Esta salsa está tan
buena, que merece una entrada para ella sola. En casa la hemos comido
para acompañar unos pinchos de magro de cerdo a la brasa y para unas
alitas de pollo embadurnadas con ella y después asadas en las brasas
y las carnes, de ambas maneras, estaban muy ricas, sobre todo las
alitas, así que supongo que también ha de quedar muy bien con
churrasco de ternera, con unas costillas fritas o asadas y con una
fondue de solomillo de cerdo. Es desde luego, una salsa muy versátil.
La salsa, recién hecha,
no es muy picante, pero no caigáis en la tentación de añadir más
guindilla, pues el sabor se va intensificando con el paso de las
horas y de los días, pues se conserva perfectamente al menos dos
semanas, que es el tiempo que hemos tardado en consumirla. Como es
una salsa de sabor potente, cunde mucho y con las cantidades que doy,
sale bastante. Pero si dobláis cantidades, aconsejo que preparéis
la mezcla en un procesador de alimentos, ya que os facilitará mucho
la tarea, cuidando siempre que la textura quede un poco gruesa.
Venga, a lavarse las
manos y a cocinar.
INGREDIENTES:
3 tbs.
de aceite de girasol
3 dientes de ajo medianos
1 tsp. de pimentón dulce
1 tsp. de semillas de
alcaravea
1/2 tsp. de semillas de
comino
una punta generosa de
cuchillo romo de canela en polvo
2 pimientas de cayena
verdes frescas o 1 chile verde fresco
75 ml. de agua caliente
2 tbs. de salsa de tomate
espesa
1/2 tsp. de azúcar
blanquilla
2 tbs. de zumo de limón
sal y pimienta negra en
polvo
ELABORACIÓN:
En una sartén sin
aceite, tostar a fuego medio las semillas de alcaravea hasta que
empiecen a desprender su aroma y cuidando que no se quemen. Apartar
del fuego y dejar enfriar.
Pelar los ajos, eliminar
el germen e introducir en un mortero. Añadir las semillas de comino,
las de alcaravea frías y las cayenas verdes picadas gruesas o el
chile picado igualmente grueso. Machacar hasta formar una pasta.
Añadir 2 tbs de aceite y homogeneizar.
Poner a calentar 1 tbs de
aceite en una sartén pequeña. Cuando esté bien caliente, añadir
la pasta del mortero, remover y sofreír a fuego alto durante medio
minuto. Apartar del fuego y añadir un poco del agua caliente para
bajar la temperatura del aceite y evitar que salte. Agregar el resto
del agua, la salsa de tomate, el pimentón dulce, el azúcar, la
canela, el zumo de limón, 1/4 tbs de sal y una pizca de pimienta
negra, remover y volver a llevar al fuego. Calentar el conjunto a
temperatura suave y hervir durante dos minutos.
Apartar del fuego y
consumir templada o a temperatura ambiente.
A comer.
A simple vista tiene muy buen aspecto, ahora habría que probarla, pero yo no creo que decepcione, las recetas hechas con cariño y siguiendo sus pasos no pueden quedar mal, otra cosa es que nos gusten más o menos. Yo la probaría con sumo gusto y si es cubriendo unos pinchitos, mejor aún.
ResponderEliminarQue tengas buen dia. Bss
Pues yo creo que te gustaría, porque aunque sola resulta más bien fuerte, luego, curiosamente cuando acompaña otro ingrediente, se combina de tal forma que no predomina su sabor sobre el otro alimento, sino que lo complementa. Y además está igual de rica tanto cocinada brevemente, como en la receta de las supremas de salmón, como cruda acompañando unos pinchitos e incluso a la brasa con alitas, que es como más nos ha gustado. Es una salsa tremendamente versátil.
EliminarBesos.
Hola esty segura que es una salsa deliciosa, para algrar muchos platos. Sólo el color tan bonito invita a probarla. Un beso
ResponderEliminarHola Elisa. Ésta es una salsa llena de matices y tremendamente versátil pues va igual de bien con carne que con pescado. Es una salsa con carácter, no lo vamos a negar, que no deja indiferente y que tiene la particularidad de que su sabor se suaviza mucho al comerla con el ingrediente principal.
EliminarUn beso.