Creo que no hacía
empanadillas desde las empanadillas horneadas de cebolla caramelizada, champiñones y queso azul
que publiqué allá por marzo del año pasado y es que he de
confesar que hacer empanadillas me da un perezón tremendo. El caso
es que veo las obleas y pienso “qué ricas unas empanadillas, tenía
que comprar un paquete y hacerlas” y la mayoría de las veces no lo
compro porque ya me ha pasado que me ha caducado en el frigorífico y
eso que si está en la parte más fría del mismo, duran muchísimo
más que la fecha de caducidad que indica el fabricante.
Eso de las fechas de
caducidad no termino de entenderlo. A ver: vale que hay que indicar
una fecha en la que el producto puede haber perdido su cualidades e
incluso haberse vuelto no apto para su consumo; vale que por
seguridad alimentaria los fabricantes acorten la fecha real de
caducidad, seguramente por si no se ha seguido bien la cadena del
frío o no ha sido manipulado el producto correctamente una vez
salido de fábrica, pero, sinceramente, ¿nunca os habéis comido un
yogur un mes después de haber caducado, un brik de nata con dos
meses de solera o unas obleas de empanadillas fallecidas hace más de
tres meses? Yo sí. Y aquí estoy, bien lustrosa (a lo mejor por eso
mismo, jeje). Conste que yo soy de las que cuando abre un envase de
cualquier cosa pasada de fecha, primero lo huele, luego comprueba su
textura y por último y si procede lo prueba. Y antes he comprobado
que el envase no presentara roturas o abolladuras en la base,
laterales y tapadera o cierre, así como que no estuviera hinchado
(lo que también hago en el supermercado antes de comprar cualquier
cosa, ya es una manía). Vamos, una inspección más profunda que la
de un inspector de sanidad. Y nunca, nadie, se ha puesto malo después
de haber comido algo cocinado por mí.
Todo esto me lleva a
preguntarme porqué las fechas de caducidad (no hablo de las de
consumo preferente) no son reales en casi ningún producto y sólo
puedo llegar a la conclusión de que son una taimada maniobra de la
industria alimentaria para fomentar el consumo: está caducado, lo
tiro y compro otro. Tal vez me equivoque, pero no sé...
Estas empanadillas,
bastante adaptadas del nº 48 de la revista “Saber cocinar” están
muy ricas. De sabor suave por el pollo, se nota la sutil presencia de
los níscalos y de los frutos secos, que junto con el toque
ligeramente dulce de los arándanos hacen del relleno una mezcla muy
equilibrada en sabores. Como congelan bien, doblo cantidades y me
paso media tarde rellenando obleas, ya que después son muy
socorridas. Para congelarlas, disponerlas extendidas y sin quitar el
papel en una bandeja, introducir en el congelador y una vez
congeladas, guardar en una bolsa indicando el relleno y la fecha de
congelación.
A la hora de consumirlas,
hay varias opciones: sin descongelar, freír (sin el papel) en una
sartén con abundante aceite bien caliente y por tandas pequeñas
para que no baje la temperatura y se abran o bien hornear (también
sin el papel) a 180º C con calor arriba y abajo durante 25-30
minutos; también se pueden hornear descongelas de la misma forma que
se indica en la receta, aunque en este caso no aconsejo freírlas
debido a la humedad que adquiere la masa, que hace que se rompan con
mucha facilidad, pero ya al gusto de cada uno.
No las rellenéis
demasiado porque reventarán, tanto en el horno como en la sartén.
Eso fue lo que me pasó a mí que para que el corte quedara más
bonito, las llené en exceso y casi me toca hacer otra tanda para
obtener alguna empanadilla más fotogénica.
Venga, manos limpias,
cuchillo afilado y a cocinar.
INGREDIENTES:
* Para 16-18 obleas
pequeñas
16-18 obleas de
empanadilla, pequeñas
170 gr. de longaniza
fresca de pollo
75 gr. de níscalos
congelados
20 gr. de arándanos
rojos deshidratados
5 gr. de almendra
repelada cruda
10 gr. de pistachos
pelados tostados
10 gr. de piñones
repelados crudos
50 gr. de cebolleta o
cebolla tierna
45 gr. de paté de pato a
temperatura ambiente
mezcla de 5 pimientas,
molida
sal
leche desnatada
ELABORACIÓN:
Poner los arándanos en
remojo con agua caliente durante 30 minutos. Quitar el agua, dejar
que escurran y secar con papel de cocina. Partir a la mitad si fueran
grandes y reservar.
Descongelar los níscalos
y picarlos menudos. Reservar.
Tostar en una sartén sin
aceite y a fuego medio los piñones repelados. Una vez tostados
sacarlos a un plato y a continuación tostar los pistachos pelados.
Sacarlos a un plato cuando se doren ligeramente y tostar seguidamente
las almendras repeladas. Sacarlas a un plato cuando estén tostadas y
picar groseramente todos los frutos secos cuando se enfríen.
Reservar.
Picar la cebolleta muy
menuda y ponerla a pochar en una sartén con un fondo de aceite.
