Silencio. Una de las
cosas que asociaré en el futuro con la situación que estamos
viviendo será el silencio. Al menos en la zona que yo vivo. Salvo a
primera hora de la mañana y al medio día, cuando la gente va y
viene del trabajo en coche, el resto de la jornada, sobre todo por la
tarde, está dominada por el silencio. Tanto, que cuando estando en
la cocina oigo el motor de un vehículo, indefectiblemente levanto la
cabeza para ver, a través de la ventana, quién pasa por la
carretera: normalmente camiones de recogida de leche o de transporte
de cereal o piensos para animales. Después de eso, silencio otra
vez. Salvo cuando a los pájaros les da por amenizar el ambiente con
sus trinos. Esos mismos pajarillos que como no los molesta nadie, han
llevado su atrevimiento hasta el punto de haberse comido todas las
flores de mis cerezos y melocotoneros, que están plantados al lado
de la casa. “Gracias” a ellos, este año tendré que comprar
cerezas y melocotones, porque no han dejado ni una. Creo que también
han arrasado con las de los perales y las de los albaricoqueros, pero
no he querido comprobarlo para no disgustarme más. Como alguien me
hable de lo bucólico
que es el campo, me lo meriendo.
Silencio. Un silencio
profundo, hueco, como de vacío. Extraño y hermoso a la vez. No sé
si en otros sitios será lo mismo. Imagino que en localidades
medianas o grandes no, porque siempre hay más movimiento de personas
y vehículos, pero en las pequeñas como la mía, es omnipresente. ¿Y
en las vuestras, como es este silencio?.
Receta facilona: picar,
mezclar y montar. Versátil, pues admite casi cualquier relleno.
Cómoda, ya que se prepara con antelación lo que nos da mucha
libertad. Y fresquita, tan de agradecer de cara al buen tiempo.
Venga, manos limpias, cuchillo afilado y a cocinar.
INGREDIENTES:
8-9 rebanadas de pan de molde sin
corteza (según tamaño)
100 gr. de salsa mayonesa (casera o
industrial)
5 gr. de salsa de mostaza
1 tomate cherry para decorar (opcional)
* Para la capa de surimi:
200 gr. de surimi fresco
60 gr. de lechuga
50 gr. de cebolleta o cebolla tierna,
incluyendo un poco de la parte verde
70 gr. de mayonesa (casera o
industrial)
* Para la capa de atún:
80 gr. de conserva de atún en aceite
(peso escurrido)
2 huevos talla M
55 gr. de salsa de tomate espesa
* Y además:
un molde de plum cake de 9 cm. de ancho
por 18 cm. de largo por 8 cm. de alto
ELABORACIÓN:
Poner un cazo al fuego
con suficiente agua para cubrir los huevos y llevar a ebullición.
Cuando rompa el hervor, añadir un puñado de sal gorda e introducir
los huevos (mejor si están a temperatura ambiente) con cuidado para
que no se rompan. Cocerlos 15 minutos contados desde que el agua
vuelva a hervir.
Una vez finalizado el
tiempo de cocción, sacar los huevos a un bol con agua muy fría,
incluso con hielo, para detener la cocción y facilitar después la
eliminación de la cáscara. Dejar enfriar completamente.
Forrar el molde con film
alimentario, dejando que sobresalga lo suficiente para después
cubrir la última capa de pan y reservar.
* Para la capa de surimi:
Picar en un procesador de
alimentos o a mano, el surimi y la cebolleta, incluyendo un trozo de
la parte verde. Picar la lechuga en tiras y luego en cuadraditos de
un centímetro y medio de lado. Poner los tres ingredientes en un
bol, añadir los 70 gr. de mayonesa y mezclar. Reservar.
* Para la capa de atún:
Eliminar la cáscara de
los dos huevos cocidos, reservar la mitad de una de las yemas para la
decoración y picar el resto. Mezclar con el atún escurrido y la
salsa de tomate. Reservar.
* Montaje:
Poner dos rebanadas de
pan de molde en el fondo del molde de plum cake, recortándolas si
fuera necesario para acomodarlas y reservar los recortes. Disponer la
mitad de la mezcla de surimi y distribuir homogéneamente. Colocar
otras dos rebanadas de pan, recortando el sobrante si lo hubiere o
rellenando los huecos con los recortes reservados, presionar
ligeramente para eliminar posibles bolsas de aire en la capa de
surimi y repartir por encima la mezcla de atún. Nivelar y colocar
otras dos rebanadas de pan, procediendo con el pan de la misma forma
que con la otra capa. Distribuir el resto de la mezcla de surimi,
nivelándola y cubrir nuevamente con pan, recortando el sobrante o
rellenando los huecos, según proceda. El conjunto debería
sobresalir medio centímetro por encima del borde del molde.
