Durante casi dos años
trabajé cerca de la Casa-Museo Sorolla, en Madrid. Todos los días
pasaba dos veces por delante de la puerta, al ir y al volver a la
oficina y casi no había día que me dijera “tienes que ver este
museo”. Por entonces cerraba a medio día, así que lo más
práctico para mí, viviendo lejos como vivía, era quedarme un día
a comer por la zona y visitarlo por la tarde. Se me ocurrió
comentarlo en la oficina y alguna de las compañeras se apuntó a mi
plan, pero... las unas por las otras, lo fuimos dejando y cuando ya
¡por fin! nos decidimos a organizarlo, resultó que la Casa-Museo
cerró por obras. Como lo cuento. Unos meses después, cuando dejé
de trabajar en esa oficina, las obras no habían finalizado, con lo
que, por el momento, la visita quedó aplazada sine die, pues ahora
el trabajo lo tenía mucho más lejos de casa que antes y por
supuesto, mucho más lejos del museo. Y lo que pasa en ciudades
grandes como Madrid, que sí, que tienes de todo, pero como pocas
veces está a mano, tienes que organizarte muy bien para disfrutar de
todo lo que te ofrece y esto no es una crítica, que a mí me
gustaba vivir en Madrid, pero la realidad es ésa. Total, que fue
pasando el tiempo (bastante, lo confieso), me vine a vivir al pueblo
y la visita quedó por hacer.
Todo esto para contaros
que una tarde que no tenía ganas de hacer nada, aunque ya sabéis
que en una casa siempre hay trabajo pero tenía el día perro, qué
le vamos a hacer, me dispuse a curiosear por internet y al abrir la
aplicación, apareció un enlace directo que rezaba “visita los
museos más famosos desde casa”. Y allá que fui o mejor dijo,
pinché y se abrió ante mí todo un universo de arte en forma de
museos de arte contemporáneo, de historia natural, arqueología,
pintura, escultura, vestido, antropología, historia... pero no sólo
museos y colecciones de arte, también visitas a monumentos, palacios
y castillos e incluso a ¡La Casa Blanca!, pues la página en
cuestión recoge enlaces a sitios web de todo el planeta. Algunas
páginas ofrecen visitas virtuales bastantes completas, otras no
tanto; en cualquier caso para perderse horas y horas disfrutando del
arte en muchas de sus manifestaciones. Por citar algunos ejemplos, se
puede visitar el monumental Palacio de Schönbtunn en Viena
(Austria), conocido como el Versalles vienés, el maravilloso Museo
del Oro de Bogotá (Colombia), el curioso Museo Nacional de la Muerte
de Aguascalientes (Méjico) y un poquito más cerca, el bonito Museo
de Art Nouveau y Art Dèco-Casa Lis de Salamanca, éste último un
museo que ya me encantó hace veinticinco años cuando lo inauguraron
y que seguro que ahora que habrá aumentado sus fondos, tiene que ser
una maravilla; si alguna vez vais a Salamanca, la visita a la Casa
Lis es obligada. ¡Ah, y por fin se me logró visitar la Casa-Museo
de Sorolla, virtualmente, pero la visité!.
Después de una entrada
tan involuntariamente larga, deciros que esta quiche surgió de la
necesidad de aprovechar un relleno sobrante de unas berenjenas, que
el día que las hice calculé fatal y me sobró una barbaridad.
Podría haber hecho unos canelones o una lasaña, pero ya hago una
rellena de berenjena (que no tardando caerá por aquí) y me apetecía
algo diferente. Y resultó estar riquísima. Así que ya sabéis, si
alguna vez os sobra relleno de berenjena o de calabacín,
reconvertidlo en una tarta salada y si es poco, en tartaletas, que
son muy apañadas para poco cantidad, además de monas.
Os dejo ya con la receta,
que por supuesto va a formar parte del proyecto 1+/-100, desperdicio 0
auspiciado
por Marisa para fomentar el reciclaje y la reutilización.
Venga, a lavarse las
manos y a cocinar.
INGREDIENTES:
* Para la masa:
75 gr. de harina de trigo
con levadura (tipo bizcochona)
25 gr. de harina de trigo
integral
15 ml. de aceite de una
lata de atún o de AOVE
50 ml. de agua
sal
* Para el relleno:
330 gr. de relleno
sobrante de unas berenjenas (de atún, espárragos y champiñones, en
este caso)
3 huevos tamaño M
50 ml. de nata con un 18%
de materia grasa (de la de cocinar)
una pizca de orégano
seco
queso emmental rallado
sal
* Y además:
un molde redondo de 16
cm. de base y 4'5 cm. de alto
NOTA: Los tiempos,
temperaturas, fuentes de calor y posición de la bandeja en el horno
que se indican, son los que funcionan en mi horno. Como no hay dos
hornos iguales (ni siquiera siendo de la misma marca y modelo), cada
cual deberá adaptar la forma de cocción a su horno, aunque
probablemente las correcciones habrán de ser mínimas.
