, mejor de un día para otro.

Antes de servir, rectificar de sal y presentar la ensalada en una fuente rodeada de lechuga lavada y cortada en tiras finas.

A comer.





2 comentarios:

  1. Isabel, había olvidado el mundo de lo exótico y su relación con las ensaladas. Toda la razón tienes
    Haces bien en recordarla porque está muy buena.
    Besos y buen fin de semana.

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  2. En la cocina, como en todo, hay modas y puede que esta receta ya esté un poco pasada de moda, pero sigue siendo igual de rica y es muy apetecible cuando hace calor. Y como hay que prepararla con antelación, resulta muy cómoda para esta época del año en la que se suele pasar más tiempo fuera de casa y se agradece mucho llegar y no tener que preparar comida.
    Gracias por comentar. Un beso.

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