Tapar el pan con el film
alimentario sobrante, de forma que quede completamente cubierto,
colocar unos pesos encima, por ejemplo unos briks de leche y llevar
al frigorífico toda la noche.
Al día siguiente,
desmoldar el pastel sobre la bandeja de presentación y con la ayuda
del film alimentario. Eliminar éste.
Mezclar los 100 gr. de
mayonesa con los cinco de mostaza y cubrir el pastel con esta mezcla.
Rallar la media yema de huevo reservada y distribuir por encima.
Lavar el tomate cherry, cortarlo en rodajas y decorar con él el
pastel. Llevarlo al frigorífico para que se enfríe y sacarlo media
hora antes de consumir.
A comer.
En mi caso está siendo al contrario, de normal hay mucha paz, vivo en un pueblo pegado a Valencia pero detrás de mi casa son todo huertas y no se oye ni tráfico ni gente, sólo los pájaros. Sin embargo ahora con todo el mundo en sus casas el barrio está bien vivo. Gente aprovechando la cuarentena para redecorar la casa, entre las que me incluyo, niños jugando, gente cantando,...parece otro barrio! jjj.
ResponderEliminarLa receta de hoy me encanta. El año pasado hice muchos pastales de este tipo y es que gustó mucho entre mis comensales y como bien dices, da mucho juego y es fácil de preparar. El tuyo te ha quedado perfecto. Me gusta que hayas puesto capas diferentes, debe estar muy rico.
Bss guapa! Y qué pena tus árboles!
Deduzco de lo que dices que vives en un pueblo de esos en los que la mayoría de la gente que reside en ellos trabaja en la capital y va a casa casi sólo para dormir, con lo que están todo el día fuera del domicilio; en ese caso, claro, las tornas cambian y donde antes había silencio hay ahora algarabía.
EliminarPues yo hago muy poquitos pasteles porque en casa sólo somos dos y a poco que le pongas, cunden mucho, pero eso no quita que nos gusten. A ver si este año preparo alguno más.
Un beso y que tengas un buen fin de semana.
A mi me gusta el silencio y con lo gritones que somos los andaluces hablando, ahora lo aprecio y todo. A veces sí es cierto que echo de menos el sonido de los niños jugando en la plazoleta, pero eso mañana mismo acabará, así que será una forma de ir entrando en la normalidad, o eso espero por el bien de todos.
ResponderEliminarTu pastel me gusta, además es que te ha quedado de revista, perfectamente cuadrado y limpio. Yo no lo preparo con pan porque me resulta algo pesado, pero es una receta estupenda para el verano cuando, como es mi caso, recibimos muchas visitas y tenerlo hecho con antelación resuelve muchas comidas. Este año lo pienso tener muy en cuenta.
Un besazo.
A mi también me gusta el silencio, pero el de ahora es diferente, es, como digo, de vacío. Aquí casi no hay niños con lo que a partir de mañana no cambiará mucho, otra cosa bien distinta será cuando se reanude por completo la actividad laboral.
EliminarUtilizo un pan de rebanada muy fina, con lo que al empaparse con la humedad del relleno, no resulta pesado. De todas formas, lo hago muy pocas veces así que, el día que toca, nos sabe a gloria y lo comemos sin sentir.
Un beso y que tengas un buen domingo.
Hola Isabel. Tengo tu entrada abierta en mi pantalla varios días, pero no he podido comentar antes. Tengo tiempo y no suficiente porque me lío con cosas y parece que no cunde.
ResponderEliminarAquí también hay silencio y gorriones, muchos. Algún pájaro negro grande con cola larga y gente paseando perros. Como esto es pequeño, mucho niño no se ha visto por suerte, porque en Valencia ayer, fue desastroso. Yo temo que abran la veda, haga calor y se vengan aquí a pelearse en la piscina y volver a lo de siempre, como si nada y entonces, volveré a echar de menos el silencio y entraré en el pánico porque si va así la falta de respeto, me tendré que seguir metiendo en casa y creo que ya me toca salir un poco.