* De la masa:
En
un bol amplio, poner las harinas, el aceite del atún en conserva o
de oliva virgen extra y un poco de sal y mezclar con una cuchara de
palo. Añadir la mitad del agua y volver a mezclar. Se formarán como
unas migas. Dejar que la harina se hidrate un par de minutos y amasar
la mezcla dentro del bol, incorporando el agua poco a poco hasta que
apenas se pegue a las manos. Lo más probable es que no haga falta
todo el agua, pero eso dependerá del grado de absorción de las
harinas.
Como
es poca cantidad, resulta difícil de manejar, pero con un poco de
paciencia se consigue.
Hacer
una bola con la masa, que aún se notará un poco húmeda, taparla
con un paño limpio y dejar reposar 45 minutos. Pasado ese tiempo las
harinas habrán terminado de hidratarse, aunque la masa resultará
seca debido a la harina integral.
*
Del relleno:
Batir
los huevos como para tortilla, añadir la nata, una pizca de orégano
y el relleno de berenjenas. Remover para homogeneizar y rectificar de
sal, si procede. Reservar.
*
Del montaje de la tarta y horneado:
Precalentar
el horno a 200º C con calor arriba y abajo.
Sobre una superficie de
trabajo limpia y sin enharinar, estirar la masa con el rodillo lo
suficiente para cubrir el molde y lo más fina posible. Si la masa
tiende a encogerse al estirarla, ir dándole reposos de cinco minutos
hasta que se relaje el gluten y resulte manejable. Acomodarla en el
molde procurando que no queden bolsas de aire en la base y retirar el
sobrante con el rodillo si se desea o no hacerlo si se quiere darle a
la quiche un aire rústico.
Si la masa ha quedado
bien hecha, no hará falta enharinar ni la superficie de trabajo ni
el rodillo, pues no se pegará. Tampoco será necesario encamisar el
molde.
Verter en el interior del
molde el relleno reservado, agregar queso rallado al gusto e
introducir en el horno colocando la rejilla en la segunda posición
empezando por abajo. Bajar la temperatura a 180º C y poner el calor
sólo por abajo. Hornear 23 minutos. Pasado ese tiempo, subir una
posición la rejilla y hornear otros 23 minutos. Comprobar que la
tarta está cuajada pinchando en el centro con un aguja. Si sale
seca, ya está cocinada, si no, hornear otros cinco minutos.
Sacar del horno,
desmoldar pasados diez minutos y degustar templada o a temperatura
ambiente.
A comer.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarTe he escrito un comentario porque no me duermo, pero el nombre se ha convertido en otro. Mejor vuelvo en unas horas y redacto lo que se merece tu receta y texto. 🙃❤️
ResponderEliminarA ver si volvemos pronto a la normalidad porque estas circunstancias nos tienen trastornado el sueño a todos. Espero que al final te durmieras pronto y que hayas tenido un sueño reparador.
EliminarUn beso.
Me gusta un museo una barbaridad, pero me cansaba si era mucho tiempo mirando y mirando. Hasta que en una ocasión me sumé a una visita guiada de hora y media en el Museo del Prado, para ver solo una serie de cuadros y hablar sobre ellos, me encantó la experiencia y se me pasó el tiempo volando. A partir de ahí, si no voy en una visita guiada, me propongo unos objetivos durante un cierto tiempo y disfruto mucho más del arte.
ResponderEliminarTu quiche. A mi me gustan todas las que he probado, y he probado unas cuantas, ésta no iba a ser menos viniendo de una cocinera de confianza. Te ha quedado de revista y el corte inspira mucho sabor y buena combinación de componentes.
Un beso.
Es cierto que determinados museos, debido a la cantidad de obras expuestas, terminan saturando al visitante. Yo también, siempre que puedo, hago visitas guiadas aunque sigo viéndome los museos enteros porque nunca sabes si volverás a tener la oportunidad de visitarlos.
Eliminar¿Hay alguna quiche que no esté rica? Me pasa lo que a ti, que todas me han gustado. Los franceses hicieron una gran aportación a la gastronomía con este plato.
Un beso Lola y que tengas un buen puente, en el que podremos disfrutar de esos tan ansiados y añorados paseos.
Por fin llego. Con lo que me gusta Sorolla y siendo valenciana y nunca he estado en su Casa-Museo en Madrid. El año pasado, me apunté con una amiga a una ruta por la Valencia de Sorolla. Fue una decepción total, porque realmente, Sorolla, nació aquí y poco más. La guía, licenciada en Arte, no sabía leer números romanos, como te lo digo y mi amiga y yo, acabamos, yéndonos a casa, porque para ir a ver algún cuadro al museo, con esa guía, podíamos ir solas. Así que, el museo de Madrid está en mi lista de pendientes desde hace tiempo.
ResponderEliminarMe pasa como a Lola, he visitado muchísimos museos porque viajaba mucho con mi ex marido, muchísimo, pero el atragantamiento de salas y salas, no es lo mío. Disfruté mucho en una visita nocturna en el Thysen porque fue guiada y muy especial.
