La frittata es un mezcla
de huevos con otros ingredientes que se cuajan como si fuera una
tortilla. Es una especialidad italiana que no conocía hasta el año
pasado y recuerdo que la primera vez que leí una receta de frittata,
consulté la red para conocer un poco más de su forma de
elaboración. Después de leer varias webs tanto italianas como
españolas, llegué a la conclusión de que cada uno la hace como le
da la gana: mezclando los ingredientes con los huevos batidos o bien,
colocando primero una capa de huevo batido a modo de base y encima el
resto de ingredientes, cocinándola en la sartén al igual que se
hace aquí con la tortilla de patata o cocinándola casi del todo en
la sartén y acabando de cuajarla en el horno o directamente
haciéndola en el horno desde el principio. O sea, para todos los
gustos. No había vuelto a cocinar una frittata desde el verano
pasado, que la hice de calabacín, berenjena y cebolla (muy rica, ya
la traeré por aquí) y este año, cuando me acordé de la receta
pensando en cómo cocinaba parte de la superproducción de
calabacines que tengo, volví a consultar cómo la hacía y llegué a
la misma conclusión: como me diera la gana, que todas las formas son
válidas. Así que volví a optar por no hacerla como nuestra
tortilla de patata ni como una quiche sin base y la hice primero en
la vitrocerámica y la acabé en el horno, ya que me pareció una
forma diferente de cocinar.
Queda muy rica y aunque
se deje cuajar el huevo por completo, al llevar tanto calabacín
queda muy jugosa. Sale una frittata grande, que se conserva
estupendamente hasta tres días, eso sí, bien tapada y en el
frigorífico.
Se puede comer caliente,
fría, templada o del tiempo, que es como más me gusta y en cuando a
ingredientes, admite cualquier cosa que le pongas. Versátil a más
no poder.
Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.
INGREDIENTES:
920 gr. de calabacín
preferiblemente verde claro (peso en limpio)
un tallo de apio de unos
30 cm. (sin las hojas)
2 ramas de 6-7 cm. cada
una, de romero fresco
160 gr. de queso cheddar
naranja en lonchas
5 huevos talla M
85 gr. de queso de cabra
en rulo sin corteza (si ya está precortado, cinco medallones)
25 ml. de leche desnatada
aceite, sal y pimienta
blanca molida
Y además:
una sartén apta para
horno de 24 cm. de diámetro
ELABORACIÓN:
Lavar y secar el apio y
el romero. Rallar el primero con un rallador de orificio medio hasta
obtener 30 gr., eliminando las hebras que pudiera tener. Deshojar el
segundo y picar finas las hojas hasta obtener 1 tsp.
Poner un fondo de aceite
en una sartén pequeñita y pochar a fuego bajo los treinta gramos de
apio rallado y la cucharadita de hojas de romero picadas y hasta que
el apio haya consumido todo el agua de vegetación y quede muy
reducido. Poner a escurrir el apio y el romero en un colador,
recuperando el aceite que suelte. Utilizando una brocha de silicona,
embadurnar con este aceite la sartén elegida.
Mientras se pocha el
apio, lavar y secar el calabacín. Despuntar y cortar en láminas
finas de 3-5 milímetros de grosor.
Pincelar muy ligeramente
con aceite cada lámina de calabacín por un lado y colocar con el
lado aceitado hacia abajo en una plancha de asar caliente. Asar un
minuto o minuto y medio según la potencia de la plancha y el grosor
de las rodajas. Mientras se asan, pincelar el lado de las láminas de
calabacín que está hacia arriba y pasado el tiempo, dar la vuelta y
asar otro minuto o minuto y medio. Sacar el calabacín a un plato y
proceder del mismo modo con el resto de las láminas hasta asarlas
todas. Utilizar para pincelar el aceite sobrante que pudiera quedar
después de embadurnar la sartén.
Distribuir la mitad del
calabacín en la sartén, procurando que la capa de calabacín quede
de la misma altura por todos los lados, colocar por encima el queso
cheddar y seguidamente el resto del calabacín.
Batir los huevos con la
leche desnatada y sal y pimienta blanca molida, al gusto. Añadir el
apio y romero reservados, remover e incorporar a la sartén. Dejar
que el huevo se cuele por los huecos, meciendo suavemente la sartén
para favorecer que llegue al fondo.
Conectar el grill del
horno a máxima potencia.
Llevar la sartén al
fuego y cocinar a fuego medio hasta que la frittata empiece a
cuajarse. Tardará unos 10-12 minutos para una frittata completamente
cuajada. Dejar menos tiempo si no queremos el huevo tan cuajado.
Pasado el tiempo, poner por encima el queso de cabra e introducir la
sartén en el horno, colocando la rejilla en la segunda posición
empezando por arriba y gratinar 5 minutos o hasta que el queso se
dore ligeramente y se vea cuajada la superficie de la frittata.
Degustar caliente o
templada.
A comer.
Eso de que cada uno la hace como le da la gana, me ha hecho reír y mira que a estas horas, ya no estoy yo para risas. Nunca he hecho una, ni la he probado, pero con lo que me gusta el calabacín y las mezclas de cualquier cosa con huevo (tortilla, pastel...) me apunto ya a comerme un trozo.
ResponderEliminarEnvidia sana saber que tienes tantos calabacines. Sé, porque tuvimos en casa hace mucho que las matas son muy generosas.
Disfruta y aprovecha la temporada.
Besos y feliz semana.
Pues es que es verdad. Cuando leía la receta en blogs españoles pensaba que aquí la interpretábamos a nuestra manera (en plan paella con chorizo de Jamie Oliver), pero mi asombro fue cuando vi, en bastantes blogs italianos, que no había una única manera de hacerla, así que llegué a la conclusión de que llaman frittata a cualquier mezcla de huevos con "cosas".
EliminarAnímate a cocinar una, quedan muy ricas y las puedes hacer con lo que tengas por el frigorífico, que si hablamos del mío, principalmente lo que hay son calabacines. Y eso que regalo bastantes.
Un beso.