Son sensaciones y pensamientos, algunos, hay que borrarlos. Por eso, me voy a poner a hablar de tu pastel que es una maravilla. Hace muchos años que ni hago, ni como un pastel con pan de molde. Te has adelantado al verano y se agradece.
Muy rico y por lo que dices, no es pesado. El relleno, también de mi gusto porque soy de mostaza, es lo que tiene mi vena francófona.
Me llevo mi trozo virtual y las ganas de darle un mordisco.
Besos y cuidaos.
Querida Marisa, si el día tuviera 36 horas, por ejemplo, aún te faltaría tiempo para hacer todo lo que quieres hacer. Mucho mejor así, teniendo las horas llenas, se pasan sin sentir y hace que los días no caigan en la monotonía.
EliminarLo de Valencia, no tiene nombre. Por desgracia me temo que eso mismo ha pasado en más lugares. Es muy triste comprobar lo irresponsables y egoístas que podemos llegar a ser los adultos. Espero que la gente reflexione y cambie enseguida de actitud.
En cualquier caso, al vivir en una localidad pequeña, puede que lo tengas más fácil para mantener el distanciamiento social. No vamos a adelantar acontecimientos y vamos a seguir disfrutando del silencio.
Me alegro de que te guste el pastel. La verdad que no resulta nada pesado, que es algo de lo que pueden pecar fácilmente este tipo de pasteles. Lo único que es difícil hacerlos tamaño pequeño y menos aún individual.
Un beso y cuídate mucho.
Hola Isabel. Tengo tu entrada abierta en mi pantalla varios días, pero no he podido comentar antes. Tengo tiempo y no suficiente porque me lío con cosas y parece que no cunde.
ResponderEliminarAquí también hay silencio y gorriones, muchos. Algún pájaro negro grande con cola larga y gente paseando perros. Como esto es pequeño, mucho niño no se ha visto por suerte, porque en Valencia ayer, fue desastroso. Yo temo que abran la veda, haga calor y se vengan aquí a pelearse en la piscina y volver a lo de siempre, como si nada y entonces, volveré a echar de menos el silencio y entraré en el pánico porque si va así la falta de respeto, me tendré que seguir metiendo en casa y creo que ya me toca salir un poco.
Son sensaciones y pensamientos, algunos, hay que borrarlos. Por eso, me voy a poner a hablar de tu pastel que es una maravilla. Hace muchos años que ni hago, ni como un pastel con pan de molde. Te has adelantado al verano y se agradece.
Muy rico y por lo que dices, no es pesado. El relleno, también de mi gusto porque soy de mostaza, es lo que tiene mi vena francófona.
Me llevo mi trozo virtual y las ganas de darle un mordisco.
Besos y cuidaos.
Se acerca el tiempo para este tipo de pasteles y ya mismo están apeteciendo, hacen muy buen juego y suelen gustar a todo el mundo. Me ha encantado la idea de poner capas de distinto relleno, te lo copiaré y cuando tenga aquí a mis hijos lo haré, a ellos les gusta mucho. Por mi barrio, suele haber silencio y pájaros diferentes, me gusta que sea así, parece que el mundanal ruido se ha relajado durante una temporada. Gracias. Un beso.
ResponderEliminarRealmente son muy apañados, porque no dan mucho trabajo y son fáciles de hacer para muchos comensales. Es la típica comida que dejas hecha para cuando vuelves de la piscina, de la playa o del parque con los críos.
EliminarLo de los distintos rellenos, aparte de rico, resulta muy vistoso al corte y hace que sea menos aburrido de comer, sobre todo si tiene tres capas como éste. Si lo haces, espero que te guste.
Este silencio, ciertamente, invita a la relajación, a olvidarse un poco de todo lo de fuera y, al menos en mi caso, a hablar con nuestro yo interior. Algún día, cuando vuelva la normalidad, lo añoraremos.
Un beso y que tengas una buena semana.
Hola, estos pasteles fríos ya van apeteciendo, ademñas siempre me recuerdan momentos de reuniones y de fiesta. Un beso!!!
ResponderEliminarSí, la verdad que ya apetecen. Aunque el tiempo ande un poco revuelto, ya vamos teniendo ganas de verano. Esperemos que no quede mucho tiempo para que podamos volver a reunirnos con la familia y los amigos.
EliminarUn beso.