sábado, 15 de junio de 2019

Mejillones picantes


Hay guisos que, de hacerlos picantes a no, hay un abismo y es lo que le pasa a estos mejillones, que sin la pimienta de cayena (o guindilla) resultan demasiado insulsos. No hace falta que piquen mucho, con un poquito es suficiente para que tengan “gracia”. Por supuesto que a quien le guste mucho el picante y lo tolere, bien picantitos y con un buen pan para mojar, que no se corte.

Esta receta la preparo bastantes veces con mejillón cocido congelado ya que siempre tengo en el congelador agua de cocerlos y tiene la ventaja de que si quieres hacer medio kilo de mejillones, pongamos por caso, al estar ya cocidos y limpios, medio kilo es medio kilo y no te arriesgas a que como me pasó a mi esta vez que me salieron los mejillones pequeños y malos y los dos kilos frescos se quedaron escasamente en cuatrocientos gramos en limpio, que ya se que tienen mucha pérdida, pero creo que nunca tanta. Y los compré donde siempre, pero esta vez...

¿Sabíais que los mejillones son buenos para el colesterol? O eso dice mi médico, así que, si lo dice él, habrá que hacerle caso y comerlos más a menudo, todo sea por la salud.
No se me ha olvidado la sal. Yo no le pongo.
Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.


INGREDIENTES:

2 kgr. de mejillones frescos

80 gr. de cebolla

1 diente de ajo mediano

1 ramita de perejil

1 pimienta de cayena

1'5 tsp. de pimentón agridulce de La Vera (IGP)

75 ml. de vino blanco seco

200 ml. de agua de cocer los mejillones

1 tbs. de harina

65 gr. de salsa de tomate muy espesa

aceite


ELABORACIÓN:

Lavar bajo el grifo los mejillones para eliminar la suciedad de las cáscaras. Disponerlos en una olla con un dedo de agua y donde quepan ampliamente. Tapar y llevarla a fuego alto. Voltear los mejillones para ir sacando a un plato los de abajo a medida que se abran y cuezan. No cocerlos en exceso ya que se endurecen además de encoger. Cuando la temperatura permita manipularlos, separar los mejillones de las conchas y eliminar éstas. Quitar con cuidado el biso de cada mejillón cortándolo con unas tijeras. Eliminarlo y reservar los mejillones. Colar el agua de cocción (mejor con un colador de tela) y reservar.

En una sartén mediana con un fondo de aceite, pochar la cebolla previamente cortada en brunoise junto con el ajo laminado, al que previamente le habremos quitado la piel y el germen, el perejil lavado y picado menudo y la pimienta de cayena, entera si no queremos que pique mucho o partida si gusta más picante.

Una vez que la cebolla se torne transparente, agregar la harina y rehogarla hasta que se ponga dorada. Añadir el pimentón y rehogar. Incorporar a la sartén el vino blanco, 200 ml. de agua de cocer los mejillones y la salsa de tomate. Cocer a fuego suave diez minutos. No rectificar la densidad de la salsa hasta añadir y cocer los mejillones. Pasados los diez minutos, agregar los mejillones reservados. Cocer otros cinco minutos. Al cocer los mejillones soltarán un poco de agua. Es ahora cuando, si está demasiado espesa nuestro gusto, se rectifica con más agua de cocer los mejillones, añadiéndola poco a poco para evitar sobre cocerlos, porque eso sólo los estropeará.

Congelar el agua sobrante para otras preparaciones.

A comer.





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