Añadir un poco de sal para acelerar el proceso. Una vez esté blanda
y transparente, añadir los níscalos y otro poquito de sal y cocinar
hasta que se evapore todo el agua de vegetación de las setas.
Apartar del fuego y sazonar al gusto con la mezcla de cinco
pimientas. Reservar.
Poner a calentar a fuego
medio un fondo de aceite en otra satén amplia. Cuando alcance
temperatura, añadir la longaniza de pollo sin la tripa, rehogar sin
dejar de remover y desmenuzando a la vez la longaniza con la ayuda de
dos espátulas o cucharas de madera hasta dejar trocitos de un tamaño
no mayor que un garbanzo gordo. Cocinar hasta que el pollo esté
hecho pero conserve un color rosado en el interior de los trozos;
partir uno al medio para comprobarlo. Incorporar en ese momento la
mezcla de cebolleta y níscalos y los arándanos escurridos, mezclar
y cocinar otros tres minutos.
Apartar la sartén del
fuego, añadir los frutos secos picados y mezclar. Por último
agregar el paté y remover el conjunto para homogeneizar. Rectificar
de sal, si procede y dejar enfriar la farsa.
Sacar del frigorífico
las obleas de empanadilla y dejar que se templen dentro de su envase.
Eso facilitará su manejo y evitarán que se oreen.
Precalentar el horno a
220º C con calor arriba y abajo.
Disponer las obleas de
empanadilla en la encimera, sin quitar el papel con el que vienen.
Colocar en el centro de cada oblea una cucharada de la farsa y
humedecer con agua el borde de las obleas; ir cerrándolas una a una
doblándolas sobre sí mismas con la ayuda del papel y con cuidado
para que no se salga el relleno. Disponerlas en una bandeja de horno
ya sin el papel de soporte. Cuando estén todas, pintarlas con leche
con una brocha de silicona.
Introducir la bandeja en
el horno en la segunda posición empezando por abajo. Hornear 12
minutos y colocar la bandeja una posición más arriba. Hornear otros
4-5 minutos, según gusten de tostadas, sacar del horno y servir.
A comer.
Wow, este pastel de pollo a la parrilla debe ser realmente bueno, gracias ... por compartir la receta. Mi madre lo logrará.
ResponderEliminarSaludos desde indonesia :)
Están muy ricas y son fáciles. Si las haces, espero que te gusten.
EliminarUn saludo.
A mi me ocurre como a ti con las empanadillas, me dan pereza y no se porqué, algunas otras elaboraciones me suponen más tiempo. También me gusta ponerlas al horno más que freirlas, ya que para mi quedan más buenas. El relleno es muy sabroso, más de una vez he utilizado salchichas de pollo para algunas recetas y junto a los otros ingredientes me parece de lo mejor. En cuanto a la caducidad de los productos, yo creo que todos hacemos lo mismo cuando se nos pasan de fecha, oler, probar y comer, la mayoria son de consumo preferente y no tienen problema. Tendré que darle una oportunidad pronto a las empanadillas porque nos gustan y es algo que cocino poco.
ResponderEliminarUn beso.
Pues me pasa lo mismo, que me puedo estar mucho más tiempo preparando cualquier otra receta pero empanadillas y croquetas me dan muchísima pereza y tampoco se porqué. para compensar, el día que me pongo hago mucho relleno y preparo un montón. De éstas, por ejemplo, doblé cantidades y preparé dos paquetes enteros y parte de otro y las congelé, porque son muy socorridas.
EliminarYo también creo que la mayoría de la gente antes de tirar un producto lo comprueba, porque no creo que se tire tanta comida en los hogares como se dice, o al menos eso es lo que quiero pensar.
Un beso.
Isabel pues abres un debate que da para muchas páginas, pero mejor no meternos en berenjenales, que tampoco llevan a nada. Lo mejor es utilizar el sentido común, hay cosas que a simple vista pueden parecer estar en buen estado y sin embargo ahí puede estar escondidas las bacterias, como en el caso de las conservas, sobre todo las semi conservas como las anchoas, yo para curarme en salud, prefiero comprar lo justo para el consumo inmediato, de determinados a alimentos que puedan ser más peligrosos, pero en el caso del yogur los he comido también caducados de bastante tiempo, pero porque sé que en casa no han perdido la cadena de frío desde que los traigo del super. En fin es una opción de cada uno.
ResponderEliminarOtras cosas como las obleas de empanadillas, quizás la caducidad afecte más a que se puedan volver quebradizas, al secarse la masa con el paso del tiempo, e incluso que pudiera aparecer moho, pero en realidad tampoco lo sé porque es de esas cosas que compro solo cuando sé que las voy a consumir de inmediato.
Tus empanadillas tiene muy buena pinta, o como diría una de mis niñas, tiene un aspecto "embrutesío", jajaja..., seguro que ese relleno está de escándalo, ¿que se te fue la mano en la cantidad? quizás sí, pero buenas tienen que estar a la fuerza, no hay más que verlas.
