domingo, 30 de junio de 2019

Pollo al limón


Cuando voy a hacer las fotos de los platos que traigo por aquí, me paseo por toda la casa buscando la mejor luz. En verano no es mucho problema porque por la orientación que tiene resulta muy luminosa, lo malo es en invierno que apenas entra sol por las ventanas y con mis nulos conocimientos fotográficos resulta un suplicio hacer las fotos. En ocasiones las hago en la terraza, pero reconozco que me da un poco de vergüenza que me vean los vecinos (que me ven, que lo sé yo) preparando el tenderete y haciendo fotografías, que seguro que piensan “ya está la rarita esta haciendo fotos a la comida”, porque seguro que desconocen que tengo un blog y creerán que tengo unas aficiones un poco extravagantes. Por no hablar del aire, que en una de esas te voltea el mantel sobre la comida, con el consiguiente manchurrón y cabreo por mi parte, que ya me ha pasado varias veces. O como el día que hice las fotos de este pollo, que se llevó por delante casi todo el orégano con el que había espolvoreado el plato. Qué ganitas tengo de aprender fotografía y así olvidarme de luces y aires. El problema es que no tengo tiempo de ponerme a ello, ni una cámara decente, porque la que utilizo es una compacta que tiene trece años y eso en la era digital, es como si fuera de la prehistoria.

El pollo está muy rico, con el toquecito de orégano y limón.

Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.


INGREDIENTES:

2 cuartos traseros de pollo

25 ml. de zumo de limón

la piel de medio limón

100 gr. de cebolleta o cebolla tierna

1 diente de ajo

200 ml. de caldo de pollo (hecho con los huesos de los cuartos traseros)

50 ml. de vino blanco seco

harina para sofreír el pollo

1 tsp. de orégano seco y un poco más para espolvorear

colorante alimentario (opcional)

aceite y sal


ELABORACIÓN:


Lavar los cuartos traseros y deshuesar. Disponer los huesos en la olla rápida, cubrir con 500 ml. de agua, colocar la tapadera y cerrar. Llevar a ebullición y cocer 15 minutos contados desde que suba la válvula del todo. Apagar el fuego y dejar que la olla pierda toda la presión antes de abrirla. Abrir la olla, colar el caldo y reservar 200 ml. Congelar el resto para otras preparaciones. Desechar los huesos.

Lavar un limón. Exprimirlo hasta obtener 25 ml. de zumo y rallar la mitad de la piel, evitando la parte blanca. Reservar zumo y ralladura.

Limpiar la cebolleta y cortar en brunoise. Reservar.

Pelar el diente de ajo, eliminar el germen si procede y laminar. Reservar.

Cortar la carne en dados regulares y salar. Disponer una cucharada sopera de harina en una bolsa de plástico no muy grande (las que se venden “para bocadillos” tienen un tamaño muy apropiado), introducir unos trozos de pollo, cerrar dejando una cámara de aire y sacudir para enharinar el pollo; de este forma se evita que la carne tome excesiva harina. Sacar los trozos enharinados a un plato, sacudiéndolos un poquito y proceder de la misma manera con el resto del pollo. Reservar.

Poner a calentar un fondo de aceite en una sartén amplia. Cuando alcance temperatura, sofreír el pollo por tandas hasta dorar ligeramente. Sacarlo a un plato y reservar.

En la misma sartén, añadiendo más aceite si fuera necesario, pochar la cebolleta y el ajo con un poco de sal. Cuando esté todo pochado, incorporar los 200 ml de caldo reservados, la tsp. de orégano, la ralladura y el zumo de limón y el vino blanco. Cocer a fuego fuerte cinco minutos, agregar un poquito de colorante alimentario (opcional), incorporar el pollo y cocer otros diez minutos. Servir espolvoreado con un poco de orégano.

A comer.



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