O la odisea del eneldo
fresco. Me recorrí todos los supermercados medianos y grandes de la
ciudad y no lo tenían en ningún sitio. Fui incluso a una frutería
que conozco que tienen artículos un poco más de “delicatessen”
que la mayoría y tampoco lo tenían. En las fruterías normales ni
me molesté en mirar. No sé si es que el verano no es buena
temporada para el eneldo o aquí no tiene tirón y han dejado de
comercializarlo, porque yo sí lo he visto en alguna ocasión. El
caso es que dí tanta guerra que una compañera de trabajo me lo hizo
traer desde Madrid. Más contenta yo con mi eneldo fresco... Por
cierto, que el susodicho estaba cultivado en Marruecos; ahí es “ná”
el viajecito que se ha hecho.
La receta está adaptada
del libro “Cocina griega. 300 recetas tradicionales” del que ya
hablé en la entrada del kuneli.
El tsatsiki se suele servir acompañado de crudités o pan para
comerlo como entrante, de hecho en el libro viene en el apartado
“tapas”. Yo prefiero comerlo como salsa para aderezar otros
platos. Está de muerte como aliño de un buen tomate, que es para lo
que lo utilizo e incluso sobre una rebanada de pan tostado con un par
de buenas anchoas en aceite de Santoña. Se me ocurre que tiene que
quedar muy bien servido con un pescado blanco cocinado al vapor;
tengo que probarlo. Por este motivo lo hago muy espeso y además
porque para mi gusto, añadir más yogur resta protagonismo al
pepino, pero es una opinión personal.
Es
muy importante estrujar al máximo la pulpa de pepino para no licuar
la preparación. Aún así, con el paso de la horas el pepino seguirá
soltando agua y habrá que remover el tsatsiki para unificar la
textura.
Amantes
del pepino, ésta es vuestra salsa.
Venga,
manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.
INGREDIENTES:
650 gr. de pepino (peso
con piel y pepitas) para obtener 170 gr. de pepino rallado y
escurrido, aproximadamente
170 gr. de yogur tipo
griego, natural y sin azúcar (el mismo peso del pepino rallado y
escurrido)
1 diente de ajo pequeño
25 ml. de AOVE
25 ml. de zumo de lima
2 tsp.
de hojas picadas de eneldo fresco
sal
ELABORACIÓN:
Lavar y pelar el pepino,
dejando algunas tiras finas de piel para facilitar su digestión.
Cortar a lo largo en dos trozos y quitar las pepitas. Rallarlo con
rallador de verduras de orificio fino y disponerlo en un escurridor.
Dejar escurrir una hora y media o hasta que se vea que ya no suelta
casi líquido.
Pasado el tiempo,
estrujar con fuerza la pulpa del pepino para escurrir al máximo el
agua. Repetir el proceso hasta que ya casi no suelte líquido. Esto
es importante para no aguar posteriormente la salsa.
Pesar la pulpa estrujada
y disponer en un cuenco tantos gramos de yogur griego como gramos de
pepino. Si el yogur tuviera algo de suero, eliminar éste antes de
pesarlo.
Pelar el diente de ajo y
quitar el germen si lo tuviera. Partir en cuatro o cinco trozos,
estrujarlo con el prensa-ajos y añadirlo al cuenco del yogur.
Agregar igualmente el aceite de oliva virgen extra, el zumo de lima y
sal. Remover para integrar.
Lavar y secar el eneldo
fresco. Picar las hojas con unas tijeras y añadir 2
tsp.
de hojas cortadas al cuenco del yogur y remover.
Colocar en un bol el
pepino rallado y mezclar con la salsa de yogur. Llevar al frigorífico
un mínimo de media hora para unificar sabores y refrescar.
A comer.
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