Besos
A mí me caducan muy pocos productos, porque según qué cosas también las compro para un consumo más o menos inmediato porque sé que esa fecha de caducidad que se indica es real, por decirlo de alguna forma. Con las conservas siempre observo un cuidado extremo pues son muy peligrosas si están en mal estado y no compro ni una que la lata o el frasco no parezcan de exposición y si al abrirlas me producen la más mínima sospecha, a la basura que se van, que es más importante la salud de los míos que lo que hayan costado.
EliminarSí se me fue la mano, sí y mucho, que si llego a freírlas me ponen el aceite hecho un asco, porque se hubieran abierto casi todas. Fue una "licencia fotográfica", porque las que terminé de rellenas después ya iban con una cantidad más normalita. Qué salada tu hija, tiene gracia el adjetivo.
Un beso.
Buenas noches, Isabel. No podemos saber con certeza, pero estoy de acuerdo contigo. En la sociedad en la que vivimos, los que tenemos ya unos años y somos honrados, hay cosas, que no las podemos entender, ni aceptar. Muchas por desgracia. Me has hecho sonreír cuando he leído tu faceta de inspectora de sanidad.
ResponderEliminarSobre las empanadillas, me encantan, pero así y todo, me da pereza y no hago nunca. Vergonzoso porque en mi familia hay tradición y no con obleas, con masa. No tengo ninguna receta en el blog, ya tardo, ¿verdad?
Las tuyas, con ese relleno, me parecen un pecado para no dejar ni las migas. Me está entrando hambre.
Un beso y cuidaos.
Hola Marisa. Menos mal que yo pienso que esa generación de la que hablas, le inculca el sentido común y el práctico a sus hijos, al menos es lo que veo tanto en mi familia carnal como en la política y cuando sale el tema con los compañeros de trabajo, donde todos tenemos una edad parecida. Además, creo que después de unos años en los que no ha sido así, ha vuelto un poco cierta conciencia social respecto al despilfarro.
EliminarLo de la inspección es completamente verdad, tanto que prefiero ir sola a la compra porque reconozco que ir conmigo es un incordio, porque remiro todos los envases de lo que compro, su estado, su fecha de caducidad, sus ingredientes (si es un producto nuevo). En la situación actual en la que no te puedes entretener en la tienda, sufro al hacer la compra, de verdad, no lo puedo remediar.
Cuídate. Un beso.
Isabel, deliciosas empanadillas, yo como buena argentina no me cuesta nada ponerme y hacer la masa en un momento y muchas tengo ya hecho el relleno congelado (de las criollas). Me entusiasman las empanadas y estas tuyas de hoy son magníficas con esa cantidad de frutos secos y arándanos con foie de pato y setas... debe ser una maravilla. Esto tengo que probarlo.
ResponderEliminarEnhorabuena por las empanadillas, por cierto esa revista tiene cosas muy ricas.
Muchos besos y mucho cuidado todavía.
Hola Patty. Lo de las empanadillas y las croquetas no lo puedo remediar, me dan una pereza mental que ni te imaginas. Luego me pongo a hacerlas y ya no me cuesta y entonces hago un montón, pero me cuesta mucho ponerme a ello. Estas quedaron muy ricas y diferentes al cambiar la carne de ternera por la de pollo y desde luego pienso repetirlas. Además al añadirle el paté, que la receta original no lleva, quedan untuosas, lo que compensa la falta de la salsa que suelen llevar.
EliminarLa revisa esa me gusta pero las publicaciones, a mi modo de ver, son un poco irregulares, hay meses que trae muchas recetas interesantes y otros, en cambio, me dan ganas de pedir que me devuelvan el dinero.
Ojalá todo el mundo tuviera más cuidado. Aquí acabamos de pasar a la fase 1 y la gente está despepitada, es bastante vergonzoso. Espero que sólo sea los primeros días y luego se calme todo un poco.
Cuídate. Un beso.
Me da algunas veces pereza hacer empanadillas, la masa digo, pero una vez que la tengo hecha me alegra muchísimo, porque no hay color con las que venden en el mercado. Arrancarme es lo peor jjj. Así que cuando voy al super y veo las obleas las compro por si... Rellenarlas como tú has hecho en esta ocasión es un lujazo que me pienso permitir. Gracias. Besos.
ResponderEliminarMe consuela ver que el tema empanadilla+perecilla es algo que no sólo me pasa a mí, ¿porqué será? Si luego una vez que nos ponemos nos da igual preparar 8 que 80, como suele decirse, pero hay que ver lo que nos cuesta. Si yo tuviera además que preparar la masa, ni las hacía, seguro. De hecho, llevo años sin hacer la masa, incluso he perdido la receta... Me alegro de que te hayan gustado.
EliminarUn beso y que tengas un buen fin de semana.
Hola, pues has tardado pero nos traes las mejores, qué ricas se ven y qué diferentes a las que estamos acostumbradas. Un beso!!
ResponderEliminarA ver si para las próximas no tardo tanto, pero conociéndome, no sé yo... Aunque la receta está bastante adaptada de la revista que menciono, me llamó la atención porque como bien dices, el relleno es diferente a como se suelen cocinar y la verdad que quedaron muy buenas.
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