Sobre tu quiche, pues que me encanta porque soy fan de las tartas saladas y de las masas con aceite. Tengo más de una en el blog. El relleno se ha convertido en una tarta de lujo y bien rica, pero el lujo es tenerla en 1+/-100.
Besos y cuidaos. En el pueblo, mucho mejor que en la city, a las pruebas me remito. Yo tengo mala suerte porque este pueblo pasa de los 6 mil, pero no es real, ya que es porque hay mucho empadronado en segunda vivienda y no viven. De esos, ya han aparecido algunos, tirando de perro-perros y saliendo cuando más les apetece y las veces que les da la gana.
A cuadros me quedo con lo de la guía, ¡si los números romanos los enseñan en el colegio! O a lo mejor ahora no, con los nuevos planes de estudio, a saber. Menos mal que la mayoría de las guías turísticas, al menos en mi experiencia, son personas bien preparadas.
EliminarPues yo sigo pecando de querer ver los museos enteritos, si bien es cierto que de un tiempo a esta parte la mayoría de los que he visitado eran pequeños, con lo que su visita no se hace pesada.
Te digo lo que a Lola, todas las quiches están ricas, da igual el relleno que le pongas. Esta nos gustó tanto que he pensado que cuando vuelva a hacer las berenjenas, voy a preparar relleno de más para volver a repetirla con el sobrante, pues da el mismo trabajo hacer un poco más de relleno y con apenas esfuerzo tienes dos platos.
Anímate Marisa, que aunque tus salidas tengan que ceñirse a un horario, si dices que la población no es real, según qué rutas te encontrarás con poca gente paseando. Y mira el lado positivo: hay perros que de normal, apenas salen de paseo por falta de tiempo o por desidia de sus dueños y los pobres animales también necesitan el aire libre.
Un beso y que tengas un buen puente, disfrutando de esos tan ansiados y añorados paseos.
Me he sonreído cuando has mencionado La Casa de Sorolla porque no hace un año que fuimos mi marido y yo a verla. Aprovechamos también para ir al teatro, soy adicta al teatro, la obra era de María Luisa Merlo, "Conversaciones con mamá", se llamaba. Un día muy completico por la zona, que culminó con unas cervezas y tapeo por el barrio de Ríos Rosas. Nada me decepcionó, y el museo fantástico. Por entonces andábamos tan tranquilos, disfrutando de la vida. No podíamos sospechar lo que se nos venía encima. Esperemos que esto se arregle por el bien de todos. Siempre quedarán sitios por visitar y que sorprenderán a los más curiosos del arte y otras ciencias. Como lo has hecho tú con tu quiche, no se habría ocurrido, y por la pinta que tiene deberá estar de escándalo. El corte es una maravilla. Gracias. Un beso guapa.
ResponderEliminarA veces es más fácil organizar una visita a otra ciudad para ver un museo, por ejemplo, que encontrar un hueco para ir a verlo en la que residimos, como total, estas al lado, puedes ir en cualquier momento pero ese momento muchas veces no llega nunca. Hay veces que terminas viendo determinado monumento porque ha venido alguien de visita y había que hacerle un recorrido turístico.
EliminarYo también confío en que esto se arregle, aunque parece que el proceso va a ser más largo de lo que nos gustaría, acostumbrados como estábamos a hacer lo que nos daba la gana, cómo nos daba la gana y cuándo nos daba la gana y casi siempre sin valorarlo. Espero que esto también nos haga cambiar para mejor nuestros puntos de vista en muchas cosas.
Lo de la aprovechar el relleno sobrante para una quiche fue una inspiración de último momento y quedó tan rica y jugosa que pienso repetirla haciendo más relleno a posta.
Un beso.
Visitar museos aunque sea online es una gran experiencia y se aprende mucho. La quiche impresionante, con lo que me gusta la berenjena y esa masa casera ni te cuento. Bsitos guapi!! A seguir visitando museos!!
ResponderEliminarAunque la experiencia de visitar en vivo un museo nunca podrá ser sustituida por su visita virtual, también es cierto que de esta última manera tenemos acceso a colecciones y monumentos que de otra forma nos sería imposible por cuestiones económicas, de tiempo o de distancia, por ejemplo.
EliminarMe alegro de que te haya gustado la quiche. La hice pequeña porque en casa sólo somos dos y no quería que me durara muchos días y la verdad que nos supo a poco y nos quedamos con ganas de más.
Un beso guapa.
Hola, Isabel este pastel es un acierto rotundo, qué rico se ve. No creo que haya que esperar a tener restos para aprovecharlos, lo haría expreamente. De momento me llevo la receta. un beso muy grande!!
ResponderEliminarEs la primera vez que aprovecho un resto de relleno para hacer una quiche y no va a ser la última, a la vista del resultado. Y por supuesto que no hay que esperar a tener sobras, lo que pasa que da tan poco trabajo preparar relleno de más que merece la pena hacerlo así y de esta forma elaborar dos platos.
EliminarUn beso.